Trece

...ANNE...

Luca se sentó al lado mía, sentía que me sudaban las manos un poco. Su madre nos miraba con plena felicidad y su padre expectante.

Pidieron la cena y nos sirvieron vino del bueno.Bueno, en realidad no sé si sea del bueno o no. Ya que nunca había probado el vino. Le di un sorbo delicado a mi copa de vino y el sabor dulce se instalo en mi boca de pronto. Miré sorprendida a Luca. Él solo me levantaba una ceja con gracia.

-Está riquísimo.-Le susurré.

Él me echó un rápido vistazo y probó de su copa para averiguar si era cierto. Moví mi mirada a su cuello cuando tragó y se movió la nuez de Adán. Me miró divertido y me dio la razón.

-Cuentame, Anne. ¿Trabajarás en nuestra empresa?-Pregunta Alessandro interesado. Yo solo carraspeo un poco con la garganta y dirijo mi mirada hacía mi acompañante.

-Depende de lo que desee su hijo.-Respondí amablemente.

-Supongo que eso para él no es un problema. ¿No, hijo?-Pregunta su padre.

Veo como él aprieta las manos debajo de la mesa. Bien, empezamos mal.

-No, papá. No supone ningún problema.

Él sonríe de vuelta y su madre apoya a su marido.

Muevo con delicadeza mi mano por debajo de la mesa hasta que llego a la suya. La envuelvo en la mía delicadamente. Para intentar calmarlo y que se relaje un poco. Ya que está la cosa tensa.

Hablamos de temas triviales durante la cena con sus padres hasta que noto que Luca se pone de pie. Para después apartar su silla y hacer que me levante. Me pongo nerviosa porque no sé qué está ocurriendo. Agarro su mano y me pongo en pie. Veo como toda la gente del restaurante nos presta toda la atención. Veo a Luca carraspear y ponerse de rodillas.

Saca una caja de terciopelo rojo de su bolsillo, y escucho los murmullos por todos lados. Y los asombros de los presentes. Yo no puedo dejar de mirarlo, y de ver lo condenadamente sexy que está así.

Abre la cajita y me enseña el anillo que descansa en su interior.

-Anne Jones. ¿Quieres casarte conmigo?-Pregunta mientras me mira a los ojos directamente. Se nota que está nervioso por la forma en la que arruga sus cejas. Me quedo estática por un segundo pero después acepto.

-Sí, si quiero.-Digo con un toque de emoción. Todo el mundo del restaurante empieza a aplaudir eufóricamente y a soltar silbidos. Él se pone de pie y coge mi mano con sutileza. Después coge el pequeño anillo y lo pone en mi dedo con gentileza. Muerdo mis labios por el nerviosismo que siento en este momento. Creo que me están sudando hasta las manos y él lo nota. Una vez puesto el anillo me mira fijamente y parece que pierdo en la miel de sus ojos.

-Vamos, hijo. ¡Besa a la novia!-Grita Alessandro poniéndose de pie efusivamente.

-¡Que se besen, que se besen, que se besen...!-Empiezan a coro en el restaurante. Siento como mis mejillas arden por este momento y como él me transmite duda en su mirada. Noto como traga fuerte antes de acercarse más a mí y darme un pequeño beso en la mejilla. Mis piernas tiemblan en ese momento, así que opto por agarrarme en sus hombros para evitar caerme y aguantar un bochorno.

-¡Ahí no, hombre! ¡Un beso de verdad en la boca!-Grita uno del restaurante. Trago en seco y él cierra los ojos por un momento.

Todos están expectantes de hasta que punto puede llegar, incluso yo. Miro de reojo y veo a su madre agarrarse de su marido esperando el gran beso.

Trago saliva y le pido permiso con la mirada. Pero él se me adelanta y me agarra de la nuca suavemente para después posar sus labios sobre los míos. Me agarro más fuerte de sus hombros y cierro los ojos. Luca me está besando. Sus labios saben al vino de hace un momento. No sabía que besar a alguien se sentiría tan dulce. Justo cuando voy a empezar a abrir los labios para profundizar el se separa de mí con la vista perdida en algún punto del restaurante.

Todo el mundo cae en aplausos ante nosotros.

Le miro preocupada buscando algún signo en su rostro. Pero lo siento vacío. Me mira de nuevo y puedo ver la duda en sus ojos y el miedo. Cojo su mano y la acaricio suavemente. Veo como lleva un poco de rastro en su labio de mi pintura carmesí. Coloco el dedo encima de su labio y lo quito delicadamente. Veo como su madre suspira tranquilamente y su padre también. Y sin contar que están llorando cuando me giro.

-Qué feliz estoy, de verdad.-Dice Sara sentándose y quitando el pequeño rastro de lágrimas.

Le sonrío amablemente y me siento junto a Luca.

La cena pasa de lo más tranquila y nos despedimos de sus padres que se van a casa a dormir. Supuestamente Luca ha dicho que hemos quedado con sus amigos para celebrar. Pero no lo veía entusiasmado del todo. Sé que se arrepiente de besarme. Tengo ese gusto amargo en la boca. De todo lo que sabe a gloria es pecado. Intento apartar esos pensamientos de mi cabeza y veo como aparcamos enfrente de una discoteca. Me invita a bajar con él, pero mantiene las distancias de nuevo. Suspiro levemente y le sigo. Una vez que entramos veo como él intenta encontrar a sus amigos y así lo hace. Al fondo a la derecha se encuentran tres amigos de él. Me guía a través de la gente hasta llegar ahí, no está muy fuerte la música por lo que se puede entablar tema de conversación tranquilamente.

-¿Tú eres Anne?-Pregunta un hombre alto. Yo solo me limito a asentir con la cabeza.-Soy Bruno.-Dice presentándose amablemente.

-Yo Anne, encantada.

Él se ríe y me presenta al resto.

-Él de la derecha es Víctor y el de la izquierda Ethan.

-Encantada de conoceros.-Respondo amablemente. Ellos me observan de pies a cabeza. Giro la cabeza sorprendida y ellos dejan de mirarme. Bruno me invita a un Wiski. Quiero decirle que no es de mi agrado, pero no quiero ser descortés.

Luca se pone detrás mía mientras habla con Bruno.

-Le has robado el corazón a nuestro pequeño Luca.-Salta Ethan riéndose levemente.

Me arden las mejillas al momento de su confesión y le quitó importancia.

-¿Tú crees?-Pregunto distraídamente mientras le pego un sorbo al Wiski.

Él se ríe aún más.

-Sí, si lo creo. Por algo te ha pedido matrimonio.-Comenta mientras le da una calada al cigarro.

Yo le sonrío amablemente y me bebo el Wiski del tirón. Esta va a ser una noche demasiado larga.

Veo como entre ellos solo hablan de trabajo, ya voy por mi tercer wiski. Ah no, creo que se ha acabado. Inspecciono mejor el vaso pero nada. Intento cerrar un ojo para ver si queda alguna gota. No, no queda. Bufo molesta.

Me encamino a la barra para pedir algo más y me atiende una chica joven. Pido amablemente una cerveza, como a mí me gusta. Y no tarda en traerla. Echo un rápido vistazo hacía atrás y veo que Luca habla tranquilamente con sus amigos, así que decido ir al baño un momento. Voy esquivando a la gente para intentar localizar el baño, dejo la copa sobre el mármol y entro dentro del cubículo. Una vez que termino salgo fuera a por la cerveza y me miro al espejo. Me siento guapa. Y atractiva por una vez. Dios santo. ¿No hace mucho calor aquí?

Miro mis ojos y se ven mucho más grandes que de costumbre. Siento un leve mareo pero nada que preocuparse por ahora. Salgo del baño dispuesta a buscar a Luca.

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