UN REGALO PARA ELIZABETH

MIGUEL

He visto fuera de la empresa a Andrea, mi empleada del área de finanzas. Esto por petición de mi hija Elizabeth. Desde ese día en el parque donde prácticamente un hombre la estaba acosando, mi pequeña simpatizó de inmediato con ella.

Elizabeth habla de Andrea todo el tiempo que siento que estoy sintiendo cierta repulsión hacia Andrea. La muerte de Vanessa ya pasó los dos años pero aún siento esta tristeza en mi corazón, un vacío que nadie llena ni nadie llenará.

Recibí una llamada de la niñera de Elizabeth.

— Señor Miguel, disculpe que lo llame a su trabajo pero es de urgencia. La niña no quiere comer y tiene fiebre. Ahorita voy al hospital central para que usted llegue.

— Tranquila, ya llego al hospital.

— Otra cosa señor Miguel, la niña menciona mucho el nombre de Andrea, que quiere verla.

— Entendido— Colgué la llamada.

Me levanté y cogí mi cárdigan. Bajé a la oficina de finanzas. No sé de dónde mi hija sacó tanto cariño para una mujer desconocida. Tanta falta le hace la figura materna.

Llegué a la oficina de finanzas.

— Señor Miguel, que lo trae por acá. ¿En qué puede ayudarle?

— Necesito hablar con Andrea.

— Ella no vino. Pidió el día para ir a pasar consulta médica.

—mmm— fruncí el ceño— ¿Ella está enferma?

— Señor Miguel, es una cita a una clínica para, bueno no sé si decirle.

— No me importa donde fue. ¿Puedes darme su número?

El jefe en área me dio su número.

— Señor, disculpe mi atrevimiento. ¿Andrea y usted están saliendo?

— Métete en tus asuntos. Cuidado con tus comentarios.

Salí de la empresa. Fui directo al hospital.

— Señor.

— ¿Cómo sigue mi hija?

— Le dieron antibióticos, es un proceso viral.

— Papá, ¿dónde está Andrea?

— Amor, dime algo. ¿Por qué te gusta Andrea? Si a penas la conoces.

— Papá, no te molestes. Yo quiero tener una mamá. No recuerdo a mi mamá—empezó a llorar— Quiero una mamá que me abrace.

— No es suficiente con papá. Yo te amo hija.

— Pronto cumpliré 5 años y quiero que me regales a Andrea cómo mamá.

— Hija. Eso no te lo puedo dar. Andrea no es un objeto que decido sobre ella. Además, yo no quiero Andrea. Ella es mi empleada.

Elizabeth me quedó viendo con una tristeza en su ojitos.

— ¿Quieres ver a Andrea hoy?

— Si papá.

— Voy a llamarla.

Llamé a Andrea. Ella contestó.

— Hola. ¿Con quién hablo?

— Hola Andrea, soy Miguel. Mi hija quiere verte. Estoy saliendo del hospital con ella.

— En estos momentos estoy.. Okey.. ¿Dónde los veo?

— Ven a mi casa— le di la direccion.

Llegué a la casa con Elizabeth y la niñera.

El timbre sonó. La ama de llaves recibió a Andrea, quién estaba vestida de una manera distinta a la que normalmente la he visto.

— Buenas tardes señor Miguel. ¿Dónde está la niña?

— En su cuarto. Ya te llevo.

— Una cosa señor. No es que no quiera ver a Elizabeth, ella es una niña muy tierna y me agrada pero no puedo estar viéndola, no me quiero encariñar con ella.

— Entiendo. Solo está vez será. ¿Estabas enferma que pediste el día? Me lo comentó tu jefe de inmediato.

Andrea se puso colorada.

— ¿Le enseñó mi cita? Ammm.. si, es que—mordió sus labios— es que quiero ser madre y como no tengo pareja, quiero practicarme una inseminación artificial.

Clavé mi mirada en su cara.

— Mmm pensé que estabas enferma. No sabía eso.

Ella cerró sus ojos.

— Que vergüenza.

— No se preocupe. Vamos al cuarto del mi hija.

Dejé a Andrea con Elizabeth a solas con la puerta abierta y la niñera quedó cerca.

No sabía que habían mujeres que se practicarán este tipo de procedimiento solo por deseo de ser madre.

Estoy pensando un poco las palabras y la petición de Elizabeth. Ella necesita una mujer que sea su mamá y Andrea quiere ser madre pero no es lo mismo.

Al salir Andrea del cuarto de la niña.

— Andrea, espera un momento. Quiero decirte algo que seguramente sonará bastante descabellado. Puedes sentarte.

Ella se sentó sin decir nada.

— ¿Te agrada mi hija?

— Si. Es una niña muy buena y muy elocuente.

— Elizabeth quiere que usted sea su mamá. Ya sabe todo lo que he pasado. Mi esposa murió cuando ella estaba muy pequeña y estoy considerando que usted si lo desea, sea parte de la vida de Elizabeth.

— ¿Qué? Cómo podría. Eso significa que usted y yo.

— No se preocupe por eso, no tengo ningún interés en usted.

— Mmm para ser mamá de Elizabeth, ¿nosotros nos casaremos? Por qué la verdad yo ya estuve casada y no quiero volver a casarme.

— Le propongo algo. Usted venga a vivir aquí. Hagamos un contrato. Nos casaremos por cubrir apariencia pero en cuanto usted quiera divorciarse nadie la detendrá.

— Esto es muy precipitado. Estoy en shock con la petición. Además, yo quiero tener un bebé.

— Está bien. Yo le daré un bebé.

—¿Qué?

— No se realizará una inseminación artificial, yo seré su donante de esperma.

— Déjeme pensarlo. Es demasiado para procesar.

Ella se levantó y se fue.

Qué locura estoy haciendo. Casarme con una mujer que no amo solo porque a mi hija le gusta. Y lo más descabellado ser un donador de esperma. Si ella acepta ese hijo o hija será mío.

Me fui a mi cuarto. Pedí que me llevarán una botella de vino. Empecé a tomar. Pedí perdón a Vanessa.

Me quedé dormido.

Al día siguiente en la empresa. Mandé a llamar a Andrea.

— Pensaste Andrea mi propuesta.

— Si. Acepto pero con la condición de dormir en cuartos separados y no tener relaciones sexuales.

— Perfecto. No sé preocupe. Dentro de mis condiciones ya estaba eso. Entonces en una semana nos casamos solo civil. No quiero nada pomposo y otra condición, no comente nada, esto se debe mantener en secreto.

— Perfecto señor Miguel.

Andrea salió.

Llamé a mi abogado para que preparara el contrato bajo las condiciones habladas con Andrea. Si bien, Andrea es una mujer bella y joven pero no me podía permitir traicionar a Vanessa.

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***