La brisa acariciaba el rostro de Belinda cuando despertó. Levantó la cabeza y se dio cuenta de que estaba sola, Ellyan no estaba allí. Se levantó y se acercó a la apertura de la cueva, que estaba oculta por una cortina de agua que caía como si fuera una alfombra.
En el lado derecho, vio unas cuencas incrustadas en la ladera de las rocas que hacían de escalones. Se atrevió a bajar por allí. Cuando tocó el suelo, se dio la vuelta y vio ante sus ojos un paraíso sin igual.
Siguió por un sendero sin percatarse de que se alejaba de la zona segura. Observó las maravillas del paisaje: flores de colores, árboles en flor y otros con fruta madurando al sol. Tras recorrer varios campos de diferentes flores y árboles, atravesó sin percatarse otra barrera dimensional y de pronto se vio en un lugar tenebroso y escalofriante. A sus espaldas, una sombra la acechaba descendiendo del cielo nublado. Era una griffo hembra.
Unas garras la cogieron y se la llevaron volando hasta su nido, que era una cueva en los límites más elevados de una montaña. Tras dejarla tirada dentro del nido de paja, se fue. Belinda estaba asustada, nunca en su vida había visto ni oído hablar de un águila con cuerpo de león y cabeza, cuello y garras como patas principales, de águila. La bestia se fue y al poco fue rodeada por sus crías.
Estaba perdida e iba a ser la comida de esas crías de la bestia. Completamente aterrorizada, viendo las garras amenazantes, se percató de que en el fondo de la cueva había un polluelo más bien adolescente que estaba lamentándose de una herida.
Ella se levantó para dirigirse allí. Los otros polluelos, al verla tan decidida, dieron pasos hacia atrás para luego abrirle el paso. El polluelo herido tenía la punta de una lanza rota incrustada en su pata derecha. Al verla acercarse, primero se puso agresivo. Ella puso las manos en son de paz y simultáneamente le dijo:
- No quiero hacerte daño, voy a sacarte esa punta y curarte la herida.
Puso con suavidad las manos sobre su cuerpo y le acarició. Luego tomó la punta de la lanza por la parte ancha y se la sacó. La tiró al suelo, luego se rasgó una de las mangas de la túnica para taponar la herida.
Los polluelos griffos, al oler la sangre, se volvieron agresivos e intentaron atacar a los dos. El griffo herido se levantó y, haciéndole un gesto en la cabeza, le indicó que se subiera a su espalda.
Empezó a abrirse paso dando zarpazos a sus hermanos y algún que otro picotazo hasta lograr salir volando de allí. Descendieron del cielo cuando vieron un sitio idóneo para descansar y que ella terminara de curarle. Ella tomó tierra blanda para mezclarla con agua de un riachuelo. Hizo barro y se lo puso en la herida. Mientras descansaba, fue a buscarle algo de comida.
Ellyan regresó a la cueva, alertándose rápidamente de que Belinda no estaba. Por su afinada intuición, supo que había ido otra vez a la zona maldita. Se marchó en su búsqueda, pues temía que Onion o su hijo la encontraran sola e indefensa, así como cualquier otro ser despreciable. No tardó en cruzar la misma barrera dimensional que ella. Se dirigió hacia el oscuro bosque del licántropo guardián del inframundo.
Estando ella reuniendo gusanos para alimentar a su pequeño griffo, sintió un escalofrío en su cuerpo. Algo o alguien la observaba.
Se fue de nuevo con su amigo y logró encender un fuego. La noche llegó más pronto de lo que se esperaba. A penas había comido ella, solamente un brebaje y había tenido un sueño que le evocó su infancia. En ese instante, recordó los ojos verde esmeralda y al mirar al griffo, los tenía del mismo color.
Algo que la desconcertó, pues llegó a pensar que el griffo fuera una especie de ángel guardián. Apoyada en su cuerpo y rodeada por el cuello del polluelo, miraba el fuego, poniendo leña cada vez que las llamas bajaban su altura. Belinda, sin darse cuenta, echaba de menos a Ellyan y su compañía. Su voz era tan tranquilizadora que le daba seguridad y paz. Medio adormecida, veía en las llamas del fuego a Ellyan, sus ojos verdes la hipnotizaban. ¿Qué secreto guardaban esos ojos verdes? Se preguntaba. Otra vez el escalofrío le invadió el cuerpo, abrió los ojos, pero al verlo todo oscuro, desistió en seguir mirando, pero sentía miedo por si aparecía de nuevo el Orco del Bosque. Volvió a adormecerse, el cansancio pudo más que el miedo.
Ellyan corría todo lo máximo que podía, pero era difícil para él localizar a Belinda por su intuición en un lugar maldito e impregnado de negatividad en el ambiente.
Un enorme licántropo se paseaba por la zona de las catacumbas. Allí se encontraba el portal al inframundo, lugar de descanso de Onion, donde había estado encarcelado por la maldición.
Al salirse de su sitio, quedaba como un santuario sagrado del que nadie, excepto él o su hijo el minotauro, pudiesen entrar a dicho lugar. El licántropo, haciendo su eterna guardia, percibió el olor de un humano y de un griffo, se acercó siguiendo el rastro del olor humano y fue cuando vio a Belinda.
Desde ese momento no le había quitado el ojo. Estaba deseoso de devorarla, saboreando cada mordisco que le diera. Ya casi tenía el sabor de la tierna y fresca carne en sus fauces, mezclada con su sangre, y ese toque espeluznante pero enriquecedor de los huesos al crujir entre los dientes.
Se le hacía la boca agua de pensarlo. Se mantuvo quieto y, viendo que tanto Belinda como el griffo caían rendidos al sueño, vio su oportunidad de atacarles sin llevarse él sorpresa alguna.
El licántropo salió veloz, dispuesto a atacarles. El griffo despertó rápido y se puso en guardia. Ambos iniciaron una lucha encarnizada con zarpazos yendo de una cabeza a otra. Los mordiscos del licántropo dejaban en carne viva las heridas al griffo. Sus picotazos también se hundían en el cuerpo del licántropo, provocándole heridas pero no tan profundas por ser todavía muy joven. Belinda veía aterrada la encarnizada lucha. El griffo seguía dando zarpazos en la cara del licántropo, al que le llegó a sacar uno de sus ojos, quedándose incrustado en una de sus garras. El licántropo le mordió esa misma pata hasta arrancársela de un mordisco.
El griffo cayó desplomado al suelo, lo que aprovechó el licántropo para volverse hacia una asustada Belinda que daba pasos hacia atrás. Oliendo su miedo, sintió más excitación para comérsela.
Gruñó antes de saltar hacia ella. Belinda se protegió con sus brazos en cruz delante de su cara. La sombra de licántropo ya estaba encima.
Fin del capítulo 11.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 56 Episodes
Comments
Serenidad
Maldita sea la táctica del suspenso 😪. Pero lo bueno es que tengo más capítulos 😌
2023-04-24
1
Serenidad
Jaja, entonces no era Ellyan...
2023-04-24
0