8.

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Ryle Hudson.

Tenía sospechas sobre Tommaso, pero cómo fué mano derecha de mi difunto suegro no quise mencionar nada sobre eso.

Al parecer mis instintos no fallaron y tanto Mannuele como yo teníamos razón en cuanto a el traidor, resultaba ser Tommaso.

Nunca creí que fuera a condenarse tan rápido, más aún sabiendo el temperamento que Giada tiene, pero lo hizo, cometió el grave error de tenderle una trampa a la mujer en cuya trampa caímos todos.

Porque sí, por más de que me lo quisiera seguir negando estaba completamente loco por esa mujer, esa perfecta, desesperante y hermosa mujer.

Pese a sus 28 años, aparentaba no tener más de 15 años, su piel era blanca y suave cómo Algodón, sus ojos negros combinaban a la perfeccion con ese cabello azabache, y si puedo decir de sus labios ¡Oh Dios! Son el paraíso, cada beso me vuelve loco, siento flotar y... Ni hablar de su preciosa figura, sus pechos grandes y su cintura formada, no es una de esas mujeres super delgadas, pues su pequeño vientre se notaba pero eso no la hacía menos hermosa, luego estaba su pulpuso trasero, uno en el cual me gustaba poner mis manos y masajear, dejando que su relleno provoque cosas en mí que...

- Ryle.. - La oí decir y voltee a verla olvidando que estaba molesto con ella. - Prometo que no volveré a hacerlo.

- Ya prometiste eso antes, ahora tus promesas no sirven para mí. - Contesté, caminando mucho más rápido.

- ¡Espera! ¡No corras!

- No estoy corriendo, estoy caminando más rápido. - Respondí, sintiendo cómo saltaba en mi espalda. - ¿¡Que haces!?

- Eres más alto que yo, tus piernas son mucho más largas y por ello no puedo seguirte el ritmo, entonces como me cansé, tu tendrás que llevarme.- Respondió y bufé con molestia.

- Giada, estoy molesto contigo así que baja de mi espalda y mantente alejada de mí lo más que puedas. - Contesté, sintiendo cómo bajaba.

Al girar mi mirada la veo parada a unos cuantos pasos de mí, viendome sin protestar o poner peros a mi orden.

-¿Que? - Pregunté viendola.

- Avanza, estoy esperando para caminar lejos de ti. - Respondió y volviendo a suspirar camino hasta ella. - No Don Ryle, usted dijo que quería mantenerse lejos, entonces estoy obedeciendo a su mandato.- Añadió, dando varios pasos atrás.

- Giada. - Hablé nuevamente, viendola cruzar sus brazos y volver su mirada en otra dirección. - No me vuelvas a llamar Don y fuera de ello, sabes que tengo razón al enojarme contigo, entonces no pongas en mis hombros la culpa.

- ¿Te discutí algo? - Preguntó volviendo su mirada a mi. - No hice nada que no me pidieras y para que te informes, en éste mundo es muy normal llamar Don al capo.

- Pues tú no me llames así y fuera de ello te paras ahí con cara molesta logrando que la culpa me pueda. - Añadí.

- ¿Porque te importa cómo me siento o si me molesto? - Preguntó nuevamente. - Después de todo nuestro matrimonio...

- Ya basta. - La interrumpí con molestia mientras tomaba su mano. - Anda, sube. - Dije dandole la espalda.

- No gracias, caminaré lejos de ti. - Respondió y me giré a verla con mi ceño fruncido. - ¿Alguna vez te dije que me encanta cuando tienes esa cara de Póker? - Preguntó con una sonrisa, saltando luego a mi espalda y aferrando sus manos delante de mi cuello.

- Tú si que eres bipolar. - Respondí, oyendo una fuerte carcajada por parte de Mannuele, quien nos seguía en compania de unos cuantos guardias más.- Cosa c'è di così divertente Mannuele? ("¿Que es tan gracioso Mannuele?")

- Capo, nel caso non l'avessi notato, sono entrambi bipolari. ("Jefe, por si no lo a notado, los dos son bipolares.") - Respondió entre risas, sumándose a eso la risa de los demás guardias.

No dije nada, después de todo consideraba que tenía un poco de razón y lo que más me molestaba era saber que mi enojo no duraba mucho con ella, me convence fácilmente.

- No vuelvas a hacerlo. - Advertí, sin detener mis pasos.

- Lo juro. - respondió y voltee mi mirada a ella.- Dijiste que no creías más en mis promesas, pero no dijiste nada de mis juramentos.

- ¿Cuanto tiempo llevabas fumando? - Pregunté, viendola pensar su respuesta.

- No llevo la cuenta. - Respondió. - Pero supongo que desde que asumí el cargo como jefa.  - Añadió y asentí.

- ¿Y hace cuanto asumiste el cargo? - Volví a preguntar.

- Dos años, luego de la muerte de mi padre. - contestó y me giré a verla.

Sólo la tristeza en su mirada me dejó saber el aprecio que tenía por su padre, después de todo era la única familia que le quedaba y tristemente también murió.

- Siento mucho su partida. - Respondí, oyendo una leve risa de ella.

- No lo conocías, no tienes que lamentar su partida. - Contestó y suspire.

- Sé que no, pero por la tristeza en tu rostro puedo asumir a que era muy importante para ti. - Añadí, viéndola sonreír levemente.

- ¿Como no lo sería? - Preguntó. - Cuando mi madre aún vivía ni siquiera se preocupaba por mí, no eramos para nada cercanas y todo lo que tenía era el amor y el cariño de mi padre. - Contó y me sorprendí. - Cuando ella murió ni siquiera sentí su ausencia, pero con mi padre fue diferente, él lo era todo para mí.

- Pues en mi caso fue todo lo contrario. - Conté. - Mi padre siempre fue un extraño para mí, cada vez que llegaba a casa lo hacía borracho y... Tenía que ver cómo maltrataba a mi madre. - Añadí. - Pero cuando ella quedó embarazada de mi pequeña, fui quien lo echó de casa impidiendo que volviera a maltratarla y golpearla.

- Tú madre debe ser uno de los mejores ángeles ahora. - Comentó y sonreí, yo pensaba lo mismo. - Me gustaría conocer a tu padre. - Añadió y detuve mis pasos para luego bajarla y verla con seriedad. - Sólo para devolverle todo el daño que le hizo a tu madre, claro que mis torturas son peores y..

- Nunca vuelvas a pedir eso. - Dije tomándola de ambas mejillas. - No quiero a ese tipo cerca de nosotros.

- Bien, lo siento. - Se disculpó y sólo suspire. - Ahora, hay algo que si me da curiosidad. - Continuó mientras seguía caminando.

- ¿Que es?

- Tu hermana y tú tienen una gran diferencia de edad. - Comenté. - entonces.. ¿Era mayor tu madre cuando la tuvo?

- Mi madre me tuvo cuando apenas cumplía sus 15 años. - Conté, viendo la sorpresa en su rostro. - Desgraciadamente el bastardo de mi padre se aprovechó de ella cuando estaba bajo los efectos del alcohol y fueron obligas por mi abuelo a casarse. - Suspiro. - Muy a su pesar, mi padre se hizo responsable de mi madre y de mí por decirlo. Pero siempre consideré que su abandono hubiera sido mejor tanto para mi madre como para mí, después de todo sólo vivía golpeandola y acusandonos de haber destruido su vida.

- Miserable bastardo. - Dijo molesta y reí.

- Cuando cumplí mis 22 años, mamá tenía 38 años y quedó embaraza de mi hermana. - continúe, viendola sorprenderse más.

- Y dos años después Falleció ¿Verdad? - Preguntó y asentí. - Dios, era tan joven.

- Desde entonces comencé a buscar trabajo para cuidar de mi hermana, quien está pronto a cumplir sus 8 años.

- Y es muy feliz al tener un hermano como tú. - Contestó y sonreí negando, tampoco es que fuera una maravilla cuidar de ella, después de todo era mi deber como hermano mayor velar por ella. - Eres su salvacion 'E anche il mio. (Y también la mía.)

- ¿Como? - Pregunté.

- Ambas somos muy afortunadas al tenerte. - Finalizó, avanzando un poco más rápido.

Sólo sonreí y decidí seguirla, pues yo también tenía preguntas para hacer con respecto a su familia.

- ¿Que hay de tu padre? - Pregunté. - ¿Crees que si estuviera vivo me hubiera aceptado como yerno?

- Él estaría encantado contigo. - Respondió y negué, no creía que el jefe más poderoso entre los mafiosos estuviera de acuerdo con que un don nadie como yo, fuera el esposo de su hija.- Siempre me decía que cuando tomara la decisión de casarme, lo hiciera con alguien que no estuviera vinculado a nuestro círculo. - Contó, volviendo su mirada a mí. - Aunque no tendría nada de malo que se uniera a ello por mí.

- No comprendo.

- Casarme con el hijo de alguno de los otros jefes implicaría tener que dejar el mando en sus manos. - Comentó y la ví con confusión, pues ella dejó el mando en las mías. - Y no estaba dispuesta a ello, ni yo ni mi padre.

- Pero ahora...

- No si no era alguien que fuera formado por nosotros. - Me interrumpió y asentí, eso tiene mucho sentido. - Ya que de esa manera, quien asumiera el cargo no traicionaría a nuestra familia, sería quien me protegería sin importar el peligro o las circunstancias. - Añadió, deteniendo sus pasos y girandose a mi. - Y aunque sé que tú no piensas arriesgar tu vida por mí, sigo creyendo que eres la mejor elección, al menos no dejarás en el olvido el apellido de mi familia.

- ¿Y quien dijo que no arriesgaría mi vida por ti? - Pregunté. - ¿Quien dijo que tu seguridad no me importa?

- Sé que..

- Giada, si decidí convertirme en uno de los tuyos y tomar el mando, fué justamente para mantenerte a salvo, porque me sentí un inútil aquel día, sin poder hacer más que correr hacia ti y de ser posible usar mi cuerpo como escudo. - Añadí, viendo unas cuantas lágrimas aparecer en sus ojos.

- No tienes que arriesgar tu vida por mí, tienes una hermana que..

- Sé que si yo muriera a causa de protegerte, tú protegeras y  cuidarás de mi hermana. - Volví a interrumpirla. - No obviando que te vengarías. - Añadí, riendo junto con ella, quien a su vez limpiaba las pocas lágrimas que se le salieron.

- No sé cómo es que pasamos de un ¿Desde cuando fumabas? A contar la vida completa de cada uno.- Comentó y tomé sus manos, viendola a los ojos con seriedad.

- Giada, tenías razón. - Respondí, viendo la confusión en sus ojos. - Pese a que me cueste admitirlo sí, sí me enamoré de ti.

- ¿Que?

- Lo que oyes. - Añadí. - Estoy enamorado de ti y pese a que creas que el amor es una mierda, es lo que me motiva a esforzarme cada día, a no temerle a nadie con tal de mantenerte segura. - Agregué. - Porque te amo estoy dispuesto a sacrificar mi vida por ti.

- Yo...

- ¡Hermano!- Oí gritar a mi pequeña Maddy, interrumpiendo lo que posiblemente terminaría siendo el inicio de mi felicidad o el final de mi historia de amor. - ¡Hermano te extrañé! - Agregó y le sonreí para luego abrir mis brazos.

- Hola mi pequeña. - Dije al recibirla entre mis brazos. - También te extrañé mucho, por eso hoy te llevaré a el lugar que quieras. - Añadí, viéndola asentir una y otra vez.

- ¿Mi cuñada irá con nosotros? - Preguntó señalando a Giada y asentí con una sonrisa. - ¡Mucho mejor! - Añadió. - Estoy segura de que ella no tendrá miedo de montarse conmigo en la montaña rusa.

- Tenlo por seguro. - Respondió Giada y sonreí al verlas a las dos tan compinches. - Maddy ¿Quien es esa niña? - Preguntó dirigiendo su mirada a la entrada de la escuela en la cual, una niña que aparentaba tener la misma edad que Maddy,  se encontraba sentada.

- Oh, es la niña con quien comparto habitación. - Respondió mi pequeña. - Sus padres vienen a verla una vez cada mes y hoy les tocaba visitarla, pero por lo que pude oír, la maestra dijo que ellos avisaron que no podrían venir. - Añadió. - Entonces cómo no puede ir con sus padres, le pidió permiso a la maestra para sentarse fuera un momento.

- ¿Y si la invitamos a nuestro paseo? - Preguntó Giada y la ví. - ¿Que te parece, Maddy?

- Sería genial.

- Pero imposible. - Intervine, viendo a mi esposa observarme. - Para sacar a los niños de la escuela tienes que ser tutor legal, de otra forma no podrás. - Agregué.

- Supongo que probar no cuesta nada. - Respondió ella, caminando en dirección a la puerta de la escuela.

No entiendo la razón por la cual quiere hacer esto, pero tampoco puedo oponerme a la idea.

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Comments

Karen Sosa

Karen Sosa

me encanta la quimica que hay entre ellos, se pelean pero sequieren y no lp admiten💕

2025-02-08

0

Graciela Saiz

Graciela Saiz

me gusta, me tiene atrapada 😉

2024-09-28

0

Lucia Feliciano Falcao

Lucia Feliciano Falcao

A los dos les tocó los padres dispares, la madre de Giada y el padre de Ryle serían la pareja perfecta, sería Dios hizo y soltó y el diablo 👿😈 los juntó.😸😸😸

2024-04-06

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