13.

Giada Della Rovere.

Terminé de alistarme para la celebración y bajé para recibir a los invitados, quienes empezaron a llegar uno trás otro.

Ryle apenas y se entraba a bañar, por lo que me tocaba hacer el recibimiento sola obteniendo preguntas cómo ¿Y su esposo? ¿El trabajo es más importante que la fiesta de aniversario? ¿Porque no vino a recibirnos?

Sé que son todos unos chismosos y que el motivo por el cual decidieron venir, fué porque no tuvieron oportunidad de asistir a nuestra boda, por lo tanto no conocen a Ryle.

- Pero que hermosa mujer. - Escuché decir a James y voltee encontrándolo en compania de una mujer y una niña.

- Pienso lo mismo, preguntemosle si a visto a nuestra amiga. - Añadió Michael y sonreí negando.

- En todo caso sería yo la sorprendida, pues ninguno luce cómo de costumbre, hoy se ven bastante decentes. - Respondí, oyendo a las mujeres que los acompañaban reír.

- Madam, está usted en toda su razón, pero hoy debemos de admitir que quien no se ve cómo pordiosera por primera vez eres tú.  - Añadió Mike, quien también venía acompañado esta noche.

- Y faltaba el tercero en discordia. - Respondí, oyendolos reír. - Pónganse cómodos, enseguida vendrá Ryle, aún tengo que seguir recibiendo invitados. - Añadí.

- Es cierto, ya me estaba preguntando donde está. - Comentó James. - De seguro se les hizo tarde por estar en sus "cosas". - Agregó y sólo le mostré mi dedo medio para luego dirigirme a la puerta.

Para mi sorpresa y no esperando su presencia aquí, tenía que recibir a Don Vittorio y Domenico Giuseppe, quienes venían acompañados por su esposa y una muchacha.

- Buenas noches y bienvenidos. - Dije con una falsa sonrisa.

- Buenas noches Giada, tiempo sin verte. - Respondió Don Vittorio. - Debo de admitir que los años no le jugaron una mala pasada a la hija de Don Gabrielle.

- Gracias por su halago Don Vittorio, pero creo que su esposa es quien luce cada día más hermosa. - Contesté, desviando mi mirada de él a señora Franchesca, quien me regala una sincera sonrisa.

- Eres un encanto, cariño. - Respondió amablemente.

- Pero diganos señora Della Rovere, ¿Donde está su esposo que no a venido a recibirnos? - Preguntó Domenico con todas las intenciones de fastidiarme y sólo le regalé una falsa sonrisa.

- Primeramente soy señora de Hudson, ya que estoy casada y segundo, creo que Don Vittorio sabe perfectamente que la vida de un jefe no es algo fácil y que es normal centrarse en el trabajo olvidando completamente eventos organizados en unas horas. - Contesté, viendo a Don Vittorio asentir. - Por ello es que aún no está aquí, ya que perdido entre el trabajo las horas se le pasaron y se le hizo tarde para prepararse, aunque no creo que ser recibidos por mí sea tan malo. - Añadí.

- Para nada, es todo un honor para nosotros ser recibidos por la hermosa hija de Don Gabrielle. - intervino señora Franchesca y asentí en agradecimiento.

- Pasen por favor, los demas invitados están ya en la sala. - Pronuncié, indicándoles el camino a seguir.

-Non si preoccupi signora, non si stressi. ("Tranquila Madame, no se estrese. ") - Dijo Mannuele y apreté mis manos con bronca.

- Sostengo decisamente mio marito, che Domenico sta prendendo una batosta. ("Definitivamente apoyo a mi esposo, ese Domenico se está ganando una paliza.") - Respondí, oyendo la risa de Mannuele.

- Vedi, ecco che viene la tua salvezza. ("Vea, ahí viene bajando su salvación.") - Añadió y voltee mi mirada a las escaleras, contemplando a el bello caballero que lucía como todo un adonis.

-Le porto il secchio della bava, signora? ("¿Le traigo el balde para las babas, señora? ") - añadió Mannuele.

- ¡llama! (" Calla! )- Respondí, dirigiendo la mirada a mi guapo esposo. - Cariño. - Pronuncié, viendo a mi esposo dirigirse en dirección contraria a donde estaba, observándolo tomar una rosa de las tantas que habían y caminar en mi resección.

- Ni siquiera está rosa puede compararse a la belleza de mi mujer. - Dijo cerca de mi rostro, dejando un tierno beso en mis labios. - Estás preciosa.

- Cariño, que cosas dices. - Respondí, enredando mi mano en su brazo y caminando donde el gentío se encontraba a la espera de la iniciación de la fiesta.

....

Pocas horas luego de la cena, mientras mi esposo hablaba con don Ernesto y Don Josefe, decido ir por una copa de vino y alejarme un momento de todo ese mundo.

Sé que como esposa del nuevo jefe, tendría que estar acompañándolo y charlando con los invitados, pero sinceramente nunca fuí del tipo sociable, siempre preferí mi propio espacio lejos de las personas.

- Cariño, tenemos que dar unas palabras por nuestro aniversario. - Dijo mi esposo acercándose a mi.

- Estoy de acuerdo, después de todo entre más rapido hagamos todo, mucho más rapido se irá la visita. - Respondí, viéndolo alzar una ceja. - Sabes que no me gusta estar rodeada de personas, me parece asfixiante.

- Bien, hagamos esto rápido entonces. - Respondió amablemente y asentí, dirigiendonos frente a todos y tomando cada quien una copa para brindar. - Estimados invitados.- Habló, llamando la atención de todos los presentes.- Quiero aprovechar el momento para agradecer a todos su participación en está pequeña celebración que decidimos dar con mi esposa por nuestro primer aniversario. - Continuó. - Realmente nos sentimos contentos de poder contar con ustedes y poder brindar en esta noche, sé que a algunos no los conozco y que la razón de su llegada fué para conocerme, por ello quiero que sepan que... Desde ahora en adelante, me encargare de guiar y manejar las empresas de la familia y enorgullecer a mi difunto suegro, quien descansa en paz. - Sonríe levantando su copa. - Por ello, propongo un brindis por mi amada esposa y por la memoria de nuestro querido Gabrielle Della Rovere, a quienes muchos consideraban un buen amigo, salud.

- ¡Salud! - Dijimos todos, bebiendo de nuestras bebidas y continuamos con la celebración.

Después de unas cuantas horas, por fin todos comenzaron a retirarse, dejando por último a mis tres amigos, quienes entre bromas y más, se montaron en sus vehículos decididos a marcharse, sin dejar de hablar sobre el tema de la paternidad.

"Que molestos."

Mientras Ryle acomodaba unas cosas en el despacho junto a Mannuele, yo me senté en el sofá pensando en las palabras de mis amigos, mientras las empleadas limpiaban.

Era cierto, los Della Rovere tenían que tener descendientes, pero había dos problemas, uno... No estoy preparada para ser madre, no sé lo que es ser una ya que la mía nunca fué alguien dulce y capaz de demostrar ese amor que podría transmitirle a mi hijo y dos... Por más de que tuviera un hijo, no llevaría el apellido de mi padre, ya que mi esposo no es un Della Rovere.

- En momentos como estos me da mucho miedo acercarme. - Oí decir a Ryle y voltee mi mirada a él. - Parece que estás planeando el asesinato de alguien. - Añadió y sonreí.

- El único plan que tengo en mente puede llegar a gustarte, así que no temas. - Respondí, viéndolo caminar hasta colocarse frente a mi y extenderme su mano, la cual tomo sin problema.

- Entonces creo que el plan es mutuo, porque también estaba pensando en eso. - Respondió y fingí no saber de lo que hablaba.

- ¿Y en que estoy pensando, según tú? - Pregunté, sintiendo como pasaba una de sus manos por mi espalda y la otra por debajo de mis piernas, levantándome como si fuera una princesa.

- No voy a contestarte, pero si te demostraré de lo que hablo. - Añadió, arrancando una sonrisa de mis labios y comenzando a caminar rumbo a las escaleras.

Sin perder nada de tiempo y una vez llegados a nuestra habitación, comenzamos a quitarnos prenda por prenda, besándonos con todo el deseo que invadía nuestros cuerpos, dejando que la lujuria tomara el control de la situación y nos sumerja en esa burbuja de placer, donde solo estábamos los dos.

Apartando sus labios de los míos, comenzó a esparcir suaves besos desde mi menton a mi cuello, bajando lentamente hasta llegar con ellos a mis senos, los cuales apretujaba con sus manos y ahora unía su lengua y labios a ellos.

Era difícil explicar todo lo que me hacía sentir, pues aún sin haberme penetrado, sin siquiera rozar su miembro en mi feminidad... Ya sentía cómo ardía, como comenzaba a mojarme.

- Ryle... - Gemí, sintiendo como acercaba su miembro a mi entrada y jugaba allí, dando circulos sin penetrarme. - Te deseo...

- Y yo a ti, mi amor. - Respondió, tomandome de las caderas. - Pero quiero verte enloquecer antes de darte todo el placer que anhelas.

- No te conviene hacerme enloquecer. - Contesté, viéndolo observarme con sus ojos entrecerrados.

- ¿No puedes dejar de amenazarme ni siquiera cuando hacemos el amor? - Preguntó y no dije nada, sólo sonreí.

Él volvió a apoderarse de mis labios y seguía dando circulos en mi entrada, haciéndome desesperar cada vez un poco más, dejándome sentir como todo dentro de mi ardía, ansiando su miembro, queriendo que entre de una vez.

- Cariño... - Gemí. - La paciencia es virtud de pocos. - Añadí, rodeando su cintura con mis piernas y forzandolo a entrar de una sola vez. - Oh si... - Gemí nuevamente.

- N-no es justo. - Dijo él y comenzó a moverse poco a poco dentro de mi. - Tenías que esperar un poco más.

- La espera no va conmigo. - Contesté, abrazándolo por su cuello y comenzando a besarlo con todo ese deseo que solo él despertaba en mi.

Y si, la habitación comenzó a llenarse de gemidos, de el sonido que nuestros cuerpos daban al chocar, del el delicioso aroma que desprendían nuestros cuerpos mientras nos entregabamos a el placer.

Él sabía como complacerme y eso me encantaba.

Dejando de lado mis pecaminosos pensamientos, lo alejo de mi para luego y sin darle tiempo a decir algo, montarme sobre él y comenzar a brincar sobre su miembro, sintiendo como entraba y salía de mi, como me llenaba y enloquecía.

- Oh si nena, sigue así. - Gimió él, tomandome de la cintura y guiando su mirada a la unión de nuestros sexos. - Que delicia.

- Ryle... - Dije al borde del orgasmo. - Ryle...

- Si cariño, gime mi nombre. - Lo oí decir y exploté, sintiendo como también él lo hacía. - Oh Dios, eres tan deliciosa mi amor.

- Estoy embarazada. - Dije con mi respiración entrecortada, viéndolo respirar de la misma manera y viéndome como si no cayera en cuenta de lo que le dije.

- ¿Como? - Preguntó y baje de él, colocándome a su lado y cubriendo mi cuerpo con las sabanas.

- Lo que oíste. - Respondí. - Tengo dos meses de embarazo. - Añadí, viendo cómo poco a poco una sonrisa se dibujaba en su rostro.

- Mi amor eso...

- No quiero tenerlo. - Lo interrumpí, viendo como su sonrisa se desvanecía y poco a poco su ceño se frunció. - Yo... Olvidé tomar los anticonceptivos una vez y la verdad es que no pensé que ese pequeño olvido pueda resultar en embarazo, no lo busqué, pero llegó.

- ¿No quieres tener a mi hijo? - Preguntó con molestia y evadi su mirada. - Contesta, ¿No quieres dar a luz a mi hijo?

- Ryle, no tengo buena enseñanza de como ser madre. - Respondí. - La mía fue una bruja que nunca me brindó de su amor y su cariño, excusándose de que no sabía como hacerlo, de que no le nacía. - Añadí. - Y aunque no lo parezca, yo sufrí mucho su falta de amor y...

- Bien. - Me interrumpió, poniéndose de pie.

- Espera, dejame...

- No Giada, puedes hablar conmigo de lo que quieras, pero no de como vas a deshacerte de mi hijo. - Respondió.

- Pero...

- Ni siquiera tomarás en cuenta lo que piense o lo que diga, entonces no me quedaré a escucharte. - Añadió, caminando en dirección a el baño y deteniéndose antes de entrar. - ¿Sabes? Mi padre fue una basura todo el tiempo, jamás me demostró ni un poco de cariño. - Gira a verme. - Pero aún así, mi deseo más grande era ser padre, tener mis hijos y darles todo ese amor que mi padre no me dió, marcar la diferencia entre él y yo. - Añadió. - No justifiques el echo de tu falta de amor hacía nuestro hijo con lo que tú madre fue contigo.

- Pienso escucharte. - Dije rapidamente, viéndolo observarme sin decir nada. - Haré lo que me pidas, tomaré en consideración tus palabras.

- ¿Lo harás? - Preguntó y asentí, viéndolo caminar nuevamente a mi, sentarse a mi lado y tomar mis manos. - Entonces te pediré que lo intentes, tengamos a nuestros hijo eh intenta amarlo. - Añadió. - Si al final sientes que no puedes hacerlo, me iré y lo llevaré conmigo.

- ¿Como? - Pregunté con sorpresa.

- Te amo Giada, te amo como jamás eh amado a alguien y soy capaz de todo por ti. - Respondió. - Pero en ese momento... Siempre escogeré a mi hijo, me asegurare de que no hagas nada de lo que después te arrepientas.

Y sin dejarme hablar, besó mis labios rapidamente y salió en dirección al baño, dejándome sola y pensativa.

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Comments

Lucia Feliciano Falcao

Lucia Feliciano Falcao

Giada reacciona como se fuera la única mujer en el mundo,que tuvo una mala madre, ella tuvo el amor de su padre y es este que debe de ser importante para ella, Ryle tiene razón uno tiene que romper la cadena de los malos tratos y demostrar que es mejor que el ser egoísta que te tocó como padre o madre.😏😏😏

2024-04-06

4

Eva Otero

Eva Otero

Reley si esta enamorado de Giada pero ella de el no, ella es injusta con el porque no quiere tener a su hijo, buscando que aparezca otra mujer y si se enamore de él de verdad queriendo tener muchos hijos con el.

2023-09-25

7

Claudia Marcela Casas

Claudia Marcela Casas

por dios que no haga algo de lo que después se arrepienta

2023-09-25

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