Capítulo 9: El silencio de los secretos

— ¡Por la derecha!

— Entendido.

Levanté la mano para invocar magia. El suelo comenzó a tornarse de color azul escarlata mientras congelaba a las criaturas en forma de lobo que comenzaban a rodearnos, luego, Victoria saltó en el aire con su espada y la llenó de un aire electrizante hasta dar un último golpe en área. Sus habilidades eran realmente sorprendentes y lo era más cuando lo combinaba con la espada. Las criaturas no tardaron en caer en pedazos cuando acabamos con todos ellos.

— ¿Esta es una manera de práctica? No sabía que te detenías a enfrentarte a esas criaturas. —Victoria envainó su espada a la cintura.

— De hecho, no. —Respondí.

— ¿Entonces?

Yo giré la mirada hacia Emma, que estaba dentro de una burbuja mientras ella comía un poco de carne en salsa con una sonrisa.

— Ah, claro, es la hora del almuerzo. —Volvió a decir Victoria.— Supongo que tú no vas a comer.

Yo negué con la cabeza.

— Estaré vigilando el perímetro.

Salté hacia uno de los árboles con agilidad y comencé a moverme por las ramas. Ambrosía es un pequeño pueblo dentro de un denso bosque y aunque habíamos logrado llegar al pueblo, no había rastro alguno de un demonio, así que lo más seguro es que se esté movimiento por los alrededores.

— Sí, debe ser por aquí.

— ¿Realmente van a pagarnos si lo matamos?.

— Una cantidad enorme, debe ser un monstruo de grado legendario.

Me quedé sentado sobre unas ramas altas de un roble mientras escuchaba su conversación. Incluso algunos aventureros estaban buscando al demonio por pedido de varios gremios a cambio de dinero. No debe ser sorpresa que algunos hayan muerto de un mordisco como aquel Secretario. Me di cuenta que ese demonio tenía una piel excesivamente dura, incluso por palabras de Seraff, yo utilicé un hechizo que toma hasta 10 años de práctica y aún así, terminé agotado por el exceso de maaná.

De acuerdo a Victoria, los mounstruos están catalogados por rango: los de grado simple, pequeños mounstruos que parecen jabalíes o cerdos que no poseen conciencia, los de grado superior que son mounstruos que llegan a la altura de una persona común, como los lobos de hace momento, luego están los de grado épico que son bestias más altas o agresivas, y finalmente los de grado legendario, mounstruos que son difíciles de encontrar, incluso en los dominios.

— Sigamos por acá. —Murmuró uno de ellos y el resto del grupo comenzó a caminar.

Esos aventureros iban a dirigirse al Este, estoy seguro de que deben tener más información sobre el paradero del demonio. Me levanté sobre las ramas para volver a regresar con Emma y Victoria.

Pero mientras yo avanzaba entre los árboles, me di cuenta que estaban en problemas.

— ¿Cuanto pagaban por una mujer?.

— Creo que algunas monedas de oro, además, esta niña ni siquiera habla, apenas nos darán una moneda de bronce si tenemos suerte.

Me quedé escondido detrás de un árbol solo para escuchar la conversación de esos hombres. Victoria y Emma permanecían encerradas en una especie de jaula con sellos, mientras trataban de gritar, en vano. Alrededor de ellas, había algunos tipos con carruajes con más jaulas, como si no fuera coincidencia. No era difícil suponer que se encargaban a la venta ilegal de personas.

No puedo perder tiempo.

Salí del escondite caminando, lo que le dió tiempo a esos tipos de observarme y ponerse a la defensiva.

— Parece que viene el héroe de las señoritas.

— Oye, esas ropas..

Algunos sacaban sus armas listos para luchar, pero mi rostro seguía inexpresivo mientras yo seguía avanzando. Era extraño, pude sentir el miedo de algunos con mi presencia, ¿Se debe al poder de Seraff dentro de este cuerpo?.

Aun así, yo permanecí en silencio.

Y de pronto, una cabeza cayó al suelo.

— ¿Qué? ¡Jefe!

Una, dos y más comenzaron a caer.

Yo comencé a moverme a velocidad de la luz entre ellos. Mientras unos no sabían que yo estaba detrás de ellos, otros se asustaban y corrían hacia el bosque, incluso hay quienes se dirigían hacia los caballos. La sangre salpicada lo suficiente, como un río que bajaba por una cascada pero de sangre. Todo se veia tan sangriento, hasta que percaté que Victoria estaba ocultando los ojos de Emma.

Una vez que se fueron, yo me acerqué a la jaula.

Según lo que leí en la Biblioteca, los sellos son un sub-derivado de la magia de la luz, que es la combinación de los cuatro elementos y por supuesto, de la cual está compuesto este cuerpo. Así que solo tuve que levantar mi dedo para que el sello se deshiciera. Cuando la jaula se abrió, no importa que yo estuviera sucio de sangre, Emma se aferró a mi pierna con una sonrisa de alivio.

— Yo.. no diré nada, gracias.

Victoria tampoco dijo nada acerca de cómo asesiné frente a ella. Bueno, ella dijo que me iba a seguir sin importar qué, así que no me tomaré la molestia de explicarle como un niño engreído me está amenazando. Además, tengo que encargarme de aquel demonio y yo necesitaba calentar el cuerpo. Me giré para poder seguir caminando, con Victoria y Emma siguiéndome.

Tardamos un poco en caminar, quizá algunas dos horas más pero cuando escuchamos una explosión a unos cuantos kilómetros, supimos que estaba ocurriendo algo. No había duda, debe ser ese demonio.

Poco a poco los árboles del bosque desaparecían a nuestro alrededor y nos estaba llevando hacia un acantilado. Al final del camino, una enorme criatura con forma de oso con alas estaba ahí, gruñendo con ojos rojos. No estábamos solos, habían algunos aventureros estaban luchando, unos sudaban y otros ya estaban heridos, con varios Magos sanando heridas.

Pocos intentaban detenerlo con magia mientras que otros guerreros levantaban sus espadas y escudos para atacar de cerca. El gigantesco oso solo levantó la mano y algunos salieron explotados de ahí, su fuerza era peligrosa.

— Alejense de aquí si no quieren salir heridos.

Un tipo enorme con armadura nos habló, tenía la cabeza vendada. Parece que él ya había sido herido.

— No te preocupes, nosotros..

Me atreví a interrumpir a Victoria.

— Quédate con Emma y retrocedan.

— ¿Qué?.

— Oye niño, esto no es un juego, vete o podrías morir. —El tipo de armadura se acercó a mi, había una expresión de enojo en su rostro y yo entrecerré los ojos.

Pero no respondí.

Su mirada estuvo en mí durante unos segundos, hasta que elevó la mirada hacia mi pelo. Creo que eso fue suficiente para hacerse una idea del rumor que circulaba sobre mí. Sin esperar más, yo avancé hacia los guerreros y magos que seguían luchando y que parecían agotados.

Levanté mi mano y la moví hacia el frente como si fuera un corte, al principio no se observó nada pero conforme avanzaba con el viento, una ola de fuego avanzó en dirección del demonio. El ataque fue el único que tuvo tamaño suficiente para hacerlo tambalear hacia atrás, por lo que mi presencia comenzó a alertar a los demás a mi alrededor.

— ¿Ese no es..?.

— ¿No es el tal Luminor?.

— Dicen que incendió el Santuario y asesinó al Rey de Galia.

No importa a donde vaya, siempre habrá murmullos detrás de mí, era un fastidio.

Aunque mi ataque no lo hirió para nada, fue el único que lo hizo retroceder un poco. No quería usar maaná pero si no lo hago, nunca va a ser destruido. Tomé un fuerte respiro. Alcancé a memorizar algunos hechizos en la Biblioteca, debe ser suficiente para matarlo, sin importar el costo. Junté mis manos y un enorme símbolo apareció en el suelo, lo suficiente para encerrar al demonio y al resto de los demás.

— Prisión de fuego.

Luego de concentrar el maaná en mis manos, firmes líneas salieron del símbolo para levantarse como pilares. El demonio había sido encerrado sobre el círculo que yo invoqué y para desgracia de otros, también encerró a algunas personas.

— ¡Hey!

— ¡Oye, sácame de aquí!.

Pero no pude evitarlo, la prisión parecía ser suficiente para contener al demonio, y no pasó mucho para que enormes llamas comenzaran a consumir su interior. Yo cerré los ojos para seguir concentrándome y hacer que toda la prisión se incendiara, incluso si eso conllevaba algunas víctimas inocentes.

No vengo a ser un héroe, después de todo.

Pesados gritos comenzaron a sonar por el acantilado. Algunos me gritaban que me detuviera y otros veían como el demonio parecía debilitarse, por lo que me animaron a continuar. De cualquier manera, era más maaná del que podía soportar, así que sin importar de que yo vomitara sangre, seguí concentrado en el hechizo.

— ¡Wah!

Escuché un grito detrás de mí.

— ¡Emma! ¡Espera!

Por un momento mi concentración estaba fluctuando, y cuando sentí una pequeña mano en mi pierna, abrí los ojos para mirar hacia abajo.

— "Seraff te va a torturar si agotas tu maaná otra vez"

!!

Pero..

Emma.. ¿Está hablando? No, lo más importante, ¿Cómo sabe de Seraff?.

Paff

Mientras yo permanecía desconcentrado, el demonio estiró unos buenos metros su lengua hacia mi dirección y se clavó en mi pecho. Me quedé inmóvil por unos segundos hasta que el demonio levantó mi cuerpo. La prisión se evaporó cuando yo separé las manos, y mi cuerpo comenzó a moverse hacia el demonio, específicamente hacia su boca. Yo chasqueé con la lengua.

— ¡Estoy.. harto de los Dioses!

Una vez que yo estuve atrapado en su boca, conjuré magia de oscuridad. Ese tipo de magia donde la magia de la luz se transforma por la esencia de emociones negativas. Una enorme explosión estalló y el demonio cayó hacia atrás sin cabeza junto a mi, hacia el vacío del acantilado.

Extendí la mano cuando un objeto estaba volando cerca de mí y me aseguré de tomarlo y apretarlo con mi mano, en el aire. Era el corazón. Una vez que lo hice, los restos del demonio comenzaron a desaparecer. Pero yo seguí cayendo.

— ¡Luminor!

Solo pude escuchar la voz de Victoria mientras yo caía, con una herida en el pecho.

Y con el pensamiento de que Emma sabía algo más de lo que aparenta.

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