En la fiesta Catalina se encuentra con su primo y la esposa de esté. Ella se alegra mucho al saber que hizo su vida y ahora tiene una familia.
— Lady Catalina. Es un honor conocerla. — Saluda la esposa.
— El honor es mío. ¿Cómo han estado?
— Muy bien mi Lady. Espero que se encuentre mejor de salud.
— ¿Por qué lo dice?
— Le enviamos una invitación para nuestra boda, hace tres meses, y usted respondió que se encontraba enferma. — Catalina no recuerda haber recibido tal invitación, y tampoco haberse encontrado enferma en esa fecha.
— Si. Estaba un poco mal. Pero ahora estoy muy bien. Tal vez podamos tomar el té el próximo viernes.
— Será un honor acompañarla.
...
Valeria es mandada a llamar por su padre con un sirviente, ella de inmediato va a su lado, esté ya está con su madre en el carruaje. Valeria no hace preguntas. Sube y el cochero tira de los caballos.
....
En la finca Valeria se va a sus aposentos y Catalina a los suyos, dónde el conde entra sin su permiso.
— ¿De qué hablaste con tu primo?
— Cosas de familia Conde.
— Dímelo.
— Hablamos sobre la invitación que no recibí. La que usted seguramente desapareció.
— Muchas cartas llegan a la finca. Puedo revolverse con las otras.
— ¿Por qué intenta explicar? ¿Acaso le importa lo que yo piense, sienta o quiera?
— Catalina no me hables así.
— ¿Por qué Conde? ¿Qué me va hacer? ¿Me va encerrar, golpear, o tal vez amenazar?
— Catalina.
— Las peores cosas ya las he vivido a su lado. Lo único que deseo todas las noches es que mis hijas no tropiecen con un hombre como usted.
— ¡CÁLLATE CATALINA! — Grita el conde y la agarra de los hombros. — Yo... Yo he intentado que tú... — Él no termina de hablar. — ¿Por qué es tan difícil que tú...?
— Suélteme. — Ella lo empuja. — Estos son mis aposentos. Váyase.
— En tus aposentos o en los míos tú sigues siendo mi esposa. — El conde la tira sobre la cama, y se pone encima de ella.
— Suélteme. — Catalina le da una bofetada, él se enoja, lo demuestra en su mirada, ella piensa que la golpeara también y aprieta los ojos, luego siente una caricia en él rostro y los abre. Su esposo la está viendo con culpa, o eso le parece.
— Catalina, yo te... — Ella siente su estómago revuelto y le suplica que se quite de encima, él se quita y ella vomita en el piso. — ¿Catalina estás bien? — Ella continúa vomitando, Arturo llama a las sirvientas para que limpien, y a otro lo envía por la doctora. Luego se lleva a Catalina a sus aposentos para que él pueda cuidarla mientras espera.
...
Valeria escucha a los sirvientes pasar de un lado a otro, ella se levanta para ver qué está pasando, va a los aposentos de su madre y pregunta a una criada dónde está ella. La criada responde que con el Conde, y Valeria va a los aposentos de su padre, Valeria no sabe si ir o mejor volver a dormir.
...
En los aposentos del Conde, Catalina aún tiene un mal semblante, pero ya no quiere estar con el.
— Conde no necesitaba traerme aquí. Mis aposentos ya deben estar limpios.
— Llamé a la doctora.
— No tengo nada grave.
— ¿Cómo estás segura?
— Por qué me siento muy bien. Solamente sentí asco por lo que usted intentó hacerme.
— Las veces que te he llamado a mis aposentos no pareces muy asqueada.
— Usted quería abusar de mi.
— No era lo que yo quería. Nunca lo he hecho.
— ¿Debería agradecerle?
— Ya basta Catalina. No me gusta que me trates así. Yo te...
— ¿Me qué? ¿Me mantiene? Usted lo prometió, debe cumplir su promesa.
— ¿Acaso no ves que te A..? — El Conde es interrumpido por unos golpes en la puerta.
— Padre, soy yo. ¿Me permite entrar?
— Entra. — Dice el Conde.
— ¿Madre está bien? Las sirvientas dijeron que...
— Estoy bien Valeria. Vete a tus aposentos, debes descansar. — Catalina no quiere a su hija ahí.
— Madre permítame permanecer a su lado. Quiero cuidarla.
— Valeria vete a tus aposentos. Ahora. — Dice su padre, y esta no se atreve a desobedecer.
— Si padre. — Ella les hace una reverencia y se va. Apenas sale su madre se quita la sábana y se levanta.
— ¿A dónde crees que vas?
— A mis aposentos. No crea que dormiré con usted.
— Te quedas aquí hasta que la doctora diga que tienes.
— Ya le he dicho que no tengo nada.
— Te quedas y no discutas. — El la mete a la cama y la tapa de nuevo. Unos golpes suenan nuevamente y el conde hace pasar a quien toca. Es la doctora. Ella revisa a la condesa y da buenas noticias.
— Felicidades. La condesa está embarazada. — Catalina no se sorprende, pues ya lo sabía, pero no quería que el Conde lo supiera. La doctora siente que no debió decir nada, pues los dos se quedaron callados, ella se empieza a sentir incómoda y decide retirarse.
— ¿Ya lo sabías verdad? — Pregunta Arturo a su esposa. Está no responde. — ¿Por qué nunca me dices que estás embarazada?
— ¿Me puedo ir a mis aposentos? — Catalina cambia el tema.
— Me ocultaste a Valeria cuatro meses, me ocultaste a Romeo casi cuatro meses, ocultaste a Leonor tres meses, me ocultaste a Abel, y ahora me ocultas a esté bebé. ¿Por qué siempre me ocultas a mis hijos? — Pregunta el muy enfadado, Catalina no responde por unos minutos. — Contestame. — Dice el enojado.
— Para que usted no me eche la culpa si llego a perderlos. — Responde ella con lágrimas en sus ojos. — Ya lo sabe. ¿Ahora sí me puedo ir? — Catalina también se altera.
— Estaba enojado ese día. No sabía lo que decía, era tu segundo aborto y...
— ¿Y usted piensa que a mí no me dolió? Yo sufrí más que usted, pero no lo culpe cómo lo hizo conmigo.
— Catalina...
— ¿Me puedo ir? — Arturo al verla triste decide irse el.
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Beatriz
Que matrimonio tan tóxico y si la ha tomado a la fuerza obligándola a acostarse con él para “cumplir sus deberes”. Violacion consentida sin importarle lo que ella sienta. Pobres niñas maduradas biches y sufriendo a tan corta edad
2024-08-03
1
Cruz Mejia
los dos han cometido errores y ninguno es capaz de reconocerlos y sincerarse, tantos años y guardan rencores y el orgullo puede más
2024-02-11
13
Fiorela 🌹🌼🌺🌷🌸
los dos son orgullosos, pero creo más ella que siempre está a la defensiva, no lo deja hablar.
2023-09-14
2