No Trates De Cuidarme

No Trates De Cuidarme

Capítulo 1

El cálido sol característico de las mañanas de verano, empezaba a entrar a través de la ventana de mi habitación, logrando así, comenzar a despertarme del sueño tan profundo en el que me encontraba minutos antes. El dolor de cabeza tan fuerte que sentía, me hacía pensar, que las cosas no habían terminado nada bien la noche anterior. No sabía con exactitud en que momento había llegado a mi habitación, y muchos menos como había logrado encontrar mi cama por cuenta propia. Lo único que deseaba en estos momentos era seguir durmiendo hasta que la cabeza dejara de dolerme tanto, no quería levantarme en todo el día, si al fin y al cabo, eran vacaciones y no tenía nada más importante que hacer. Pero por más que eso era lo que más deseara, al parecer mi panza no tenía los mismos planes, y el desayuno tan rico que seguramente Clara (la señora que trabaja desde que tengo memoria en mi casa.) me estaría preparando, me obligo a abrir mis ojos.

—¡Mierda!—Solté un grito ahogado. Esta definitivamente no era mi habitación y mucho menos mi cama. Como loca baje de un salto de esta y comencé de manera desesperada a buscar mi ropa por todas partes. Solo tenia puesta la ropa interior, así que no sabia con exactitud que era lo que había ocurrido en la fiesta a la cual había asistido la noche anterior. Borrosos recuerdos venían a mi mente, Lina (mi mejor amiga) riendo como una tonta, ambas bailando juntas cerca de una piscina, todo el alcohol que había consumido, yo bailando sobre una mesa, dos chicos cargándome por una escalera. Y Como si todo lo que estaba ocurriendo no fuese ya demasiado malo, un chico que seguramente jamás en mi corta vida había visto salia del baño. Él también solo llevaba puesta su ropa interior, así que solo podía esperar lo peor de todo esto.

—Buenos días.—Saludó en cuanto se dio cuenta de que había despertado y lo estaba mirando, una media sonrisa se dibujo en su rostro, la verdad, es que odiaba las medias sonrisas, me parecían falsas. ¿Por qué sonreír si no pensabas hacerlo completo? Es como estar en una relación, y solo entregarle la mitad de tu amor a esa persona, o, solo esforzarte un poco para lograr aquello que tanto deseas. En fin, si solo vas a entregar la mitad, es mejor que no des nada. Y un sentimiento de culpa me invadió, yo era así, solo entregaba la mitad a una persona que se había entregado desde un principio entero a mí.

—¿Quién eres? —Pregunté cubriendo con mis pequeñas extremidades mi casi desnudes, lo cual más provocó su mirada en mí.

—Soy Charlie.—Respondió, todavía con esa estúpida media sonrisa dibujada en su rostro, que ya comenzaba a ser bastante irritante.—Y estas en mi casa, creo que eso es lo que seguramente quieres saber.—Terminó de decir mientras se dirigía a la puerta para marcharse de la habitación.

¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!

—Colin va a matarme, definitivamente va a matarme, esta vez no me va a perdonar, lo sé. Peor aún, mi padre va a matarme si se llega a enterar de esto.— Me lamentaba caminando en círculos por la habitación. Necesitaba saber con exactitud que era lo que había pasado la noche anterior, así que, sin pensarlo dos veces, salí corriendo de la habitación para alcanzar a ese tal Charlie y pedirle explicaciones de todo. Para mi suerte, no tuve que buscarlo mucho, el chico salía de otra de las habitaciones, y gracias al cielo, ya se había vestido.

—Charlie.— Lo llamé, un tanto avergonzada por no recordar nada, y también por el hecho de seguir paseándome en ropa interior frente a un chico que acababa de conocer.

—¿Si?¿Qué necesita la bella durmiente?—Preguntó, haciendo una reverencia, como si de verdad estuviese frente a una princesa. Hacia un terrible esfuerzo por ser buena con él, pero si seguía así, iba a terminar golpeándolo con un florero.

—¿Me podrías decir que paso anoche?—Pregunté, sintiendo como mis mejillas se ponían coloradas, provocando así, que Charlie comenzara a reír a carcajadas, lo que rápidamente ceso, mi cara ya no era de muy buenos amigos como hacia unos momentos.

—Tranquila. Si lo que quieres saber es si nos acostamos, la respuesta es no.—Era todo lo que necesitaba saber para poder relajarme.—No soy esa clase de chicos, no me aprovechó de las chicas borrachas. Además debes tener la edad de mi hermanita, eres una nena.

—¿Y cómo termine en tu cama?—Señalé un poco ofendida por su comentario, la habitación de la cual hacia unos minutos habíamos salido.

—Anoche.—Comenzó a hablar.—estabas muy borracha, bailando en ropa interior en el jardín, más bien, sobre la mesa del jardín, así que con un amigo te trajimos a la habitación, para que no te sucediera nada malo. Y por cierto, el cuarto es de mi hermana, no está en casa así que por eso te lleve ahí.

<> Me regañe en mi mente.

Mi cara seguramente seguía roja como un tomate, llevé mis manos hacia mis mejillas para comprobar que estas desprendían un pequeño calor, el chico seguía mirándome divertido, sin imaginar en el lío que me había metido.

—Ven.— Él se acercó a mí y tomó de mi mano, luego me llevó nuevamente hacia la habitación.— Te daré un poco de ropa, a Mel no va a importarle.

—Gracias.—Dije sincera y avergonzada.—Yo no sé dónde quedó mi vestido.

—No te preocupes.—Me alcanzó un vestido color amarillo y yo lo acepté.— Cámbiate y luego te llevo hasta tu casa.

—No hace falta, tengo mi coche.—Le dije, para luego ponerme el vestido que me había dado.— Aunque no recuerdo donde lo deje, y ni se donde están las llaves, las había dejado en mi bolso, mi padre va a matarme.—Me lamenté, sentándome en el borde de la cama.

—Bueno, pequeña belleza durmiente, parece que el día de hoy soy tú salvación.—Charlie caminó hacia una de las mesas de noche, abrió una de sus puertas, y de adentro de esta, sacó mi cartera y mis zapatos.—Solo por curiosidad, el pedazo de coche negro que está fuera de mi casa ¿es tuyo?— Preguntó, y yo como respuesta, solo asentí.— Es hermoso, bien ahora vete, antes de que tu padre te mate como acabas de decir.

—Gracias por la ayuda.—Sonreí dulcemente.—No sabes cuanto te agradezco por todo.—Deposité un beso en la mejilla del chico y salí corriendo de su casa hacía mi coche. Necesitaba volver lo antes posible a mi hogar, y fingir que toda la noche había estado ahí, era algo realmente fácil de lograr, solía hacerlo a menudo, la única diferencia, es que esta vez, se me había pasado un poquito la mano.

Una vez en casa me permití sentirme un poco más relajada. Aunque no estaba segura de si se habían dado cuenta del hecho de que no había llegado a dormir, pero al menos había podido ingresar por la puerta trasera y eso ya era un logro, era la puerta que normalmente usaba la gente del servicio, y, para mi suerte, nadie me había visto hacerlo, agradecí que alguien se la haya olvidado abierta. En todo el camino de regreso a mi casa, había pensado miles de escusas para decir si alguien me llegaba a encontrar, lo que no había sucedido, así que todo marchaba de maravilla hasta este momento. Subí a toda prisa a mi habitación, era increíble no haberme encontrado con nadie en los pasillos, así que tomé una ducha rápida, necesita sacar lo antes posible el olor a tabaco de mi cabello, ponerme la ropa más cómoda que tenia, para luego bajar a comer algo, moría de hambre. Después de terminar de bañarme y ponerme uno de los pijamas más viejos y desgastados que tenia, salí de mi habitación y caminé hacia la cocina, la cual quedaba en el primer piso de la casa, no podía dejar de pensar que en cualquier momento aparecería papá y comenzaría con uno de sus sermones, últimamente era lo único que sabía hacer. Lo bueno es que nunca se encontraba en casa los fines de semana, los días de semana tampoco a decir verdad, él decía que era debido a su trabajo, así que jamás se daba cuenta de que no llegaba algunas veces a dormir. Papá amaba demasiado trabajar, le gustaba ser una persona importante, yo personalmente, lo odiaba, le quitaba demasiado tiempo, y lo peor de que tu padre sea uno de los candidatos a alcalde de la cuidad, no era el tiempo que esto le quitaba, había algo mucho peor, los periodistas, a veces llegaban a ser como una piedra en el zapato, o, una jodida garrapata prendida que te sigue a todas partes, pendiente de cada cosa que haces.

—Megan.— La voz de la persona que menos deseaba ver en estos momentos me sobresaltó, interrumpiendo mis pensamientos.

—Hola papá.— Lo saludé con mi mejor cara de niña buena, esa que había aprendido a usar perfectamente en todos estos años, cada vez que deseaba obtener algo con facilidad o me metía en algún problema. Caminé hacia él, para depositar un beso en su mejilla, pero antes de que pudiera hacerlo, habló.

—Te quiero en mi oficina, ya Megan.— Dijo, y por el tono de voz que uso, sabía que estaba enojado, solo esperaba que sea por el gasto desorbitado que había hecho hace unos días comprando en el centro comercial, con la tarjeta que me dio solo para que usara en caso de una emergencia. Definitivamente este no iba a ser mi día, solo faltaba que mi novio se enterara de lo de anoche, y ya estaba completo.

Mirando con tristeza hacia la cocina (porque de verdad tenia demasiada hambre) caminé hacia la oficina de mi padre.—¿Pasó algo?—Pregunté, y volví a poner la misma cara de hacia unos momentos.—Yo solo use la tarjeta porque necesitaba unos jeans nuevos, y como no estabas en casa para pedirte dinero, la tomé, y bueno, terminé comprando varias cosas a parte de esos jeans, pero te juro que las necesitaba papá.

—¿Dónde estabas Megan?—Quiso saber. Lamentablemente, presentía que no era por el gasto de la tarjeta que me miraba furioso.

—En mi cuarto, durmiendo ¿Dónde más iba a estar?— Mentí, queriendo parecer muy segura de mis palabras.

—Que raro, porque anoche llegué a casa, necesitaba hablar contigo de algo muy importante, y no estabas en tu cuarto Megan.—Los dos quedamos mirándonos en silencio hasta que el volvió a hablar.— Volví a ir a la madrugada y tampoco estabas, te llamé y nunca contestaste tu celular, llame a Lina y tampoco respondió, supuestamente sus padres creían que iban a dormir aquí, pero por una extraña razón, Lina llego a su casa en la madrugada.— Ahora si que estaba en verdaderos problemas.— Acabo de ir hace una hora más o menos a tu cuarto y ¿sabes qué? Seguías sin estar ahí, así que voy a preguntarte una sola vez más ¿Dónde te habías metido?—Gritó golpeando con su puño el escritorio, algo dentro de mí me decía que el ya sabía la respuesta. Estaba a punto de responder cuando, con un movimiento de manos, mi padre me obligó a callar.—Y no me digas que estabas con Colin, porque también lo llamé y él tampoco sabia nada de ti.

—¿Que tú hiciste qué?— Grité al darme cuenta de lo que mi padre había hecho. Colin ya se había enterado, recordé que Charlie me había dicho que no había pasado nada entre nosotros, ni con nadie, así que tendría que explicarle eso a mi novio y asunto arreglado.— ¿Por qué lo metiste en esto papá? ¿Eres consiente del lío en el que me metiste ahora?

—Megan.—Habló mi padre intentando contenerse para no gritar, podía jurar que estaba más furioso que hace unos momentos.— ¿Tú eres consiente de que hay un vídeo tuyo bailando sobre una mesa en ropa interior por todos los medios?—Me quedé quieta sin saber que responder, demasiada vergüenza ya había sentido cuando Charlie me había visto casi desnuda en la mañana, como para ahora enterarme que un video mio estaba dando vueltas por todo internet. Mi padre me mostró la pantalla de su celular, y sí, definitivamente esa era yo bailando sobre una mesa.

—Que mierda.—Comencé a elevar la voz como hacía unos momentos.—Es que, son peor que una jodida piedra en mi zapato.— Seguramente mi novio ya había visto ese video también, y ahí si que no tenía nada que explicarle, ni siquiera podía recordar nada.

—Yo ya no sé que hacer contigo.—Habló mi padre recostándose en su asiento, parecía frustrado.— ¿Dime qué es lo que tengo que hacer Megan? Y te juro que lo hago.— Finalizó.

—Amarme, soy tú hija.—Dije sonriente, lo cual pareció enfurecer más a mi padre.

—¿Qué es lo que te causa gracia?—Gritó, levantándose de su asiento y caminando hacia el gran ventanal de su oficina.— Yo esto no lo puedo dejar pasar, Megan, voy a tomar cartas en el asunto.

—No es justo.— Dije, comenzando a enojarme con él.—Ni siquiera me das la oportunidad de que te explique lo que pasó.

—No.—Soltó, alejando la mirada del gran ventanal y clavándola en mí.—Esta vez no quiero escuchar tus tontas excusas.

—¿Sabes qué?—Hablé, levantándome de la silla en la que encontraba sentada y caminando hacia la puerta de la oficina, quería irme lo más rápido posible a mi habitación, necesitaba hablar con mi novio.—Yo no quiero seguir escuchando tus estúpidas quejas.— Grité. Iba a marcharme cuando mi padre volvió a hablar.

—Voy a tener que poner a alguien para que te vigile, este no puede seguir así.—Y sin querer escucharlo más, me marché cerrando de un portazo la puerta de su oficina. 

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Comments

Gaby🌹

Gaby🌹

me gusta este comienzo 👏😍

2024-11-13

0

Elsa Elena Isasa

Elsa Elena Isasa

Excelente narrativa querida escritora. Quiero augurar éxitos con esta novela. Sera interesante ver el desarrollo de la historia de esta niña complicada. Saludos desde Argentina 💞🇦🇷

2024-10-25

2

XimeMellado

XimeMellado

Gracias por hacerme olvidar mis problemas y transportarme a otra realidad. ¡Me encantó! 😍

2023-08-21

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