Capítulo 9

Podía ver al idiota de Scott mirándome a través del espejo retrovisor, una y otra vez, ya había perdido la cuenta de las veces que nuestras miradas se habían encontrado. Siempre me parecieron comúnes los ojos color marrón, para mí, era el color más simple y sin gracia, sin embargo, los ojos de él eran distintos a todos, le brillaban de una manera especial, te hacían pensar que las estrellas realmente no tenían brillo al compararlas con ellos ¿Por qué le brillaban de esa manera cuando me miraba? o ¿Siempre brillaron así? Me regañé por estar pensando en él, era como la sexta vez que me sorprendía a mi misma haciéndolo. Lo ví mirarme una vez más y no pude seguir conteniendome, tenia que decirle algo.

-¿Se te perdió algo que no has dejado de mirarme?- Solté. Ya había comenzado a ponerme bastante incómoda su actitud.

-No queria decirle nada señorita, pero, creo que tiene un moco.- Respondió. Mis manos viajaron rápidamente hacia mi nariz, provocando así que Scott comenzara a reír a carcajadas. Él idiota me estaba mintiendo.

-Eres un jodido imbécil.- Giré mi cabeza para mirar por la ventanilla. El muy menso ya había logrado fastidiarme, si lo que quería era joderme el día, ya lo había logrado.

-Me lastiman sus palabras pequeña señorita Moll.- Dijo llevándose una mano hacia el pecho, queriendo parecer ofendido ante mi insulto.

-No me llames pequeña.- Hablé enojada.- Nadie te dio esa confianza como para que lo hagas.

-Pero señorita, si usted es pequeña, muy pequeña la verdad.- Soltó riendo. Era más que obvio que se estaba burlando de mi altura.

-Escucha.- Ordené de mala manera.- Deja tus estupideces, o voy a llamar a mi padre, no creo que le guste saber como te comportas conmigo.

-Ten.- Dijo tomando su celular y ofreciéndomelo.- Llame señorita Moll.

-¿Sabes qué?- Me estiré y aparté su mano aún con el celular, encendí la radio y acerqué mi rostro demasiado hacia el de él.- Quiero que mantengas tu jodida boca cerrada.- Añadí dedicándole una sonrisa, que más bien se vio como una advertencia, ya que lo que quedó de camino lo hizo callado, creo que al final no era tan tonto y entendía cuando le pedían que se callara, al menos algo sabía hacer bien. Llegamos al centro comercial (El salón de belleza al que iría se encontraba ahí) tomé mi bolso y me apresuré a bajar del coche, ya iba bastante atrasada por culpa de mí niñero, y no quería perder mi turno, tardaría días en poder conseguir otro.

-Un momento.- Dije al darme cuenta de que Scott había comenzado a caminar en dirección a la entrada del centro comercial, este se voltio a verme cuando me oyó hablar.- ¿Dónde crees que vas?

-Voy a entrar.- Dijo, señalando las puertas del gran edificio.- ¿Qué? ¿Acaso no es obvio señorita Moll?

-Ni lo sueñes, mueve tu gordo y apestoso trasero de regreso al coche.- Abrí de manera exgerada la puerta de este para que Scott volviera a entrar.- Ni siquiera pienses que voy a dejar que la gente me vea contigo.- Cruzó sus brazos sobre el pecho y miró en otra dirección. Parecíamos niños pequeños ya peleando todo el día.

-Megan...Perdón, señorita Megan, no va a lograr nada, entiéndalo de una vez por todas, va a entrar conmigo o me veré obligado a llevarla a su casa nuevamente, y si hablo con su padre, no va a dejarla salir de ahí, usted debe elegir.- No le tenía ni un podo de miedo a lo que él pudiera hacer, pero el muy tonto de verdad podía llamar a mi padre, y ahí sí se me pondrían difíciles las cosas.

-Bien. Con una condición Scott.- Crucé mis brazos sobre mi pecho imitándolo y lo miré seriamente.

-Lo que usted quiera pequeña señorita Moll.- Dijo, haciendo una reverencia, lo cual provocó que varias personas que pasaban nos miraran curiosos.

-Primero, no me llames más así, te lo dije hace un rato, Segundo, mantente a un mínimo de tres metros de distancia de mí, no puedes invadir mi espacio, y tercero, la más importante, procura no hacer nada vergonzoso como lo de recién, demasiado ya lo es tu cara.- Cuando terminé de hablar, comencé a alejarme rápidamente de él, dejándolo atrás.

-Esas fueron tres señorita.- Alcancé a escuchar que me gritaba desde afuera.

                                                                                         ***

La mañana se me había pasado volando, ahora por fin mi cabello estaba arreglado y se veía hermoso (Dentro de lo que se podía considerar hermoso al desastre que era mi cabello). Esta vez había optado por un color fantasía diferente, hacia tiempo que llevaba las puntas color violeta y ya era hora de cambiarlo, quise probar el celeste, y me había gustado mucho el resultado. Demoraron tres horas en realizar todo, creí que Scott se marcharía por la cara de aburrido que tenía, pero no, se había pasado todas esas horas mirándome a través de los espejo, parecía un jodido acosador, y me ponía demasiado incómoda estar siendo observada todo el tiempo por él. Una vez que terminaron de secar y peinar mi cabello, les agradecí y me levanté de mi asiento para ir a pagar, estaba ya por hacerlo cuando una idea malvada y brillante apareció en mi mente. Me acerqué hacía el mostrador y procuré hablar lo más bajo posible para que Scott no escuchara. El tonto se encontraba hacia más de veinte minutos distraído mirando su celular y ni cuenta se había dado de que ya me estaba por ir.

-Hola Lucí.- Saludé a la chica que se encontraba atendiendo la caja está mañana.- Ahora viene a pagarte el chico que esta allí sentado.- Señalé hacia Scott que para mi suerte seguía distraído con su celular.

-Hola Meg, te quedó hermoso el color ¿Es tu novio?- Preguntó la chica señalando en dirección a Scott. La descarada se lo estaba comiendo con la mirada. No entendía que era lo que le podían ver de lindo, pero, me molestó que lo mirara así.

-Gracias y no, yo lo considero más bien como una gigante piedra en mis zapatos.- Reí.

-Oh, eso es bueno.- Soltó y no pude evitar rodar los ojos. Era más que obvio que le había gustado enterarse de que el simio estaba disponible.

-Si, es novio de Lina.- Mentí.- Le prometí que le ayudaría a elegir un regalo para ella, así que por eso viene hoy conmigo.

-Oh, que afortunada.- Me sentí bien al ver su cara de desilusión.

-Tal vez. Bueno Lucí adiós, gracias por todo.- Me despedí y me apresuré a marcharme hacía el estacionamiento.

Estuve cinco minutos junto al coche esperándolo, hasta que lo vi venir hecho una furia hacia mí, intenté contener la risa pero fallé, mis carcajadas eran tan fuerte que de seguro se escuchaban hasta dentro del centro comercial.

-¿Trescientos dólares Megan?¿Esto es enserio? Esto ya fue suficiente, estoy cansado.- Gritó furioso, era la primera vez que me no me trataba de usted.- No me parece gracioso Moll. Eres una persona realmente desagrada...

-Shhh.- le dije apoyando uno de mis dedos sobre sus labios sin dejar que terminara de hablar.- No digas cosas de las cuales luego te puedes arrepentir corazón, y esto, tómalo solo como una advertencia de todo lo que vas a tener que soportar si te empeñas en seguir trabajando para mí padre, lo mejor va a ser que te marches por las buenas, tu decides.- Giré sobre mis talones y subí al coche del lado del conductor.- Subé.- le ordené.- ahora voy a conducir yo.- Ya estaba preparada para otra discusión con él, esperando que siguiera gritando, pero no lo hizo, dio la vuelta al coche y subió del lado del acompañante, encendí la radio y partimos hacía mi casa, todo el camino se mantuvo en silencio, así que para fastidiarlo me dediqué a cantar todas las canciones que pasaban en la radio. Apenas llegamos, bajo del coche y se perdió en el interior de mi casa, así que yo, me dirigí a mi habitación.

-No sabes lo que acabo de hacer.- Dije cuando ella respondió.- Apenas entré en mi recamara tomé mi celular y llamé a Lina.

-Hola hermosa Li ¿Cómo estás amiga de mi corazón?- Rodé los ojos ante su comentario.- Bien Megan, gracias por ser tan atenta y preguntar. Que considerada.- Siguió hablando.

-Hola Li.- Saludé cuando por fin dejo de hablar.

-Así no Meg Meg, hazlo bien.- Insistió.

-No voy a decirte hermosa de mi corazón y esas cosas Lina. No seas pesada.

-Bien, entonces no pienso escucharte Megan.

-¿Cómo estás? Lina hermosa, preciosa de mi corazón.- Dije antes de que cortara, sabía que no iba a parar hasta que no le dijera lo que ella quería escuchar.

-Bien linda Meg. Ahora cuéntame.- Los siguientes diez minutos los pase contándole a mi amiga todo lo que había sucedido con Scott desde temprano en la mañana.

-Así que espero que de una vez por todas se marche.- Finalicé orgullosa.

-Mmmm Meg. No lo sé. Me parece que eso fue demasiado, incluso para ti.

-¿Qué? ¿Lo vas a defender Lina?

-No. No es eso, solo piénsalo, tal vez el necesitaba ese dinero, solo digo que para soportarte a tí, hay que necesitarlo de verdad, sin ofender, o sea eres buena, pero cuando quieres algo, no paras, te conviertes en una perra, y se te ha metido en la cabeza hacer que él renuncie, pero, ¿Te has puesto a pensar? Y ¿Si ese chico de verdad necesita el empleo? No te cuesta nada soportarlo un poco solo para ayurdalo.

-Mmmm.

-Solo piénsalo un poquito Meg ¿Si? Yo se que eres una persona increíble, no seas tan mala con él.

-Mmmm.

-Oh, vamos Megan. No te enojes. No siempre vas a tener, ni escuchar todo lo que quieres.

-Creo que necesito una nueva mejor amiga.

-Tu no podrías vivir sin mí, maldita rubia teñida.- Gritó a través de la linea.- Sabes que tengo razón.

-Mmmm. Esta bien, voy a pensar lo que dijiste.

-¿Ves? Eres un amor cuando quieres, mi pequeña osita.

-No. Solo me hiciste sentir mal. Y no me llames así.

-Y me siento muy orgullosa de mi, soy como el ángel que esta parado sobre tu pequeño hombro.

-Que mensa. Tengo que ir a pedirle perdón ¿Verdad?- No quería hacerlo, pero sabia que mi amiga tenia algo razón.

-Y, sería lo ideal ¿No te parece?. Bueno, adiós Meg, mi madre necesita ayuda con sus cactus, tengo demasiadas espinas en mis dedos, voy a llorar, te amo.

-Adiós.- Respondí.

-Te dije que te amo Megan.- Volvió a gritar.

-Yo no.

-Yo sé que me amas Meg Meg.

-Dejame que lo piense, mañana te digo.

-Eres tan perra.

-te amo Li, adiós.

-Ya lo sabía. Adiós.

Apenas corté la llamada me deje caer en la cama, tal vez mi amiga tenía razón y se me había ido un poco la mano, tenía que encontrar a Scott y devolverle su dinero.

                                                                                     ***

Estuve dando varias vueltas en circulo por mi habitación, hasta que me arme de valor y decidí bajar en busca de Scott para devolverle sus trescientos dólares, Lina me había hecho sentir realmente mal, ni siquiera él se merecía algo así. Esta vez, a diferencia de todas las otras, bajé caminando despacio y en silencio las escaleras, crucé la oficina de mi padre y el vestíbulo hasta que llegué a la cocina, pero Scott no estaba allí.

-Hola Clara.- Saludé al entrar.

-Hola Meg.- Saludó esta, con una enorme sonrisa en el rostro.- Te hice unas galletitas.

-Muchas gracias, se ven riquísimas.- Dije, mientras tomaba una.- Clara ¿Sabes dónde esta Scott?

-Hace quince minutos vino a buscar otra taza de café, personalmente creo que es demasiado joven como para beber tanta cafeína, y creo que se fue hacia al jardín.

-Gracias Cla, tengo que ir a hablar con él.- Tomé otra galleta y me dirigí hacia la puerta que daba directamente hacia el jardín.- Y yo también creo que toma demasiado café.

El día seguía estando hermoso, solo que ya no hacia tanto calor, busqué a Scott por todo el jardín, hasta que lo encontré recostado en el pasto, cerca de una pequeña fuente de agua, caminé hacia él y me senté a su lado.

-Hola.- Dije, no sabía si el había notado ya mi presencia, pero como no se sorprendió, ni respondió, asumí que si lo había hecho.- Te estaba buscando.- Volví a hablar.

-Bueno.- Respondió.

-¿Estás enojado?- Pregunté, aunque era más que obvio que si.- Toma.- Él abrió los ojos, miro los billetes que yo le ofrecía y volvió a cerrarlos, sin decir, ni hacer nada.- Escucha, no estuvo bien lo que hice, aún pretendo hacerte renunciar, o que mi padre te heche, pero estuvo mal, incluso para mi.- Como él siguió sin responder, tomé su mano y puse el dinero en ella.- Bien, nos vemos.- Me levanté del pasto y comencé a caminar, había dado unos cuantos pasos cuando recordé que se me había olvidado lo más importante.- Disculpame.- Dije, alejándome lo más rápido posible de él. 

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play