¿Conocerlo? —Reprocha mi amiga totalmente ofendida —¡Tienes que pasar tu vida entera viviendo en una cueva para no escuchar al menos su nombre!
Perpleja dirijo mi vista a Charles quien inmediatamente le da la razón, poniendo en su teléfono un video del famoso artista, tocando entre la multitud escandalizada su reciente single, ¡Dios! ¡¿Acaso hablé anoche con este Christopher?!
—¿Desde cuándo es tan famoso?
Adeline no puede creer mi pregunta —Ay jefa… Tiene que salir un poco más, la vida no es sólo trabajo.
—Hace 5 años para ser exactos —Menciona Charles —Descuide, normalmente son las niñitas quienes se interesan en su música.
—¡¿Niñitas?! —Responde Adeline provocando una carcajada en mi otro compañero —Él es… como decirlo, “La alta alcurnia de Roma” ¡El nuevo príncipe de esta era! El toque celestial de sus manos en los instrumentos, sus ojos fríos y profundos, su cuerpo, carajo es un Dios griego literalmente.
Charles mueve su periódico enfrente del rostro de Adeline para sacarla de su letargo —Hormonas llamando a la fanática loca.
—¡Cállate! —Grita ella y ambos ríen contagiados por este enigmático caso —Será mejor apresurarnos, buscaré más sobre su pasadía en Roma, quizás con suerte mañana tengamos su itinerario completo en la palma de mi mano.
—¿Segura que hasta mañana? —Cuestionó Charles a modo de provocación —A puesto a que encontrarás toda su información en una hora.
Adeline se pica molesta dándole unos golpecitos a Charles mientras se adentran en sus habitaciones.
—¡Esperen! —Exclamo molesta —Investigaremos hoy, ¡No hay tiempo que perder!
Como raro ambos tontos me ignoran, rogando que lo tome con calma, pero creo que si solo nos fijamos en el sospechoso del tribunal no estaremos siendo fieles a los principios de nuestra profesión, además… Me asusta un poco la cantidad de afiches y fotografías esparcidas en la calle sobre jóvenes desaparecidas… Jóvenes a quienes encontraron sus cadáveres días después y jóvenes que coinciden con la misma cabellera blanca, contextura delgada y vestimenta algo… recatada.
A decir verdad, es como ver reflejos de terceros en mí, lo que genera una advertencia absoluta sobre mi apariencia, para empezar… ¿Por qué el asesino estaría interesado en matar o torturar a este prototipo de mujer en especial? ¿Qué busca? ¿Qué obtiene a cambio? ¿Miedo o venganza?
Entre esa marea de pensamientos, alguien golpea mi hombro por accidente al pasar
—Fíjate por donde vas —Responde una mujer de cabellos rojos con un sombrero negro que la diferencia del resto.
Permanezco en silencio y solo se retira seguida de una fila de guardaespaldas, sonrió orgullosa, hice bien en escoger un hotel de cinco estrellas, hay más posibilidades de cruzarme con estos famosos egocéntricos.
Después de unas horas sin encontrar nada, vuelvo a mi habitación, tirándome en la cama blanda y acogedora —¿A qué horas mataría a una chica? ¿Por qué el Tribunal sospecha de ti?
Miro el teléfono de la habitación con angustia, debería llamarlo o tal vez este demasiado seguro que lo llamaré al descubrir quien es… ¡Estoy tan confundida! Junto valentía y sujeto el teléfono mientras oprimo los botones, aprovecho esta lucidez y dejo mi móvil grabando la conversación, necesito reconocer algo más que un gusto por ti…
Bip Bip Bip… Nada, vuelvo a marcar, sin embargo, la contestadora me saluda para dejarle un mensaje de voz al propietario, ¿A caso imaginé la llamada? Sin más remedio me preparo para ir a la cama, una vez llegaron las doce caigo al colchón profundamente dormida.
Luego de eso, sólo escucho un bip repetitivo sonando en mis orejas, refunfuñando abro los ojos y miro al reloj —¿3:10 am? ¿Qué loco llamaría a esta hora?
No lo pensé y con rabia contesté dispuesta a hechar vainazos por interrumpir mi caída en los brazos de Morfeo —Oiga ¡¿Acaso no tiene nada más interesante que hacer a estas horas?! ¡Es de pésima educación llamar tan tarde inculto!
Cubro mi boca muerta de vergüenza al descubrir como respuesta la carcajada de Christopher en la otra línea —Pensé que era nuestra manera de comunicarnos, mi Jules…
—¡¿Cómo supo mi nombre?!
—Lo sé porque extrañamente se ha vuelto interesante para mí, dígame… ¿Soy igualmente interesante para usted?
Sin quererlo una lágrima cae de mi mejilla, mi Jules… Era como me decía mi padre, con confianza y cariño —Si…
—¿Cuándo vendrás a verme mi Jules? —Repone mientras mi corazón vuelve a tambalearse —No basta sólo con cruzar los aires, deseo que también sobrepases la atmósfera.
—¿Qué intentas decir? —Cuestionó llena de timidez, sus palabras parecen poemas —Desde el primer día que nos vimos, solo querías huir.
Un silencio se sobrepone entre ambos, siento que puede escuchar mi respiración al otro lado del teléfono, luego de aquel momento, decide romper el silencio —¿Huir? ¿Estás tan segura qué soy yo quien debería hacerlo?
Siento calor en todo mi cuerpo, no puedo escucharlo más, llena de nervios finalizó la llamada, estos síntomas terminarán enfermándome.
Milagrosamente consigo dormir aquella noche, mi alarma suena y aprovecho los primeros minutos del sol para estirarme, estaba algo entumida, abro con más amplitud las ventanas sintiendo una brisa fresca colarse por mi cuerpo, bien es momento de ser franca conmigo misma, jamás me ha interesado un hombre en ese sentido y por lo visto no soy la única a quien le afecta tanto, es claro que un hombre atractivo puede provocar ciertas sensaciones en las personas, pero él... Apuesto que su belleza no es lo único a favor, tiene algo más... ¡¿Y si es brujo?!
Golpeó enseguida mis mejillas —¡¿Cómo puede ser eso tonta?!
Tampoco es un hombre lobo, no lo sé realmente, es sólo que algo en mi corazón piensa que un hombre así no puede ser tan atroz ¿Cierto...?
—¡Jefa! —Exclama Adeline golpeando mi puerta con su caracterizada fuerza —¡Apresúrese por favor! ¡Ya quiero ver a ese hombre en acción!
Trago incómoda y decido ponerme otro abrigo por precaución, iré a verlo con sólo unos lentes de sol escondiendo mi rostro, abro la puerta y Adeline jala mi brazo con fuerza hasta adentrarnos en el ascensor.
—Jefa, Charles esta afuera con un auto esperándonos.
—¿El podría darse cuenta? —Preguntó Nerviosa y Adeline me da una palmada fuerte en la espalda mientras se echa a reír.
—Descuide jefa ¡Es una superestrella! Está acostumbrado a los paparazis y fanáticos locos, ni siquiera podrá imaginar que lo estamos investigando, este caso lo tenemos ganado.
Una vez fuera, recibo la escéptica y juzgadora mirada de Charles por mi atuendo —Jefa... Hoy luce más cubierta de lo normal…
—¡Cállate suenas como pervertido! —Grita mi amiga en tanto aceleramos al desquiciado destino de aquel encuentro —¡Será un día espectacular!
Será un día torrencial…
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