-Megan.- Algo suave golpeo mi cabeza.-Megan levantaté, ya estoy aquí.- No sabia en que momento me habia quedado dormida, y si lo que quería mi amiga era despertarme, sus gritos y golpes con la almohada, lo habían logrado.
-¿Por qué eres tan tonta?- Pregunté sentándome en la cama.- Maldita perra.
-Porque soy tu amiga desde hace mucho tiempo, y juntarse contigo vuelve tonta a las personas.- Respondió riendo, mientras entraba en el baño de su habitación. Estaba tan dormida todavía, que por poco ni recuerdo que Lina había tenido una cita con Marcos, así que, de un salto me levanté de la cama y me metí con ella en el baño.
-¿Y? ¿Cómo te fue?- Pregunté ansiosa, mientras ella se cepillaba los dientes.
-No lo sé, lo unico que te voy a decir, que pienso que no va a funcionar.- Estaba empezando a creer que el problema de sus relaciones amorosas, era ella, solamente ella.- Igual quedamos en salir una vez más.
-Tan mal no estuvo entonces Lina.- La miré frunciendo el ceño.- Si hubiese sido un fracaso no volverías a salir con él.
-No, no estuvo tan mal, solo que no tenemos muchas cosas en común, no sé, creo que ya no lo veo tan perfecto como antes, ya no me interesa.- Dijo levantando ambos hombros.
-Ay amiga.- Suspiré.- ¿Nunca escuchaste decir que los polos opuestos se atraen? Si tuviesen demasiadas cosas en común, seria aburrido.
-Si, algo así como tú y Scott.-Dijo sonriente.-Entre ustedes todo es opuesto, creo que por eso se atraen
-Aunque pensándolo bien.- Me quedé meditando unos segundos.- Solo se atraen, pero nunca se comprenden.
-Ya arruinaste todo Megan, siempre igual de amargada la señorita.- Gritó, señalandome con su cepillo de dientes.- Creí que ya habíamos hablado todo esto, y lo habías admitido, no entiendo porque quieres seguir negando lo que te pasa con Scott.
-Bueno, no te pongas loca.- Grité.- Ya no quiero seguir hablando de ese tema.
-Todo el tiempo luces como si no sintieras nada.- Terminó de enjuagar su boca y salio caminando a su habitación, yo la seguí.- Se lo rota que estas, se como la gente que amas te ha fallado, una y otra vez, pero...- Quedamos en silencio unos instantes.- ¿Y si esta vez no es así? ¿Y si es tu momento de sanar?
-Yo estaba dispuesta.- Admití.- Cuando él dijo todas esas cosas, yo pensé que tal vez íbamos a intentar tener algo, pero no, así que ya esta Lina, no vale la pena hacer nada, es mejor así.
-En eso tienes razón, que cobarde, dice que te quiere, pero no va a luchar por ti.- Se acercó a mí y me dio un abrazo, esos abrazos que te reconstruyen el alma.- Por cierto Meg, ya hablé con tu padre, dijo que no había problema, que lo llamarás en cuanto puedas, y que si necesitas algo, llames a Scott.
-Apagué el celular hoy temprano, tal vez mañana lo llame, hoy no tengo ganas de hablar.- Tomé mi celular y lo metí en un cajón.- ¿Quieres que hagamos algo?
-Pizza, helado y películas.- Dijo, y yo solo asentí.- Olvidemos todo lo malo y doloroso por un tiempo.
Nos habíamos dormido muy tarde en la madrugada, así que a la mañana siguiente me costó mucho trabajo poder despertarme, pero lo hice, necesitaba ir a mi casa a buscar un poco de ropa, y quería hacerlo antes de que Scott llegara, aunque, si mi padre sabia que me quedaría en casa de Lina, tal vez le había dado el día libre. Después de desayunar con Flor, tomé un taxi y me dirigí a mi casa, en estos momentos me lamentaba no haber salido con mi coche. Al entrar todo estaba en silencio, así que me dirigí a la cocina, donde sin duda Clara estaba preparando el desayuno.
-Buen día.- Saludé.
-Niña ¿Qué haces aquí tan temprano?- Caminé hacia su lado y deposité un beso en su mejilla.
-Vine a buscar un par de cosas, papá me dio permiso de quedarme un par de días en casa de Lina.
-Si, lo sé, estaba con él cuando Lina lo llamó.- Dijo, volviendo a preparar el desayuno.- Ahora que estamos solas ¿Qué sucedió realmente ayer?
-Nada, de verdad no paso nada.- Mentí.
-No quieras engañarme, Scott estuvo todo el día con la cara larga, algo me dice que eso tiene que ver contigo.
-No.- Respondí.- Entre él y yo no pasa nada.- Y en eso no mentía.
-Y creo que ese es el problema ¿Verdad?- Antes de que respondiera, mi padre entro en la cocina.- Salvada por la campana niña.
-Buen día a las dos.- Saludó papá.- No te esperaba en casa hoy, Lina me pidió permiso para que te quedaras unos días, en realidad me lo exigió.
-Solo vine por unas cosas y voy a irme de nuevo.
-Vas a tener que pedirle a Scott que te lleve, tu coche no esta aquí.- Dijo, sentándose a mi lado para desayunar.
-¿Y por qué no esta aquí?- Quise saber.
-Ricardo lo llevó al taller, creímos que no vendrías por unos días por eso aprovechamos.
-Esta bien, pero prefiero caminar.- Clara intento disimular un risita.- Tal vez me quede una semana con ellos.
-Buen día.- Scott acaba de entrar en la cocina.
-Buen día.- Respondimos todos a la vez.
-Aquí tienes tu café mi niño, como a ti te gusta.- Clara le alcanzó una taza llena de ese liquido tan asqueroso para mí, y un plato con galletas.- ¿Megan quieres algo mi niña?
-Gracias, pero ya desayuné.- Respondí.- Voy a buscar mis cosas y marcharme.
-Espera.- Me detuvo mi padre.- Antes quiero hablar contigo de un par de cosas, así que vamos a mi oficina.
-Esta bien.- Me bajé de mi asiento.- Vamos.
-Scott, cuando Megan termine de recoger sus cosas, tienes que llevarla a casa de Lina, no va a estar en casa en toda la semana, así que no vengas, solo te pido que estes pendiente al celular por si surge algo.- Scott asintió, y con mi padre nos fuimos a su oficina.- Toma asiento hija.
-¿De qué quieres que hablemos?- Estaba ansiosa por marcharme ya.
-De varias cosas, pero dime ¿Por qué llorabas ayer?- Yo ya sabía que él preguntaría eso.
-Por nada papá, no quiero hablar de eso.- Respondí.
-¿Alguien te hizo algo? Me refiero a un chico, puedes contarme lo que tu quieras.- Era extraño que mi padre se estuviera interesando por lo que me pasaba.
-Si papá.- Admití.- Pero ya no importa ¿Por qué estas tan interesado en saber?
-Yo solo quiero que estemos bien, que ya no nos estemos peleando todo el tiempo.- Él parecía nervioso, todo el tiempo sacaba y metía papeles en los cajones.- ¿Ayer te peleaste con Scott?
-¿Por qué crees eso?- No iba admitir eso, a pesar de todo, no quería perjudicar su trabajo.
-Porque los vi salir juntos en la mañana, y luego tu regresaste llorando, él no parecía muy contento tampoco, y dijo que no sabía lo que te pasaba.
-Le pedí a Scott que me llevara a ver a Colin, discutimos, y luego volví aquí, él no te lo dijo porque es lo que le pedí.- Mentí.
-Si me permites hija, no me agrada ese chico.- Y no era una novedad que mi padre no lo quisiera.
-Ya no tengo ningún tipo de relación con él, así que si eso era todo, voy a ir a tomar mis cosas.
-No, espera.- Dijo, antes de que me parara de mi asiento.
-¿Qué paso?- Él parecía cada vez más nervioso.
-No sé por donde empezar.- Había sacado y vuelto a meter de un cajón el mismo papel ya tres veces.
-Por el principio.- Respondí, ya perdiendo la paciencia.
-¿Sabes qué la gente se enamora no?- Preguntó mirándome seriamente.
-Si, aunque creo que ya nadie debería hacerlo.- Respondí.- Es una mierda.
-No digas eso, enamorarse es algo hermoso, que hayas tenido malas experiencias, o que te hayas enamorado de un tonto ya es otra cosa.
-No pienso enamorarme nunca más, voy a seguir tus pasos, voy a volver una solterona vieja y amargada como tú.- Solté un par de carcajadas.
-¿Y si te digo que yo si estoy enamorado?- Preguntó y devuelta comencé a reír.
-No te creería, tu dijiste que a la única persona que amaste en la vida, fue mamá.- Él dejo de sonreir al instante, era obvio que a papá aún le dolía hablar de mamá.
-Tú mamá ya no esta.- Y de pronto sentí esa presión en el pecho, que aparecía cada vez que la recordaba.
-¿Y solo por eso la vamos a olvidar?- Le pregunté de mala manera.
-No, pero la vida sigue, ya no podemos hacer nada.- Él hablaba de mamá como si solo fuera un recuerdo que era mejor olvidar.
-Prefiero no seguir entonces.- Respondí.
-Meg, jamás voy a olvidar a tu madre, daría mi vida por tenerla al menos un segundo conmigo, pero no es posible hija, no puedo hacer nada para traerla nuevamente con nosotros, y no te pido que la olvides, eso jamás, pero debemos continuar, y hay algo que debo contarte.- Hizo silencio.
-Entonces dimelo de una vez papá, llevas quince minutos dando vueltas.
-Hay una persona Meg.- No sabía a que se refería.- Yo conocí a una mujer, su nombre es Cristina.
-¿Es una broma verdad?- Pregunté, me negaba a creer que el decía la verdad.
-No lo es, quería que lo supieras por mí y no por los medios o algo por el estilo, no quiero que te sientas engañada.
-¿Y qué pretendes? ¿Traerla a casa? ¿Qué la empiece a llamar mamá?- Reí de forma exagerada.
-Nada de eso, ella ni siquiera vive aquí, y por el momento vamos a seguir así.
-¿Entonces cada vez que te marchas es porque vas a revolcarte con una cualquier?- Me paré de la silla en la que estaba.- No sé que esperas, pero en mi casa, en la casa de mi madre no la quiero ni ver.
-Siéntate Megan, hablemos como personas normales, no hay ninguna necesidad de comenzar a gritar.
-No quiero seguir hablando contigo, y no pienso quedarme en esta casa.
-¿Por qué siempre te comportas así?- Preguntó.
-¿Por qué? Porque me la he pasado los últimos cuatro años de mi vida sola, porque mi madre ya no esta, y la única persona que tendría que estar a mi lado se va con la primer zorra que le pasa por al lado.
-No la llames así.- Me regañó.
-La llamo como se me da la gana.- Grité.- Y no vuelvas a hablarme, no quiero tenerte cerca.
-Megan vuelve aquí.- Gritó, pero no lo obedecí, subí corriendo a mi habitación, y metí lo más rápido que pude ropa en un bolso, tomé un par de libros de mi repisa y bajé de nuevo para marcharme una vez de la casa, para mi suerte mi padre no me había seguido, y cuando crucé la sala tampoco había nadie, así que salí de la casa.
-Megan.- Scott me tomó del brazo para detenerme.- ¿Estás bien?
-No te interesa.- Respondí, y me solté de su agarre.
-Deja que te lleve a casa de Lina, ese bolso debe estar pesado.- Me quitó el bolso de las manos y comenzó a dirigirse a su coche, no me hacía ninguna gracia ir con él, pero tampoco tenía muchas ganas de caminar, y estaba segura que el dinero que me había prestado mi amiga, no me alcanzaba para otro taxi. Subí en el asiento trasero del coche, y hacer eso me recordó a cuando Scott recién había comenzado a trabajar para mi padre.
-Apurate por favor.- Pedí.
-Si, ya vamos.- Puso en marchar el auto y comenzamos a dirigirnos a la casa de mi amiga.- Te escuché hace un rato Moll, si necesitas hablar, sabes que puedes hacerlo conmigo.
-Disculpa, pero me gustaría que nuestra relación a partir de ahora sea solamente de trabajo.- Le pedí de mala manera.
-Esta bien señorita, tiene razón, disculpe.- Y en lo que quedó de viaje ninguno de los dos volvió a hablar.
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