Giada Della Rovere.
Sabía que actuar a espaldas de mi esposo no estaba bien y más aún sabiendo de que cuando se entere, ¡Hay hay hay! No sé de que manera podre persuadirlo para que me perdone.
- Oh si, sigue así. - Gemí, mientras él seguía poseyendo mi cuerpo como si nunca antes lo hubiera echo, con toda esa locura y ese deseo del cual me contagiaba.
- Estás tensa, mi amor. - Respondió mirándome y negué, tomando su rostro entre mis manos y besándolo con pasión. - Giada.. - Gimió. - ¿ Estás ocultándome algo?
- Oh no pares, ya casi..- Gemí, sintiendo como ponía más intensidad en sus estocadas y poco a poco su líquido se desparramaba en mi interior. - ¡Oh, cariño! Cada noche contigo se vuelve más especial. - Añadí, viéndolo caer a mi lado con su respiración a mil por horas.
- Giada. - Pronunció entre suspiros. - No soy imbécil, dime lo que pasa.
- ¿Sabes que te quiero? - Pregunté mientras me giraba a él.
- Y yo te amo, pero sé que me estás ocultando algo y quiero saber que es. - Respondió y suspire pesadamente, sentándome luego en la cama y viéndolo sin entender el cómo es que puede saber que le oculto algo.
- ¿Porque siempre tienes que saber si algo pasa?
- Porque a diferencia de ti, yo pongo todo de mí para conocerte, tanto en la intimidad cómo en nuestro día a día. - Respondió y abrí mi boca ofendida.
- ¿Estas diciendo que yo no me esfuerzo para conocerte?
- No me cambies el tema, dime que pasa, en que te metiste ahora. - Añadió y mordí mi labio mientras me debatía entre decirle o no. - Giada...
- Tengo la localización de Tommaso. Respondí, viendo cómo se sentaba rapidamente en la cama y me observaba. - Sé que querías resolver el asunto tú y te juro que no hice más que vigilarlo de cerca, pero sentí la necesidad de ayudarte a encontrarlo.
- Pero ¿Como es que..? - Preguntó dirigiendo su mirada a la cama y sólo lo observé. - Me dediqué a buscarlo desde que escapó, ¿Como es posible que no lo pudiera encontrar pero tú si?
- Te dije que fue la mano derecha de mi padre. - Respondí. - Y pasar años conociéndolo fue lo que me llevó a dar con su paradero, sólo era cuestión de pensar bien los lugares que siempre le gustó frecuentar. - Añadí, viéndolo asentir. - ¿Estas molesto?
- No, sólo me sorprende el que te retuvieras para no darle su merecido. - Contestó con una sonrisa y a su igual sonreí.
- Dijiste que te encargarias de él y yo no pienso pasar sobre tu palabra. - Respondí, viendo esa linda sonrisa que tanto me encantaba, para luego verlo lanzarse sobre mi.
Y si señores, esta pareja no puede aguantarse, cuando hay ganas, hay ganas y ya.
El día siguiente llegó y junto con él, un almuerzo en compania de Mike, Jason y Michael, quienes venían pidiendo éste momento para poder llegar nuevamente a la mansión de los Della Rovere.
- Lista. - Dije una vez coloqué mi collar, volteando la mirada a mi esposo, quien veía con detenimiento la cómoda. - ¿Que hay de interesante ahí? - Pregunté en broma mientras me acercaba a su lado.
- Esto. - Dijo tomando la alianza. ("¿No se la había vuelto a poner desde aquella vez? ") - Sabía que algo me faltaba todo éste tiempo, pero no lo supe hasta hoy.
- No volviste a usarla desde aquella vez.- Dije con tristeza.
- Cariño, luego de reconciliarnos aquella vez, terminamos enredados en la cama hasta el día siguiente. - Contó. - Luego entre entrenamientos, reuniones y visitas a las empresas, olvidé completamente que me la había quitado. - Añadió y se la quité de la mano, para volver a colocarla en su dedo.
- Bajo ninguna circunstancia vuelvas a quitartela. - Dije viendolo con seriedad. - Porque la mía va conmigo a donde quiera que vaya.
- Prometo no volver a quitarla. - Respondió, tomandome de ambas mejillas y dejando un dulce beso en mis labios. - Estás sumamente hermosa.
- La situación lo amerita. - Contesté, viendo cómo entrecerraba sus ojos. - ¿Que?
- Jamás creí necesario el preguntarlo, pero tu repentino comentario me obliga. - Respondió, dejándome totalmente confundida. - ¿Como es que conoces a esos tres?
- Oh eso, pues su padre y el mío eran buenos amigos. - Conté. - Desde que eramos niños siempre venían a la mansión y pasábamos horas y horas jugando.
- ¿Y a que jugaban? ¿A la mamá y el papá? - Preguntó y reí a carcajadas por su absurdo comentario, contagiandolo también.
- La verdad es que jugábamos a los soldados, yo era el capitán y ellos mis subordinados.- Respondí.
- La lider para todo ¿No?
- Cariño, Lider se nace, no se hace. - respondí, echando mi cabello a un lado y escuchándolo reír. - ¿Te dije ya que tu risa me encanta?
- ¿Te dije ya que todo de ti me enloquece? - Preguntó, comenzando a besarme con esa locura que también compartía, dejando que nuestros pasos nos guíen en dirección a la cama y haciéndonos olvidar del tiempo y el espacio.
Mi cuerpo cayó a la cama y el suyo sobre mí, sus caricias empezaron desde mis piernas y continuaron por todo mi cuerpo.
Realmente estaba muriendo de deseo, sus toques eran la maravilla más hermosa que pudiera existir, su alocado beso encendía cada parte de mi cuerpo y...
- Jefe, sus visitas ya llegaron. - Oímos decir a Mannuele, quien interrumpió con el exitante momento que estábamos viviendo.
- Juro que lo pondré a estudiar el francés, cosa de que no vuelva a interrumpir. - Dije frustrada, oyendo a mi esposo reír por mis palabras.
- Mejor otro, porque el francés ya se lo sabe. - Respondió y ambos reímos para luego reincorporarnos y acomodar nuestras vestimentas lo mejor que podíamos. - No me casaré de decirlo, estoy completamente loco por ti.
- Y yo por ti, cariño. - Respondí, dejando un leve beso en sus labios.
- ¿Porque tan cortito tu beso? - Preguntó con un pequeño puchero en sus labios.
- Porque sabes cómo terminamos si el beso es más apasionado. - Respondí, viéndolo asentir con una sonrisa en su rostro.
Luego de otro pequeño beso, tomó mi mano y salimos en dirección a el primer piso, lugar en el que nuestras visitas ya aguardaban por nosotros.
- Bienvenidos. - Saludé, al igual que mi esposo.
- Gracias por la bienvenida. - Respondió Mike.
- Por lo que tardaron, no creo que nos esperaran tan pronto. - Añadió Michael y sólo lo ví con mis ojos entrecerrados. - Sólo puedo pensar.. ¿Porque es que aún no tienen hijos? Han de ser muy activos en cuanto al...
- ¡GIÀ! ("¡Ya!") - Grité interrumpiendolo y escuchando la risa de los tres, sumada la de mi esposo y Mannuele.
- Es la primera vez que puedo apreciar el rostro de la linda Giada completamente sonrojado. - Dijo James y lo señale.
- También será la primera vez que puedan apreciar un dolor en las bolas, así que cierren la boca. - Respondí, oyendolos reír aún más.
- Mejor pasemos a la sala hasta que el almuerzo esté listo. - Sugirió Ryle y asentí aprobando sus palabras y pasando por el lado de mis tres amigos, quienes no paraban de reír.
- No a cambiado en nada desde la última vez que la visitamos. - Dijo James, viendo todo a su alrededor.
- Pienso lo mismo. - Añadió Mike, cruzando sus piernas y volviendo su mirada a nosotros. - ¿Entonces? - Preguntó.
- ¿Entonces que? - Pregunté.
- Fuera de las bromas, ambos saben que tiene que haber un heredero para continuar el negocio y creo que están en la edad perfecta de tenerlo. - Respondió y voltee mi mirada a Ryle, en busca de ayuda.
- La verdad es que también deseo ser padre, pero Giada dice que aún es joven y prefiere disfrutar de nuestro matrimonio, sólo los dos. - Contestó mi esposo y abrí mi boca ofendida. (" Gracias cariño, eso me ayudó bastante. - Nótese el sarcasmo. ")
- ¿Joven? - Preguntó Michael. - Pero si desde aquí puedo ver las arrugas.
- ¡ ESTÁS MUERTO, MOCOSO! - Grité eh intenté salir trás él, pero mi esposo me detuvo.
- También pienso cómo Mike, tienen que tener a su heredero pronto. - Añadió James y voltee mi mirada a un lado. - Ambos cuentan con buena salud y es recomendable aprovechar la juventud, después de los 40 se complica para la mujer el concebir, si es que puede.
- ¿Y tú cómo sabes eso? - Preguntó Ryle y suspire.
- Es medico. - Respondí, cruzando mis brazos. - Pero lo gracioso del asunto es que los tres nos recomiendan ser padres, pero ninguno de ustedes lo es aún.
- ¿Quien dijo que no? - Respondió James. - Tengo una hija de 5 años.
- El mío aún no nació, pero está en camino. - Añadió Mike y me sorprendí, pues jamás supe que ambos estuvieran casados ya.
- Y yo seré el tío soltero y adinerado de la familia. - Comentó Michael y todos reímos.
- Me gustaría poder elegir ser la tía consentidora, pero desgraciadamente no tengo hermanos. - Respondí, levantando mis hombros. - Pero volviendo al tema, no es por la edad que aún no quiero hijos, es por el echo de que las cosas no están tranquilas últimamente y no podré llevar un embarazo tranquilo. - Conté. - Aparte de ello, el traer un hijo al mundo no tiene que ver por el querer dejar un heredero, eso es algo que se tiene que desear.
- ¿Y no deseas ser madre? - Preguntó Michael y bajé mi mirada.
- La verdad es que nunca pensé en ello. - Contesté, volviendo mi mirada a un lado. - Creo que me iré a fijar si le falta mucho a la comida. - Añadí al sentir la mirada de mi esposo sobre mí.
No, no creo desear ser madre y mucho menos lo planee alguna vez, pero decir eso frente a Ryle puede sonar cruel de mi parte, más si él si lo quiere.
.....
El almuerzo se llevó a cabo entre bromas de los muchachos, quienes añadian cosas sobre el ser padres y el cómo será de caotica la vida de Mike, quien no hace mucho supo que tendría gemelos.
Por mi parte voltee la mirada a Ryle, quien se encontraba pensativo y bastante serio, lo que logró incomodarme bastante.
Luego del almuerzo pasamos a la sala nuevamente, pues queríamos hablar de otros asuntos que estén desvinculados a la paternidad.
- La verdad es que me lo esperaba de Tommaso. - Comentó Michael, luego de que le contaramos sobre lo sucedido. - Cada vez que asistía a las reuniones con Don Gabrielle le gustaba dar opiniones de cosas que no le correspondían.
- Es cierto, tú padre sólo lo observaba, pero asumo a que deseaba ponerle un pare a su atrevimiento. - Añadió James.
- ¿Creen que él pudiera atreverse a formar su propio dominio? - Preguntó Ryle y voltee a verlo, pues me parecía algo totalmente absurdo.
- Tiene las habilidades necesarias y el capital también, no tengo dudas de ello. - Respondió Mike.
- Entonces no creo estar tan equivocado al pensar que fué el responsable de las amenazas que llegaron. - Añadió y vi a los tres asentir.
- ¿Cuando fue que notaron el repentino cambio? - Preguntó James. - Puede ser la respuesta a todo esto.
- Creo que fué desde nuestra boda. - Respondió Ryle y negué.
- Fué antes de que te conociera. - Intervine, viendo la sorpresa en su rostro. - Trataba de convencerme para que me comprometiera con el hijo de Don Vittorio Giuseppe. - Añadí. - Pero me negué a ello.
- Entonces puede ser que los Giuseppe tengan que ver en eso. - Comentó Mike. - Y puedo afirmarlo después de su comportamiento en la reunión de ayer. - Agregó y pense en ello.
- Don Vittorio Giuseppe siempre hablaba sobre el poder que su familia tendría si los Giuseppe y los Della Rovere se unían. - Añadió Michael. - Creo que ellos esperaban a que tu padre te comprometiera con Domenico y así poder tomar el poder que tu padre tenía.
- Sí, después de todo Don Vittorio no dejaba de ocupar el segundo lugar entre los mejores, lo que claramente podría tomarse como ofensa a su estupido orgullo. - Agregó James y voltee mi mirada a Ryle quien también me miraba.
"Entonces... ¿Eso significaba que Tommaso lleva tiempo trabajando para los Giuseppe?"
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Comments
Lucia Feliciano Falcao
Esta mujer es inteligente para unas cosas,en cambio para otra me hace pensar que no nació dentro de la mafia, está claro que Tommaso siempre fue el traidor y el compinche del asesinato de su padre,y ella confiando ciegamente en el .😡😡😡
2024-04-06
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