------- FlashBack -------
>> 2 días antes. <<
Su cuerpo fue encontrado en la orilla del río, con un agujero en su pecho. No aguante y vomite. Thomas se acerca a mí ayudándome, pero el simple hecho de oler la putrefacción que emana de su cuerpo.
—¿Cómo pueden ser tan cruel? – Limpio mi boca con la manga de mi camisa. — Víctor, me dijo que alguien manda a un rastreador… —
—En realidad no. Un rastreador aparece por el secreto de un demonio puede llegar a ser revelado. Cada vez que un demonio y un humano, forman un lazo o se unen, los rastreadores, ya saben quiénes son. — Agrego Oriana. — Víctor, se enfrentó a un rastreador. —
—¡Ori! – Ellos se miran. — No creo que seas la indicada para decir eso. —
—¿Qué cosa? ¿Qué es lo que no pueden decirme? – Pregunto, con tono autoritario.
Ninguno de los dos quiere hablar. Quiero continuar, caminando, pero el olor es tan fuerte, que me hace retroceder Oriana, se agacha para recoger algo y vuelve a nosotros. Thomas me sujeta de los hombros, la ansiedad de saber qué es lo que ella tiene en sus manos, no me deja estar tranquila.
—No es su corazón, pero encontré esto. — Hablo, extendiendo su brazo hacia mí. — ¿Te resulta familiar? –
—Es mío, se lo regalé cuando ella cumplió 15 años. — Agarro un collar. — ¿Por qué el olor es más fuerte, hacía halla? –
—Por qué hay 8 cuerpos más, incluyendo 3 hombres. — Agrego Oriana. — Vamos, puedo escuchar la policía. —
—¿Mk? Lo siento, pero tenemos que irnos. No podemos estar aquí. — Aviso Thomas.
El momento que jamás creí vivir en mi vida, es en donde tenía que decirle a la madre de Jennifer, qué non sabia en donde estaba su hija. Siento que la madre sabe que estoy mintiendo y no puedo dejar de tartamudear.
Jennifer, logro encontrar hasta el último momento como hacerme sentir incómoda.
------- Fin del FlashBack -------
Pensé en muchas cosas, cuando me desperté, y mire la foto que tengo con Jennifer, me levante para bañarme y vestirme, usaría el único vestido, que odio usar, no está dentro de mis planes asistir, a su velorio, pero… el velorio de Jennifer es hoy. Bajo las escaleras, para ir a la cocina y beber algo de agua.
Sorpresas que suele dar la vida, Víctor, Chase, Kao y el resto se encuentran en mi cocina, esperando a que bajara. Apartando a Kao, Oriana y Thomas, el resto no hace contacto visual. Supuse que nada volvería a hacer como era antes.
Amanda, con la mirada perdida, se acerca a mí y me abraza, pensando que le correspondería el abrazo, pero, en cambio, me quede paralizada, no tenemos mucha conversación ni, mucho menos, relación. Nadie se lo vio venir.
—Quiero llevarte, Mk. — Sugirió Kao.
—No gracias, iré yo sola. — Agarro un saco que deje la noche anterior sobre la silla y camino a la puerta.
Durante el camino, la calle supuse que no me encontraría con nadie, pero la señora, que pensé que solo habla con mi abuela, ahora resulta que también está inventando rumores, sobre mí. Resulta que ahora, soy una chica que ofrece atención al público masculino, solo espero que la directora no se entere, eso sí sería estar en problemas.
La llegada de Víctor, Kao, Thomas, Chase e Isaac alerto a mis vecinos, el abandono de mi abuela, llevo a que los rumores se incrementaron aún más. Aquella mujer que comenzó los rumores, comienza a cercarse de a poco hasta llegar.
—Disculpa, McKenna. — Hablo tocando mi hombro. — ¿Puedo hablar contigo? –
—Hola señora Wills Si claro. — Sonrió, tranquila.
Su poca fragilidad, ante un tema tan delicado que ella misma creo, hace que quiera golpearla, pero eso también sería contraproducente por parte mía. En algunas ocasiones agacho la cabeza para mirar el suelo, pero sus pies llamaron mi atención manchada con sangre, y su pantalón con algunas gotas, llamativas sobre la tela de color claro, levanto la vista mirando directo a los ojos, los que se tornaron blancos y su piel de a poco se torna color rojo, como si se estuviera quemando.
Me alejo, sintiendo que alguien me sujeta desde atrás mirando hacia mi derecha y ver a Kao junto a Oriana. Chase junto a Thomas, sujetan a la señora Wills, Amanda de su mano hace parecer un espada, apuñalando a la señora Wills. Su cuerpo se incendia de a poco hasta consumirse por completo, sus gritos son tan sonoros que me provocan dolor.
Retrocedo unos cuantos pasos, mirando con miedo aquellas cenizas, que cubren cierta parte del suelo, para luego ser corridas por el viento. Me tambaleo, pero alguien más me sostiene, todos mirando hacia mí.
—¿Estás bien? – Mencionó.
—¡Isaac! ¿Qué haces aquí? – Pregunte.
—Te exijo que la sueltes. — Exigió Víctor, agarrándome del brazo.
— Mk, vine a ver si querías hablar con alguien, me entere lo de tu amiga Jennifer. — Agrego Isaac, sin soltar mi brazo.
—Gracias, pero no hacía falta que vinieras. — Agregue mirando a ambos chicos.
—Ya la escuchaste, no necesita de tu ayuda. — Víctor, aparto la mano de Isaac.
La tención entre Isaac y Víctor, es tan notoria como la contaminación del planeta. Kao se acerca para alejar a Víctor de mí, miro sus manos que de a poco se iban tornando de color negro.
Miro a Isaac, pero este no deja de mirarse con Amanda, pero no es de aquellas miradas en donde se coquetean, es de aquellas en donde no hace falta hablar, pero es obvio que se están amenazando. Kao y Chase junto a Oriana, se alejan de los demás, para tomar mi brazo y apartarme de ambos jóvenes.
—¿Y tú quién eres? – Pregunto.
—Soy Isaac Williams. — Aclaro.
—¿Isaac? – Susurro Oriana.
Los gritos de Aida se escuchan, y ella se asoma por la esquina junto a Alex. Aquellas miradas, llenas de odio hacia Isaac, se volvieron más fuertes, ya no es solo Amanda.
Me adelanto, para que Aida y Alex no tengan que ver la tención que hay entre los 7 chicos. Cuando llegue a ellas, solo les pido que nos marchemos del lugar, que no quiero explicarles nada, supongo que comprendieron mi situación y continuamos caminando, las calles silencios, el viento que no aumenta, las nubes que cubren el sol, y la lluvia comienza a caer.
Llegamos a la casa de la abuela de Jennifer, en donde estaría su madre y sus hermanastros. Cuando ingresamos a la casa, el ambiente apagado y sombrío desborda por las personas, algunas llorando, otras hablando, pero sobre todo criticando la forma en la que Jennifer vivió. Me acerco a su madre, pero ella rechazó mis flores, no la culpo, su abuela se acercó para recibirlas y pedirme que la siguiera, de camino a la cocina su abuela de nombre Clare, me pide que tome siento.
—Quiero pedirte disculpas, Mk.— Toma a ciento enfrente de mí.
—¿Por qué? – Dejo el ramo sobre la mesa.
—Porque sabía muy bien, lo que mi nieta hacía. Y no hice nada para detenerla. — Se lamenta.
—Creo que ambas, no hicimos lo suficiente por Jennifer. — Afirme, con tono triste.
—Deje que mi hija creyera que tú corrompías a su hija, incitándola a hacer cosas malas. — Ella comenzó a llorar. — Sé que pude hacer más cosas por ella, pero bajo los brazos cuando la encontré fumando. —
—Clare, no te castigues de esa manera, Jennifer nunca escuchaba a nadie, ella estaba enojada con su madre y eso incrementaba sus malas decisiones. — Veo a la madre de Jennifer, parada al lado de Clare.
—¿Cómo te atreves a manchar el nombre de mi pobre hija de esa manera? – Su vos se escucha quebrada. — De no ser por ti, ella estaría viva. —
—¡Nicole! McKenna, era la única amiga de Jennifer, sin ella tu hija de igual manera se hubiera… — Me defiende.
—Tranquila Clare, será mejor que me marche. Lo siento, señora Rufful. — Me disculpé, para salir del lugar.
—¡Mk, espera! – La voz de Clare, se apaga de a poco.
Hasta no escucharla, más un fuerte nudo en mi garganta, aprieta mi cuello. Las lágrimas salen, me sudan las manos y mis piernas tiemblan, no sabía cómo decirles a su madre y su abuela que a su hija y nieta la mato, un ser que no es de la tierra.
Esto ya no está dentro de mi control, aunque no sé si lo estuvo en algún momento. La lluvia se detuvo y las gotas que caen son, las quedan sobre las hojas de los árboles.
Comienzo a caminar, lento pensando si realmente debería quedarme, o irme con mi abuela, capas que si comenzará de nuevo, capas solo, capas podría tener la paz que quiero.
En el camino escucho la voz de Victor, volteo y desde su auto mueve su mano haciendo que me detenga. Él, baja del auto y se acerca.
—No quiero hablar Víctor. — Aclare.
—¡Mk! Sé en donde está enterrada tu madre. — Exclamó, con una sonrisa en el rostro.
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Comments
mimar silva
es una lastima, que trabajo creativo de buena calidad, quedé sin terminar. Gracias autor
2024-08-09
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