....
Catalina también escuchó los gritos de su hija y a pesar del dolor físico que tenía salió de sus aposentos para verla.
— Valeria, ¿Qué pasa? ¿Por qué lloras? — Pregunta al verla sentada en el piso. Preocupada por no escuchar una respuesta se sienta al lado de su hija y pregunta nuevamente. Valeria abraza a su madre y Leonor le entrega la carta. Catalina al leer aquello comprende todo y solo la abraza.
El tiempo pasa y Valeria no parece recuperar su conciencia, estaba completamente aturdida con el suceso. Arturo que venía regresando del pueblo y vió a su hija así, preguntó qué sucedía. Catalina con una mirada le dijo que se calmará, y le dió aquella carta que había cambiado por completo el estado alegre de Valeria.
El conde le habló un par de veces a su hija, ella seguía en trance.
— Debemos llevarla a sus aposentos. — Dijo el y Catalina se hizo a un lado para que su esposo cargará a su hija. Arturo llevo a Valeria hasta su cama y la dejo sobre ella. También le pidió a Leonor que se quedará a su lado. Después regresó con su esposa.
Catalina estaba subiendo las escaleras para ir a los aposentos de su hija.
— Valeria no está bien. No es momento de estar con ella.
— Al contrario, es ahora cuando más nos necesita. No podemos dejarla sola.
— Leonor la acompaña.
— Leonor es una niña, no sabra que hacer. Yo iré con mi hija.
— Catalina...
— Conde no me prohíba ir con ella. — Catalina sube y le dice a Leonor que vaya a sus aposentos, no quiere que su hija pequeña presencié una escena tan dolorosa. Leonor obedece y Catalina se queda con Valeria.— Hija no te pediré que dejes de llorar. Yo sé que esto es muy doloroso para ti, pero por favor háblame.
— Mamá no me dejes sola. Por favor. — Le dice Valeria y de nuevo se sumerge en su tristeza. Catalina le promete que se quedará con ella y pasa la noche ahí.
Al día siguiente Arturo le pide a una sirvienta que vaya a verlas, y le informe lo que sucede. La sirvienta sigue sus órdenes y va a los aposentos de Valeria, ella sigue dormida, y Catalina ya despertó.
— Mi hija dormirá un poco más el día de hoy. No quiero que nadie le molesté.
— Si condesa, lo que usted ordene. — Contesta la sirvienta, Catalina sale de los aposentos de su hija y van con su bebé, lo alimenta y cuida por un buen rato.
....
Valeria se despierta y toca la campana de su habitación, las sirvientas llegan de inmediato y le preguntan que se le ofrece, Valeria les pregunta por su madre.
— La condesa se encuentran cuidando del bebé.
— ¿Ha llegado un mensajero?
— No mi lady. Ninguno. — Responden ellas, Valeria entonces les pide que se retiren y ella baja. Le dice a su madre que quiere ir al funeral de Fernando. Catalina se niega inmediatamente, Sabe que ir le provocará más dolor, además el funeral es en el reino de Vielle, y para llegar deben viajar tres días.
— Madre quiero darle un último adiós a mi prometido. Por favor.
— No. Ya te he dicho que no. El viaje es muy largo, no importa si te vas hoy, no podrás estar presente en el funeral. — Valeria se resigna a no poder ir. Pues su madre tiene razón, aunque emprenda su viaje ahora no llegara.
....
Los días pasan, y Valeria empieza a cambiar los colores de su ropa, de amar las telas coloridas, pasa a vestirse solo con tonos oscuros. Catalina nota el cambio que ha sufrido su hija, y le dice que no esté triste, quizás más adelante conozca a otro caballero, y se enamore de nuevo. Valeria no comparte la misma opinión, ella no cree poder amar a otro como a Fernando.
— Hija. Ahora piensas así, pero hay muchos hombres buenos.
— Yo sé. Pero no creó que un día esté preparada para casarme con ninguno.
— Valeria. Deberías salir un poco. Ve al pueblo con tu hermana, o ve a montar a caballo.
— No quiero. Lo que me gustaría es visitar la tumba de Fernando.
— ¿Para qué? Eso te causará más dolor.
— Por favor. Si quiere aliviar un poco mi tristeza. permítame ir.
— Aunque yo lo permita, si tu padre no lo hace no podrás ir.
— Habla con él. Por favor. — Catalina no soporta ver a su hija en ese estado, y va con el Conde. El ahora está trabajando. Ella le toca la puerta, y el pregunta quién es. Catalina dice que el ella. El entonces la hace pasar, lo que sus ojos ven a continuación la lastiman, pues el está dándole un regalo a otra mujer. Y está segura que es la concubina.
— Conde no quise ser inoportuna. Sí usted está ocupado puedo regresar más tarde.
— No. Dime ahora lo que deseas. — Catalina observa a la mujer, el conde entiende y le pide a está que se retiré. La mujer se va.
— Valeria quiere ir a visitar la tumba del marqués Fernando.
— ¿Viniste a pedirme permiso?
— Si.
— No quiero que mi hija vaya al reino de Vielle.
— Conde por favor. Valeria está muy triste. No me gusta verla así.
— Ella empeorará si la dejo ir.
— Se quiere despedir de el. Permita su salida.
— ¿Qué me darás si lo permito?
— ¿Qué desea? — El conde la observa de pies a cabeza. Catalina parece entender sus pensamientos.
— ¿Su concubina no lo satisface?
— No tiene experiencia. No sabe lo que me gusta. Tú si. ¿Aceptás?
— Es usted un... Aprovechado.
— ¿Esa es tu repuesta?
— Primero iré con mi hija a Vielle, al volver iré a sus aposentos.
— ¿Cómo se que cumplirás?
— Si no quiere... — Catalina se va dar por vencida.
— Aceptó. — Dice el rápidamente, no quiere perder la oportunidad.
— Valeria y yo partiremos está tarde.
— Bueno. — Catalina sale del despacho de su marido y va con Valeria, le informa que pueden ir. Y ordena a dos sirvientas que preparen lo necesario para el viaje.
....
En el camino se quedan en una posada a descansar, y vuelven a emprender su viaje hasta llegar. Catalina, el bebé, y Valeria llegan al cementerio, ahí Valeria busca la tumba de su amado. Ella ve el nombre de Fernando y deja un ramo de flores que lleva desde su jardín para el. Se ven un poco marchitas, pero las sembró ella misma, por eso se las llevo. Ella se inclinada sobre la tumba y lo saluda.
— Buenos días Fernando. — Dice ella con unas lágrimas. — No pensé que te vería así. No alcanzamos a casarnos, ni siquiera alcance a decirle lo mucho que lo amo. — Catalina se siente triste al escucharla. — Todos los días de mi vida me reprochare el nunca habérselo dicho. Tenía miedo de no escuchar lo mismo de sus labios, y elegí el silencio. Si todavía me puede escuchar, le digo que lo amo. Lo amo mucho.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 94 Episodes
Comments
Sandra Mejia
Yo creo lo mismo, el príncipe se enamoro de ella y trataron eso.
Lo otro que 🤔 el no quería renunciar a ser general y también lo hizo.
Y la mamá q no le gustó q ella quería tener 3 o 4 hijos esa,vieja quería q ella pariera asta no decir más pues x q ella no pudo ?
2024-06-25
3
Edith Zenteno
Ummmmm será verdad, tal vez el Príncipe provoco la muerte o lo mandaron lejos he hicieron creer que murió, es raro
2024-03-24
8
Cruz Mejia
lo que no se dice en vida no es escuchado después de muerto,en vida hermano en vida, me encanta este poema.
Catalina debería tomar como ejemplo lo que le pasó a Valeria y hablar con el conde y sacar todo lo que le molesta
2024-02-12
1