...ANNE...
Miro la tarjeta que me ha dejado Luca desafiante sobre la mesa. Mientras apoyo mi mejilla sobre mi mano izquierda. ¿Desde cuándo mi vida se había vuelto tan miserable? O peor aún, tener que depender de alguien tan amargo como es él. Por lo menos lo poco que lo conozco. Hace varios minutos le mandé un mensaje a mi amiga Lily y Jessica por si podían pasar por casa. Tengo que tener a alguien que sepa la historia por si me pasa algo de aquí a un futuro. Aunque también debería de haber un contrato de por medio. Mi mente me regaña por estar pensando la propuesta de aquel hombre. No quería. Pero sabía que mamá no mejoraría, llevaba ya dos sesiones perdidas por culpa del maldito dinero. Y hace unas tres semanas me echaron del bar en el que trabajaba por supuestamente no servir bien una maldita bebida. Suspiro pesadamente y choco mi cabeza con la mesa. Me estoy volviendo loca, sí. Eso es, lo mismo debería ir a un psicólogo y contarle los problemas que tengo y así me ayudaría. Me diría que estoy completamente loca.
-¡Anne, abre la puta puerta o la tiraré abajo!
Me sobresalto de la mesa al escuchar a mi Lily. Me levanto para abrir la puerta y que pasen las dos adentro y empezar a contarles la historia. Ellas se quedan calladas por un momento y después empiezan a reírse como locas.
-No estoy bromeando, mirad, me dejó su tarjeta y su número.
-Pues no, no estaba bromeando.-Le susurra Jess a Lily golpeándole con el codo y sonriendo.
Arqueo una ceja molesta.
-Te he dicho mil veces que si necesitas dinero me lo pidas, Anne. Somos amigas.-Comenta Lily sin quitarme la vista de encima. Agacho la cabeza en tono de regaño.
-Lo sé, Lily. Pero no puedo ir siempre pidiendo dinero. Necesito buscar una solución. ¿Y si la solución sea esta?-Replico moviendo las manos nerviosamente.
Siento como Lily da un golpe en seco en la mesa.
-¿Dónde se encuentra ese malnacido? ¡Tiene los santos cojones de sobornarte, encima!
-Lil, tranquila.-Susurra Jess calmandola.
Trago grueso.
-Mamá ha empeorado y necesito el dinero. Sabéis que yo no me vendo por cualquier cosa. Pero mamá lo necesita.-Exclamo triste mientras juego con el anillo de mis dedos.
-Tranquila, Anne. Somos tus amigas y te apoyaremos en lo que haga falta. Si tú quieres seguir con esto, adelante.-Me dice Jess mientras sujeta mi mano y la aprieta en señal de ánimo.
Lily suspira pesadamente y apoya la mano encima de la nuestra en señal de apoyo. Sonrío débilmente.
-Cualquier cosa que se le ocurra hacerte ese capullo. Dios. Me llamas, eh.-Habla Lily cerrando los puños.
Asiento con la cabeza en señal de respuesta y se me escapa una lágrima fácil por debajo. Me siento tan arropadas por ellas, sino fuera por ellas muchas veces no habría podido seguir adelante. Les debo mucho a ellas. Sé que he tomado una decisión difícil, vender mi vida para salvar otra. Sólo espero que Dios esté de mi parte y pueda ayudarme a curar a mamá. Y que todo esto no sea en vano.
Una vez que las chicas se fueron, me hago sopa para almorzar y así poder vestirme. Necesitaba ver a ese hombre. Y decirle que aceptaba su propuesta. Me fundé en unos pantalones vaqueros con una sudadera y unos tenis. No tenía demasiadas ganas de arreglarme para algo así, tampoco quiero sorprenderlo o así. Me dispongo en pedir un taxi y que me lleve a las instalaciones de aquel hombre.
Una vez que llego allí me quedo mirando por fuera lo grande que es aquello y lo muy adinerado que debe estar el maldito. Una vez que paso veo a la gente corriendo de un sitio para otro rápido. Cómo si la vida se le fuera en ello. Voy directa al mostrador de aquella chica que me atendió la otra vez y pongo una sonrisa.
-¿En qué puedo ayudarle, Señorita?-Pregunta amablemente. Le sonrío de vuelta.
-Necesito hablar con Luca, es importante- Respondo con tranquilidad.
-Ahora mismo el señor se encuentra en una reunión muy importante. Es posible que tarde unas cuantas horas.
Maldigo a mis adentros.
-No importa, esperaré hasta que salga.
Me da una sonrisa de vuelta y me dice que me puedo sentar en una sala a esperar a Luca.
Pasan las horas y no hay señales de vida. Tuerzo los labios y miro el reloj de nuevo. Escucho como mi estómago ruge del hambre, por lo que voy directa a una máquina que hay de comida. Meto el dólar, pero para mí gran sorpresa la chocolatina se queda a medio camino. Suelto un grito pequeño de frustración. Anne, tranquila. Esto no te está pasando. Respira hondo. 1, 2, 3...
-¡Devuélveme mi chocolatina, maquina expendedora roba dólares!-Acuso a la máquina con mi dedo índice.
Bien, era lógico. No iba a servir de nada.
Empiezo a darle patadas a la máquina como una loca y con la palma de la mano. Se mueve un poco la chocolatina pero se queda parada justo en el filo. Lloriqueo como una tonta. Noooooooo.
-¿Por qué me haces esto? ¿Por qué? ¿Me estas castigando por haber castigado a Misifu, dios?-Hablo sola mirando al techo.
Me cojo el puente de la nariz y tiro del pelo hacia atrás quitandolo de mi cara.
Noto como alguien me aparta de su camino y con la llave saca la dichosa chocolatina. Y me la extiende. Luca.
-No hace falta que me rompas toda la empresa por una puta chocolatina.
Pero... él... cómo.
Me quedo con una cara de tonta con la chocolatina en la mano y mirándole. Él me mira de nuevo y niega con la cabeza completamente serio.
-Ven, sígueme.
Le sigo hasta el ascensor y espera a que yo entre. Me giro hasta el espejo y veo que voy despeinada.Y para colmo me duele el cuello, voy a menear la cabeza y me doy cuenta de una pequeña marca que se me está haciendo. Hago una mueca de desagrado e intento esconderla. Pero cuando levanto la vista él no deja de mirarme en ese sitio y después aparta los ojos. Una vez que salimos del ascensor me lleva hacia su oficina y me invita a sentarme.
-¿Y bien, Anne?
Me mira atentamente. Qué malditamente bien suena mi nombre en sus labios. Ay, no. Pero que dices estúpida. insensata.
-¿Anne?-Pregunta impaciente. Me remuevo en mi sitio algo nerviosa y vuelvo a la realidad.
-Acepto el trato. Pero necesito que pagues las dos sesiones que faltan para mi madre, por favor.-Suelto mirando al suelo.
-El dinero no será un problema. ¿Quieres algo más?
Levanto la vista y veo que frunce las cejas constantemente. Además de tener un pequeño lunar encima del labio en la parte izquierda.
-Necesito saber tus normas.
Se ríe levemente sin gracia.
Toma un par de papeles y me los muestra. Es un contrato de un año.
-Tendrás que venirte a vivir conmigo. Esa es mi primera norma.-Intento replicar pero no me deja.- La segunda es que necesito espacio personal, no me gustan que me agobien y que pregunten todo.-Dice tranquilamente.- Y tercera que no te enamores de mí.
Me quedo jactada en la mesa.
-¿Enamorarme? ¿Por qué haría algo así con alguien el cual me chantajea?
Suspira pesadamente y cierra los ojos. Bien, Anne. Lo estás llevando al límite de su paciencia de nuevo.
-Solamente no te enamores. Ya está. Es sencillo.
Miro el contrato por última vez y le echo una ojeada antes de coger el bolígrafo. Sé que se está poniendo nervioso de ver que tardo demasiado. Pero finalmente firmo el papel. Ya no hay vuelta atrás. Me casaré para después divorciarme en un año. Todo por mamá.
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