Un mes después, Valeria está más emocionada que nunca, ya está a sólo unas semanas de ser la esposa de Fernando. Y su madre está a sólo unas semanas de tener a su hermano, ella ha visto el embarazo de su madre y se siente emocionada por estar así. Lo que más desea es poder tener muchos hijos con su futuro esposo. Pero mientras ese día llega ella debe buscar el vestido de novia. Hoy la visitará la costurera, ya debe tener listo su vestido, así que lo probará.
— Hermana la costurera ya está aquí. — Le dice Leonor, entrando sin tocar, Valeria cree que no es momento de regañarla, así que le dice a una de sus sirvientas que la llamé a la costurera a los aposentos de su madre, pues quiere saber si a ella le gustará.
Luego de dar órdenes va con Catalina, le toca la puerta y su madre la deja pasar. Ella está acostada, pues tiene una enorme panza y siempre se levanta tarde.
— Buenos días, madre.
— Buenos días Valeria.
— La costurera ya vino.
— Me levantaré ahora mismo, quiero verte ese vestido puesto.
— No madre. Ya le pedí a una sirvienta que llame a la costurera a tus aposentos. Así me dirás si amas el vestido que elegí.
— Gracias hija. No me quería perder ese momento.
— No lo perderás. — Valeria le sonríe, en eso tocan la puerta y entra la costurera con su ayudante y una sirvienta de la finca. La costurera saca un hermoso vestido rojo, pues es el color que usan las novias en sus bodas. Valeria queda impresionada con aquella belleza.
— Es un vestido hermoso. — Dice Catalina.
— Ayúdenme a probarlo. — Las sirvientas de inmediato empiezan con su labor. Unos minutos después Valeria ya tiene puesto su vestido de novia. Ella se ve muy feliz.
— Mi lady se ve hermosa.
— Serás la novia más hermosa de este reino. — Afirma su madre con lágrimas en los ojos.
— Madam Simonetti, usted hizo un vestido mágico. No tengo palabras para describir lo hermoso que es.
— Mi mayor honor es que es vestido sea de su agrado mi Lady.
— Lo es. Gracias por hacerme el vestido de novia más hermoso.
— Lo que mis clientes piden es lo que haré.
— Ayúdenme a quitarme el vestido, y lleven Madam Simonetti por su paga. — Dice Valeria a sus sirvientas.
— Si mi Lady.
....
Horas después en el comedor Valeria y su hermana hablan mientras esperan a sus padres.
— Leonor no pareces feliz.
— No lo estoy. En poco tiempo ya no viviremos juntas, te irás con tu esposo a otro Reino.
— El marqués y yo todavía no hablamos de eso. Tal vez nos quedemos a vivir aquí.
— ¿Y si no es así?
— Entonces podrás visitarme, y podré visitarte.
— Son tres días de camino.
— No importa. Yo te visitaré.
— ¿Estás pensando en aceptar irte con el si te lo pide?
— Mi lugar es al lado de mi esposo. Debo seguirlo a dónde sea. Tú misma lo dijiste antes. — Leonor está por dar una negativa, pero es interrumpida por su padre y madre, ellos vienen juntos, Arturo le acomoda la silla a Catalina y luego se sienta al lado de ella. Posteriormente llegan Romeo y Abel. Todos empieza a comer, pero las cosas cambian cuándo Catalina empieza a tener dolores. Arturo pregunta que pasa y ella dice un ya viene. El entiende y le pide a una sirvienta que llamé a la doctora, y el se lleva a Catalina en brazos.
Todos en la mesa se quedan viéndose los unos a los otros.
— ¿Quién viene? — Pregunta Abel. Y Valeria lo entiende.
— Todos a sus aposentos.
— Pero...
— A sus aposentos. Ya. — Sus hermanos obedecen y ella se va al lado de su madre. Arturo le pide que se vaya, ella no debe estar ahí, pero Catalina le dice que está bien, Valeria pronto será esposa y probablemente se convierta en madre, así que ya puede conocer lo que le espera.
.....
Valeria presencia el nacimiento de su cuarto hermano, eso la llena de felicidad. Y también de un poquito de miedo.
— Felicidades condesa, tuvo un hermoso varón. — Dice la doctora. Valeria espera a que limpien a su hermano y lo carga en sus brazos.
— Madre mi hermano es hermoso.
— Quiero sostenerlo. — Pide Catalina, y Valeria se lo lleva.
....
Días después mientras Catalina cuida a su bebé el conde entra a verlos.
— ¿Cómo están?
— Bien conde.
— Después de tener un hijo siempre te ves más hermosa. — Dice el. Luego le da un beso en los labios que ella no tarda en rechazar.
— Creó que ya terminé. — Dice ella.
— ¿Terminaste qué? — Pregunta el.
— Ya le he dado tres hijos varones. No creó que necesite uno más.
— Los hijos no se tienen por necesidad.
— Eso no fue lo que usted me hizo pensar después de mis dos abortos.
— ¿Catalina a dónde quieres llegar?
— A que ya no pienso cumplir mis deberes.
— No puedes hacer eso.
— Si puedo. Se que soy su esposa, y que es mi obligación complacerlo en la cama, pero eso se acabó. No deseo continuar.
— Puedo obligarte. ¿Eso quieres?
— No. Para solucionar eso, le daré permiso para tener una concubina, si una no le es suficiente puede tener dos o tres.
— Nadie pidió tu permiso. No quiero una concubina, te quiero a ti.
— Yo no lo quiero a usted. Esté es el último hijo que le doy, ya no iré a sus aposentos, y usted tampoco vendrá a los míos.
— No puedes...
— Si puedo. Váyase. Mi hijo se acaba de dormir. No quiero que despierte. — Arturo sale de los aposentos de su esposa, no sin antes verla y notar que ella no tiene su mirada en el.
— Está bien. Tomaré una concubina. Iré a buscar una adecuada al pueblo. — Catalina asiente. El se enoja con su indiferencia y se va.
....
Valeria está viendo su vestido de novia, ya imagina ese día, ella entrando al lugar de la ceremonia, Fernando esperando con una sonrisa, su madre, hermanos y abuela sentados en la primera fila. Sueña despierta.
— Lady Valeria. — Ella se da la vuelta y ve a su dama de compañía.
— ¿Qué haces aquí?
— Perdón mi Lady. Toqué la puerta pero usted estaba distraída.
— ¿Tengo visitas?
— Si.
— ¿Mi prometido?
— No. Un mensajero.
— ¿Un que?
....
Valeria baja y encuentra al mensajero con una bandera doblada en las manos y una carta sobre ella. Valeria no conoce bien el significado de una bandera, pero por la cara del mensajero no debe ser nada bueno.
— ¿Lady Valeria? — Pregunta el.
— Si.
— El rey de Vielle le envía ésto. — Valeria abre la carta lee lo que está escrito y al terminar sus ojos están llenos de lágrimas.
— Ésto no puede ser verdad.
— Lo siento. — El mensajero deja la bandera sobre las manos de una sirvienta y se va. Valeria cae al piso y empieza a llorar y gritar. Leonor la escucha y va a preguntarle qué sucede.
— Murió.
— ¿Quién murió?
— Fernando. Fernando se murió. — Dice ella aún llorando.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 94 Episodes
Comments
Beatriz
Seguro lo mando de carne de cañón como lo hacía Simón Bolivar cuando le interesaba una mujer y ella estaba casada o comprometida; los mandaba al frente del comando para que se lo bajaran
2024-08-03
1
Alexandra Romero
UPS tendrá algo que ver el principito??????
2024-07-07
1
Odalys Yrady
un te amo lo solucionaria
2024-06-03
2