En el palacio real del reino de Argeli, ubicado en su capital Lumina, la reina madre se encontraba aventando cosas dentro de su habitación.
La ira carcomía cada centímetro de su ser, en especial por no poder ir a ver personalmente a su hijo. Si no fuera porque Henry daba su palabra de que él seguía vivo y volvería con vida, ella ya hubiera perdido la cordura.
Sin embargo, la razón por la que en realidad estaba más y más enojada, era por la idiota que sería la concubina de su hijo una vez ingresara al palacio.
Debido a que su angustia la estaba poniendo cada día mal, Clara tuvo que llegar al palacio y mostrar pruebas de vida de su único hijo. No obstante, tanto solo de recordar ese encuentro el dolor de cabeza aumentaba.
—“Te lo advierto, si por tu culpa mi hijo le pasa algo no me importará matarte con mis propias manos”—dijo en ese entonces muy cerca de la chic, intentando intimidarla—“no eres más que una concubina, en cualquier momento puedo reemplazarte”
—“Seré una concubina, pero soy la única mujer que su hijo podrá desear”—respondió con una sonrisa, ocultando el hecho de que su vida estaba unida para toda la eternidad con la de él—“y también soy la única esperanza que tienen para recuperar el estrecho de Bering, así que más le vale tratarme con más decencia”
—¡Cómo se atreve a responderme esa insolente!—levantó la silla y la tiró contra la pared.
—Alicia—gritó a su asistente—envía las cartas que te dije a las familias nobles, la selección comenzará pronto. Yo misma le escogeré la esposa a mi hijo y esa insolente de Clara quedará en el olvido.
Mientras planeaba quién sería la nueva reina de Argeli, no podía imaginarse que su hijo ya había despertado y que se encontraba intimando con Clara.
La diosa había tomado un poco del chocolate líquido que su hermana le había traidor para desayunar, para untárselo en todo su pecho tonificado y grande, haciendo que el chocolate recorriera cada esquina de estos.
—Lámelo—ordenó.
Anatole, quién seguía encima de ella, empezó a lamer cada rincón de su pecho y abdomen, haciendo que Clara empezara a moverse del placer.
—Eres muy mandona, ¿No?—dijo acomodándose para volver a ingresar dentro de ella.
—Con lo que es mío sí—jaló el cabello de Anatole para que este la besara—así que seré mandona contigo hasta el día que me muera.
Anatole soltó un jadeo luego de volver a impregnar a la diosa nuevamente, quedando este debajo de ella descansando mientras ella dormía con gozo en su pecho. Luego de descansar hasta la noche, ambos tomaron un baño juntos y se dispusieron a cambiarse para bajar y ver a los demás.
Al salir y caminar hasta la mesa donde todos estaban terminando de cenar, Clara aprovechó para darle una pequeña nalgada haciendo que el hombre brincara del susto. Se alejó del rey con una sonrisa traviesa, dejando curiosos a los demás. Al ver que el rey había despertado y estaba mejor, todos se acercaron, sobre todo Henry el cual estaba preocupado, ya que lo consideraba como su hermano.
—¿Te encuentras bien?—preguntó con preocupación.
—De salud sí—respondió un poco sonrojado—y de ejercitación también, no te sorprendas si en menos de un año le doy un primo a tu bebé.
Ante la vergüenza del rey no pudo ev itar reírse, sorprendiendo a todos incluyendo a Claire, ya que era la primera vez que veía a su esposo carcajearse a más no poder. Ella se encontraba hablando con su hermana lejos de donde ellos estaban, pero tenía una enorme curiosidad de acercarse y saber que era lo que le causaba tanta gracia al general.
—No se ría, mi general, recuerde que sigo siendo su rey.
—Mil disculpas, su majestad—respondió intentando calmarse—sin embargo, Anatole, ¿Qué harás con tu madre?, ella aún tiene planes de hacer la selección.
—Debo hablar con ella, si quiere que yo siga en el trono y recupere el terreno que perdimos, por más que le desagrade Clara, debe dejar de condicionarme su ayuda—dijo seguido de un largo suspiro—soy su hijo y entiendo que quiera lo mejor, pero siendo que ella controla gran parte de los bancos más importantes del reino, siento que me está intentando controlar un poco.
Sin embargo, cuando estaban a punto de volver a la mesa, un extraño brillo los dejó ciegos unos segundos. Frente del rey se encontraba una pequeña carta flotando, con un brillo violeta. Aquella energía enseguida erizó la piel de Clara. Con prisa caminó hasta donde estaba el rey y sacó de su espacio interno la misma brújula que una vez le dio a su antigua paladín para que encontrara a los generales que comandarían su ejército.
Con pesadez tragó al acercarse la brújula a la carta que seguía flotando y esta en efecto indicó que había sido imbuida con la energía del quinto general, el faltante que no habían podido encontrar antes de que Azuri invadiera definitivamente a Karmin.
"¿Cómo es posible después de tanto tiempo?"
Se preguntó pasmada, mientras veía como el rey tomaba la carta, ya que su nombre estaba escrito en el sobre. Lo que contenía escrito, hizo que la ira inundara toda su alma:
Cuidado, su majestad, una de las candidatas, que entrarán en la selección, intentará matarlo luego de dar a luz a su primogénito.
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Comments
Guadalupe Flores
Anatole corta el cordón umbilical ya estas grande como para que estar a lo que ordene mi mami.
2024-10-13
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Linupe
ahhh es que lo está domesticando...!lame perroooo! 🤪🤪
2023-08-17
3
Francisca Alcantara
Esa vieja metiche no se da cuenta que su hijo es un adulto
2023-08-12
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