CAPÍTULO 9

El Orco llegó a donde estaba inerte el cuerpo de Belinda, lo miró sonriendo maliciosamente, al tiempo que levantaba los brazos por encima de la cabeza para unir las manos en un puño demoledor. Se disponía a descargarlo con toda su fuerza en la cabeza de Belinda, pero paró en seco al notar que un afilado objeto lo partía en dos y con una patada en su trasero se fue al suelo en dos mitades.

-No la toques bestia apestosa. - dijo una voz masculina tras el Orco.

La sangre manchó los zapatos y empapó parte de los volantes del vestido de Belinda. Guardó su espada en su funda y fue a asistir a la chica que estaba inconsciente. Le tomó el pulso, acto seguido la tomó en sus brazos y se metió cueva adentro.

Llegaron a un cuarto iluminado con antorchas, la tumbó cuidadosamente en una cama y fue a por un poco de agua que había en un jarrón, echó un poco en un plato de barro. Como no había trapos ni telas sucias con las que mojar su frente, usó su propia mano derecha.

Delicadamente, le pasó la mano sobre la frente, lo hizo varias veces hasta que la vio reaccionar. Ella fue recobrando el conocimiento primero con ligeros movimientos de cabeza y después abriendo lentamente los ojos.

Todo se veía borroso, una luz anaranjada y en ella una sombra que le pareció que sonreía. Enfocó su mirada en la sombra hasta que fue viendo nítidamente que era un joven y apuesto caballero al que ella confundió con su amado Thomas.

-Thomas, ¿eres tú? - le preguntaba sin fuerzas.

-No, pero quédate tranquila que estás a salvo conmigo.

-¿Estoy muerta? - siguió preguntando todavía conmocionada.

-No, afortunadamente llegué a tiempo para deshacerme de ese Orco.

-Entonces, ¿por qué huelo a hedor pestilente? - insistió, el joven se olió el ropaje.

-Disculpa, es mi ropa. Llevo mucho tiempo encerrado aquí.

-¿Quién eres tú? - le preguntó incorporándose de la cama. El joven al verla todavía pálida la ayudó caballerosamente.

-Mi nombre es Ellyan, para servirla y protegerla, señorita Belinda Blowser. - y le ofreció la mano para que se la besara cortésmente como solían hacer los caballeros.

-Encantado.

-Ellyan, ¿qué haces aquí cautivo? ¿Viniste en algún barco y te atraparon?

-No exactamente. Es largo de contar y prometo hacerlo. De momento, cámbiate de ropaje que ese no es idóneo para moverse por aquí. -le aconsejó. Vio un baúl con ropa y le señaló- ahí encontrarás ropas más adecuadas y en ese otro verás sandalias. Te esperaré fuera a que te cambies.

Belinda se puso una túnica blanca larga. Llevaba bordado en el cuello con hilo de seda verde cuyo dibujo eran triángulos invertidos. Las mangas eran anchas, dejando al descubierto los antebrazos. Encontró unas sandalias de cuerda que se ataban a las piernas. Salió para anunciar que estaba lista. Cuando la vio Ellyan sonrió.

-Vámonos de aquí.

- ¿Sabes salir de esta isla?

- Sé salir de los lugares malditos de esta isla.

Tras estas palabras de Ellyan, hubo silencio. Ella le seguía con ciertas dudas y temor. Él estaba prestando atención a cualquier sonido que se pudiera producir en la cueva. En una bifurcación tomaron el camino derecho.

- Ellyan, disculpa mi falta de confianza, pero ¿quién eres en realidad?

- Ya te he dicho que explicártelo ahora me llevaría mucho tiempo y precisamente tiempo es lo que no tenemos. -se paró dándose la vuelta cuando le vio la mirada miedosa de niña ante un desconocido. Tomó una fuerte respiración para tomárselo con calma.- Está bien, de momento solo te diré que nací en esta isla de la cual mi madre era sacerdotisa guardiana de una llave muy poderosa.

- Gracias, ahora entiendo lo de la habitación y los ropajes. ¿Eran de tu madre, verdad?

- Estás en lo cierto. ¿Alguna cosa más?

- Muchas, pero las iré dosificando para entenderlas mejor.

- Maravilloso, venga hemos de encontrar la llave.

Iniciaron la caminata por segunda vez. Tras recorrer varios pasillos iluminados por antorchas, llegaron a la cavidad que tenía el uso de lugar sagrado. Se acercaron a un altar. En él encontraron un fuego de tonos azulados. En el corazón del fuego había un círculo azul índigo.

Ellyan empezó a buscar en todas las zonas sagradas, algo que lo tenía absorto en su tarea. Belinda lo miraba desconcertada y dudosa de si preguntarle o no. Una voz tranquilizadora salió del círculo azul índigo del fuego.

-Hijo mío, pierdes el tiempo buscando en este lugar sagrado- dijo la voz.

- ¿Padre? - se volvió al fuego para acercarse, Belinda también se acercó. - Antes de morir, madre me dijo que tenía que encontrar la llave para devolvérsela.

- La llave de las almas sagradas Alfamega no está aquí - respondió la voz.

- ¿Y dónde está?- preguntó Ellyan.

- La posee Onion, tu tío maldito que nos llevó a la muerte a los tres- dijo la voz.

-¿Eres un muerto viviente? - le preguntó Belinda con ojos aterrados y dando un paso atrás.- Ahora entiendo ese hedor pestilente que echas.

- Estoy muerto sí, pero no maldito ni contaminado por el mal de Onion. Mi padre me devolvió a la vida con el objetivo de destruir la maldición de esta isla- explicó Ellyan. Belinda, completamente en shock, se desplomó aterrizando en los brazos rápidos de Ellyan.

-Ellyan, no debes contarle la verdad a la chica, todavía no.- le advirtió su padre. Y a continuación le dio indicaciones de todo lo que tenía que hacer.

El fuego se fue apagando hasta desaparecer por completo. El silencio de nuevo ocupó su lugar en la cavidad sagrada. Ellyan se quedó pensativo recordando todas y cada una de las palabras e indicaciones que le había dado.

Se levantó llevando a Belinda en brazos a un lugar seguro y fuera de la zona maldita. Salió al exterior en busca de una catarata donde su madre le dijo que tras la catarata había una cueva que nadie conocía y era un sitio muy seguro. Anduvo bastante tiempo llevándola en brazos, paró a descansar y como no reaccionaba, la cargó en su espalda. Continuando el camino hasta la catarata.

Fin capítulo 9.

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***