De un momento a otro, ya no se oían noticias de la enfermedad mortal y contagiosa que se propagaba, en los medios de comunicación se restaba importancia, ocultaban información, por internet se hablaba al respecto, bastaba con aislar a las víctimas un tiempo hasta que fallecieran, mucha gente tenía asumido que se trataba de los superhumanos y no querían saber nada con respecto a ello, habían distintas opiniones hasta que les ocurría a algún familiar o conocido. Masacres, incidentes, era algo cotidiano desgraciadamente, no pasaba una semana sin nada parecido en algún punto de la ciudad, las cuales tenían su punto de contención militar, policial, otro superhumano llegaba para ponerle fin a la situación, la gente se resignaba ante la desesperación, después de tantas cosas que pasaron para entonces, tarde o temprano algo con tal magnitud iba a pasar. Por ello, la falta de siniestros, como la catástrofe de la plaga, era noticia y motivo de preocupación, en gran parte de no saber cuánto iba a durar, no sólo llamó la atención en el plano terrenal.
Pocos dioses se preguntaban el paradero de la plaga, no había rastro alguno, y el presagio no se llevaba bien como para interesarse en buscarla, el espejismo era el último en saber su ubicación, por aquel día rastreando a cólera con el poder amplificado de la diosa de luz dorada, nadie volvió a ver un heraldo destellante del color mostaza, lo cual suponía una clara ventaja en el campo de batalla. Algunas divinidades suponían que desertó a través de una encarnación al mundo mortal, debido a que sus dioses menores habían perdido todo su poder, y que con el tiempo se volverían a generar nuevos entes divinos, con algún epíteto como "peste" pero tal idea era descartada por el hecho de que hace eones no vuelven a aparecer rivales acérrimos.
El sujeto de brillo plateado, cuya derrota en las vencidas fue humillante debido a la soberbia de su rival, Ricardo Moreno, se encontraba en el gimnasio ejercitándose mediante las mancuernas, su actividad favorita, su torso y brazos tenían unas proporciones modestamente grandes, levantaba más peso que nadie allí, cuatrocientos kilogramos con cada mano llegaba a levantar sin mucho esfuerzo, su capacidad se debía en parte por el entrenamiento de levantar peso, pero también en su mayor medida, el ser un heraldo de fuerza sobrehumana, cuyo potencial no llegó a sacar provecho de momento, estaba al tanto de lo que se decía, sobre los dioses, los colores, las habilidades de algunos sujetos, más nadie tenía información en línea sobre un brillo plateado y jamás había hablado con una divinidad. Logró notar un par de hombres y mujeres en las afueras, pasar con cierto brillo, a través de la ventana, pero le llamó más la atención un grupo de cinco individuos del mismo color púrpura, quienes perseguían a una mujer de brillo naranja la cual sacaba demasiada distancia corriendo y se dirigía hacia un callejón, los hombres y las mujeres de brillo púrpura le siguieron, tras un pequeño instante en que él dejó las pesas, para salir del gimnasio a socorrerla, vio como se iluminó en llamaradas dicho estrecho, con un hombre prendido fuego saliendo a puros gritos, dos mujeres le seguían asustadas, una de ellas con el brazo totalmente congelado al punto de ir ennegreciéndose poco a poco, los dos hombres que habían entrado no volvieron a ver la luz, la mujer heraldo de la cólera siguió su camino agitada intentando escapar de la mirada del público, había gente desentendida de lo sucedido, algunos peatones estaban al tanto con indiferencia, otros civiles permanecían en pánico.
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