MATRIMONIO ANULADO

ANDREA

Miguel quería quedarse conmigo en la madrugada pero le di un no rotundo. Yo solo deseaba estar sola, la perdida del embarazo había hecho temblar mi vida y necesitaba aclarar mis pensamientos.

Me sentia devastada.

He vivido tantos malos ratos tantas malas experiencias que llegaba a la conclusión que he fracasado en mi vida. Mi primer matrimonio fue un fracaso, me casé enamorada y resultó un infierno. Este matrimonio con Miguel es un matrimonio tonto, donde la verdad aquí no gano nada. Es cierto que le he tomado cariño a Elizabeth pero ella no es mi hija. Y cuando por fin, podia ser madre, sufro un aborto.

¿Cuántas veces se tendría que repetir este proceso para que pueda ser madre? Y cada vez va a doler un poco más. Es hora de renunciar a la idea de tener un bebé y creo que debería volver a mi vida.

Lloré toda la madrugada. Mis ojos estaban tan inflamado que sentía que me molestaba el hecho tenerlos abierto.

…toc toc…

— ¿Puedo pasar? — la voz de Miguel.

No contesté.

Miguel abrió la puerta. Se acercó y se sentó a un lado de la cama.

— Andrea, ¿Cómo te sientes?

Lo miré de reojos.

— Tienes hinchados los ojos. Has pasado llorando. Sabes, toda esta experiencia contigo es nueva para mi. He pensado tanto las cosas.

— Miguel, no digas nada. Yo también he pensado las cosas y creo que todo esto ha sido una mala decisión. Casarme sin amor, casarme con un hombre que no siente amor por mi ni yo siento amor por ti, casarme por querer un esperma para ser mamá ha sido el peor error de mi vida. Yo— empecé a llorar— Yo solo quiero vivir mi vida como antes. Tú siendo mi jefe y yo siendo tu empleada, una relación donde no nos veíamos.

— ¿Eso quieres? Te había dicho ayer que me gustas y quería que fuéramos un matrimonio normal pero si no deseas estar aquí, yo no te voy a retener. Lo único que Elizabeth te va a extrañar, tú sabes que ella te quiere como su mamá. Hoy cuando regrese de la oficina vamos a hablar otra vez y si estás firme en tu decisión entonces voy a anular el contrato de bodas y le pediré a mi abogado que anule el matrimonio.

— Perfecto.

Miguel se levantó y se dirigió a la puerta. Tenía una cara un poco molesta pero la verdad es que no creo que pueda llevar esta vida con él.

Quedé en el cuarto pensando un poco más. Miguel me gustaba eso no lo voy a negar y él dice que le gusto y que quiere llevar un matrimonio normal pero toda su casa está llena de fotos y retratos de su antigua esposa y yo no puedo decir públicamente que él es mi esposo porque esa información tiene que quedar en confidencialidad. Soy una esposa fantasma. No quiero vivir así.

Llegó la tarde y Miguel había regresado del trabajo. Estaba en el jardín con el Elizabeth.

Él me miró y me sonrió. Cogió en sus brazos a Elizabeth y le dio un beso en la mejilla.

— Andrea vamos a mi despacho.

— Elizabeth ve con tu niñera, Necesito hablar con mi esposa.

Elizabeth entró a la casa y fue con la niñera. Miguel y yo entramos al despacho.

— Antes que me des tu decisión, quiero que me escuches. He ocupado el día completo en pensar, te tengo aqui— señaló su cabeza— Quiero que continúes siendo mi esposa, me gustas y....

Interrumpí a Miguel.

— No digas más. Seguiré firme en lo que te dije antes. Quiero regresar a mi vida habitual siendo solo Andrea. Yo respeto tu pasado pero yo solo soy una esposa fantasma, alguien a quien nunca le darás su lugar. ¿cuánto llevamos casados? ¿tres meses? yo no vengo a cambiar tu mentalidad, tu sentir ni nada pero no tengo ningun lugar en tu vida, aún siguen todas las fotos y todos cuadros de Vanessa en esta casa. Tú todavía no le dices adiós.

Miguel solo me miraba con el ceño fruncido. No sé si mis palabras le molestaban pero tenía decirlo antes de irme de esta casa.

— Me marcho mañana en la mañana y espero seguir trabajando para ti. Pedirle perdón por todas las molestias que te ocasioné— empecé a llorar.

Miguel se acercó.

— Solo te preguntaré una vez ¿estás segura de lo que quieres hacer?

Tocó mis mejillas con sus manos y se acercó a darme un beso en los labios. Yo cerré los ojos pero mis lágrimas no cedieron. Acepté ese beso.

— Ya te dije. Me gustas y no estoy con juegos. No te gusta el contrato lo eliminamos. Lo único que te pediría es que me des tiempo para quitar todos los retratos de Vanessa y tiempo para que Elizabeth se acostumbre a no verlos.

— Sigo en pie con mi decisión.

Miguel se alejó.

— Está bien. Entonces mañana te espero en mi oficina para anular con el abogado el matrimonio. Puedes retirarte.

De un hombre dulce a un hombre frío se transformó en un instante. Como pudo cambiar en un momento. Salí de su despacho y me fui directo a hacer mi maleta. Esa noche no bajé a cenar. Y cuando Elizabeth se durmió yo bajé con mi maleta. Miguel aún estaba en la sala.

— Estás decidida. Le pediré al chófer que te lleve donde le pidas.

— No. Gracias. Buenas noches.

Salí de la mansión de Miguel. Tomé un taxi y regrese a mi departamento.

A la mañana siguiente me presenté al trabajo. Mi jefe de inmediato me reintegró al trabajo.

— El señor Miguel quiere que vayas a su oficina.

— Okey.

Salí de mi oficina y me dirigí a la oficina de Miguel. Toqué la puerta y entré. Ahí estaba él con su abogado.

— Siéntate Andrea. Lee y firma. Después de esta firma, queda disuelto nuestro matrimonio.

Me senté, tomé un bolígrafo y firmé.

— Me retiro señor Miguel— le dije con un tono un tanto triste.

— Espera — dijo él.

El abogado salió.

— Estoy en labores de trabajo señor Miguel.

— ¿Señor Miguel? Te voy a cambiar de departamento, antes estabas en el área de finanzas, ahora serás mi asistente.

— Pero señor. Yo no sé nada de cómo ser una asistente. Yo estudié finanzas.

— Es momentáneo para mientras encuentro a alguien que ocupe el cargo.

— Está bien señor Miguel. ¿Cuándo empiezo?

— Desde ya.

Quedé con la boca abierta. Di la media vuelta. ¿Miguel se quiere vengar? No es que es un hombre maduro y serio.

Salí de la oficina de Miguel y fui a traer mis cosas de la que hasta hace un momento era mi oficina.

— ¿Usted sabía que me iban a cambiar de área?

— No Andrea. Acaba de llamar el señor Miguel.

— Y usted no se negó.

— ¿Cómo me voy a negar si él es el CEO?

Tomé mis cosas y me fui a la oficina de Miguel.

— Aquí estoy. Usted me dice que voy hacer.

— ¿Usted?

— Si, por respeto, porque es mi jefe y el CEO de esta empresa.

Él sonrió.

— Aquí están todos estos documentos quiero que los ordene en orden alfabético.

— Está bien. ¿Dónde está mi oficina o trabajo aquí?

— Aquí para mientras te acondiciono una oficina.

— Está bien.

Mi cabeza se volvía un desastre. ¿Por qué está actuando así Miguel? ¿Será que quiere venganza por qué no quise continuar con la farsa del matrimonio?

La oficina de Miguel tiene unos sillones y una mesa en el centro, me senté ahí con todos los papeles. Él estaba sentado en su escritorio trabajando en su computadora.

Estaba ordenando los documentos a como él me los pidió. Levanté mi vista hacia el frente donde estaba él y él me estaba observando. Bajé la mirada de inmediato. Mi corazón se agitó.

Pude notar en la oficina estaba un gran retrato de Vanessa y de él cuando se casaron.

— ¿Te molesta el retrato?

— Claro que no señor Miguel.

— Elizabeth preguntó por ti esta mañana. Te fuiste y no te despediste de ella.

— No quiero hablar de ese tema acá.

Miguel se levantó y se sentó a lado mío.

— Te invito a cenar este fin de semana.

— ¿Por qué hace esto? Si mientras estuve viviendo en su casa usted no me determinó. No han pasado ni 2 horas de la firma de la anulación del matrimonio.

— Tienes razón. Termina tu trabajo.

Miguel regresó a su silla.

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