Quince

ANNE

Me desperté con pesadez en los ojos a causa de llorar demasiado anoche, pero intenté olvidarlo, para así empezar el día con un buen baño.

Una vez que terminé, me aliste para salir a dar una vuelta con Lily. Ya que me había llamado para salir a desayunar juntas, de verdad que la necesitaba y más ahora.

El cielo estaba soleado y hacía un gran día para aprovecharlo. Miré mi mano detenidamente y vi el anillo que me dio Luca. Era bonito, elegante y fino a la vez. No comprendía como alguien podía ser tan bruto como él.

Veo a Lily llegar, así que no me demoro mucho en llegar y subir al coche junto a ella. Me lleva a una cafetería que no queda demasiado lejos de casa y paramos a desayunar.

Tomamos asiento y veo que me escanea con la mirada.

-Escúpelo.-Suelta sin tapujos.

-¿El qué?-Suelto sorprendida.

-Tienes unas ojeras que llegan al maldito suelo, Anne.-Dice enfadada.- ¿Te está obligando a hacer algo que no quieres?

-No, no. No me está obligando a nada, de verdad.-Digo intentando tranquilizarla. Ella no se queda demasiado tranquila, pero al final acepta.

-¿Y como te va con él?-Pregunta mi amiga descaradamente.

Iba a decirle qué genial, pero aparto esa idea de mi mente, ella sabrá que le estoy mintiendo, así que opto por decirle la verdad y ver que piensa al respecto.

-Es raro, Lily. Intento comprenderle, pero no puedo.-Digo apenada.-Siento que no soy suficiente y que no doy la talla. También cabe decir que tiene unos cambios de humor muy bruscos.-Digo con total sinceridad.

Ella termina de dar el último bocado a su bizcocho de zanahoria y me observa detenidamente.

-Quizás esté confundido porque le haces sentir cosas.

-¡Pero que dices, loca! ¿Cómo le voy a hacer sentir cosas si me trata de culo?-Digo casi chillando.-Has perdido la cabeza.

-Bueno, anoche te besó. ¿No?-Pregunta con picardía.

-Pero estábamos en un ambiente de pura presión, amiga.-Respondí lamiéndome los labios.-No porque él quisiera hacerlo.

Ella se ríe ante mi respuesta.

-Diablos, Anne. Sí, será el ambiente. Además, puede que actúe así, porque no puede controlar sus emociones.-Dice mi amiga pensativa.

Niego con la cabeza lentamente y miro a un punto vacío. Sabía que no se trataba de eso, era algo mucho mayor.

Terminamos de desayunar y me deja en casa para después irse a trabajar Lily. Una vez que paso veo que está Luca sentado en la mesa del gran comedor junto a un hombre de edad avanzada. Él me mira por unos segundos y después me sonríe.

-Amor, que bueno que ya llegaste. Pasa.-Me dice Luca amablemente. Yo solo frunzo el ceño ante su falsa amabilidad.

Paso dudosa y me pongo a su par esperando a lo que tenga que decir.

-Te presento al Señor Logan.-Dice alegremente cogiéndome por la cintura.-Es de inmigración.-Me dice en un susurro.

Siento como me quedo en blanco por un momento, y el miedo me atraviesa de raíz.

-Ella es mi futura esposa, Anne.-Dice Luca presentándonos cordialmente.

-Buenos dias, Señora Bonatti.-Dice alargando su mano para estrecharla junto a la mía.-Por favor, tome asiento. Debo de hablar con usted de algo, aunque ya se lo comenté a su marido anteriormente.-Me dice el señor amablemente.

Yo solo asiento con la cabeza y temblorosa me separo de Luca. Tomo asiento enfrente del Señor Logan y espero a que hable. Me sudan las manos y me martillea la cabeza. Los sudores fríos recorren mi espalda.

-Bueno, hace seis años llegó aquí a Estados Unidos por una visa de estudiante.-Dice detenidamente leyendo unos papeles que tenia en la mano.- Cuatro años después se le quitó la visa, ya que dejaste los estudios a medias, Señora Bonatti.

Asiento levemente, estrujo mis dedos en mis manos sudorosas y termino por limpiarlas en mi pantalón.

-Y hace dos años, pidió una visa de trabajo por parte de una empresa.-Asentí dudosa.-Y ahora, me han comentado que se van a casar ustedes dos -Dice mirándome fijamente y sin un ápice de gracia en su voz.

-Sí, asi es. Nos vamos a casar.-Contesta Luca mientras reposa su brazo en el respaldo de mi silla.

-Bien.-Dice aquel hombre escribiendo en sus papeles.-¿Sabe a lo que se enfrenta si esto es un tipo de engaño para así conseguir la residencia, no?-Dice tranquilamente mientras deja de mirar los papeles y me mira esperando una respuesta por mi parte. Me quedo aturdida durante unos segundos, pero siento como Luca me da con la pierna en la mía, un leve puntapié.

Carraspeo con los nervios a flor de piel y me animo a contestar.

-Sí, sé a lo que me enfrento.-Digo a media voz.-Pero he de decir, señor. Que estoy profundamente enamorada del hombre que está a mi lado. Y que no puedo pensar un solo día de mi vida y que él no esté.

Me sorprendo a mí misma por mis palabras, no sé aún de donde encontré el suficiente valor, para así poder contestar. Él me da una sonrisa torcida de "os voy a pillar", pero prosigue.

-De todos modos, se lo explicaré de nuevo.-Dice pausadamente.-Se enfrentará a cinco años de cárcel por engañar a los Estados unidos si eso llega a pasar, y también será expulsada del país.

Trago saliva fuertemente y siento como los ojos pican, pero retengo las ganas.

-Como ya he dicho antes, no hara falta. Estoy enamorada. Nos casamos por amor ambos.-Le digo con confianza.

Él solo asiente y apunta de nuevo. Veo fijamente como se levanta y se despide.

-Nos vemos en la próxima Familia Bonatti, que vaya bien la boda.-Suelta risueño antes de marcharse y cerrar la puerta.

Siento que el pánico se apodera de mí, me dejo caer en la silla y mi corazón late desbocadamente. Y ahora sé a ciencia cierta que estoy completamente jodida. Me levanto del asiento y voy a por agua. Necesito calmarme. Anne, respira.

Estoy jodida, maldigo en mí adentro una y otra vez sin parar. ¡Estoy mintiéndole!

Me van a deportar, y por si fuera poco me tragaré cinco años de cárcel.

-¿Anne?- Pregunta Luca desde atrás.

No puedo contestarle, las palabras se han atorado en mi garganta, solo teniendo ganas de llorar y gritar como una niña pequeña.

-¡Anne!

Siento como se me dificulta respirar por una milésima de segundos, tengo la mente ida y siento como me tiembla todo el cuerpo. Tengo sudores fríos. Solo escucho su voz de fondo llamándome, pero no puedo responderle. Siento las lágrimas caer a lo largo de mi cara.

Noto como él coge delicadamente mi cara entre sus manos y me dice algo que no puedo escuchar. Intento, pero no puedo. Los temblores van a más y las lágrimas parecen cascadas por mi cara. Tengo miedo. Mucho miedo.

Él me va diciendo cosas que no logro comprender, pero poco a poco me voy calmando un poco más, siento como acaricia con sus pulgares mi cara tranquilamente y después me habla.

-Eso es, tranquila...respira hondo y cuenta hasta tres.-Dice con la voz entre cortada por culpa del nerviosismo.

Hago caso omiso y cierro los ojos, después hago las inhalaciones profundas hasta tres.

Y por fin siento que puedo respirar, como el aire entra en mis pulmones, para así darme espacio y poder respirar. Abro los ojos lentamente y veo su semblante de preocupación. Estaba preocupado por mí, veo como está pálido.

-Ya está, lo has hecho muy bien...-Dice sin dejar de observarme preocupado.

Veo como se retira de mi lado y va a por un pañuelo, poco después está enfrente de mí sacando mis lágrimas.

-Diablos, Anne. Me has asustado un cojon, pensé que no la contabas.-Suelta por fin.

-Lo siento.-Digo apartando la mirada de él.

-¿Te ha pasado esto alguna vez?- Pregunta con el ceño fruncido.

Niego con la cabeza repetidas veces y me dejo caer en la silla. Estaba exhausta. Y también muy asustada por un cúmulo de sentimientos que estan dentro de mí.

-Te acaba de dar un ataque de pánico.-Dice acercándose nuevamente, para observarme y comprobar que ya estaba del todo bien.

Ahogo un gemido ahogado en mi boca por la presión que sentía ahora en mi pecho.

-Mirame, Anne.-Dice agachado frente a mí, le hago caso y levanto la vista.-Todo va a salir bien ¿Vale?

Noto como la desesperación urge dentro de mí de nuevo, intento cogerla y echarla, pero me es imposible.

-Nada esta bien, me van a deportar del país. Y me mandarán de nuevo a Venezuela. Sé que nos van a pillar, no estamos enamorados y jamás podremos estarlo.-Digo mirándolo con tristeza.

Él me coge de la cara de nuevo, y su aprieta su mandíbula al máximo. Se ve realmente guapo este hombre.

-Yo te metí en este lío, y solo te pido que confíes en mí.-Suelta confiado.-Podremos superar esto, que tengas tu parte del trato y yo la mía. Sin que nos afecte.-Dice clavándome la mirada con esos ojos color miel que me llegan hasta lo más profundo de mi ser.

No me deja hablar, ya que continúa hablando.

-¿Podrías confíar en mí, Anne Jones?-Pregunta dudoso con su mirada. Él tenía tanto miedo como lo tenía yo, en un libro que leí hace tiempo decía que los "ojos son el reflejo del alma", pero yo no sé si Luca Bonatti sigue teniendo alma a día de hoy.

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