Capítulo 4: Dentro de las enormes paredes de un Castillo

Aircraft

El planeta en sí, se llama Aircraft. Tiene actualmente cuatro continentes: Rizz, Asgard, Saitas y Hills.

Por un lado, Rizz es conocido por ser el continente más grande del mundo. Aquí se encuentran todos los héroes que alguna vez nacieron y lucharon por el mundo en el pasado, como la Gran Guerra de las Torres. Como un continente que se centra en la lucha, muchos pelean constantemente en los dominios, espacios sellados por los héroes del pasado con innumerables mounstruos. Su capital, es Galia, ciudad donde me encuentro ahora.

Luego, Asgard, es un continente donde yacen los seres mágicos, desde el árbol sagrado de las hadas, hasta los mares de las sirenas y el castillo de los elfos. Con respecto a Saitas, no hay mucha información, pero se sabe que es conocido por ser el continente de los oscuros, numerosos vampiros y hombros lobos luchan día a día por territorios. Finalmente Hills, un continente de mucha paz, no hay mucha pelea ahí, es por eso que comerciantes, cansados de tener que presenciar peleas o guerras, se dirigen ahí para una vida más pacífica.

— Eso dice este libro..

Yo moví los dedos frente a mi mientras el libro flotaba en el aire, la presión del aire se acentuaba bajo el libro, lo suficiente para que estuviera a mi altura. Yo mantuve los brazos cruzados ya que solo leía con detenimiento.

Había transcurrido tres días desde que llegué a la ciudad y todos los días me quedé en la Biblioteca para aprender un poco de este mundo. También aprendí a controlar un poco mi maaná, es como respirar. Si expulso todo el aire de los pulmones una y otra vez, llegará un daño constante al cuerpo pero si exhalo de manera suave, el aire eventualmente saldrá, sucede lo mismo que el maaná.

Levanté mi mano para observar mis dedos.

También aprendí que en Aircraft tiene cuatro elementos primordiales: fuego, agua, viento y tierra y la magia siguiente son sub-derivados de los principales, en consecuencia de la combinación de los mismos. Como el hielo que combina el agua con el viento o lava que combina el fuego con la tierra.

Generalmente se necesita hacer un conjuro en voz alta para manifestar la magia, si eres un mago avanzado, puedes omitir hablar con solo pensar. Solo yo puedo conjurar magia sin saber el hechizo, esto se debe a que este cuerpo está hecho con el 2% de poder de Seraff, Dios de Aircraft.

Bajé la mirada a Emma que tiraba de mis ropas, ella pronto señaló a un lado. Cuando levanté la cabeza, me di cuenta que todos en la Biblioteca me observaban con curiosidad y otros, por supuesto, con temor.

Aunque los tonos de cabello de colores puede ser algo normal aquí, el color blanco simplemente no es común, en ningún lugar. Así que debieron suponer quien soy por este cabello y los ojos grises.

Ya no se puede leer un rato en paz luego de incendiar un Santuario.

Al poco tiempo, la Biblioteca fue irrumpida por personas que portaban uniformes y armas en sus manos. Al juzgar por el escudo, supe que trabajaban dentro del Castillo. Me giré hacia ellos cuando se acercaron a mí, eran más pequeños que yo.

No, de hecho creo que este cuerpo mide unos 1.90 aproximadamente.

— ¿Usted es el Apóstol Luminor?. —Preguntó uno de los guardias cuando se acercaron.

¿Apóstol?

— Elimine el Apóstol y si, soy yo.

La gente a mi alrededor parecía seguir viendo la escena. No debe ser común que los guardias reales se acerquen de esta manera.

— El Rey solicita verlo, por favor acompañenos.

Yo levanté una ceja.

¿Por qué un Rey querría verme?.

Por un momento pensé que quizá puedan llevarme a juicio por lo que hice. No sería raro que me arresten luego de quemar un lugar sagrado. En mi anterior vida estaba asustado por lo que pudiera sucederme con un juicio pero esta vez, tengo suficiente confianza en mí mismo de escapar si lo necesito.

Incliné la cabeza hacia abajo para mirar a Emma y levanté mis manos para gesticular.

— "Esperame aquí"

Ella parecía preocupada pero simplemente asintió con la cabeza.

Salí de la Biblioteca rodeado de guardias reales. Así que fue un momento en que la gente de la ciudad nos observaba con sorpresa y también, los murmullos entre la gente no se hicieron esperar. Pero a mí no me importaba eso, simplemente debo convertirme en el villano para que se deshagan de esa imagen de héroe sobre mí.

Una vez que atravesamos las enormes puertas, me percaté que algunos sirvientes se movían de un lado a otro por el castillo. Algunos llevaban cajas, otros jarrones con flores, es como si algo fuera a suceder.

Los Guardias me guiaron a una enorme Sala donde las puertas se abrían solo cuando anunciaron mi llegada. Avancé en medio de una alfombra roja de terciopelo y había cientos de retratos pintados a óleo, como para remarcar a los anteriores monarcas del Reino. Una vez ahí, me quedé de pie, ni siquiera me tomé la molestia de arrodillarme al hombre frente a mí.

Un señor con barba me observaba desde su trono, con una corona que parecía indicar que él era el Rey.

Me quedé en silencio para esperar que hable primero.

— Oye..

Los Guardias intentaron detenerme debido a mi comportamiento, supongo que yo debía presentar mis respetos o algo así pero el Rey solo levantó la mano para detener al Guardia.

— Así que, este es el famoso Lágrima de Dios, esperaba algo más asombroso.

— Y yo esperaba a un Rey menos panzón, debe ser divertido comer todo el dinero del pueblo. —Espeté.

Pero los Guardias hicieron que yo cayera sobre mis rodillas y sus armas apuntaban peligrosamente sobre mi cuello. Al contrario de lo que esperé, el Rey solo rió por mi comentario.

— Y además tiene una lengua filosa, que gracioso. Bien, se añadirá a uno más a tus cargos. Ahora, dejame preguntarte algo, ¿Fuiste tú quien ocasionó el incendió del pueblo de Ambrosía?.

Ambrosía..

Si no mal recuerdo, creo haber leído ese nombre en algún lado. Luego, en mi mente apareció Emma, supongo que se debe a aquel incendió con los ladrones.

— Si, fui yo. —Respondí.

— No es cierto.

De pronto, a través de las enormes puertas apareció una mujer, una mujer que caminaba hacia nosotros con un uniforme distinto al de los Guardias Reales. Una vez que estuvo cerca, me frunció el ceño antes de dirigirse al Rey.

— Padre, Luminor no fue el causante del incendio de Ambrosía.

¿Padre? Entonces esta mujer debe ser la princesa de Galia. Pero para ser princesa está vistiendo un uniforme donde la forma de sus piernas está a la vista. En una época antigua, en mi mundo, se hubieran arrancado el pelo de la vergüenza.

— Silencio Victoria, esto no tiene nada que ver contigo.

— Yo misma me dirigí ahí, tienes que creer..

— ¡Guardias! ¡Llevense a Victoria hasta sus aposentos y no la dejen salir!.

Parece que no tienen una buena relación de padre e hija.

La mujer fue tomada a la fuerza por los Guardias y sus palabras al Rey no fueron más que en vano. Una vez que ella se había ido, el Rey volvió a mirarme, yo permanecí estoico.

El dorso de mi mano empieza a picarme.

— Luminor Von Kleist, serás sentenciado a la horca en los próximos días por tus crímenes a la humanidad. El permiso del Santuario para tu ejecución llegó hoy, así que no esperes que los Sacerdotes te ayuden. Llevenlo al calabozo.

Tengo tantas preguntas en este momento que no sé cómo reaccionar. Así que simplemente seguí a los Guardias que me llevaron al calabozo. Como mis manos habían sido atadas atrás de mí cuando me obligaron a arrodillarme, me fue imposible aplacar la comenzón de mi mano.

Observé a mi alrededor, el calabozo era muy oscuro, ni una ventana y toda la estructura de piedra, para cualquiera, esto debería ser un auténtico infierno. Me quedé de pie para acercarme hasta los barrotes.

No pensé que yo tuviera apellido.

Luminor Von Kleist.

Siendo realista, me puse a investigar todo acerca de este mundo pero no sé nada de mí. En segundo lugar, el que haya incendiado el Santuario parece que ha hecho que yo ya no sea visto como una divinidad. De lo contrario, los del Santuario no hubieran aprobado mí ejecución, parece que dejaré el título de "Lágrima de Dios" dentro de poco.

Tercero, el rostro de esa mujer Victoria se me hizo conocido pero dudo mucho que yo la haya visto antes, quizá ella pueda saber más de este mundo y de mí que los libros.

Volteé la mirada de reojo para ver cómo mis manos seguían atadas detrás de mí, una peculiar comezón. Si no la hubiera sentido, yo ya hubiera huído de aquí pero me detuve ya que esta puede ser otra señal de Seraff. Además, había mucho movimiento en el Castillo.

— Esperaré un poco más.

— ¿Con quién hablas?.

Bajo la tenue luz de una simple vela dentro del calabozo, la mujer que irrumpió en la Sala hace poco, apareció cerca de los barrotes para observarme.

— Ese no debería ser su problema, Princesa.

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