LAS SIETE CANDIDATAS OFICIALES

Con una sonrisa, Clara tomó una servilleta para limpiarse luego de que el rey se viniera antes que ella. Le gustaba mucho molestarlo con su resistencia, algo que en sí era paradójico siendo que  físicamente y sin poderes mágicos él era más fuerte, pero cuando se trataba de intimar ella era mucho más fuerte.

—¿Estás bien, hijo?—preguntó la reina madre.

La anciana mujer no había visto nada, gracias no solo a que estaba concentrada en la primera presentación de la candidata, sino porque todo el lugar estaba tan oscuro que le impedía ver bien a su alrededor. No obstante, cuando sintió el brinco de su hijo, no pudo evitar preguntarle sobre su situación.

—Sí, madre—respondió mientras tomaba un poco de vino—solo estoy un poco cansado, nada más.

Con eso, hundió con mayor fuerza el mecanismo del vibrador, buscando vengarse un poco de la acción de Clara. Para la alegría de la diosa, esta obtuvo su momento de placer a mitad de la presentación de la segunda candidata, la cual estaba cantando opera y en su momento más alto pudo camuflar muy bien su pequeño grito.

Así la noche pasó hasta que la última presentación llegó, la cual era el debut de la candidata mandada por la iglesia. Lady Daphne subió al escenario y con una sonrisa, se arrodilló en este mientras era cubierta con una manta gruesa. De pronto, todas las luces, hasta las de fondo, bajaron de intensidad tan radicalmente que el lugar quedó en la inmensa oscuridad.

De inmediato unos tambores comenzaron a sonar y las luces se enfocaron en el escenario, el cual era adornado bellamente por una lluvia de pétalos de sakura que caían de la nada. La habilidad de la candidata, razón por la que en su momento había sido escogida como candidata a santa antes de que abolieran el puesto, fue traer la primavera a los rincones más inesperados.

Con cada paso de su danza, la cual era acompañada por un bello vestido rosa que se movía al compás de sus pasos, podía no solo convocar esa mágica lluvia, sino que del suelo podía brotar tanto manantiales como hiervas y árboles de gran encanto.

Tras su presentación toda la magia acabó, pero la candidata hizo que en una onda de fuerza se le fuera puesto a las mujeres, incluyendo a la reina madre y a Clara, unas gargantillas de oro rosa que simulaban los pétalos de sakura, así mismo, a los hombres una hermosa flor de cerezo que acompañaban a los pañuelos que estaban en sus respectivos bolsillos.

Todos, hasta la reina madre, aplaudieron conmovidos por el talento de Daphne. La cual solo se arrodilló ante los aplausos. Luego de eso, volvió a la mesa de las candidatas y tomó un poco de vino para aplacar la sed, mientras veía cómo la reina madre hablaba por lo bajo con el rey.

—¿Cuáles son las que más te gustan?—preguntó.

Ante aquel cuestionamiento, Anatole se quedó en silencio por varios minutos. No le había prestado atención ni siquiera la última presentación, sus ojos y su corazón solo podían ser para Clara, por lo que todo ese tiempo se la pasó fue dando su atención a la diosa que lo escogió a él cómo su compañero para toda la eternidad.

—¡Las escogeré yo, entonces—respondió enojada, ante la falta de interés de su hijo.

Luego de que su asistente le trajera un pergamino, se dispuso a escribir los nombres de siete de las diez candidatas que se habían presentado hoy y que pasaron el primer filtro. Una vez terminó con aquello y el rey inspeccionó el pergamino, sin prestar mucha atención, tomó su sello y aprobó el primer resultado de la selección.

—¡Candidatas acérquense!—gritó el portavoz real.

Las diez mujeres, todas sonrojadas por estar en frente de la mesa del rey, se arrodillaron frente a sus ojos mientras la reina se disponía a hablar.

—Ha sido realmente una velada encantadora—dijo la reina madre muy complacida—todas diez han sido dignas representantes el día de hoy de sus respectivas familias, por eso, de las tres que no logren pasar en la noche de hoy serán puestas como damas de honor oficiales del reino, por lo que serán dadas en matrimonio con nobles dignos de su nombre.

La reina madre, luego de dar aquellas palabras, asintió al portador real y este comenzó a hablar.

—De las diez candidatas presentadas en las selección, las siguientes siete han pasado la primera prueba…—dijo mientras sostenía el pergamino.

Poco a poco las seleccionadas daban un paso, dejando atrás con una cara de tristeza a las perdedoras. Entre las ganadoras de esa primera noche se encontraba lady Daphne, algo que dejó sumamente contentos a los representantes de la iglesia en ese momento.

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