Diez

...LUCA...

Tomo de mi vaso de wiski en mi oficina mientras observo la flor detenidamente. ¿Por qué tenía que sacar el tema de mi ex mujer? De solo pensarlo me ponía malhumorado, incluso más de lo que ya estaba. Y luego ella, Anne. Con esa estúpida flor en el pelo, que hace parecer que no ha roto un plato en su miserable vida. Cojo la pequeña flor entre mis dedos y la aplasto lentamente. Suspiro pesadamente mientras me sirvo otra copa de Wiski.

De repente la puerta se abre y es mi padre. Gruño molesto.

-¿Has peleado con ella, verdad?

Lo miro incrédulo y impaciente.

-No.

Él suspira cansado y se sienta en una de las butacas.

-El matrimonio no es fácil, hijo.-Comenta tranquilamente.- Ahora están los nervios a flor de piel, por eso vienen tantas peleas. Yo peleaba mucho con tu madre antes de casarme.-Comenta pensativo.

Río sin ganas. Si él de verdad supiera por lo que he peleado le daría un desmayo. Y más a sabiendas de que le estoy engañando en sus narices.

-Me comentó Bruno que dejaste hace un año de ir a tus terapias.-Dice preocupado cruzándose de brazos.

Arqueo una ceja molesto. Sabe que no me gusta que se metan en mi vida con lo que tengo que hacer y lo que no. Suspiro molesto y me termino de beber lo que queda en el vaso.

-Sí, lo he dejado. No ha valido la pena.-Me sincero.

-¿Por qué?-Pregunta apoyándose en la mesa.

-¡Porque no! ¿Es que no me ves?

Mi padre me mira con tristeza antes de marcharse y dar por zanjado el tema. Estoy histérico, dejé de ir desde que me dejó la zorra de Andrea.

Intentaba hacer todo bien, la ira ya se había casi ido desde que iba a terapia. Sabía cómo manejarla y como tranquilizarme. Pero cuando me enteré de todo lo que pasó, iba a más todo, me enfadaba mucho más y perdía la paciencia en segundos. Sé que debería ir por mí bien, pero no tengo ganas de volver a lo de antes. Guardo el wiski en el armario y me encamino en ir a la habitación.

Una vez que llego veo a Anne dormida plácidamente y ocupando toda mi cama. Suspiro con pesadez. Dormiré en el sofá que hay al lado. Me tumbo mirándola para poco después quedarme dormido.

******

Me levanto con pesadez en mi cuerpo debido al wiski. Abro los ojos lentamente y me doy cuenta de que estoy tapado con una manta. Me la quito de encima y voy directo al baño para darme una buena ducha. Hoy tenía que ir a la empresa ya que tenía otra reunión de negocios y después cenar aquí con mis padres. Ya que mañana sería el último día que estarían aquí.

Una vez que estoy listo me coloco mi traje color gris y mi reloj. Me reviso en el espejo por última vez antes de salir. Una vez que bajo veo a mi madre y mi padre tranquilamente desayunando. Frunzo el ceño al no ver a Anne con ellos. Reviso toda la sala y sin rastro de ella.

-¿Dónde está Anne?-Pregunto curioso.

Mi madre me sonríe dulcemente antes de responderme.

-Está en el jardín, hoy ha llegado su gato a casa parece.-Responde mi madre.

Asiento y voy directo al jardín y la veo.

-¡Pero Misifu! Las flores no se comen. Luego te dan diarrea.-Le regaña zarandeandolo al pobre animal. Veo que va con unos vaqueros desgastados y una camisa blanca. Niego con la cabeza lentamente en desaprobación. Su pelo está recogido en un moño. Ella vuelve a cortar flores y echarlo a cesto de mimbre. Y mientras tanto el gato se pasea por lo alto de las flores, y ella suelta un gruñido y le da un manotazo a la bola de pelos. Suspiro con pesadez y me acerco a ella.

Cuando me interpongo en su camino ella levanta la vista y me regala una de esas sonrisas que se habían hecho habituales.

-¿Has pasado frío?-Pregunta levantándose y sacudiéndose el pantalón.

-No.

-¿Te vas a trabajar ya, tan temprano?-Pregunta curiosa.

Arqueo una ceja molesto.

-Son las 10, Anne. Para mí eso no es temprano.-Respondo lo más obvio.

Ella mira por detrás de mí y se pega más. Yo pongo mis manos sobre sus hombros como autoreflejo. ¿Qué diablos?

-Están mirándonos.-Dice en un susurro mientras me abraza poniéndose de puntillas.

Hago una mueca de desagrado ante su tacto y me quedó inmóvil.

-¡Qué tengas lindo día, amor!-Responde antes de ponerse de vuelta con las flores.

¿Por qué tiene que ser así de malditamente feliz? Ahogo un suspiro y me dirijo al coche. No sin antes dedicarles una mirada a mis padres y ver que están sonriéndome.

Conduzco hasta a empresa, y una vez que llego ahí voy directo a mi oficina. Le pido a Lina que me traiga un café cargado y ella asiente sin rechistar.

Tiempo después veo como Bruno entra a mi oficina y toma asiento.

-¿Cómo va todo?

-Todo es un desastre.-Digo desesperado.-Bueno, ella es un desastre.

Me mira sorprendido por un segundo y después se ríe.

-Tienes que tener paciencia. La has sacado de su casa y todo. Debe acostumbrarse la mujer.- Dice restándole importancia.-¿Y tus padres se lo han tragado?

Asiento con la cabeza.

-Sí. Demasiado diría yo.

-¡Eso es bueno!-Dice alegre.

-Sí, pero quiere que nos casemos el próximo mes.

Entonces él borra esa sonrisa.

-Pero...-Le corto.

-Pensaba que con estar comprometidos les valdría. Pero creo que mi padre no termina de fiarse.-Le digo con sinceridad.

Él se pone pensativo.

-Puede ser. Y por eso te está metiendo prisa en que te cases con ella.

Asiento de nuevo y suelto un suspiro cansado.

-Te quería pedir algo.-Le comento.-Es que en breve tendré una reunión con un socio de Alemania. Y quería pedirte que llames a este número.-Le paso el número en una hoja.

-¿Para qué es?-Pregunta curioso.

-La madre de Anne. Necesita un tratamiento. Quiero que encuentres el mejor hospital y que lo pagues.-Respondo con simpleza. El asiente mientras mira el número.

-De acuerdo, ahora lo haré.-Dice despidiéndose.

-Espera.-Digo deteniendolo con mi voz.-Pregunta por su estado también.

Él vuelve a asentir antes de marcharse y yo caigo en la silla de nuevo.

Un trato es un trato. Debería ponerme en situación sobre su madre para saber que es lo que puedo llegar a hacer por ella y en ayudarlas a ambas.

Una vez que ya he salido de la sala de reuniones miro la hora en mi reloj, marcan las 22:30 de la noche. No he llegado a tiempo. Maldigo en mi interior. Esta reunión se ha alargado ya que el alemán no quería el trato y todos los inversionistas le estaban dando prisa. Muevo el cuello ligeramente mientras me pongo a recoger todo de mi oficina y encaminarme rumbo a casa.

Una vez que salgo de las instalaciones veo a Anne parada en la puerta esperando. ¿Cómo cojones ha llegado aquí?

Me apresuro en llegar hasta ella y ponerme delante. La observo y tiene la cara molesta. Veo también que tiene la punta de la nariz roja a causa del frío.

-¿Bonatti, no?-Pregunta riéndose irónicamente.

Frunzo el ceño ante su pregunta. No la estoy entendiendo.

-¿Cómo?-Pregunto sin saber a qué se refiere.

-Luca Bonatti. 26 años. Tu padre cuenta con 33 empresas en todo el maldito mundo.-Explica sin gracia.

Tomo aire lentamente y espero a que siga hablando para poder explicarle.

-Tus ataques de ira no vienen desde los 9 años.-Afirma cruzándose de brazos.-Tu ataque de ira viene porque encontraste a Andrea acostándose con tu socio. De ahí vienen tus ataques de ira.-Completa para después soltar una risa.-Y para colmo, agrediste a ese hombre. Por eso estuviste en el calabozo tres noches. Y después te dejaron libre con fianza.

La observo atentamente en cada una de sus palabras. ¿Cómo demonios sabía ella todo eso?

-Y luego de eso, te mudaste a Estados Unidos para limpiar tu maldito nombre. Me has mentido.-Suelta frustrada mientras camina de un lado a otro.-¿Cuándo pensabas decirme lo famoso que eres, Bonatti?

Me quedo en el mismo sitio fijo mientras ella me mira impaciente y con lágrimas en sus ojos.

-¿Querías que fuera el hazme reír de los periodistas?-Pregunta acusandome.-Por eso viniste a mí. Porque sabías que no tengo dinero. Y me chantajeaste sin importarte nada.-Suelta devastada.

Inhalo profundamente antes de empezar a hablar y explicarle las cosas.

Pero ella retrocede cuando ve que me voy a acercar.

-Da igual, sigue mintiendome como en estos días. Se te da genial.

Veo como se va de mi lado y se pierde entre los estacionamientos. Me cojo el puente de la nariz con desespero. Sabía que este día iba a llegar. Y había pasado, sabía toda la verdad sobre mí.

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