MIGUEL
Las cosas con Andrea aparentemente estaban bien. Ella estaba muy insegura de todo por el chantaje de don Erasmo.
Decidí hablar y dejar en claro todo con don Erasmo para que dejara de presionar a Andrea.
Lo llamé.
— Don Erasmo necesito hablar con usted. Puede venir a mi oficina.
— Mmm ahí estaré. Asegúrate que esa mujer no esté ahí.
— Okey aquí lo espero— Colgué la llamada.
No quiero que don Erasmo maltrate de ninguna forma a Andrea.
— Andrea, creo que desde hoy puedes volver al área financiera— ella sonrió.
— Entonces me muevo a mi área. Gracias— ella me abrazó y se retiró.
Media hora después don Erasmo estaba sentado en mi oficina.
— ¿Quiere que le sirva un café o una copa?— le pregunté.
— Con un café está bien— le servi un café.
— Supe por Andrea que usted la citó y le dio una advertencia.
— Así es.
— Hemos tomado una decisión y espero que usted la respete. Seguiré con ella porque no creo que este haciendo mal a nadie. Le voy a pedir que se mantenga al margen de mi relación que tenga con mi esposa.
Don Erasmo se levantó.
— Ya te lo había dicho Miguel. No voy a permitir que una extraña crie a mi nieta. Esto es como declararme la guerra.
Él Salió de la oficina.
Lo único que puedo decir es que don Erasmo es un cabeza dura. Llamé a mi papá.
— Papá necesito un favor tuyo.
— Dime primero para ver si puedo ayudarte.
— Es con respecto a don Erasmo. Él me está complicando la vida en estos momentos, me está pidiendo que me aleje de Andrea y si no lo hago quiere quitarme a Eliza. La verdad no sé si es capaz de llegar a tanto pero se está volviendo una espina en el trasero.
— El es un cabeza dura cuando algo se le mete en la cabeza difícilmente sale. Déjame ver qué logro hablar con él. Hablando con tu mamá creo que tienes todo nuestro apoyo. Tú vida no puede detenerse por ciertos acontecimientos y si Andrea te hace feliz y te ama, lucha por ella y por tener una familia.
— Gracias papá. Yo sabía que tú eres un hombre sabio.
Colgué la llamada.
Trabajé toda la mañana y parte de la tarde y me hacía falta ver a Andrea en la oficina.
Llamó don Erasmo.
— Recibe a mi abogado— no me dejó hablar y colgó la llamada.
Di la orden que dejarán entrar al señor.
— Usted es don Miguel Cerato. Aquí traigo unos documentos para ver si se llega a un acuerdo, si no se logra entonces mañana por la mañana formalmente se solicitará ante un juez la custodia permanente de la niña Elizabeth Cerato Mondragón por sus abuelos maternos.
— ¿Qué locura es esta? ¿Usted se da cuenta que este señor no está bien de sus cabales? Él ya tiene mi respuesta. Puede retirarse. Igual me voy a preparar con mi bufete de abogados.
El abogado salió. Inmediatamente llamé a mis abogados. Andrea llegó a la oficina.
— Nos vamos juntos. Ya es hora para ir a casa.
— Adelántate. Yo llegó después. Tengo una reunión pendiente.
— Bueno.
Andrea se retiró de la oficina. Mis abogados llegaron media hora después. Le comenté todo.
— Señor Miguel, la probabilidad que el juez falle a favor de don Erasmo es baja, dado que usted ha cuidado bien a Eliza. No se preocupe por esto. Tenemos todas las de ganar.
— Escuchar esto me deja un poco más tranquilo. Aunque me temo que él no se conformará. El juez es muy amigo de él, estudiaron junto la secundaria.
— Déjeme averiguar quién es el juez.
Me despedí de los abogados. Me quedé un poco más en la oficina pensando.
Al llegar a casa, lo primero que hice fue ir a la habitación de Eliza.
— Hola mi amorcito.
— Hola papi.
— ¿Cómo ha sido tu día?
— Muy bien. He jugado, he hecho tareas y mi mami me ha dado muchos besos.
—¿Andrea?
— Si. Cuando vino a casa, ella vino a verme. Me di muchos besos y jugamos un rato.
— ¿Te puedo preguntar algo?
— Si papi.
— ¿Quieres mucho a Andrea?
— Si la quiero.
— ¿Y a Vanessa?
— No te enojes papá pero yo no recuerdo a mi mamá de verdad. Se que ella es mi mamá porque tú me decías que ella era mi mamá cuando me mostrabas las fotos.
— Tenés razón— La abracé y le di un beso— Le voy a decir a la niñera que te prepare para que cenemos.
Le di la indicación a María la niñera que en media hora bajara a Eliza para la cena. Fui a mi habitación y encontré a Andrea muy inquieta.
En cuanto me vio se puso de pie y me abrazó.
— Me llamó don Erasmo hace unos minutos y me dijo que si hoy no salgo de la casa mañana en la mañana meterán en los juzgados la petición para la custodia de Eliza, ¿es cierto?
— Calmate mujer. Es cierto pero tú no te preocupes. Ya contacté con mis abogados.
— Esto es lo que no quería que sucediera.
La abracé.
— Ya calmate. No te preocupes. Te voy a pedir que bloquees el número de don Erasmo para que no te esté molestando.
Andrea suspiró.
— Tienes que aprender a ser paciente y a no estresarte tanto por qué si no te vas a enfermar.
— Si. Quiero decirte o contarte algo que está pendiente.
— Mmmm dime.
— Aún no te he contando mi vida pasada.
— Sabes que no hay necesidad de contarme. Tu pasado es tu pasado. Lo que importa es el aquí y el ahora.
— Pero yo quiero contarte.
— Está bien. Entonces nos sentamos un momento y yo te escucho.
— Me casé con Dylan cuando tenía tan solo 19 años y cursaba mi cuarto año de mi carrera universitaria. Dylan era mayor. Al año de casada él dio un giro de 180 grados, cambió su manera de tratarme, me ofendía todo el tiempo, me celaba con todos mis compañeros de clases y hasta con hombres que no conocía. Terminar mi quinto año en la universidad fue una tortura. Mi vida con Dylan me iba opacando. No se si por el hecho de él ser mayor ejercía cierta mando sobre mi. A mis 21 años tomé el valor y le pedí el divorcio, ya no quería vivir ese infierno y lo único que gané fueron golpes en mi cara, en mi vientre y en mi piernas. Lo que más me dolió fueron sus palabras. " Eres una maldita zorra, quieres dejarme por qué tienes a otro" " Tú no vales nada, si no fuera por mí ni siquiera hubieses terminado la carrera" Esa noche para que no olvidará quien era el que mandaba, me violó una y otra vez, mi cara estaba llena de sangre y mi cuerpo a punto de colapsar. Dejé de sentir dolor hasta que me desmayé. A la mañana siguiente como si no pasó nada, se despidió de mi y se fue a su trabajo, dejándome encerrada en la casa sin celular. Hui de la casa después de pegarle con un jarrón en la cabeza. Esa noche él llegó con una mujer prepago a la casa. Después que le reclamé me dio una paliza y en medio de sus maltratos, tomé un jarrón que estaba cerca y se lo estrellé en la frente. Salí corriendo de la casa sin saber si estaba vivo o muerto. Después de eso lo denuncié pero no pasó nada. Tal ves es por eso que tengo muchas inseguridades.
Quedé en silencio después de escuchar todo lo que me decía Andrea. Ella se contenía las lágrimas pero su voz estaba entrecortada.
— Ven Andrea. Siéntate en mi piernas.
Ella se levantó y se sentó en mis piernas.
— No se qué decirte, es algo fuerte lo que viviste pero ten por seguro que conmigo no pasarás eso— la abracé.
Tocaron la puerta.
— Don Miguel ya llevé a Eliza al comedor.
— Okey ya bajamos.
— Es hora de ir a cenar. Solo te voy a decir que te amo y eres una mujer inteligente y bella. Este viejito te ama.
— ¿Viejito?— ella sonrió.
— Eso me gusta que tu rostro solo exprese alegría.
Bajamos a cenar.
Cenamos los tres en familia.
Cuando terminamos de cenar llevamos a Elizabeth a su habitación y nosotros nos fuimos a la nuestra.
Le pedí a Andrea que nos diéramos un baño antes de irnos a acostar, esa noche no hicimos el amor. Lo único que quería era abrazarla que ella sintiera mi calor de una manera diferente.
A Andrea yo la amo y quiero que toda esa mala vivencia, todos sus golpes, todas esas palabras ofensivas, todo esos malos tratos, yo quiero borrarlos de su cuerpo, de su mente y de su corazón y que todo lo que ella viva de hoy en adelante conmigo sea puras cosas buenas.
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Updated 31 Episodes
Comments
San Aguirre
Sentí un deja vu de que ya había leído todo ésto.
2024-03-02
0
Marta Bedetti
me gusta mucho autora...
2023-10-14
2
Antonia Oliveira Jiménez
pasa que es una novela y es por eso , igualmente hay que ver qué ella está en la vida de la niña hermosa
2023-09-12
0