Luego de que Victor me trajera a casa el día de ayer me recosté en la cama pensando que capa toda habría sido un mal sueño, pero no fue así. Me levanté buscando mi celular, para mandarle mensaje a Jenifer, pero ni ella ni mi celular tengo.
Miro el despertador que marca las 05:20 de la madrugada bufo para levantarme y comenzar a vestirme para volver al colegio. Cuando abro la puerta para bajar a la cocina recuerdo que no veo a mi abuela desde ayer que me fui del hospital, con Chase y Victor.
Cuando baje a la cocina, la luz está apagada, respiro profundo y decido no entrar, dejo todo como está y salgo de la casa con las llaves en mis manos.
En la parada del autobús, miro para atrás esperando a que Jenifer, pero no fue así. En cambio, Chase apareció en un auto de color vino, me quedo unos segundos mirándolo, y al ver que no continua, decido caminar, mi celular suena y lo ignoro para no sentirme mal por el simple hecho que en estos días ni él no Victor me hablaron, solo me encontraba con Amanda o a lo sumo con Kao.
Miro el cielo gris, las calles están prácticamente deshabitadas, es como si estuviera una de esas películas, de apocalipsis en donde soy una sobreviviente y vago por el mundo solo y desamparado, hundiéndome en mi miseria. Pero no estoy sola, estoy con dos chicos que no me dejan sola y estoy conociendo lugares del pueblo, como el club del anoche, en donde Victor y yo tuvimos algunos problemas.
—¡MK! Por favor, entra antes de que llueva. — Grito sentado desde el asiento del piloto.
—¿Sí, entro, dejarás de gritar como loco? – Me detengo para mirarlo.
—Hasta que no te veo sentada a mi lado, no pienso callarme. — Se expresó de manera retadora. — Tú decides, si quieres que me calle o que continúe gritando. —
—Está bien, solo por hoy iré contigo. — Me resigné a seguir luchando contra él.
Antes de acercarme al auto, alguien me agarra del brazo y me hace girar, para ver a Victor con un aspecto cansado y con ojeras. Sus manos frías y test blanco como la nieve. Me sujeta de los hombros, lo miro buscando alguna herida en su cuerpo, pero la ropa oscura no favorece mucho a mi revisión. Este me abraza y escucho que Chase baja del auto llamándome, pero antes llegar hasta mí, Victor termina por desmayarse.
—¡Chase ayúdame! – Lo acuesto en el suelo y me acerco para escuchar su respiración.
—Levanta su remera, capas que está herido. — Levante su remera mirando una gran herida. — Lo sabía. —
—¡Por los dioses! Hay que llevarlo al hospital. — Ordene y miro a Chase.
—No a un hospital, no. — Levanta a Victor, cargándolo en su espalda.
Por algunos minutos pensé, el porqué Chase dijo que no debían llevarlo a un hospital y lo sigo hasta su auto, del cual Thomas y Amanda se bajan de la parte de atrás. Chase, les habla en un idioma que no conozco y Amanda sale corriendo con su bolso, en cambio, Thomas se acerca a Chase y le habla en el mismo idioma y este solo le dice que por favor lo haga. La tención entre ambos es tan fuerte que no espera a que me subiera a que me suba al auto y paso al parte de atrás, para ayudarlo a Acostar la cabeza de Victor en mis piernas, mientras que Chase se sienta, al lado de Thomas, acelerando. Sujeto la cabeza de Victor para que no se golpee o su cuerpo caiga.
Observo por la ventana como siguen de largo el camino que nos lleva al hospital más cercano. Miro el camino y las casas comienzan a escasear, hasta que llegamos a pueblo de Murten, en donde el secuestrador me trajo. Thomas continúa conduciendo, hasta detenerse para bajarse y abrir hacer a un lado el gran portón como si se tratase un corral, volvió corriendo y continuo caminado, la lluvia comenzó a caer hasta que por fin nos detuvimos.
Thomas, corre hasta una casa de estilo rústico, pero abandonado, en donde las luces están encendidas y de esta sale una mujer, con ropa antigua, como si el tiempo en ella nunca hubiera cambiado, Chase vuelva a cargar a Victor en su espalda, y me pide que lo siga.
La luz del sol, ya no se notaba, en cambio, la noche se volvió aún más oscura, casi imposible de caminar entres lo más profundo del camino. Cuando llegamos a la casa, aquella mujer se me queda mirando de una manera, extraña. Vuelve su mirada a Chase y este a mí, esta solo niega para continuar ayudando a Victor.
—¿Chase, que hace esa chica aquí? – Termina por romper la camisa de Victor y me giro apenada. — Thomas, necesito que le revises, y que trae con ella el anillo. ¿Qué fue lo que lo lastimo? –
—Creo que fue un caído que lo estaba buscando. — Dijo en seco.
—¿Hay algún problema de que yo venga? – Thomas sujeta mi mano en donde tengo el anillo que Victor me dio. — ¡Suéltame! Chase, déjate de estupideces, y llevémoslo a un hospital. —
—¿Aún no lo sabe? – Pregunta la mujer alterada. — ¿Chase que más no sabe? –
—Nada, no sabe nada, ayer Victor la llevo al Club de Baltor y… — Él se quedó callado mientras que mira a la mujer. — Solo ayúdalo Hama. —
—Esto te costará caro. — Dije con molestia y Thomas me saca del lugar.
Cuando salimos de la casa el aire fresco entra por mis pulmones, y me dejo caer al suelo recordando todo lo que había escuchado en aquel club con Victor, en donde fuimos a buscar a Jenifer pero no tuvimos éxitos. Cuando Thomas me quiere ayudar a levantarme, solo puedo mirarlo a los ojos y esperar a que este me respondo a mis preguntas que solo están en mi cabeza.
De golpe la lluvia había dejado de caer y las nubes, comienzan a dispersarse yéndose a otro lugar. Thomas se quedo a mi lado, esperando a que volviera a reponerme y tratar de contarme, pero cuanto más pasa el tiempo en donde Chase y Victor están con aquella mujer, más preguntas se me regeneran en la cabeza.
-Escúchame MK, algo que quiero que sepas es que ni Chase ni Victor, tiene que llegar a tal punto de matarse por ti. – Lo miro sorprendida.
-¿Y porque ellos pelearían por mí? – Este se quedo sin palabras hasta que escucho la voz de Chase. - ¿En dónde está Victor? –
-Él estará bien, créeme. – Su mano se posa en mi hombro. – Thomas, ve a cuidar a Victor tengo que hablar con MK. –
-¿De qué tienes que hablar conmigo? – Dije cruzándome de brazos.
-Hay cosas que no sabes y me temo que seré yo quien te las cuente. – Antes de continuar, del bolsillo de su pantalón saco su billetera. – Él es Davian, era mi hermano mayor. –
-¿Y qué le paso? – Me abstengo a hacer tantas preguntas y solo dejo que hable.
-Se enamoro de una chica llamada Celani, pero mis padres no aceptaban el romance entre ellos dos y… - Agacha la cabeza y respira profundo. – Mi hermano y Celani dieron en adopción al niño y luego se suicidaron. –
-¿Qué? ¿Y qué tiene que ver todo esto con lo que le paso hoy a Victor? – En su hombro apareció una mano.
—Esa respuesta te la puedo responder yo. — Dijo recargándose en Chase. — Celani era mi hermana menor, y… —
—Y no estamos llegando a ningún lado con todo esto. — Reclamo molesto. — ¿Tú atacaste a Victor? ¿Y tú me llevaste a ese club ayer, para que conozca a tu padre? Y no para buscar a Jenifer, debí saberlo. —
—No es eso, Mk… lo que Chase quiere decir es que él y yo somos… — Ambos se hacen a un lado cuando aquella mujer los golpeo con su bastón.
—Dos inútiles, por saber hablar con una simple humana. — Miro a la anciana confundida. — Niña, ven a dentro, te estás congelando. —
Suelto su mano y retrocedo algunos pasos hacia atrás, alejándome de ellos. De la espalda de Chase, 3 pares de alas aparecen, blancas con destellos de luz amarilla su cabello se vuelve rubio, sus ojos celestes se quita los lentes y por alguna extraña razón por detrás de su cabeza aparece una aureola dorada, su ropa normal desaparece de manera instantánea, para volverse una túnica color blanca y descalzo. La mujer le pide a los chicos que no se acerquen, a su vez es ella la que se acerca y me pide que confié, sostengo su mano con miedo y casi en una crisis, mis latidos se aceleran, mis manos frías pierden movilidad ella nombra a Victor y con pavor lo miro.
Victor solo tenía que respirar para cuestión de segundos ver su verdadera apariencia. Mis ojos se llenaron de lágrimas al ver como su piel cambia de colar a un negro azabache, sus ojos se vuelven dorados brillosos, sus alas tiene plumas del mismo color, sus pies y manos desprende un líquido espeso del mismo color, miro su cuerpo marcado, descalzo, pero lo que me llamo la atención son sus cuernos de cabra.
—¿Tú no fuiste, él que me salvo el otro día verdad? – Este niega, sin decir nada. — Pueden irse al infierno. —
—Mk, no puedes irte. — La mujer sujeta mi brazo.
—¡No vuelvas a tocarme! Ellos no son humanos, son… son… — Con mi mano cubro mi boca para evitar vomitar. — No puede estar pasándome esto. —
—Mk, tiene que entender que no vamos por la vida diciendo lo que somos. — Quiere caminar hasta mí, pero Victor lo detiene.
—Deja que lo asimile. — Miro directo a los ojos de Victor y luego a Chase. — Te llevaremos a tu casa, pero entiende que no podemos dejarte sola. —
—¿Por qué…? - Al final termine vomitando. — ¿Qué me está pasando? ¿Por qué no pueden dejarme sola? –
Ninguno de los dos supo responderme. Me sostengo de un árbol, siento que me presionan el estómago y la cabeza me da vueltas, ya no podía tolerar las mentiras y engaños por parte de los tres, necesito hablar con Jenifer y no está, no sé en donde se metió o si la mataron o solo se fue dejándome sola en este mugroso pueblo. Muchas preguntas pasan por mi cabeza y siento que las ganas de vomitar aún no desaparecen. En cuanto a Victor y Chase, solo fue en cuestión de minutos en la que tardaron en volver a la “normalidad” la mujer que ayudo a Victor me invito a pasar a su casa, lo cual accedí como último recurso.
—Por cierto soy McKenna Williams. — Extiendo mi bazo para estrecha con su mano.
—Un gusto McKenna, soy Hama Yoshiki. — Dijo y me asombro al escucharla. — ¿Qué sucede? –
—Usted es la clienta de mi abuela, buena era la clienta. — Dije emocionada. — Me acuerdo de usted, solía ir a nuestra casa y mi abuela le vendía algo. —
—Si te recuerdo a la perfección. — Respondió con una sonrisa. — Vamos adentro. —
—Chase puedes llevarme al Instituto, por favor. — Hable con la cabeza agachada. — Por favor no me niegues eso o juro que me iré. —
—Será mejor que la lleves, déjala que lo piense. — Hablo Victor desde la puerta de la casa.
Las palabras de Victor, fueron más como un susurro, aquella herida lo tenía débil y creo que es por eso que no se opuso a que me fuera. Thomas le devolvió las lleves del auto a Chase y nos pusimos en marcha. Una vez en camino, el silencio entre los dos, se volvió insoportable, pero para pregunta que Chase me hace, trato de ignorarla o de hecho lo ignoro por completo.
Se detuvo en un semáforo y aprovecho el tiempo para romper el hielo entre nosotros.
—Mk, solo quiero que sepas que jamás quisimos mentirte. — Esquivo su mirada. — Quiero que me consideres tu amigo. —
—¿Uno amigo en el que puedo confiera o desconfiar? Chase, tú eres un ángel y Victor un demonio… — Siento calor al recordar cómo se veían. — No quiero saber de ustedes durante una semana. —
—Está bien, pero te estaremos cuidando. — No dijo más nada y me bajé del auto.
Durante el resto del día, algunos profesores y alumnos se acercaban a preguntarme como me sentía, si bien algunos a la mañana me vieron subirme al auto de Chase Taylor, no se sorprendieron el volverme a ver. En la mesa de la punta veo a Aida, apuntándome al celular.
Niego con la cabeza y ella solo se queda sería, sus ojos se desvían hacia alguien que está por encima de mía, sobre mi asiento me volteo, pero llevarme con la sorpresa de a Victor, sus ojeras son más oscuras, su piel ya no tiene un color, es como verlo en blanco y negro. El timbre suena y me levanto para acercarme a él, pero no dice nada y salimos del salón, algunos de mis compañeros me siguen con la mirada, otros solo se levantan a la par mía y el resto solo me ignora.
Cuando salimos y camino por el pasillo paso su brazo por detrás de mi nuca y lo sujeto de la cintura es cuando Kao se asoma por la puerta de su salón y se apresura, en acercarse a nosotros. Me ayuda a llevarlo a la enfermería y se nos une Oriana, una vez ahí lo acostamos en una camilla y Kao levanta su remera, dejando ver la venda que Hama le había puesto el día de ayer, pero algo parece estar mal.
Oriana le quita la venda para mirar la gran herida que tiene a un lado de su cadera derecha, es una puñalada y que al parecer Hama, no lo curo del todo. Reviso los signo de su cuerpo, pero Kao lo levanta para terminar de quitarle la remera.
—Tenemos que llevarlo a un hospital. ¿O harán lo mismo que Chase? — La mirada de molestia de Orina alerto a Kao. —
—¿A qué te refieres? - Pregunto Kao, acercándose.
—Ayer Chase ayudo a Victor y lo llevo a una casa de una mujer algo extraña. — Kao aún no me cree. — ¿Y qué le hicieron? -
—¿Solo eso piensas? - Oriana, se acerca hasta y mi y me sujeta del cuello.
—Por tu bien te recomiendo que nos digas que más le hicieron. — Kao, le ordena que me libere.
—Espera. ¿Qué más te dijeron? - Pregunta de manera sospechosa.
—Lo sé… — Respondo sin basilar. — Sé lo que son. —
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