Son los pensamientos de Gilda: "tomando un cordón que aprieta sus muñecas; un suspiro leve como si deseara que llegara a quien ama. No son manos inocentes, son aquellas que han aprendido a defenderse, a aferrarse a cualquier medio que ofrezca una salida. Busca un poco de agua para el desierto que habita, como si a través de una rendija divisara algo que le dé esperanza, un soplo de vida para aferrar. Con un suspiro lento, vuelve a dormirse", estas son las anotaciones que leen en voz alta del diario de Gilda. Las lágrimas ruedan por las mejillas de las damas de la casa.
Mientras los detectives analizan las pruebas, el padre de Gilda sabe que su hija tenía un pensamiento maduro desde muy pequeña. Aunque le proporcionaron todo lo que un niño puede desear, es la consentida de papá. Observan los videos de su graduación y su cumpleaños; era una chica alegre y espontánea, bromeando con sus amigos y siendo tierna con su hermanito al que llama "pequeño". La forma en que jugaba con su canino Máx.
—¡Qué hermosa se veía! —exclama Antonia, mientras están sentados en la sala.
Michael y sus compañeros miran una y otra vez las imágenes. El diario de Gilda es su mundo de situaciones expresadas, momentos en los que lloraba por la ausencia de su madre y las horas que pasaba con su psicóloga, a quien confiaba, pero cuando intentaba profundizar en su mundo de fantasmas, no lo permitía. A veces quiso tomar un cuchillo y clavárselo, dice ella, pero se ríe sola, ya que era un pensamiento que, por supuesto, nunca llevaría a cabo, ya que costaría mucho dinero a su padre. Habla del amor de su tía y cuánto respeta a Antonia, y el hecho de que le regalaran un hermanito era algo que muchas de sus amigas no tenían. También menciona al hombre que la perseguía y que le causaba mucho miedo. "Gilda, no eres cobarde ni una gallina: no soy una imbécil". Le encantan los postres, especialmente el chocolate, combinado con la música. Describe cuando entró a una tienda y robó una gorra de su grupo musical. Habla de cómo una anciana se le acercó y la tocó; cuando eso sucede, no sabe lo que hace y se pregunta si esto continuará toda su vida.
En algunas partes del diario narra con detalles, mientras que en otras son breves sus descripciones. Siempre se despide con "el rey salva, pero el mundo es una porquería". Son momentos con su familia, amigas, música, moda, lugares que visitó con su familia, comida, joyas, perfumes... Sus palabras son concisas, pero profundas para su edad, como si hubiera cosas que no merecieran mencionarse. Por último, menciona su temor de que su padre muera algún día.
Varias son las horas dedicadas a analizar cada detalle en busca de alguna pista. Los gestos de preocupación en los rostros de los investigadores y el sargento Marcos son evidentes mientras analizan cada pista. Las amigas de Gilda han avanzado a la universidad, y a pesar de las entrevistas en los medios, la incertidumbre persiste: ¿dónde puede estar Gilda?
Los medios de comunicación se enfocan en las estadísticas de personas desaparecidas en el país y los casos de identificaciones erróneas. Algunos casos han tenido resolución, pero otros siguen sin explicación hasta la fecha actual. Son numerosas las familias que buscan a sus seres Queridos, lo que hace que la agonía sea aún más insoportable. En un contexto donde los derechos solo son palabras en un papel, con el tiempo la esperanza se desvanece como la luz del atardecer.
En una de las manifestaciones que tuvo lugar en la metrópolis de Bogotá, las imágenes de los desaparecidos son exhibidas de manera conmovedora. Las voces que antes resonaban ahora están silenciadas, y en un muchos países de la región, se han unido bajo una misma pregunta: ¿dónde está Gilda?
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