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Giada Della Rovere.
Con el contrato firmado y la celebración dada por el compromiso de bodas, todo iba rumbo a mejorar.
Creí que luego de aquella charla él iba a ser más accesible, pero también puso sus condiciones, lo cual tube que aceptar para que el negocio sea parejo y beneficioso para ambos.
Una vez nuestra boda fuera efectuada, su pequeña hermana se iría a una de las mejores escuelas privadas internas, así él podría mantenerse más tranquilo, algo que me favorecía por el echo de sus entrenamientos.
Ahora, volviendo a lo que estábamos en un principio...
- Con los presentes como testigos, procederé a preguntar.. Giada Della Rovere, ¿Acepta por esposo al señor Ryle Hudson, para amarlo, respetarlo, acompañarlo tanto en la salud cómo en la enfermedad, en lo bueno y en lo malo.. Hasta que la muerte los separe? - Preguntó el sacerdote.
- Aunque no entiendo para que son tantas promesas, acepto. - Respondí, viendo al señor Hudson rodar sus ojos.
- Ryle Hudson.. Misma pregunta. - Dijo el sacerdote y pegué una fuerte carcajada.
- Usted es de los míos. - Dije con una sonrisa, mientras chocaba puño con el sacerdote.
- La paciencia es virtud de pocos.- Respondió, chocando puño conmigo. - ¿Entonces señor Hudson?
- Si, acepto. - Respondió sin más.
- Por el poder que me fué otrogado eh importandome poco quien quiera oponerse, yo los declaro marido y mujer. - Dijo el sacerdote, uniendo nuestras manos. - Señor Hudson, puede besar a la novia.
La verdad es que no esperaba que lo hiciera, o cómo mucho me imaginaba un beso en la mejilla, pero no.. Él me tomó de ambas mejillas y poco a poco unió sus labios con los míos, comenzando a moverlos muy lentamente.
Claro que yo no era una santa, aclarando el echo de que mi ahora esposo estaba para chuparse los dedos, así que con todo lo que tenía guardado en mi interior, envolví su cuello con ambos brazos profundizando aún más el beso eh incluso metiendo mi lengua en su boca, saboreando el increíble y delicioso gusto a miel que tenía.
"Me derrito 🤤🤤"
Él me aparta sin dejar que se note mucho su rechazo, consiguiendo que le sonría.
- Estuviste fumando. - Dijo molesto y levanté mis hombros. - Ya te dije que..
- ¡Vamos a nuestra fiesta! - Lo interrumpí, caminando delante de él sin importarme que los novios tienen que salir juntos de aquí.
Claro estaba que la mayoría de invitados eran todos amigos o "amigos de negocios" míos, por parte de él sólo había uno que otro ex compañero de trabajo y su pequeña hermana.
Cómo la boda se realizó en el jardín de mi mansión, solo estábamos a unos pasos del salon de fiesta.
- Capo.- Dijo Mannuele, acercándose a mi. - La donna di quel giorno è fuori dalla villa, dice che vuole vedere il signor Hudson. (" La mujer de aquel día está fuera de la mansión, dice que quiere ver al señor Hudson.")
- Fai entrare Manuelle, voglio mettere alla prova la lealtà di mio marito adesso. (" Dejala entrar Mannuele, quiero probar la lealtad de mi esposo justo ahora.") - Respondí, viéndolo asentir.
- ¿Que sucede? - Preguntó el señor Hudson una vez se puso junto a mi.
- ¿Quien dijo que pasaba algo?
- Cuando el señor Mannuele se acerca a usted es sólo para informarla de algo y aparte de ello dijo mi apellido. - Respondió y me voltee a verlo, regaladole una sonrisa.
- Bien, hay una visita para ti. - Contesté, cruzando mis brazos y dirigiendo mi mirada a la entrada, por la cual esperaba ver pasar a esa insoportable mujer.
No fue mucho lo que tube que esperar, pero una vez la vi atravesar la puerta, giré sobre mis talones dispuesta a irme.
"Veamos que tan leal me serás. "
- ¡Ryle! - Oí decir a la muchacha, para seguido de eso, sentir un fuerte jalon de mano, el cual me llevó junto a mi ahora esposo.
- ¿Que hace esa mujer aquí? - Me preguntó y levanté mis hombros.
- Mannuele dijo que llegó hasta la puerta pidiendo verte. - Respondí. - Y no voy a ser quien eche a tus invitados.
- No es ninguna invitada. - Respondió, dirigiendo la mirada a la muchacha, quien ya se encontraba a unos cuantos pasos de nosotros. - Largate, no eres bienvenida.
- Ryle. - Dijo la muchacha, dando nuevamente un paso adelante. - Cariño, hablemos por favor. - Continuó y voltee la mirada a mi esposo, quien la veía con su ceño fruncido.
- ¿Ahora si soy tu cariño? - Preguntó el señor Hudson. - ¿Ahora que ese imbécil se cansó de ti?
- Él no se cansó de mi, yo lo dejé. - Respondió ella y sonreí.- Al darme cuenta que mi corazón aún te recordaba yo... Terminé con él y vine de inmediato para recuperarte. - Añadió. - Tengo cuatro años de recuerdos junto a ti en mi memoria y...
- Mannuele. - La interrumpió y vi a mi guardia dar un paso al frente. - No conozco a esa mujer, sacala de aquí. - Añadió y vi a Mannuele voltear su mirada a mi.
- Mio marito non conosce quella donna e vuole che tu la porti via di qui. ("Mi esposo no conoce a la mujer y quiere que la saques de aquí.") - Traduci, viendo a Mannuele asentir y tomar de ambos brazos a la mujer.
- ¿¡Que hace!? ¡Suelteme! - Dijo la mujer, viendo en dirección a mi esposo. - Ryle, por favor, dile que me suelte.
Y sin volver a verla, el señor Hudson se giró en mi direccion y me vió con seriedad.
- No quiera probar mi fidelidad, porque en cuanto a pareja se trata la infidelidad es algo imperdonable para mi. - Comentó y asentí con una sonrisa. - Y para la próxima, pregunta primero si quiero recibir a alguien que me busca.
- Ya te dije que yo...
- La única invitada que tendrá siempre de mi parte... es mi hermana. - me interrumpió, girando sus pasos y alejandose de mi.
- Penso che il capo sia arrabbiato con la signora.(" Creo que el jefe está molesto con la doña. ") - Dijo Mannuele al llegar junto a mi y reí.
- Com'è facile cambiare capo, Mannuele. (" Que fácil cambias de jefe, Mannuele.") - Dije entre risas, viéndolo levantar sus hombros.
- Quelli erano i tuoi ordini, mia signora. (" Esas fueron sus ordenes, mi señora. ")
Sólo negué con una sonrisa para luego caminar a la celebración de nuestra boda, en la cual al entrar me llevo la fría mirada de mi ahora esposo.
"No puedo creerlo, el día que lo vi por primera vez parecía un hombre completamente debilucho, ahora, viéndolo sentado allí, parece un poderoso jefe de la mafia, uno que podría arrancarte el alma con sólo una mirada."
Vamos por buen camino.
......
Horas más tarde, Mannuele junto a Joseph se encargaron de llevar a mi pequeña cuñada a su respectivo lugar, uno en el cual viviría a partir de ahora a pedido de mi esposo.
Claro está que en sus tantos " acuerdos" señaló como cláusula el que cada cual debería tener su propio cuarto, algo a lo cual no me opuse, ya que puedo visitar cuando quiera el suyo.
Cómo lo dije anteriormente, no soy una santa a la cual no le gustara la diversion y no me reservare ahora que tengo un esposo, porque definitivamente yo si planeo consumar la noche de bodas.
Luego de colocarme un conjunto de encaje negro al cual se le sumaba una bata de ceda fina totalmente transparente, decido salir de mi habitación con la llave extra en mano y caminar a la habitación de mi ahora esposo.
Una vez frente a su puerta, pude comprobar que cómo lo creía, él había puesto seguro, lo cual no era un impedimento para mi.
Luego de unos cuantos movimientos para tirar la llave que seguía colocada por el lado de adentro, ingreso la llave extra abriendo sin problema alguno la puerta.
" Al parecer se está duchando." - Dije para mi misma, al oír el agua correr.
Sin perder más tiempo, desato la bata y me siento sobre la cama apoyando ambas palmas en esta y dejando mi mirada clavada en la puerta, la cual después de unos 10 minutos se abre.
- ¿Que haces aquí? - Preguntó el señor Hudson, agarrando con fuerza la toalla que rodeaba su cintura cómo si pudiera bajarla con la mirada.
- Cariño, es nuestra noche de bodas y tenemos que consumar nuestra unión. - Respondí, poniéndome de pie.
- ¡Largo! - Dijo señalando la puerta y sonreí divertida. - ¿No oíste? Dije que te fueras.
- Oí bien, pero me es imposible salir de la habitación ahora. - Respondí, tomando el reloj que se encontraba en su mesita de noche. - Media hora después de que ambos entramos a nuestras habitaciones, los guardias se paran a vigilar las puertas y no creo que quieras que vean a tu esposa salir de esta manera. - Añadí, viendo como apretaba su mandíbula.
- Te pasaré una bata, pero tienes que irte a tu cuarto. - Dijo girándose y me tiré sobre su cama, dejando todo mi cuerpo al descubierto, sólo con aquel conjunto que remarcaba mi sexy cuerpo. - Giada..
- Oh Dios, que sexy suena mi nombre en tu boca. - Dije fingiendo un gemido y oyendolo bufar.
- Estoy agotado y quiero dormir, por favor ve a tu habitación. - Pidió nuevamente y negué con mis ojos cerrados.
No sabía porque fue que se quedó en silencio, pero momento después siento su mano tomar de mi muñeca y jalandome con fuerza hasta ponerme de pie.
- ¡Hey! - Me quejé.
- Aquí tienes la bata, ahora por favor. - Finalizó señalándome la puerta.
- No. - Dije cruzando mis brazos y volteando mi mirada a otro lugar.
- ¿¡QUE CARAJOS QUIERES!?
- ¿¡TU QUE CREES, IMBÉCIL!? - Grité también, viéndolo dar un paso atrás. - ¿Ya vez? Ahora soy la bruja despiadada sin corazón por haberte gritado.
- Quiero que te vayas, estoy molesto contigo. - Añadió y reí con falsedad.
- Cuando desistí de este matrimonio fuiste tú quien golpeo la puerta de mi casa. - Respondí, viéndolo girar su mirada a mi.
- ¿Que quieres decir?
- Que no cargues el peso de este falso matrimonio sobre mis hombros, porque te lo propuse una vez, pero luego no te busqué más, no te obligué a nada. - Añadí.
- Pagaste mis deudas y dijiste que ahora te debía a ti, ¿No es eso una buena razón para venir por voluntad propia? - Preguntó y negué.
- ¿Que más daba regresar? Son sólo unos 500 mil dólares, no me afectaban para nada. - Respondí. - Si decidías no aparecer jamás, sería otro hombre el que ocupe tu lugar, no iba a asesinarte por algo que decidí hacer voluntariamente.
- ¡Hiciste que Mannuele me apuntara con un arma!
- ¡Solo para que me des un poco de tu maldita atención! - Respondí, tomando mi entrecejo y suspirando resignada. - ¿Sabes que? Olvida todo esto. - Finalicé, caminando nuevamente a la puerta.
- ¿A donde vas?
- ¿A donde más? A mi maldito cuarto. - Dije ya cabreada e intenté abrir la puerta viendo su mano apoyarse por ella y cerrarla rapidamente. - ¿Que haces?
- No saldrás de aquí vestida de esa manera. - Contestó y le di un leve empujon.
- Esos hombres me vieron caminar desnuda por toda la casa ¿Crees que les afecte verme de esta manera?
- Pues ahora eres mi mujer y no dejaré que seas tan descarada en mostrar tu cuerpo a otros hombres. - Respondió y reí negando, para volver a tomar la manija de la puerta dispuesta a salir.
Como antes lo hizo, apoyó fuertemente su mano en la puerta para luego tomarme fuertemente de la cintura y aferrarme a su cuerpo.
Ambos nos miramos desafiantes para luego acortar la distancia que nos separaba y unirnos en un beso desesperante.
Sus manos me levantaron para luego aferrarse a mi trasero mientras que las mías se colocaban en su rostro, luchando por quien llevaría el control de este desesperado beso.
Entre jadeos, giró en dirección a la cama y sin romper el beso me dejó caer en esta, posicionándose sobre mi y frotando su duro miembro sobre mi feminidad, algo que me estaba volviendo completamente loca.
Sus besos abandonaron mis labios y poco a poco se dirigieron a mis senos, los cuales comenzó a lamer y chupar una vez que hizo a un lado el brasier.
Mis gemidos no pudieron ser retenidos, pues era muy bueno en lo que hacía y yo sentía que explotaría en cualquier momento.
Sin apartar sus labios de mis senos, bajó sus manos hasta las ligas de mis bragas y de un sólo jalón terminaron abandonando mis piernas, otra de las cosas que me exito aún más.
A su igual, bajé mis manos hasta la toalla que rodeaba su cintura y la arranqué, notando que no había nada debajo de ésta, claro, nada excepto su grande y gruso miembro, el cual ansiaba con locura dentro de mi.
- Oh Dios. - Dije al ver el gran tamaño, uno que no parecía tener cuando usaba esos sexys pantalones.
- Seré cuidadoso. - comentó luego de ver la sorpresa en mis ojos.
- No por favor, no lo seas. - Dije, aferrando mis manos a su espalda y viendo una sonrisa dibujarse en su rostro.
- ¿Eres virgen?
- ¿Que importa eso ahora? - Dije deseosa, ansiando que ya metiera su miembro dentro de mi.
- Importa para mí. - Contestó y lo vi tratando de dar con la razón de su pregunta.
- ¿Y que si lo soy?
- Si lo eres iré despacio, no quiero lastimarte. - Respondió y sonreí. ("No cariño, yo quiero fuerte y duro y tú me darás fuerte y duro. ")
- No lo soy. - Contesté, viéndolo asentir.
Sin dejarme pensar en el echo de mi respuesta, dió una gran estocada dentro de mí, haciéndome gritar cómo una perra loca.
- ¿Qué? - preguntó asustado.
- Ah.. Si era virgen. - Respondí, viendo cómo fruncía su ceño.
- Te dije que me dijeras, no quería ser brusco.
- Que importa ya, sólo dame placer. - Contesté, sintiendo cómo se movía poco a poco, tratando de ser lo más sutil posible. - ¡ Más rápido!
- ¡Voy a lastimarte!
- ¡Más rápido dije!
Y cómo si mis palabras fueran ordenes, él comenzó a darme mucho más duro, dejándome sentir el sabor del dolor y el placer mezclarse entre si, algo que me resultaba placentero, fascinante y excitante.
'A quien dijo que los polos opuestos no se atraen, tengo que decirle que es un estafador y mentiroso, porque me estoy tirando a mi polo opuesto.'
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Comments
Miraval 💃🇨🇴🇨🇴🇨🇴🇨🇴🇨🇴
😂😂😂😂😂 que se oponga quien quiera , igual sigo con lo mio. 😂😂😂😂🇦🇲
2024-07-23
3
Marcela Lopez
salió todo 👿🔥❤️🔥🤣🤣
2024-03-16
5
Maria Teresa Villarreal Rodriguez
Al fin mandona
2024-02-09
2