Una vez dentro del coche mi ansiedad aumenta y solo me detesto más por esto, no quiero crear algún tipo de gusto enfermizo por un desconocido que me llama en las noches, veo el punto de partida cerca, aparcamos y bajamos nuestras cámaras y micrófonos, era solo unos pasos más para entrar a la agencia de Christopher, Adeline aprovecha y toma algunas capturas de las afueras.
—Jefa, en estos momentos debe estar entrenando —Repone ella sonriente —Viene un concierto la próxima semana, así que está en la sala G-13.
—En ese caso, apresurémonos… —Indicó seguida de mis dos compañeros.
Cada uno separado del otro y con identificaciones falsas que permitieran nuestro acceso, nos infiltramos en el enorme edificio, luces adornadas de cristales me deslumbraron al pasar, cuadros de los famosos más prestigiosos en la industria romana, entre los cuales, por supuesto sobresalía su estrella número 1 Christopher Reyner, con un violín al costado y las cuerdas vacilando de aquel garrafal retrato.
Subí los escalones y sentí de la nada un empujón fuerte que me tiraba al mármol del salón principal, volteo furiosa hacia mi atacante, un guardaespaldas de dos metros con lentes oscuros y más atrás de el, la misma chica engreída y de mirada petulante que me cruce ese día en el hotel —¿Qué intentas hacer?
La chica frunce el ceño y sus altos tacones golpean con fuerza el suelo —No me digas que el director escogió una mojigata insulsa como nueva principiante de Stars Legends?
Me levanto y limpio con mis palmas el polvo de mi abrigo —No es de tu incumbencia.
En cuanto lo dije, noto como los grandes ojos de la cantante se exasperaban a punto de explotar por la rabia —Solo eres una mugrosa barata que seleccionaron para entretener a Christopher, no vales nada para este medio y tu estúpido cabello no será suficiente para animarlo, ¡No conoces ni lo más mínimo de él!
—¿Eso qué significa? —Respondo con algo de miedo ¿Por qué mi cabello podría llamarle la atención a Christopher?
—Es una sentencia… Tu tiempo en esta agencia está contado —Advierte saliendo con el circo de gorilas persiguiéndola por los pasillos.
—Esa niña rica es una bomba de tiempo… —Camino entre las salas escuchando las variaciones de voz en los nuevos artistas, melodías perfectas, letras dignas de volverse icónicas, ¡Hay algunos que hasta bailan! —G-11, G-12… ¡G-13!
Bajo según los planos de Charles hasta el tercer pasillo quedando justo delante de la ventana principal que conecta la sala de música, era Christopher… Vestía una camisa suelta a cuadros negros y azules con vaqueros oscuros que contrastaban su pálido color de piel y una postura recta en tanto sostenía su violín dando movimientos largos y constantes, logrando consigo que los mechones azabaches en su liso cabello se movieran por su rostro totalmente concentrado en la melodía, verlo… es muy hermoso, puedo sentir la fuerza como el poder de su arte en cada acción que lanza hacia el instrumento, su mirada es cerrada, si tal vez… pudiera acercarme un poco más…
—¡¡Ah!!
¡Que torpe! Me escondo con rapidez después de caer en la batería, pero parece ser imposible, el estruendoso ruido de mi caída detiene su ensayo, maldición ¿Dónde me escondo? ¡¿Qué pensarán Adeline y Charles de mi falta de profesionalismo? ¡Ya no tengo 12 años!
—Sal de ahí —Menciona Christopher con un aire altivo en su tono de voz —¿Acaso eres otra chica empedernida?
¡Ay no! ¡Se esta acercando cada vez más! Sin poder ocultarlo por más tiempo salgo de mi escondite en un salto, seguida por la sonrisa más incómoda que haya dedicado en mi vida —Gracias por no llamarme loca.
—¡Jules! —El corre enseguida y toca mi rostro —No te pueden ver aquí.
—Así que te acuerdas de mí —Repongo con el vapor recorriendo mis mejillas, sus ojos siguen siendo tan fríos, pero su tacto es muy dulce… —¿Querías verme no es así?
—Ja, ya daba por sentando que el olor a perra emanada de aquí —Exclama la cantante fastidiosa irrumpiendo en la sala con su voz llamativamente aguda —¡Christopher debe estar entrenando!
—Basta Hannah —Contesta él con un cansancio evidente, como si ya fuera muy recurrente esta escena —¿A caso eres el director ejecutivo?
—Pero Chris… —Interpone ella con una voz melosa y suplicante —Tu carrera es lo más importante, naciste para iluminar esta ciudad, no puedes dejar que otra fanática loca se haga expectativas ridículas.
El cruza los brazos y sus ojos son en extremo gélidos —¿Y quién dijo que ella era una fanática?
—¿Es una trainer? —Pregunta nerviosa ante la mirada de Christopher.
—Es mi prometida.
—¡¿Qué?! —Contestamos ambas en shock.
¡¿Por qué dijo eso?! Debió perder la cabeza ¡¿Cómo se atreve a soltar eso de la nada?! Ahora dudo seriamente si este tipo tiene sentimientos, solo basta ver la palidez de Hannah… Su angustia es palpable, puedo ver como todo su muro de confianza y vanidad se desploma ante la noticia, la chica está a segundos de lagrimar, más si intento consolarla de alguna manera me mandara a volar.
—¿Sabes lo que estás poniendo en juego? —Dicta la cantante marchándose rápidamente de la sala.
Christopher respira profundamente y voltea a verme —Lo siento, era la única forma de hacerla entender.
Bajo mi cabeza decepcionada —Ya veo… ¿Así qué te has acostumbrado a esto?
—¿Jules?
No se como pero mi rabia se ha salido de control, tomo los platillos de batería y los lanzó directo a su cara ¡Mejor si se le arruina esa maldita máscara de porquería! —Estás tan acostumbrado a usar a las mujeres que lastimas a cuanta desconocida aparece en tu vida ¡Eres un asco! ¿Crees que realmente era la única forma de hacerla entender? Se nota que ella te ama ¡¿Dónde está el respeto por ese amor?!
—Jules… Lo estás malinterpretando —Repone mientras toca su frente, el choque del platillo metálico provocó un raspón en su piel.
—¡Aléjate! Jamás vuelvas a buscarme —Menciono saliendo con la poca dignidad que aún sostiene mis piernas para salir, tal vez fue desmedido… Pero detesto a los hombres que actúan así, es sólo un sinvergüenza con aura de belleza.
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