Capítulo 17

Los siguientes días llueve como si nunca hubiera habido una sequía. Es tanto que casi no podemos dejar la casa, debido al fuerte viento y a los constantes rayos cayendo. No puedo recordar una tormenta como esta. 

Mi padre no ha vuelto a la casa y puedo suponer que se está quedando con alguna de las otras familias, recuperándose y planeando su venganza. Lo conozco lo suficientemente bien, como para saber que no se quedará conforme, con que alguien le haya quitado el poder sobre la comunidad, que daba por sentado. 

Los cinco estarán de vuelta pronto, pero cuando le dije a Iván sobre tener cuidado con ellos, simplemente me dijo que no me preocupara, que todo estaría bien mientras él estuviera aquí. Le creo, por supuesto, después de todo Nico me contó como Iván peleó con los cinco al mismo tiempo y los venció a todos, con sólo sus manos desnudas. El problema es qué sucederá con nosotros cuando Iván deje este lugar. 

Por lo demás, hemos estado encerrados. Iván trajo las cosas de su campamento y descubrimos que tenía más cosas de las que imaginamos. Él había ocultado sus suministros de comida, lejos de aquí. Gracias a eso, pudimos alimentarnos bien por una vez en mucho tiempo. Él dice que ellos se enteraron de lo que estaba sucediendo en el mundo, un poco antes que el resto de las personas normales. Es por ello que pudieron abastecerse de una buena cantidad de alimentos. 

Mis hermanos son ahora admiradores férreos de Iván y cuando él empieza a contar alguna historia, son los más interesados. Ellos lo son, pero mentiría si dijera que no soy una de sus admiradores también. Iván es algo así como sus llamas, simplemente te sientes atraído hacia él. Incluso mi abuela, quien pasó dos días completos sin pronunciar palabra, quizá por estar en shock, empezó a relajarse. Y aunque no dijo mucho, su expresión es mucho más relajada, casi como si siempre hubiera querido que alguien más tomara el mando, pero sin poder dejar a los cinco a sus anchas por sus actitudes. 

A diferencia de mi abuela, mi madre se encerró en su cuarto y se negó a salir, asustada de que nuestro padre llegara en cualquier momento y la castigara por dejarlo abandonado afuera. 

No la culpo, yo también estoy un poco asustada. Creo que todos lo estamos, pero esa actitud confiada y relajada de Iván nos envuelve. 

Pasan ocho días lloviendo, en el cual principalmente nos quedamos dentro por seguridad, en donde conocemos mucho más de Iván, sobre su familia y la que creo que es su novia, alguien llamada Marie. Escuchamos sus anécdotas y reímos o nos lamentamos por esas personas que ni siquiera conocemos. Pero todo llegó a su fin al noveno día, donde vimos aparecer el sol. 

-Supongo que esa lluvia ayudará un poco a la sequía, aunque fue una tormenta demasiado fuerte- dice Nico, cuando salimos de la casa y vemos que el lugar es un desastre. Todo está volcado o no está en su lugar y hay ramas o árboles caídos por todo el alrededor. También las techumbres de un par de casas y otras construcciones, como bodegas, fueron afectadas y estuvimos gran parte del día limpiando y reparando los destrozos. 

Fue sorprendente ver que Iván se subió, junto a otros, a reparar los techos. Comportándose como si nada de la pelea hubiera ocurrido y sólo fuera un habitante más de la comunidad. Pero lo más sorprendente, fue que todos trataban de llamar su atención y congraciarse con Iván, incluso los cinco, quienes vinieron y se disculparon, ante eso, Iván sólo resopló y los mandó a trabajar, pero no creo que nadie haya creído en la sinceridad de sus disculpas. De cualquier modo, mi padre no se acercó a nosotros, ni a mi madre en ningún momento. Sólo puedo pensar que está siendo cauteloso y que estará tramando algo malo. 

-Creo que tenemos que vigilar a mi padre y a los otros. No me creo que estén tan tranquilos- dice Nico, haciendo eco de mis pensamientos, mientras que ambos comemos en un rincón. 

-Lo sé. Temo que harán algo cuando Iván se confíe- le devuelvo, mirando de lejos como Iván come, rodeado de personas, lo que hace difícil acercarse. 

-Tomaremos turnos para vigilar durante la noche ¿qué te parece?- propone mi hermano. 

-Voy primero- pido. 

Él hace una mueca, pero me deja ser el primer turno de vigilancia. 

-Iván intenta ayudarnos y tiene un gran poder, pero también tiene que dormir. 

-Lo sé- digo. Ambos miramos un poco más a Iván, queriendo acercarnos, pero sabiendo que no seremos bienvenidos por el resto de personas. -Espero que Iván no nos dé la espalda también- dejo salir mi preocupación. 

-No lo hará, él no es como el resto de la gente aquí- asegura Nico. Pero a pesar de lo seguro que estaba mi hermano, en los siguientes tres días sucedió prácticamente eso. 

Iván se dejó querer por todos y parecía que le encantaba cuando era tratado con reverencias y como un verdadero dios. Él no volvió a dormir en nuestra casa y aunque no se llevó sus cosas, ni siquiera tuvo la consideración de avisarnos que se quedaría con otra familia, en este caso fue en la familia más acomodada de la comunidad, perteneciente a los padres de Rubén, uno de los cinco, de entre todas las personas.

Además de no dormir en nuestra casa, parecía que ni siquiera existiéramos para él, ya que cada vez que estábamos cerca, nos ignoraba. Nos dimos cuenta de su cambio de actitud hacia nosotros, pero no fuimos los únicos. El resto de la comunidad también tomó nota e imitaron su comportamiento. Aunque eso fue en realidad una mejora con respecto a la intimidación. 

Y ese cambio en Iván, en realidad se sintió como una verdadera traición y ambos, Nico y yo, nos sentímos como unos idiotas por confiar en primer lugar. 

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