El reconocible peso helado que invade mis hombros, carcome en traición y cólera mi dolor, la venganza inquebrantable subyaciendo mi fría piel desde la pérdida, desde el recuerdo de una sonrisa sobre el hombre más grandioso en los pasos de mi vida, ¿Cómo soportar el final de sus memorables días al tono senil de un monstruo que aúlla a la luna?
—Esa será tu decisión —Contesta con tranquilidad mi compañero —Después de todo, tu carácter irradia la gallardía de tu padre.
Juntos avanzamos hasta el asentamiento, un hombre de sobrepeso y a punto de caérsele los últimos cabellos de su cabeza brillante nos recibe con desgano —Sin son reporteros... Christopher no se encuentra por el momento, piérdanse.
Adeline sonríe, aunque probablemente esté controlando cierto impulso que la caracteriza ante emociones agobiantes —Oh vamos señor… Usted sabe mejor que nadie sobre la estricta rutina matutina de sus estrellas ¿Podría darnos un datito tal vez?
El señor baja su mirada despectiva hasta el pecho de mi compañera —¿Y qué ofreces por el datito?
Me adelanto frenando su repulsiva mirada antes de que malgaste mis fuerzas con este Imbécil —¿Qué tal unos 5000?
Rasca su frente brillosa organizando algunos papeles —Salió con la señorita Hannah, ya saben… Las parejas suelen tener sus encuentros privados de vez en cuando.
—¿Pareja? —Respondo reteniendo un extraño sentimiento de molestia, el hombre alza sus cejas mientras estira su mano por dinero, desplegó un fajo en su palma.
—Y ustedes se dicen periodistas… —Reniega —Son tan unidos que no sería raro mencionar su compromiso ante el mundo en unos días.
—¿Qué dice? —Contesto carcomiendo la poca paciencia del tipo que ahora mantiene su mirada intacta en el trasero de mi amiga —¡Soy yo la esposa de Christopher Reyner!
—¡Jules! —Aluden al unísono Charles y Adeline.
Mis palabras apenas pueden mantener la compostura del señor que da unos pasos atrás de nosotros —¡¿Qué clase de agencia es esta?! ¡¿Da información falsa a los periodistas para difundir rumores sobre mi esposo?! ¡Piensa un mínimo sobre las consecuencias de su lengua larga!
—No le grites —Suelta la voz de Hannah entrando a la agencia —Fui yo quien le ordenó hacerlo.
—Tú conoces nuestra relación, también conoces lo mucho que odian sus fans que lo relacionen contigo —Replicó con Charles de escudo frente al resto de guardaespaldas —¿Qué pensaría el sí se enterará de tus órdenes a los recepcionistas?
Hannah ríe retirando sus lentes al tanto que une sus manos fingiendo una disculpa —¿Oh no te contó querida esposa? Fue el quien lo pidió, además… tu tono de voz no es el correcto al mencionarme.
—No es cierto…
Ella se acerca sujetando un mechón de mi cabello —¿No tienes vergüenza? Porque no le haces un favor a el y te alejas, tu horripilante color es aislante ante los ojos de cualquiera… Ah y respecto a los rumores ¿No viven los famosos de ellos?
—¿Arruinas su reputación para sentirte mejor contigo misma? —Cuestionó recibiendo una sonrisa de ella —Christopher no es un artista que requiera de ellos.
—Ja entonces… ¿Es por eso qué crees que aún no ha anunciado su matrimonio contigo? —Hannah se aleja entre risas hasta el elevador —Sí fueras un poco más inteligente sabrías diferenciar entre una mujer que se puede mantener en el anonimato y otra que nació para brillar ¿Y te haces llamar su esposa?
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