Capitulo 10-11

CAPITULO 10

*GRINGA

Sus besos me elevan al infinito, sus caricias se moldean a mi cuerpo, lo recorre con suavidad sin temor ni vergüenza. Yo no me animo aún a explorarlo, solo acaricio su nuca, enriedo mis dedos en su cabello, tomo su rostro para besarlo y él se desliza a mi cuello a besarlo, lo recorre con su lengua y siento la tibieza de sus besos succionando mi p*s*n. Le susurro que "me gusta" por lo que sigue. Y miro al cielo encurvando mi espalda para que tenga libertad de sumergirse más en mi. El placer que sentía era dulce, todo mi cuerpo respondía a cada movimiento. Me vuelve a besar en los labios succionando mi aire y le respondo del mismo modo. Sus movimientos se aceleran y me aferró con fuerza a su espalda, me eleva completamente apoyándome contra la pared y aprentando mis n*lg**. Siento su respiración agitada. Y en un momento me baja con delicadeza y se retira con suavidad sin dejar de besarme, y siento que algo tibio se desliza por mi cuarto. Pablo saca un pañuelo de su bolsillo me besa tiernamente y seca mi muslo.

- Quiero que vivas conmigo. Me susurra Pablo. Quiero brindarte todo lo que mereces. Y poder hacerte sentir única conmigo.

- Si quiero estar contigo. Le respondo mirándolo a los ojos. Se despiden con un beso.

Gringa recupera el aliento y se va a acostar, abraza la almohada y suspira, aún siente ese fuego en su interior, que solo él puede despertar.

*PABLO

No me pude contener las ganas de ver a Gringa y saludarla. Al lograr despertarla se levantó y salió a verme, trae un camisón largo con botones al frente es de un algodón fino que poco deja a la imaginación, cubre sus hombros con un poncho porque la noche es fresca. Tiene su larga cabellera suelta, es un ángel a la luz de la luna. No puedo contenerme y la beso, "Te extrañe le susurro ", besando su cuello y ella me responde "quiero que te quedes un poco más".Mis besos se intensifican y mis manos tienen vida propia la acarician sobre el piyama, pero quiero sentir su piel por lo que le desprendo los botones uno a uno dejando a la vista sus redondas lunas que entran a la perfección en mis manos las abarcó con ellas acariciandolas con suavidad y apretó delicadamente sus p*s*n**. Su cuerpo se contrae y aferra más a mi. Deslizo mi mano entre su ropa interior para sentir si le gustaba lo que le hacía y así era estaba mojada por mi. Y sin darnos cuenta estábamos enredados moldeados a la perfección cabalgando en el placer infinito, la sentí tan justa, tan apretadita que más me enloqueció de placer. Yo era él primero, yo la estaba moldeando a mí, yo era su primer hombre. Eso me acelero él corazón, me dió lo mas preciado que tenía, y se despertó él deseo de que esté por siempre conmigo. Había encontrado a la mujer perfecta para mí, nadie recorrió este camino antes, yo era él primero en explorar la exquisitez de su sabor. Yo era él primero en habitar en estas tierras nuevas cuyo paisaje nunca fue quebrantado. Ahora yo era él único afortunado. Y se ve que me quería para darme lo que tanto mezquinan las chicas de bien que solo esperan al casamiento. Además la Gringa tenía una forma de ser maravillosa, no menciono el casamiento, es como que disfruta el día a día.

Comienzo a planear para hacer los preparativos para que la Gringa viva conmigo. Aunque mi padre me dijo que lo espere no faltaba mucho para el 31, pero no podía evitar sentirme ansioso.

Ese Domingo se alistó y fue a la casa de Gringa, temprano en la mañana, lo recibió González estrechando su mano con firmeza , se le notaba que le agradaba su presencia. Fueron hasta el fondo e ingresaron a la cocina, ahí lo invito a tomar unos mates.

- ¿Cómo le a ido?. Pregunto González, tomando unos sorbos de su mate amargo, lleno de remedios caceros que le gustaba ponerle entre anís, sedron y menta.

- Ocupado, con guardias largas. La vez pasada nos tocó estarlo en un convento para cuidar a las novicias. Y al decir esto no pudo evitar sonreír.

- ¿Qué pasó?. No pudo evitar la curiosidad, al notar la risa que expreso Fernández.

-" Nos enviaron para que vigilemos. La madre superiora tenía sus sospechas de que las noticias recibían visitas masculinas y quería asegurarse que no pase. Inició Pablo contando.

- Resultó que era el padre de la congregacion, el que visitaba a las noticias, por lo que había muchos preservativos tapando la cañerias. Y nosotros logramos destaparla y tiramos por todo el patio... Jajaja se rio en esta parte al recordar las caras que pusieron las monjas.

- Después no se que habra pasado con el cura.

- Y ¿Cómo pescaron que era él? Le pregunto González entre risas.

- Pues...Las novicias le fabricaron con sabanas, como una soga para que suba hacia las habitaciones del segundo piso y lo hacía en un rincón donde no daba tanto la luz. Nosotros nos percatamos ruido y fuimos a ver. Notamos una figura bajando por el atado de sábanas. Le gritamos " Alto" haciendo que se caiga del susto, justo en el pozo donde tenían cal preparado para pintar"... Jajaja. Se rieron a Carcajadas.

- Resultaron traviesas...Jaja. Dijo el señor González.

En eso ingreso Doña Pocha con su canasta de huevos.

- Buenos días. Lo saludo muy amablemente.

- Buenos días. Respondió levantándose pasándole la mano.

- Que bueno tenerlo temprano. Le preparo el desayuno. Le afirmó como diciéndole que se quede.

- Gracias, muy amable. Le respondió al no tener opción para negarse y ante la posibilidad de ver a Gringa.

Don González se levanta y lo invita a que lo acompañe, mientras preparaban el desayuno Pocha.

- Vamos a sacar unas mandiocas para ir preparando. Temprano pusimos a cocinar una gallina, van a preparar boribori. ¿A probado alguna ves? Le consulta don González.

- Si cuando mi madre hacia. Pero hace mucho que no volví a comer esa delicia. Le respondio Pablo.

Pablo observo como don González estiraba el tallo de la planta y hacia salir completa la raíz sin romper ninguna, tenía la facilidad de hacerlo y lo ayudo le hizo acordar cuando lo hacía con su padre. Una vez que sacaron las mandiocas, las colocaron en una palangana y las labaron sacándole la tierra, para ello Pablo se habia remangado para no ensuciarse.

CAPITULO 11

Don González se sentó en un pequeño taburete y con su cuchillo curvo comenzo a pelarlas. Pablo se sentó cerca y observo como lo hacía, tomo un cuchillo y comenzó a pelar a la par.

Don González lo observo y sonrió. Debe comenzar en la punta, después sale fácil y le muestra como lo hace.

Aparece doña Pocha para avisar que ya está el desayuno. Y al observar lo que hacen, sonríe porque sabe lo que hace su esposo. De esa manera lo estaba probando, para ver de que estaba hecho el pretendiente de su hija.

Don González, le gustó que sin que se lo pida lo ayude con lo que estaba haciendo. Era claro que se amoldaba a todo y no era un refinado. Al ingresar en la cocina, la Gringa estaba desayunando y al verlo casi se atora por la sorpresa, no lo esperaba temprano.

- Siéntese. Le indica González.

Y se coloca enfrente de la Gringa y la saluda.

-Buenos días.¿Cómo estás?. Con cierto aire de complicidad, le brillaba la mirada al dirigirse a ella.

- Bien, le respondio. - Y tú¿cómo estubo la guardia?.

- Bien, dentro de todo.

Se sentaron Pocha y Gonzalez a desayunar con ellos, unos ricos huevos acompañado por una tortitas de queso que le gustó mucho a Pablo.

Le sugirió ir a pasear a Gringa, como no estubo durante la semana con ella, según sabían los padres, que no tuvieron inconvenientes en aceptarle que salgan.

- Vuelvan para la hora de la comida. Les recordó la mamá.

Gringa preparo un canasto con unas naranjas, algunas tortitas de queso y agua para llevar, y doblo un mantelito cuando termino de alistar todo se despidieron.

- ¿Dónde vamos? Pregunto. Mientras Pablo ponía en marcha su auto.

- Te voy a llevar a un lugar, dónde voy para relajarme.

Ella se acomodo feliz por el paseo. Llegaron a la costa del Río, se colocaron bajo la sombra de un árbol frondoso, que brindaba bueno sombra.

- Que hermoso esclamo, observando todo ese extenso paisaje virgen.

- Te gusto, por lo que veo. Aquí vengo y algunas veces me pongo a pescar y lo que saque lo cocino y como. Le cuenta Pablo.

- Y ¿Qué sacaste ? Le pregunta Gringa.

- Pues...Bagre...A y una vez saque un doradillo.

- Y ¿Cómo lo preparas?

Se rescosto en el suelo, sobre la hierva y miro hacia el cielo, antes de responderle.

- Algunas veces frito o sopa, según como quiera y del tipo de pescado.

Ella estendio su mantelito y se sentó encima con las piernas dobladas hacia atrás y apoyando una mano en el suelo, no queria ensuciarse su vestido, justo se le ocurrió usar un celeste claro y se le notaba si se manchaba.

El la observo con detalle, mientras ella miraba el horizonte disfrutando del canto de las aves, le entró curiosidad usaba el cabello corto, lo tenía ondulado y en el frente se colocaba un alfiler para apartar algunos mechones de la cara, su perfil era fino como una muñeca de porcelana. Se sentía alagadony no podía ocultar esa emoción, ser él que se sumergió en su intimidad y descubrir que era el primero, aunque ella no le dijo nada, él lo sabía. Había estado con otras mujeres y sabía bien como se comportaban. En cambio la Gringa se mostraba elegante, atractiva pero no sé insinuaba, le divertía ver cómo le subían los colores en ciertos comentarios, y a la vez en la intimidad era toda pasión y no tenía explorar, descubrir nuevas sensaciones. Fue entonces que por fin el destino estaba de su lado, después de tanto sufrir y andar como bala perdida en el romance, lograba encontrar su alma gemela.

Por su parte la Gringa estaba decidida en disfrutar todo lo que le podía brindar y no solo quedarse con la sensación de estar enamorada.

Una vez lo estubo pero él le había dicho que tenía un espíritu como potra salvaje y que no podía con ello. Que necesitaba alguien más delicada y su elección fue su hermana menor.

¡Por Dios! cómo lloro, sentía que su alma se partía, pero como era su hermana a pesar de todo la acompaño. Y no volvió a verlos, no quería toparse con el gendarme que le partió el corazón. Movió la cabeza como para no recordar.

Al notar Pablo lo pensativa que estaba, le tomo de la mano llamando su atención, se incorporo sentándose a su lado y la toma del mentón besándola suavemente. Ella lo acarició con las dos manos la nuca, enredo sus dedos en su cabello, suavemente la recostó, él la besaba suave y apasionado, recorrió su cuello con los labios. Ella no pudo evitar soltar un gemido tenue al sentir que la mano de él se deslizo delicadamente bajo su falda y acariciaba con la punta de los dedos su intimidad, haciendo que arda su interior.

A Pablo le enloquecía sentir su suavidad, lograba elevar su temperatura, sentía lo tibia que se ponía, era pequeña, le provocaba ganas de saborearla, pero aún no, lo hacía despacio para gozar más esa sensación cada segundo. Gringa se aferró con fuerza de sus hombros y le susurro.

-" Vas hacer que grite si sigues así". Él la miro y sonrió.

-"Puedo besar tus labios y así ahogas tu grito, aunque no me molestaría escucharlo". Le respondió con cierta picardía en la mirada.

Siguió besando su cuello y bajo a sus s*n**, recorrió con la lengua su forma circular. Gringa se sentía exitada de placer, lo tomo de la cara y lo beso con fervor. Él la tomo de la cintura y se le puso encima. Pudo sentir su masculinidad, que se deslizaba con suavidad bajo su falda. Ella se aferró de su espalda, se besaban con lujuria. Recuperando el aliento Gringa le susurro.

- Debemos irnos. Al recordár que debían regresar, pero sus besos eran más intensos al igual que sus movimientos y le nubla a el pensamiento, la recorria con besos y era como que sabía que partes le enloquecía el rose de sus labios.

En un momento la beso en los labios con suavidad retirándose con delicadeza, y con un pañuelo le limpio el cuarto donde sentia cómo algo tibio se deslizaba por el. Le pasó la mano ayudándola a levantarse y le susurro mirándola a los ojos "vamos".

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