Un sujeto completamente desnudo, apareció gritándome desde lejos, su cuerpo sudoroso se acerca a Victor, él responde de manera asquerosa y directa. El desinterés de Victor hacia el sujeto, provoca su enojo.
—Ella está conmigo, mi amigo. — Hablo de manera amenazadora. —Búscate la tuya. —
—Pero por favor, si podemos compartir, tengo otras tres en mi habitación. — Alardeo el sujeto mientras acaricia mi cabello. — Sé que nos divertiremos. —
—No gracias, prefiero hacerlo solo y despacio, no siempre les gusta lo salvaje. — Se quita la sudadera, mostrándole su espalda.
—¡Oh! Victor, pensé que no te volvería a ver. — Sonrió y dejo de tocarme. — Supongo que te volveré a ver después hermosa. Si no quieres hacerlo, sabes en donde encontrarme. —
Victor giro mirándolo a los ojos, pero sin soltarme la muñeca. Por algunos segundos pensé que se golpearían, pero después de ver que Victor me sujeta de la muñeca y de alguna manera le muestra, el anillo que llevo en el dedo.
El sujeto, me miro sospechando y se alejó.
Victor, esconde su rostro en la curva de mi cuello respirando de manera profunda, sus labios rosan mi piel haciéndome estremecer.
—Ya se marchó. ¿Cuándo te sacaste la remera? – Pregunto, mientras camino.
—Alto ahí, ponte detrás de mí. —
Se pone delante de mí.
Si tengo algo claro es que Victor, conoce mejor este lugar de lo que esperaba. Me llevo hasta, una puerta que contiene un cartel que dice Jefe, no golpeo la puerta anticipando su llegada, sino que solo entro.
Tenía esperanzas de encontrar a Jennifer, pero para mi mala suerte, ella no está. En cambio, me sorprendí al ver a un sujeto sentado en un sofá, con una chica encima de él, mientras que la sujeta de la cintura y hace que se mueva, provocando que ella grite de placer. Aunque lo peculiar, es que ella, a pesar de estar disfrutándolo, sus manos están atadas por unas esposas de color negro, el arnés de su cuerpo, nos avisa que lleva horas en esta habitación.
Victor, se quedó unos segundos parado mirando su acto, hasta que sus ojos me miran, hacía apenada, desvió la mirada, sostiene mi brazo para llevarme detrás de él. El otro sujeto detiene a la chica, luego de ver a Victor, la aleja de sí y la chica se marcha tambaleándose. No puedo dejar de mirarla, quiero ayudarla, pero Victor no quiere soltarme.
—Pensé que jamás te volveríamos a ver por aquí, Vic. —
Hablo, luego de encender un cigarrillo. – Que trae al consentido, a mi bar de baja pronunciación. –
—Bal, lamento venir a tu hogar a molestarte pero… Estamos buscando a una chica.— Dijo mirando a Mk. — Y pensamos que capas que ella estaría aquí. —
—No tiene sentido, que busquen aquí a un simple humana… — Se levantó para ponerse su pantalón. — A veces los humanos, vienen aquí para que sean tomados con sus deseos más carnales. —
—¿Humanos? – Pregunto, confundida. — ¿Acaso no eres humano? –
—¿Y ella quién es? – Mira a la joven. — ¿Es tuya? –
—Sí, es mia… la tome como mía. — Mk, escucha confundida la conversación entre los dos. — Pero no quiero hablar de eso. —
—No quieres, hablar de eso porque es obvio que ella aún tiene su velo puro. Desde aquí puedo olerla. — Victor, se levantó del sillón serio y tomando de la mano a Mk.
Siento como Victor sujeta mi mano, con fuerza cuando el contrario se levantó. Hago lo mismo, cuando su voz volvió a pronunciar palabra, Victor se detiene.
—Vic. — Llamo mientras apaga el cigarrillo. — El anillo, podrá protegerla aquí, pero eso no amerita que ella aún tiene su pureza. Haz lo que tengas que hacer. Ya sabes cómo se termina si estás con el bando equivocado. —
—¿De qué están hablando? – Pregunte mirándolo. — ¿Qué bando? –
—Nada, ya tenemos que irnos. — Agarra mi mano y me saca del lugar.
La risa del otro sujeto se escucha desde lo lejos, haciendo que la piel se me erice. Cuando estábamos por cruzar la pista en donde todo estaba bailando, un aroma llego a mis fosas nasales haciendo que mire hacia atrás, en donde veo el rostro de Jennifer.
No dude en soltarle la mano a Victor y caminar hasta ella, sujetarla de los hombros y sonreírle. Aquel aroma, me hace sentir que todo el mundo da vueltas, el humo que hay en el lugar, no es precisamente de cigarrillo. Vuelvo mis ojos a Victor, el cual se encuentra con dos chicas, ella lo acarician de una manera, de una manera, que al parecer a él le encanta.
Sus manos se mantienen en un solo lugar, en los glúteos de ambas chicas, de una manera que aún no comprendo, pero están adictivos que no puedo dejar de ver. Mis piernas se mueven directo a él, haciendo que caiga en sus brazos, algo que no quería, pero siento envidia de esas chicas. La música hace que mi cuerpo se vuelva pesado y se mueva lento, el humo se incrementó, es tanto que tengo que hacerme a él para poder verlo bien.
Sus manos sujetan mi cintura, apretando contra su cuerpo, es como si las demás persona que están alrededor de nosotros, ayudarán empujándonos. Siento el calor subiendo por mis piernas, como si me estuviera hundiendo en una gran piscina, pero con agua calienta, cuando me agarra de la cintura, todo se va oscureciendo hasta que ya no veo nada.
+++++ A la mañana siguiente. +++++
Siento mi cuerpo, cálido y pesado sobre mi cuerpo que me cubre desde los pies hasta la cabeza, con mis manos levanto la cosa queme cubre. Me siento mirando la habitación, me siento sobre la cama mirando para todos lados buscando el dueño del lugar.
La ventana sobre la cabecera de la cama, la luz del sol que alumbra mi espalda, miro la ropa que llevo puesta notando, que no tengo la misma que ayer y a la mente me llega la imagen de Victor bailando con dos chicas.
—¡Tú no puedes hablar del caso! Tú no estuviste presente. — Lanzo la copa al gritarle a Kao. — Si no tienes nada importante que decirme, será mejor que te vayas. —
—Solo tengo un mensaje de Cole. — Frunce su frente. — Dije que tienes que buscar a Hama, la necesitaras. —
—¿Qué? Ella desapareció, haces 18 años. — Chase, vuelve a mirar, él porta retrato de él con su hermano. — No creo que ayude. —
—Mientes y lo sabes, si Davian la busco para pedirle ayuda en ese momento, lo hará ahora. — Chase mira a Kao. — Si le dices la verdad. —
—Sabes que no puedo. Le hice una promesa a ella. — Levanta su mano para mirar la cicatriz.
—Entonces, ella morir de nuevo y lo sabes. — Kao, se marcha dejando a Chase enfrente de la chimenea.
Kao, antes de irse mira con nostalgia la casa de Chase notando lo oscuro y sombrío que se volvió después de la muerte de Davian, y aun así no pudieron recuperar ese ambiente cálido que su hermano dejaba cada vez que estaba presente. Sus ojos se llenan de lágrimas luego de detenerse y mirar una plata que solo a Davian le daba flores y que ahora solo está la maceta con la tierra seca y la pintura requebrada.
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