19.

Ryle Hudson.

Es cierto, solo hasta ahora puedo darle la razón a mi esposa cuando dijo que el dejar entrar aquel policía a casa, fué una mala idea.

El tipo se la pasó acosandonos durante una semana entera, si bien no sabía que juez era capaz de aprobar tantos permisos para él, visitó nuestra mansion bastante seguido y todas con una orden.

Por esa razón hoy estoy aquí, en la delegación para la cual el sujeto trabaja, tratando de averiguar más sobre lo que éste tipo quiere y saber el porque aquel comisario aún no le puso un paré.

- Don Ryle. - Dijo el comisario una vez entré en su oficina acompañado de Mannuele. - ¿Que es lo que lo trae a visitarnos en persona?

- Necesito información. - Dije con seriedad, viendo a Mannuele lanzarle el expediente de aquel sujeto. - Últimamente nos a estado atosigando con tantas visitas y la verdad es que ya estoy cansado. - Añadí. - Desde que empezó a trabajar para mi suegro jamás se le dejó de pagar, entonces no entiendo porqué maldita razón no puede controlar a su subordinado.

- La verdad es que me sorprende lo que dice, nunca presentó algún caso aquí y... Conozco a todos los jueces y puedo asegurar a que ninguno le concederia tantos permisos. - Respondió y frunci mi ceño.

- Pues su explicación a mi me vale, quiero una solución para el asunto y si no es capaz de sacarlo de esto, entonces tendré que hablar con el mayo. - Añadí, viéndolo palidecer. - Sabe que no nos gusta tener que estar ensuciandonos las manos, pero si no hace algo, las mías estarán manchadas de sangre y serán conocidas para usted. - Finalicé, girandome dispuesto a marchar.

- Señor Hudson, prometo darle una solución ¡por favor no se moleste! - Lo oí decir detrás de mí, más sin embargo ni siquiera me voltee a verlo.

Al llegar a la salida del lugar, me encuentro con ese fastidioso policía, quien se sorprende al verme allí.

- Señor Hudson, que milagro verlo por aquí. - Comentó y lo ví con seriedad.

- No vine a verlo a usted, pero algo me dice que su jefe no está muy feliz con su persona. - Respondí con una media sonrisa. - Creo que tiene que tener cuidado con lo que hace a espaldas de su superior.

- ¡Usted..! - Dijo molesto. - ¿Vino a quejarse? ¿Es que acaso está escondiendo algo?

- No tengo porque responder a nada de lo que me pregunte, pero cómo se lo dije antes, mi esposa esta embarazada y lo único que quiero es su tranquilidad, una que no tiene desde que usted apareció a jodernos todos los malditos días. - Respondí, dando dos pasos más lejos de él.

- Usted no era así. - Comentó y voltee a verlo. - Señor Hudson, eh revisado su historial y jamás fué alguien que se vinculara con éste tipo de personas, ni mucho menos era capaz de asesinar a alguien pero... ¿Eso a cambiado?

- ¿Se atreve a acusarme de algo sin tener pruebas? - Pregunté, viéndolo abrir su boca. - No se atreva, porque puedo hacer que lo despidan por eso.

Y ya sin más ganas de querer escuchar a ese fastidio de persona, me dirijo al carro montándome con Mannuele.

- Mannuele, quiero que te tomes una fotografía con la esposa del comisario y luego se la envíes a él. - Ordené. - Veamos si sigue no tomandonos en cuenta.

- Si capo.

Continuamos el camino en sumo silencio, pues aproveché el trayecto para poder revisar las cuentas de las empresas y saber si era necesario que fuera o simplemente dejar que el encargado siguiera manejandolas.

Un rato más tarde llegamos a la mansión y la verdad es que me extrañé mucho al no ver a mi esposa corriendo para recibirme, pues es lo que hacía últimamente o esperarme en la sala mientras ve alguna programación.

- ¿Y Giada? - Pregunté a uno de los guardias que estaba en la puerta.

- En la cocina, capo. - Respondió y frunciendo mi ceño por la confusión, dejé mi abrigo colgado y las carpetas en el recibidor, para luego girar mis pies a la cocina, sonriendo al ver a mi hermosa esposa correr de un lado a otro.

- ¡Hola mi amor!

- Hola cariño, enseguida te saludo, sólo dame un momento. - Contestó, colocando tapas en dos de las cacerolas que había sobre la cocina. - Ahora si. - Añadió acercándose a mi y abrazandome por mi cuello.

- ¿Que tanto hacías? - Pregunté tomándola de la cintura y dejando un suave beso en sus labios.

- Bueno... Supuse que como tú ya me habías cocinado anteriormente, era mi turno de hacerlo, así que decidí preparar el almuerzo para ti. - Contestó y me sorprendí.

- ¿Y si sabes cocinar? - Pregunté desconfiado, recibiendo un leve golpe de su parte, lo cual me hace reír. - No te molestes, sé que todo lo que haces por mí, lo hacer con amor y agradezco eso.

- Me alegra oír eso, porque deberás comerte todo. - Respondió y trague duro.

- ¿Y las muchachas de la cocina? - Pregunté.

- Les di la mañana libre para que fueran a pasear. - Respondió y sonreí. - De cualquier forma yo podía encargarme sola de nuestra comida.

- Bueno mi amor. - Contesté, volviendo a besar sus labios. - Iré al despacho para terminar con el trabajo, tú me llamas cuando todo esté listo así te ayudo a acomodar la vajilla.

- Ve tranquilo. - Respondió y sonreí, dejando otro suave beso en sus labios y dirigiéndome al despacho.

Tengo miedo, mucho mucho miedo.

......

- ¡Eres mi hombre de confianza Mannuele! ¿¡Como puedes hacerme esto!? - Dije molesto, viendo a Mannuele cruzar sus brazos.

- Jefe, no va a intoxicarse ni nada de eso. - Contestó. - Ande, la señora lo está esperando.

- Sabes tanto cómo yo que nunca en su vida a cocinado antes y... Por favor Mannuele, almuerza con nosotros. - Volví a decir por 5ta vez.

- Ya le dije que la señora preparó el almuerzo para usted, no para mi. - Contestó. - Así que deje de lloriquear y vaya o vendrá a buscarlo.

- Cariño. - Oyeron decir detrás de la puerta mientras golpeaba. - ¿No vas a almorzar?

- Le dije. - Añadió Mannuele por lo cual, luego de suspirar en resignación, me dirijo a la puerta encontrando a mi hermosa esposa con una sonrisa.

- Cariño yo...

- Mannuele, también estabas aquí. - Habló interrumpiendome. - Ven a almorzar con nosotros, Preparé...

- Se lo agradezco señora, pero tengo que montar guardia. - Respondió y vi a mi esposa negar con una sonrisa.

- Esa excusa ya la pusieron los otros guardias, así que tú vienes a almorzar con nosotros. - Contestó.

- Pero... Pero...

- Sin peros Mannuele. - Respondió mi esposa mientras caminaba a el comedor.

Por mi lado voltee la mirada a Mannuele y sonreír con satisfacción, se negó conmigo pero con Giada no puede hacer lo mismo.

- Si yo sufro, tú lo haces conmigo Mannuele. - Comenté, caminando en dirección a el comedor con una sonrisa en mi rostro.

....

La verdad es que los platillos no se veían mal, el asunto era saber como es su sabor.

- Vamos, coman. - Alentó mi esposa y ambos nos vimos. - Vamos vamos.

- ¿Porque no come capo? - Preguntó Mannuele. - Es el esposo, tiene que dar su opinión primero.

- Tú eres mi guardia personal, tienes que probar cualquier cosa antes que yo. - Respondí.

- ¿Está insinuando que la señora es capaz de envenenarlo? - Preguntó y abrí mi boca ofendido.

- ¡Claro que no! Sólo lo digo porque...

- ¡CIERREN LA MALDITA BOCA Y COMAN YA, LOS DOS! - Gritó Giada y ambos comenzamos a comer.

La verdad es que esto estaba buenisimo, definitivamente mi esposa tiene buena mano para la cocina.

- Mmm mi amor, esto te quedó exquisito. - Comenté, viendo a Mannuele asentir.

- Por supuesto que me quedó delicioso, si le eh pusto todo el entusiasmo posible. - Respondió y sonreí, volviendo a comer con más entusiasmo.

- Siento que probé anteriormente ésta comida. - Mencionó Mannuele y voltee a verlo.

- ¿En verdad?- Pregunté.

- Si, de echo el restaurante que está a unas cuadras de aquí prepara algo casi igual. - Añadió y voltee la mirada a mi esposa, quien sonreía y asentía a lo dicho por Mannuele.

- Que bueno eres reconociendo la comida de los restaurantes Mannuele. - Comentó mi esposa, dando pequeños aplausos.

- ¿Que quieres decir con eso? - Pregunté a mi esposa.

- Quiero decir que por más de que eh intentado preparar los mejores platillos para ti, todos se me han quemado. - Contó. - Supe entonces que la cocina no era para mí y por ello encargué directamente al restaurante para que nos trajera la comida. - Finalizó y la vi con incredulidad, pensé que ella había cocinado para mí.

- Eso... - Antes de que dijera más, ambos empiezan a reír llamando nuevamente mi atención. - ¿Que es tan gracioso?

- Es que te crees todo con facilidad, que pocas esperanzas tienes en mí, cariño. - Comentó, colocando una mano en su pecho fingiendo estar ofendida. - Pero sí, pese a que me queme más de 50 veces, te hice el almuerzo.

- ¿Y como hiciste para que te quede tan bueno? - Pregunté, encontentandome nuevamente al saber que si fué ella quien cocinó.

- Mi amor, no hay nada que no se pueda aprender de un tutorial de comida. - Respondió y asentí, al menos lo cocinó ella.

Decidí disfrutar con calma toda la comida que había sobre la mesa, pues no sé cuando podré volver a probar una delicia echa por mi amada esposa.

- ¿Pudiste resolver algo con ese fastidioso policía? - Preguntó mi esposa y asentí.

- Hablé con el comisario a cargo de ese departamento, él dijo que iba a encargarse de él y si fuese el hecho de que no lo haga, Mannuele le enviará un recordatorio. - Respondí, viendola sonreír y asentir.

- Me encantaría ver la cara de ese sujeto cuando el comisario lo revoque de su puesto. - Comentó mi esposa y oí a Mannuele suspirar.

- Señora, usted tiene que cuidarse más que nunca debido a su embarazo, no necesita involucrarse en esto. - Comentó. - El capo y yo lo tenemos todo controlado.

- Nunca dije que iba a meterme.

- Con mucho respeto, usted no necesita decir que va a intervenir, sólo lo hace y ya. - Contestó y ví a mi esposa asentir con una sonrisa.

- ¿Vez? Te dije que con Mannuele no puedo hacer de las mías. - dijo mi esposa y asentí, Mannuele definitivamente sabía leer las emociones, pues conmigo hizo lo mismo.

- Bueno, sé que hay un asunto en el cual no puedo dejarte fuera, pero espero que decidas contar con nuestro apoyo y ayuda. - Conté, viendo a mi esposa observarme con confusión. - Rastreamos el número telefónico del sujeto que asesinó a tu padre.

- ¿Como? - Preguntó poniéndose de pie.

- Giada, si no te sientas y prestas absoluta atención... No pienso darte ningún detalle. - Contesté, viéndola volver a su lugar. - Sabemos donde se encuentra y él... Él dijo que llevaba tiempo esperándote, que sabía que lo encontrarías y... - Volteo mi mirada a Mannuele.

- ¿Y qué Ryle? - Preguntó y me debati entre decirle o no. - Ryle...

- Te citó en el mismo lugar de aquella vez, dando la ubicación y diciendo que iría sólo. - Contesté suspirando. - También pidió que fueras sola pero...

- Dime su ubicación, iré en éste momento.

- Giada...

- Es momento de que vengue la muerte de mi padre y nadie va a detenerme. - Añadió, saliendo del comedor supongo que a cambiarse para salir.

Voltee mi mirada a Mannuele y asentí para que estuviera preparado, pues quisiera ella o no, ambos iríamos en su compania.

Esperé aproximadamente unos 20 minutos, viendola bajar acomodando su arma y abrigo.

- Iré sola y espero que...

- De ninguna manera irás sola. - La interrumpí, viendola observarme con seriedad. - Cariño, no sabemos si ese sujeto en verdad estará sólo y si no fuese así, tú y nuestro bebé correrán un gran peligro.

- Pero si me ve llegar acompañada se irá de allí y no podre hacer nada. - Contestó y suspire.

- No dejaré que se escape, pero iremos juntos. - Respondí, viendola asentir resignada.

Fué capaz de idear un plan antes para darle fin a la vida de Don Gabrielle, no dejaré que haga con mi esposa lo que quiera, su pedido puede metérselo por donde más le guste.

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Comments

Lucia Feliciano Falcao

Lucia Feliciano Falcao

Veo a Giada tan confianzuda, cuando ella misma sabe que no se puede confiar en la palabra de un asesino, tuvo tantos años para dar con el paradero del asesino de su padre y para eso tuvo que llegar Ryle para hacer su trabajo, mujer inepta. 😡😡😡

2024-04-07

3

Betty Montaya

Betty Montaya

Vaya que son rápidos estos dos pero creo que debe ser más precavida ya que son dos

2024-03-19

2

Violeta Banquez Martinez

Violeta Banquez Martinez

jajaja 🤣😃 ellos creían que se iban a intoxicar con la comida

2024-02-10

3

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