Scott
Desperté muy temprano en la mañana, tomé mi café, como lo hacia todos los días y comencé a prepararme para iniciar con mi nuevo empleo, no podía permitirme llegar tarde el primer día de trabajo, aunque la verdad ni siquiera sabía, si la insoportable señorita que ahora tenía que cuidar, se encontraba en su casa. Tomé mi abrigo y me puse en marcha hacia la casa de los Moll. Me sentía ansioso y nervioso por llegar, si bien, siempre que iba a comenzar un nuevo empleo me ponía nervioso, hoy me sentía peor que nunca, tenía miedo de no poder controlar a la malcriada rubia de ahora cabello violeta (No sabía que ahora se lo había pintado de ese color, mil veces prefería su cabellera dorada.) y defraudar a mi padre. Una vez ya en su casa, Clara me recibió muy cariñosamente como lo había hecho el día anterior, volvió a dirigirme hacia la oficina de Nicolás y se marchó, no antes sin preguntarme si se me ofrecía algo de tomar o de comer. Apenas pasaron unos minutos desde que ella se fue, y Nicolás apareció, comenzamos a charlar muy animadamente, me informó que su hija no tardaría en llegar, que ya la habia despertado (Al parecer si se encontraba en casa el día de hoy.) Nicolás, me estaba contando sobre el viaje que tendría al día siguiente, cuando una voz conocida nos interrumpió.
-¿Qué significa esto?- Nos interrumpió, y ambos dirigimos nuestra atención a ella. Debo admitir, que Megan es una de las pocas personas que se ven así de bien recién despiertas y sin una gota de maquillaje, aunque me costara debía admitir que la chica era hermosa.- ¿Para qué me llamabas?
-Megan ya estas aquí.- Habló su padre, invitándola con un movimiento de manos a ocupar la silla que estaba junto a él.- Ven, sientate, no te quedes ahí, pasa.
-Aquí estoy bien. Gracias.- Soltó. Me fulminó con la mirada y luego repitió la misma acción con su padre. No pude evitar volver a mirarla, y casi reír cuando llegué a sus medias, le llegaban hasta por encima de las rodillas y eran de Bob esponja.
-Esta bien. Solo te llamé porque quería presentarte...- Nicolás quiso comenzar a hablar, pero ella lo interrumpió.
-¿Qué haces aquí?- Preguntó. No me esperaba que empezara a gritar como una loca.-¿No te dije que me llamarás y lo pagaría? ¿Era necesario todo esto?- Caminó furiosa hacía mí, y yo no puede seguir escondiendo lo divertido que me parecía toda esta situación. Tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para no comenzar a reír. Era como ver un conejito furioso.
-¿Ustedes dos ya se conocen?- Preguntó su padre extrañado. La vi a punto de responder, así que me apresuré y lo hice yo primero.
-Si señor. Con la señorita Megan nos conocimos anoche, pero solo nos vimos unos pocos minutos, no alcancé a presentarme con ella.- Dije, a lo que Nicolás solo asintió, y Megan parecía no entender nada de lo que estaba pasando.
-Megan.- La volvió a llamar su padre. Agradecí que no preguntara más nada sobre lo de recién, no quería que su padre se enterara del incidente de anoche, y causarle más problemas.- Él es Scott, Scott Kinney, el chico que trabajará como tu guardaespaldas ¿Te acuerdas que te dije que ayer llegaría?
-¿Qué? No. Esto tiene que ser una puta broma.- Definitivamente ella no se lo esperaba, y no le gustaba para nada la idea.
-Megan, por favor, cuida tus palabras.- La regañó el señor Moll.- Creí que ya había quedado claro este tema, no vamos a volver a discutirlo.
-Si. Esta bien. No logro nada intentando hablar contigo, si al final nunca me escuchas.- Soltó, mirándolo furiosa.
-Lo mismo digo de ti Megan.- Le respondió su padre.- No sé para que hablo contigo si siempre acabas cometiendo alguna estupidez, y al final, no importa lo que yo diga, siempre haces lo que tú quieres, estas a punto de cumplir dieciocho años y tu comportamiento es el de una niña de diez.
-No recuerdo haber pedido opinión sobre mí.- Dijo aún más furiosa, y sentí que de alguna manera también lo decía por las cosas que le dije la noche anterior.
-No me faltes el respeto así.- Habló Nicolás levantándose de su asiento. Yo solo los miraba sin emitir ninguna palabra, intentaba concentrarme en las medias de Megan, para así evitar sentirme más incomodo de lo que ya estaba.
-¿Sabes qué? Acepto si quieres ponerme una persona para cuidar que no siga manchando tu imagen, si al fin y al cabo, solo para eso lo contrataste, pero no a él.- Habló la rubia señalándome. Sentía que su discusión ya no era por mí, había otra razón por la que Megan estaba tan enojada con su padre.
-No. Ya no voy a seguir dándote todo lo que quieras. Scott se va a encargar de este trabajo, te guste o no. Ahora, si no tienes nada más importante para decir, vete.- Dijo su padre, señalando la puerta para que ella se marchara.
-Bien. Tu también puedes irte cuando quieras, nadie te necesita en esta casa.- Dijo, dando media vuelta y comenzando a caminar hacia la puerta. Era bastante incómoda la situación. No me gustaba ver a alguien tratando así de mal a su padre, al menos yo nunca lo había hecho con el mío, y jamás lo haría, lo respetaba demasiado.
-Como quieras Megan. Por cierto, lindas medias.- Gritó su padre para que ella lo escuchara, y a pesar de sentirme tan incómodo, no pude evitar reír ante ese comentario.
-Solo te pido que le tengas un poco de paciencia Scott.- Me pidió Nicólas todavía mirando la puerta por la que Megan había salido.- Como ya te lo dije, a veces puede ser un poco malhumorada e impulsiva, pero confió que vas a poder con ella.
-Lo voy a intentar señor, pero parece que no le agrado demasiado a su hija.- Dije mirando hacia la puerta.
-No, no es eso, a ella no le hubiese agradado ninguna persona que hayamos contratado para este puesto, te aseguro que no es nada personal.- Dijo volviendo a sentarse, yo solo me limité a asentir, sabiendo que si era algo personal.- Bien ya tengo que irme, buena suerte Scott, y cualquier cosa que suceda, me avisas.
-Gracias señor, que tenga buen día.- Estreché la mano de mi jefe y salí de su oficina.
***
La tarde me estaba resultando bastante aburrida, la chica loca que ahora cuidaba (Si ¿A quién voy a engañar? Ahora trabajaba de niñero.) no había salido en todo el día de su habitación, así que lo único que pude hacer fue charlar con Clara y Ricardo. Por lo que le entendí a Clara, Ricardo era como un padre para el señor Moll, así que seguramente lo vería seguido por la casa, también me contó sobre Lina, el otro demonio rubio que Nicolás había mencionado y me dio algunos consejos para poder llevarme bien con Megan. Al cabo de unas horas, no aguanté más el aburrimiento y decidí ir en busca de Megan, sabia que me habían contratado para cuidarla, no para fastidiarla, pero me parecía divertido verla furiosa. Subí hacia el segundo piso de la casa, y comencé a buscar su habitación, no fue muy difícil encontrarla ya que había puesto música a todo volumen y la puerta rosa llena de brillos la delató. Toqué en su puerta y esperé.
-Pasa Clara.- La oí gritar por segunda vez. Ella pensaba que era otra persona la que llamaba a su puerta, y no podía entrar así nomas a su habitación, así que volví a dar otros tres golpes. Al cabo de unos segundo abrió.
-¿Qué quieres?- Preguntó de mala manera, no me dejó contestar y continuó hablando.- No puedes venir a mi habitación, no quiero que lo hagas, a partir de ahora lo tienes prohibido. Vete.
-Solo vine a avisarle que voy a estar todo el día en la cocina.- Le dije sonriendo, y ni siquiera supe porque dije eso, era obvio que ella ya lo sabia, y me sentí como un idiota.- Así que cualquier cosa que necesite me avisa señorita Megan y si quieres ir a algún lugar también por favor, su padre me pidió que no vaya sola a ningún lado.
-A la última persona en el mundo que le diría si necesito algo, es a tí.- Contestó.- Y no me importa lo que diga Nicolás, no vas a ir a ningún lado conmigo ¿Qué se piensa? ¿Qué si voy al centro comercial, voy a bailar en ropa interior por todas partes? Esto es el colmo.
-Lamentablemente para ambos señorita, vamos a tener que ir a todos lados juntos a partir de ahora. Y va a tener que avisarme a mi si necesitas algo.- Solté sonriendo de lado.- Y para su información señorita Megan a mi tampoco me agrada estar con usted, lo hago solo porque es un trabajo.- Finalicé. A decir verdad, no me molestaba en absoluto tener que acompañarla cada vez que quiera salir, pero pensaba tratarla de la misma manera que ella lo hacía con los demás.
-Bien ¿Podrías traerme un té entonces?- Dijo. Me sorprendió que lleváramos más de dos minutos hablando y que aún no haya comenzado a gritar como loca.
-¿Sabe qué soy su guardaespaldas y no su asistente personal verdad señorita? ¿es usted media tontita? Eso no me lo habían dicho, creo que su padre olvido advertirme.- Hablé divertido. Como respuesta cerró la puerta en mi cara, al parecer no le gustó ni un poco que suba hasta su habitación solo para molestarla, di media vuelta y volví hacia la cocina, no me iba a quedar otra opción que pasar todo lo que quedaba del día ahí.
Había estado más de cuatro horas sin nada que hacer, en la cocina de la casa de mi jefe, con tanto tiempo libre, estaba comenzando a pensar que había sido una muy mala idea aceptar el empleo, seguía pensando que el más capacitado para esto hubiese sido mi hermano Lucas, él sabia como tratar con las mujeres, y estoy realmente seguro de que se hubiese llevado muy bien con Megan desde el primer momento, y seguramente, hubiese terminado conquistandola. Esa chica era imposible para mí. Era insoportable, malcriada y maleducada, no respetaba ni a su propio padre. Sin embargo, a pesar de todo los defectos que le veía, había algo en ella que me llamaba muchísimo la atención, una parte de mi intentaba justificar su manera de tratar a los demás y más que nada a su padre, era algo que me decía que estaba muy rota por dentro, que estaba sufriendo, que luchaba con varias tormentas en su interior, y, que todo lo que intenta demostrar, era solo una farsa, era la manera que ella había encontrado para bloquear ese sufrimiento, y aunque odiaba sentirme así, con solo verla sentía la necesidad de protegerla de todo lo malo que le pudiera estar pasando, sentía la necesidad de tenerla entre mis brazos, y resguardada de todo, y la verdad, ni siquiera sabia la razón por la cual tenia esos pensamientos, tal vez porque yo tambíen había sufrido demasiado a lo largo de mi vida, y entendia realmente a la gente que tambíen lo hacía. Me encontraba perdido en mis pensamientos, revolviendo hacía más de una hora el café (ya frío) con la cuchara, cuando Megan ingreso en la cocina, ya se había sacado sus medias de Bob esponja. Paso muy cerca de mi, pude sentir su roce en mi brazo, pero actuó como si yo no existiera, y para decir verdad, no esperaba menos de ella, se dirigió hacia la nevera y comenzó a servirse algo, creí que se marcharía pero se sentó en frente de mí, sabía que estaba intentando molestarme, pero no le iba a dar ese gusto, las cosas se iban a hacer como yo quisiera. Tomé mi taza y me marché sin siquiera mirarla, ya había tenido demasiado de Megan el día de hoy.
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Comments
Gaby🌹
Que dos fuertes carácteres se juntaron 😂
2024-11-13
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