Capítulo 4

—¡Quitenme a esta loca de encima!—Grita haciendo que los demás trabajadores abandonen sus deberes para observarnos.

—Tú empezaste, te lo advertí —Aprieto su mano un poco más fuerte contra su espalda—Te dije que no lo hicieras y no escuchaste—Sonrío victoriosa al ver como golpea el suelo con su mano libre en señal de rendición. 

—¡Violetta, suéltalo ahora mismo!—La voz de papá por algún lugar del taller hace que me sobresalte provocando que lo libere.—¡Ustedes vuelvan a trabajar!—Exclama hacia los empleados que se encontraban mirando el espectáculo y como por arte de magia desaparecen a realizar sus tareas, cuando papá está enojado logra intimidar mucho.

—Él fue el que empezó—Señalo a Santi con mi dedo.

—Como sea—acaricia el puente de su nariz, y de alguna manera parece como si estuviera pidiendo paciencia —Nos vamos.

—Pero si acabamos de llegar—Me quejo. No quiero volver a casa para enfrentar a mamá molesta otra vez, ella logra ser más intimidante que papá y eso ya es decir mucho. Me duele haberla decepcionado de esa manera, sin embargo, no sé cómo remediarlo. 

—No nos vamos casa—Informa como si leyera mis pensamientos, inmediatamente mi expresión cambia—Iremos a buscarte plaza a una nueva universidad. No pienso dormir en la habitación de huésped otra vez—Susurra como para él, pero sé que todos hemos logrado escucharlo—Richard Habló con un amigo quién es el director de una muy buena Universidad, quiere entrevistarte para ver si puedes ingresar, por eso nos vamos, no perderemos esta pizca de suerte—él está convencido de que ingresaré, lo puedo ver en sus ojos. No quiero que siga peleando con mamá por mi culpa, por eso no me quejo cuando inicia el recorrido hasta fuera de la empresa y lo sigo. 

Me despido de Santi y de todo el personal para emprender la marcha junto a mi padre, cuando paso junto a tío Richard éste besa mi mejilla y alza sus dos pulgares hacia arriba brindándome su apoyo, los malos momentos serían mucho más dramático sin él, le brindo una sonrisa en agradecimiento. 

—Tú te quedas aquí—Señala a mi hermano quién también empezaba a seguirlo.

—Pero yo quiero ir—Refunfuña cuál niño, como si eso haga que papá cambie de opinión, sonrío por lo ridículo que se ve.

—No. Te quedas con Richard ayudándole a preparar un informe que tiene que presentar mañana ante los demás directivos—Determina.

Sin ninguna otra objeción Brayan obedece y yo sigo a papá hasta la entrada. Al llegar me da las llaves para que conduzca. Eso es algo que amo hacer a pesar que mamá no es partidaria de la idea, a pesar de perder un poco el miedo de estar frente al volante, solo lo hace cuando es una emergencia y ver a sus hijos conduciendo puede resultar un poco estresante para ella.  Es por lo mismo que cada vez que salgo con papá, él me permite conducir. Arranco el coche a una velocidad moderada mientras papá introduce la dirección en el GPS, media hora después estacionamos frente a un enorme edificio, frunzo el ceño al ver la fachada del mismo. 

—¿Vas a inscribirme en una universidad pública?—Cuestiono con asombro. Si mamá se entera de esto se pondrá histérica. 

—No es una universidad pública—Dice saliendo del auto conmigo siguiéndole sus pasos. No suena muy convencido. —Es semi privada y, para información tuya, es considerada la segunda mejor del país.

Dudo de esa información, porque ¿Cómo una universidad que es semi privada puede ser la segunda mejor del país? Es una cuestión de lógica, pues mientras más recursos posea una universidad mayor será su nivel de enseñanza, bueno, al menos eso era lo que creía hasta este momento. 

—Violetta—Dice haciendo que detenga mi marcha, se queda frente a mí colocando ambas manos en mis hombros—Quiero pedirte un favor—Dice y siento que esto no me va a gustar.

—Claro papá.

—Trata de que no te expulsen esta vez, tu mamá está muy preocupada, la lastima mucho verte en una situación tan repetitiva como esta, no la disguste más y no te metas en más problemas.

Trago saliva y asiento con la cabeza dándole a entender que no me meteré en problemas. Besa mi frente y reanuda los pasos hasta la entrada de la Universidad.

La reunión con el director amigo del tío Richard duró menos de media hora, solo fue prometer que no me metería en líos, que papá le extendiera un cheque con una buena cantidad de dinero, para que éste aceptara. Sin ninguna otra opción estaría iniciando clases el próximo lunes.—¡Jupi! Noten el sarcasmo. 

De verdad espero no meterme en líos, porque estoy segura que no me libraré tan fácil la próxima vez. —Si es que la hay

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