Scott
-El trabajo es muy bueno hijo.- Dijo mi padre mientras nos tomábamos un café en la misma cafetería de siempre.- Ya sabes, solo tienes que evitar que la chica se meta en problemas, no es muy complicado y nada peligroso, de hecho, es uno de los trabajos más fáciles que vas a tener trabajando de esto, se que puedes hacerlo bien Scott.
-No lo sé papá, sabes que yo no soy bueno con las mujeres, no las entiendo, por eso sigo soltero todavía- Dije entre risas.- Y preciento que esta, no va a ser la excepción. Creo que Lucas es el más capacitado para tomar este empleo, a él se le va a hacer muy fácil la verdad.
-Yo creo que no.- Soltó mi padre y sonrió.- ambos conocemos muy bien a tu hermano, intentará conquistar a la chica, de eso no me queda ninguna duda, y no creo que a Nicolás le agrade la idea. No le digas nada a tu hermano, pero siempre pensé que eras el más responsable de los dos, y eso que eres el menor.- Ambos comenzamos a reír.- Además Nicolás fue muy claro, quiere que tu tomes el empleo, al parecer alguien con quien has trabajado antes le hablo muy bien de ti.
- Si tienes razón, yo soy un poco más responsable que mi hermano y además ¿Tú favorito verdad?- Pregunté divertido.
-Mi obligación como padre es decir que no. Así que no, los quiero por igual a ambos.- Respondió sonriente.- A veces parece que no fueran hermanos, tan distintos.
-Si, es hora de que le digas a Lucas que es adoptado papá, no podemos seguir ocultandole la verdad .- Dije riendo.
-No seas malo Scott.- Río.- Seria muy aburrido que fueran iguales, estoy orgulloso de lo que son.
-Lo sabemos papá, y nosotros estamos agradecidos con la vida por el hecho de tenerte.- Papá sonrio. Él era la persona más importante en mi vida, lo admiraba demasiado, admiraba su fuerza cada vez que la vida nos daba un golpe, sus ganas de siempre salir adelante, sin importar cuanto cueste.
-Bueno Scott, tengo que volver al trabajo, a la noche me informas tu decisión, nos vemos en casa.
-No vemos papá.- Respondí, mientras veía a mi padre marcharse del café donde nos encontramos.
No sabía que hacer en verdad, era la primera vez que llamaban a mi padre para contratarme exclusivamente a mí, no sabía como debía sentirme al respecto ¿Por qué yo? Si hacia muy poco tiempo que había comenzado a trabajar de esto, y no había muchas personas que pudieran recomendarme, además no entendía ni un poco a las mujeres, todas mis relaciones habían sido desastrosas, y aunque esto no era una relación amorosa, iba a tener que convivir con esa chica la mayor parte del tiempo, y eso, seguramente no iba a terminar nada bien. Según mi padre solo tenía que evitar que la malcriada hija de Nicolás Moll se metiera en más problemas de los que ya se encontraba, que al parecer eran bastantes, y, aunque sonaba bastante fácil, no creía que en verdad lo fuera, presentía que era una mala idea aceptar el empleo. Conocía al señor Moll desde hacía ya un par de años, lo había visto en varias ocasiones, debido a que mi padre había trabajo ya varias veces para él, y actualmente se encargaban de la seguridad de la mayoria de sus eventos, aunque de igual manera, me seguia sorprendiendo bastante que me llamara exclusivamente a mí para este trabajo. Tenia dos teorías, de verdad alguien que me tenía mucho aprecio le había hablado muy bien de mí, como le habían dicho a mi padre, o nadie soportaba a su hija. Opté por creer en la primera, y esa noche cuando hablé con mi padre terminé por decirle que si iba a aceptar el empleo. El dinero que me ofrecían era muy bueno y de verdad lo necesitabamos en casa.
***
Ya había pasado una semana desde que mi padre le confirmó a Nicolás que si iría a cuidar de su hija, y hoy, ya me encontraba en la cuidad en la cual ellos vivían. Era domingo, pero empezaría este mismo día a trabajar, al parecer, el martes el señor Moll viajaría y quería dejar todo arreglado antes de irse. Una vez que ya me encontraba instalado en el departamento, en el cual viviría estos meses hasta que terminara el trabajo, (que la verdad no sabia en que momento eso iba a suceder.) me encaminé hacía su casa, la cuidad era hermosa, la última vez que la había visitado, había sido hacía unos cuantos años atrás, estaba muy diferente a como la recordaba, lo que si seguía igual, era la casa de mi nuevo jefe, había tenido la oportunidad de conocerla antes, era preciosa, el frente de está estaba cubierto de ventanales, tenían un jardín enorme y muy bien cuidado. Era preciosa. Lo que más me daba curiosidad era saber cómo se encontraba Megan, la última vez que la había visto, tenía sólo once años, y había sido en un evento de su padre, recordaba que era una niña muy pequeña, y tenía una larga cabellera rubia que le llegaba a la cintura. Al bajar de mi coche, me recibió una mujer muy amable, su nombre era Clara, y creo que su sonrisa podía llegar a transmitirle paz a cualquier persona del mundo que la viera. Cuando entramos en la casa, la mujer me guió hasta una oficina, me pidió que me pusiera cómodo y me informó que Nicolás llegaría en cualquier momento, luego de asegurarse por tercera vez de que no se me ofrecía nada de tomar se marchó. Pasaron unos diez minutos antes de que la puerta se volviera a abrir.
-Scott, que gusto me da verte.- Saludó Nicolás estrechando nuestras manos.- Cuanto has crecido desde la ultima vez que te vi, eras apenas un niño ¿Cuánto tiempo pasó? ¿Cuatro años tal vez? No lo recuerdo.
-El gusto es mio señor, si no recuerdo mal, la ultima vez que nos vimos fue hace seis años.- Dije devolviéndole la sonrisa.- Primero que nada quiero agradecerle por el empleo, lo necesitaba.
-No hay de que ¿Cómo estuvo tu viaje?- Preguntó, tomando asiento enfrente de mí.
-Muy bien, gracias por preguntar.- Mentí. La verdad es que mi viaje había sido una mierda, mi coche había fallado más de una vez y me había dejado a mitad de la ruta, había tenido que esperar que la grúa llegara a buscarme.
-Me alegro de escuchar eso.- Dijo, revolviendo unos papeles que se encontraban en su escritorio.- La idea era presentarte a Megan hoy, pero mi pequeño demonio rubio no está en casa.- Me causó gracia el apodo que usaba hacía ella, y no pude evitar reír.- No se con certeza donde se metió, pero creo que en casa de su amiga, también es un demonio rubio, que seguramente tengas que ver seguido por acá.
-No pasa nada, tal vez ella solo lo olvido.- Dije, para restarle importancia al hecho de haber venido hasta su casa para nada.
-Lo dudo, estoy seguro de que lo hizo a propósito, ya tendrás tiempo de conocerla bien.- Soltó.- Ella puede llegar a ser algo intensa.
-Eso me asusta.- Hablé divertido, y ambos reímos.
-Es mi obligación decirte todas estas cosas, Megan a veces suele ser un poquito malhumorada, cualquier cosa que le digas, y que a ella no le guste, la hara enojar, y no soporta un "no", le gusta tener todo lo que quiere, pero es una buena chica.
-No se preocupe señor, le prometo que intentaré que nos llevemos bien.- No estaba seguro de poder cumplir con mis palabras, pero al menos debía intentarlo.
-Eso espero Scott. Te voy a ser sincero, tengo la esperanza de que tal vez puedas volverte su amigo, ella no tiene demasiados, y me han dicho que ahora su novio no le dirige más la palabra.
-Entiendo, voy a tratar de serlo señor.- No estaba siendo sincero, yo no venia a ser amigo de su hija, si hubiese sabido que ese era el motivo por el cual me contrataban, no hubiese aceptado.
-Gracias.- Respondió mientras seguía revolviendo sus papeles y firmando un par de ellos.- Y dime ¿Cómo se encuentra tu padre y tu hermano? No hemos tenido la oportunidad de vermos hace como un mes.
-Bien, papá ha tenido mucho trabajo últimamente, y con Lucas hemos estado ayudándole.- Respondí, y estuvimos un largo tiempo hablando. Me explicó que era lo que necesitaba hacer para llevarme bien con su hija, me advirtió que está trataría de volverme loco y hacer que renuncie. Al parecer ya no era la niña dulce y pequeña que yo recordaba. Para cuando terminó nuestra charla el sol ya había caído, y mañana comenzaría oficialmente con mi trabajo, si es que Megan aparecía.
Minutos después de haberme marchado de su casa, ya me encontraba estacionando frente a mí departamento, habíamos decidido que lo mejor era que no me quedara en su casa, ya que Megan no iba a tomárselo muy bien, hice marcha atrás, y lo próximo que vi fue un auto acercándose y chocando la parte trasera de mi coche. La rabia que tenia en ese momento era demasiada ¿Cómo podía ser alguien tan tonto y despistado para chocar así? Descendí del vehículo a toda prisa y comencé a maldecir como un loco. Estuve varios minutos fuera y el sujeto del otro coche parecía no querer bajar, si no lo hacia pronto lo sacaría de ahí a la fuerza, las cosas no podían quedarse así. Estaba por llamar a la policía cuando la vi descender, era imposible no reconocerla, habían pasado años, y estaba diferente, muy diferente, pero yo sabía que se trataba de ella. La chica que acaba de chocar mi coche era Megan. Megan Moll. Seguia siendo tan chiquita que me causó gracia y ternura, por un momento olvide el daño que había causado. No sé porque, pero comencé a gritarle.
-¿A caso no eres capaz de mirar por donde vas?- Grité furioso cuando la vi acercarse hacía mí.- Mira como dejaste mi coche.- Dije señalándolo.
-¿A esa cosa llamas coche? Debería ser ilegal conducir algo así, creo que hasta te hice un favor corazón.- Contestó con un movimiento de mano, como restándole importancia a la abolladura que se veía en mi automóvil.
-Es fácil decir eso cuando eres una niñita mimada que nunca trabajo en su vida y tu automóvil te lo regalan tus padres. Y sabes que ahora llegas llorando a casa, y papi te paga el arreglo del coche.- Solté acercándome demasiado a ella, señalándola con mi dedo índice. Esta chica era realmente hermosa como lo recordaba, pero tan solo llevaba cinco minutos con ella, y ya había causado un tremendo lío. Ni quería imaginar todo lo que me esperaba de ahora en adelante.
-Tu no sabes nada de mí.- Ahora era ella la que gritaba. Su padre tenía razón cuando dijo que cualquier cosa que le dijera, y a ella no le gustará la pondría de mal humor.- No tienes ningún derecho de hablarme así, no sabes con quien te estas metiendo, así que por tu bien, te conviene cerrar tu jodida boca.
-No es difícil darse cuenta de que eres una mocosa mal criada.- Dije, sonriendo. Pensaba jugar el mismo juego que ella, iba a tratarla de la misma forma que ella lo hacía conmigo.
-¿Sabes qué? No voy a discutir con un loco en medio de la calle, todo esto no tiene ningún sentido.- La vi caminar hacia su coche, tomar algo de este y luego volver hacia mí.- Aquí tienes mi número, llama cuando quieras, así pago el arreglo de tu... bueno esa cosa.- Volvío a caminar hacia su automóvil, y se marchó sin siquiera voltear. Definitivamente ella no se acordaba de mí. Ya deseaba ver su cara la mañana siguiente cuando se enterara de que era a mí, a quien su padre había contratado para cuidarla.
Y así de loco fue el día en el que conocí a Megan Moll.
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Comments
Gaby🌹
Me encanta, va hacer muy divertida😂
2024-11-13
0
Leandro Corales
Estoy muy atrapado con la historia
2023-08-22
1