Capítulo 16

Scott

-Dios mio.- Dijo Megan. Ella era una tonta, una malcriada, a veces cruel, pero no se merecía que nadie la tratara así, ni ella, ni ninguna otra mujer.

-Moll.- Tomé con mis manos su cara, y me acerqué hacia ella.- Busquemos a Lina y salgamos de aquí ¿Si?

-¿Qué es lo que acabas de hacer allá afuera?- Preguntó de repente, apartándose bruscamente de mí, lo que me tomó por sorpresa. No entendía que era lo que acababa de pasar, todo el mundo se burlaba de ella y le decían cosas, pero era yo quien pagaba los platos rotos, definitivamente no la entendía, y nunca lo iba a hacer.

-Cuidarte.- Respondí, intentando no mirarla.- Es mi trabajo.- Quise sonar lo más despreocupado que podía.

-No trates de cuidarme Scott.- Soltó mirandome furiosa, como si todo lo que le estuviese pasando, fuese solo, y unicamente mi culpa.- Vete, no quiero volver a verte.

-No voy a irme.- Dije.- No sin ti.

-Pues entonces, hazme el favor de mantenerte lejos de mí lo que queda de la noche.- Pidió, y se apresuró en alejarse, dejándome solo y sin saber aún que era lo que había hecho mal esta vez.

Hacía más de dos horas que no veía a Megan por ningún lado, no quise seguirla, conociendola eso haría que se enojara aún más conmigo, pero ahora me estaba arrepintiendo ¿Y si le pasaba algo? Iba a ser unicamente mi culpa. Lo peor de todo lo que me estaba pasando, era que tenía hacía más de media hora, a la colorada intentando tener algo conmigo, no quería ser grosero con ella, así que intentaba responderle de la mejor manera posible, hasta le sonreía un par de veces.

-¿Y cuanto tiempo piensas quedarte?- Preguntó Sabrina, ese era su nombre.

-No lo sé, eso no lo decido yo.- Respondí.

-Ojala sea bastante, digo, para que tengamos la oportunidad de conocernos un poco, y tal vez ir a tomar un café.

-Hola amor.- Estaba intentando rechazarla de la mejor manera posible, cuando la voz de Megan llamó la atención de ambos.- Te estábamos buscando ¿Dónde te habías metido?- Iba a responderle, pero antes de que pudiera, ella se acercó rápido hacía mí, y me besó. No entendía que era lo que estaba pasando, en mi mente se estaba produciendo miles de cortocircuitos a la vez, era la hija de mi jefe, y me estaba besando, tenía que apartarla de mí, estaba haciendo todo mal, pero lejos de intentar hacer lo correcto, llevé mis manos hacía su cintura, y la acerqué más a mí. Besarla era realmente increible, sentir sus labios junto con los míos me estaba volviendo loco. Cuando nos separamos, después de varios segundos, la pelirroja ya se había marchado, eso me alegró.

-No me grites.- Dijo Megan, cuando volvió a mi lado después de ir a tomar un vaso de cerveza.

-Yo.- Ella volvía a tener la misma expresión de tristeza en su rostro que cuando llegamos.- ¿Cómo voy a gritarte Moll?

-Todos me gritan.- Dijo.

-Yo no, pero dime Moll ¿Por qué me besaste?- Pregunté, necesitaba saber el porque de ese beso.

-Te estaba cuidando, si tú me cuidas, yo también puedo hacerlo, ella es una bruja que quiere destruir mi castillo, robar a mi príncipe y matar a mis chanchos.- Respondió, la mitad de las cosas que decía, no tenían sentido, ella había tomado demasiado.

-Megan, me prometiste no tomar.- Dije, y vi como sus ojos se llenaban de lagrimas.

-No no, no llores pequeña Moll.- Volví a abrazarla.- vamos a tu casa ¿si?- Busqué rápidamente a la otra rubia, era complicado encontrarla entre tanta gente, pero cuando por fin lo hice, la lleve hacia donde Megan estaba. Una lloraba desconsoladamente, y la otra reía como una loca, una hacía berrinches porque aún no quería marcharse, y la otra se aferraba a mi brazo.

-Olvidaron la regla número uno me parece.- Las regañé en cuanto logré subirlas a ambas al coche.- Mañana voy a llamar a tu padre Megan, no pienso volver a traerlas a ninguna fiesta.

-Shhh cállate Scott.- Gritó Lina.- deja a las personas mayores dormir.- La rubia ya estaba acostada en el asiento trasero.

-Pobre mensa.- Soltó de repente Megan, y no pude evitar reír.- Lo siento.- Dijo muy despacio, mientras un par de lagrimas caían por sus mejillas aún. Tendría que haberme enojado con ellas, pero no podía, y tampoco pensaba decirles a sus padres, Megan ya había tenido una noche demasiado horrible como para que yo le causara más problemas aún. Antes de poner en marcha el coche, no pude evitar girar a verla.

-Ya no llores tonta, te ves muy fea.- Dije, y volví a unir nuestros labios en un lento y muy delicioso beso.

Las chicas se habían quedado dormida apenas nos pusimos en marcha hacia la casa. Había tenido la esperanza de que al menos una se quedará despierta para no tener que cargarlas a ambas hasta la recámara de Megan, pero no fue así, y me las ingenie como pude para subirlas sin que nadie lo notará. Las dejé sobre la cama, tomé una cobija que había sobre una silla, las tapé y me marché. Quería llegar lo antes posible a mí departamento. Necesitaba descansar

                                                                                    ***

Megan

Ya había pasado una semana después de la fiesta, todo seguía muy normal, mi padre ya había regresado, y gracias al idiota de Scott, no se había enterado de nada, y aunque me molestaba aceptarlo, le estaba agradecida. Creía que luego de nuestro beso, las cosas entre él y yo iban a cambiar, pero fue todo lo contrario, seguía siendo mas fastidioso que antes, con solo dos palabras que salieran de su boca lograba volverme completamente loca, y yo sabia que él lo disfrutaba, creia que todas las mañanas despertaba pensando: "genial, otro hermoso día para molestar a Megan". Lo detestaba.

Como ya no podía seguir durmiendo, me levanté de mi cama, no era bueno quedarse todo el día acostada odiando a una persona, así que debía hacer planes para salir el día de hoy. Tomé la ropa más cómoda que encontré y amarré mi pelo en un gran moño, iba a tomar mi bolso, cuando escuché unos golpees en mi puerta.

-Vete.- Grité, ya sabia de quien se podía tratar.

-La mayoría del tiempo me das miedo Megan ¿Lo sabias?- Dijo mi jodida piedra en el zapato, entrando en mi habitación y tirándose en la cama.

-Sal de mi cama Scott, nadie te dio permiso de acostarte, ademas si te ve mi padre se va a moles...- Medité por unos momentos.- Aunque pensándolo bien, quédate ahí, quítate la camisa también, así si te ve, te hecha de una vez por todas, menso.- Esto ultimo provoco las carcajadas de Scott.

-Tu padre no esta Moll, pero si quieres que me quite la camisa, bien.- En menos de unos segundos ya se había despojado de esta, y presentía que mi cara ya debía estar roja como un tomate.

-Imbécil.- Dije alejándome lo más posible de él.

-¿Qué ocurre Moll? Si quieres te dejo tocar mis brazos.- Desde que lo había besado, él no había parado de molestarme con cosas así.

-¿Tocarte a ti? por dios Scott, eres muy feo y estas gordo.- Esa mentira no me la creía ni yo misma.- Tendrías que empezar a comer sano, y puedo recomendarte un gimnasio si quieres.

-Entonces límpiate la baba preciosa, y, ya no eres digna de mirarme.- Dijo volviéndose a poner la camisa.- Ahora si, a lo que vine, llevas una semana sin ir a ninguna parte, tienes que salir, tanto encierro puede hacerte mal, y ademas ya me aburro escuchando a Clara hablar sobre sus ex novios.

-Pues vas a seguir escuchándola, no pienso salir.- No iba a admitir que mis planes eran ir a pasear, si me tenia que quedar encerrada un año entero, solo para molestarlo, entonces así iba a ser.

-Y..¿Si te compro un helado?- Él sabia que el helado era una de mis debilidades. Lo pensé por varios segundos, no podía desperdiciar una oportunidad así. Helado gratis.

-Bien acepto, pero yo conduzco.- Dije y lo vi sonreír.

-Te espero en veinte minutos en la cochera.- Respondió para luego marcharse por fin de mi habitación.

Después de veinte minutos, como habíamos acordado, nos encontrábamos ya yendo hacia el centro comercial. Una vez que llegamos, estacioné el automóvil y nos dirigimos hacia la entrada.

-Mi heladería favorita esta acá, tranquilo, no te voy a hacer pagar el salón de belleza.- Dije, al ver su cara.

-Bien vamos.- Dijo, y comenzó a seguirme, más allá de que él siempre estaba intentando volverme loca, era una persona bastante agradable.

-Con Lina siempre venimos aquí.- Ya habíamos llegado, y estábamos tomando asiento en una de las mesas.- Es nuestro lugar favorito.

-Es muy lindo.- Respondió sin dejar de observar todas las instalaciones.-Tendríamos que haberla invitado, pero a veces se me hace difícil poder controlar a dos rubias tan tontas.

-¿Que sabor de helado vas a querer Scott?- Pregunté para cambiar de tema, no quería comenzar a discutir con él.

-Solo helado de café.- Respondió, y para decir verdad, no me sorprendió en absoluto.- ¿Tú?

-Chocolate, obvio.- Dije sonriente.- ¿Por qué amas tanto el café Scott? Creo que tomas demasiado en realidad, no es muy bueno.

-Es una historia demasiado larga.- Dijo, y apartó su mirada de mí.

-Tenemos todo el día, cuéntame por favor.- No iba a rendirme tan fácilmente.

-Me recuerda a mi madre.- Soltó de repente.- Cuando era niño, todas las mañanas que bajaba a la cocina para luego irme al colegio, esta estaba impregnada en olor a café, mamá lo amaba, tomaba café a todas horas, y luego, llego ese día, ella solo se marchó, nos dejo solos, sin darnos una razón al menos, y cada vez que bajaba a la cocina y no sentía el olor a café de siempre, me sentía muy miserable. Así que solo es por eso, me recuerda a ella, y luego bueno, se volvió un habito tomarlo.

-Oh lo siento Scott. No lo sabia.- Dije, arrepintiendome de haberle insistido para que me lo contara.

-No pasa nada pequeña Moll.- Sonrió y se quedó mirándome por unos segundos.- Iré por los helados.

La había pasado realmente bien esta tarde, tomamos helado, nos reímos de absolutamente todo, me contó de donde había venido y porque quiso trabajar de guardaespaldas, me dijo algo así como "viene de familia". Me preguntó por mi mamá, hablamos de como conocí a la rubia de mi amiga, le conté cuanto odiaba el trabajo de mi padre, el me contó de su hermano. Le prometí algún día cantarle una canción. Al parecer no había sido tan mala idea pasar la tarde con él. Ya nos encontrábamos volviendo a mi coche para regresar a casa, cuando una cajita, la cual tenia escrito "necesito familia" llamó mi atención. Salí corriendo hasta esta y lo que tenia dentro me estrujo el corazón. Un gatito muy peludito, blanco y negro me miraba con sus enormes ojos amarillos.

-Scott.- Dije tironeando de su camisa para que vea lo mismo que yo.- No podemos dejarlo aquí.

-Bueno, llévalo a casa Meg.- Dijo tomándolo en sus manos, era realmente hermoso.

-No. mi padre no me permite llevar mascotas, va a hacer que lo devuelva.- Quería ponerme a llorar, odiaba a la gente que dejaba a los pobres e indefensos animalitos abandonados.

-Entonces lo puedo tener en mi apartamento, cuando te vayas a la universidad lo llevas contigo.- Al final mi niñero tenia buen corazón.

-Es una increible idea.- Admití cargando al peludo.

-Bien Moll.- Dijo mirando al animalito detenidamente.- Vamos a ser sus padres.- Añadio con una enorme sonrisa.

-Alto ahí, yo seré su madre y tú...- Lo pensé por unos segundos.- Tú seras su niñero.

-Eres malvada.- Dijo riendo. Nos montamos en el coche los tres y nos dirigimos hacia el apartamento de Scott.

-¿Como se va a llamar?- Quisó saber. Lo pensé por unos momentos y respondí.

-Creo que le pondré Kuro. Si, Kuro.

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play