Capítulo 15

MARA

Ahh… Debí saber en lo que me metía. 

He estado encadenada, ya unas tres horas en este árbol, castigada por decir uno de nuestros secretos a un externo. Lo hice, sin pensar en las consecuencias y supongo que aún ahora lo volvería a hacer. Una razón, es porque él salvó mi vida y la otra, es porque él busca salvar al planeta, o sea a todos nosotros. 

En otras circunstancias, este castigo no sería tan duro, pasar la noche encadenada a un árbol, fuera en el bosque. No es la soledad y el miedo a la noche lo que hace de esto un castigo, tampoco es la restricción, ya que esta cadena es lo suficientemente larga como para moverme alrededor. El problema es el lugar en el que está ubicado el árbol y eso es justo en el borde del estanque, donde está la puerta al infierno. Si de día es un lugar tenebroso, de noche es aún peor. 

La niebla baja no está en la noche, pero en cambio, si te quedas en este lugar demasiado tiempo, empiezas a escuchar susurros, gritos lejanos, algunos pidiendo ayuda, otros maldiciendo y destilando odio a alguien más, unido a eso, está la sensación de nunca estar solo, de sentir como te observan y a veces hasta puedes sentir un roce, en alguna parte de tu cuerpo. 

Es horrible, no quiero estar aquí. 

Estoy sentada con mi espalda contra el árbol muerto, del que estoy encadenada y aunque pongo mi cabeza sobre mis rodillas y rodeo mis piernas con mis brazos, nunca dejo que mis ojos se cierren. Estoy segura de que si algún día caigo dormida en este lugar, algo muy malo me pasará. 

Al menos no soy golpeada. 

Una vez casi mataron a golpes a Nico, así que supongo que no debería quejarme, pero aún así, odio este lugar. 

Nunca vengo si no tengo que hacerlo y aunque más temprano estuvimos aquí, no fue tan malo porque estaba con Iván. 

Ya empieza a caer la noche… 

Le pedí a mi hermano, que ayudara en todo lo que Iván pidiera, una vez que supe que sería castigada, ya que probablemente me volverán a castigar si me acerco a él. 

Pero q**uizá castigarán a Nico también por mi petición. 

Espero que no y que toda esa chulería que posee Iván, tenga algún fundamento que lo respalde. 

Pasa un tiempo y empiezo a escuchar susurros. 

Ya empezó. 

Sin embargo, después de unos minutos escucho también sonidos de pasos acercándose y con ello un escalofrío recorre mi espalda. Nadie tiene permitido acercarse aquí, si estoy sufriendo un castigo y nunca antes escuché pasos. 

Me levanto y me vuelvo hacia el lugar desde donde provienen los sonidos, esperando que sean personas y no habitantes de este estanque o del infierno. 

De pronto, unas siluetas más oscuras aparecen de entre la oscuridad y cuando una de ellas dice mi nombre, me relajo. 

Nico.

-Mara, soy yo, no te asustes- dice Nico. 

-Nico, ¿qué haces aquí?- pregunto a la silueta que ahora reconozco como él. 

-Este lugar tiene un olor horrible- se queja otra voz, la voz inconfundible de Iván. 

-Venimos a sacarte de aquí- responde Nico, llegando a mi lado.

-Y está demasiado oscuro- se queja nuevamente Iván - afortunadamente para ustedes, estoy yo aquí. 

De pronto, alrededor aparecen un par de fogatas, flotando unos tantos sentimientos sobre el suelo, sin ningún tipo de material que sirva como combustible y estoy sorprendida, pero no tengo tiempo para pensar demasiado en eso, porque lo siguiente que sé, es que Iván, al que ahora puedo ver claramente, lanza a mis pies a uno de los amigos de mi padre. 

-Abre- ordena Iván, con voz despreocupada. 

El hombre llamado Roberto, rápidamente se apresura a abrir el grillete que rodea mi tobillo y al que está conectada la cadena. Rápidamente soy dejada libre y el hombre se levanta, dejando ver su cara, la que está tan golpeada que es casi irreconocible. 

-Vamos de vuelta, tú primero- Iván empieza a empujar a Roberto, caminando detrás de él. 

Nico y yo los seguimos y rápidamente nos acercamos lo suficiente como para hablar en voz baja. 

-¿Qué sucedió?- susurro a Nico. 

-Iván sometió a los cinco- susurra de vuelta -y amenazó a la matriarca. 

-No lo hizo- niego inmediatamente. 

-Sí, lo hizo. Vi todo lo que pasó- me asegura él. 

¿Sometió a los cinco? 

Aunque me cuesta creerlo, el estado de Roberto debería ser una prueba lo suficientemente buena. Roberto, después de todo, es uno de los cinco. 

Llamamos "cinco" a los cinco hombres que dirigen este lugar. Puede que mi abuela sea la matriarca, pero no tiene tanto poder como antes lo tuvo. Empezó a perder el poder sobre la comunidad, cuando no obtuve el poder sobre la puerta.

Mi padre, uno de los cinco también, maneja a mi madre, alguien débil de carácter, como quiere y cuando yo no obtuve el poder, en lugar de verse afectado como el resto de la familia, aprovechó la oportunidad para aplastar a mi abuela. Con el paso del tiempo, estos cinco amigos han tomado el control de casi todo aquí, sin que mi abuela o alguien pueda detenerlos. 

Ellos son los encargados de impartir castigos y no tienen demasiada consideración, ni siquiera con sus propias familias. 

Lo cierto es que todos están temerosos de ellos y tratan de tenerlos en el lado bueno.

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