DON ERASMO

MIGUEL

Bajé a recibir a don Erasmo. Vi una cara de desagrado.

— Miguel necesito hablar contigo.

— Vamos a mi despacho.

Caminamos hasta el despacho.

— Dígame don Erasmo.

— He llegado a una conclusión después de hablar con tu padre. Ellos están a favor de tu matrimonio con la señorita esa pero mi esposa y yo, estamos en desacuerdo que una extraña crie a nuestra nieta. Si esto continua vamos a tener que quitarla.

Mi cerebro quiere procesar esta estupidez que me está diciendo don Erasmo.

— Quitarme a mi hija— me tiré una carcajada— ¿Por qué? Acaso Elizabeth sufre aquí conmigo. Jamás la he abandonado. He sido creo un buen padre. Encuentro ilógico lo que usted me está diciendo.

— Toma la decisión de quedarte con Eliza, cuidándola solo y tendrás nuestro apoyo siempre o elige a tu esposa pero Eliza se queda con nosotros.

— Escojo a las dos. Miré don Erasmo creo que es hora de que usted supere la muerte de Vanessa. Usted no puede decidir que hacer con mi vida o con la vida de mi hija. Mantenga su lugar como el abuelo.

— No voy a dejar mi esfuerzo de tantos años en las manos de una mujer que no sea mi hija. Crees que no me fijé que quitaste todo recuerdo de Vanessa de la casa solo por esa mujer. Ella te está manipulando.

— Pero Vanessa ya no está con nosotros. Si el problema es el dinero, entonces retome su lugar en la empresa como usted desee pero no me imponga las cosas por qué ahí si estamos mal.

— No quiero que tú me vengas a dar charlas de superación. Dos día te doy para que esa mujer salga de esta casa, dos día para que ella renuncie a la empresa y dos días para que esa mujer te deje.

— Le voy a pedir que se retire— le dije en tono muy molesto.

Don Erasmo salió.

ANDREA

Escuché la conversación de ellos dos. Tenía la curiosidad y se que esta mal escuchar conversaciones ajenas pero no podia con la curiosidad es por eso que bajé un rato para escuchar lo que ellos hablaban. Don Erasmo le está exigiendo dejarme.

Es momento de tomar una decisión por el bienestar de ambos.

Regresé a mi cuarto con mi corazón más chiquito. Tenía que tomar una decisión sería y a lo inmediato. No iba a permitir que Miguel se quedé sin su hija. La gente con dinero da miedo, creen que pueden hacer y deshacer a su gusto.

Miguel entró al cuarto. Yo lo vi un poco seria.

— Andrea, bajemos a cenar que tengo hambre. Voy por Eliza.

Yo esperaba que él me comentará algo pero actuó como que nada. Miguel salió del cuarto y fue en busca de la niña. Yo bajé al comedor.

Cenamos como un familia de tres.

— Elizabeth, ¿Te gustaría tener un hermanito o hermanita? — le pregunto Miguel a la niña.

Levanté mi mirada y se lo fijé en los ojos de Miguel.

— Siiiii. Quiero un hermanito para que juguemos peluches.

¿Por qué hace esto Miguel? Recordé las palabras de don Erasmo, dos días para irme de la vida de Miguel.

— Miguel no deberías ilusionar a Eliza, cuando no se si pueda.

— Elizabeth ve con tu niñera para que te prepare para ir a dormir— Eliza se fue.

— Andrea quiero que hablemos algo. Vamos a mi despacho o prefieres que lo hablemos en el cuarto.

— En el cuarto— nos dirigimos al cuarto.

— Don Erasmo quiere que me quedé solo. Quiere que caiga en el chantaje de que si no te alejo me va quitar a Eliza. Creo que Don Erasmo necesita un poco de tiempo para asimilar todo.

Guardé silencio y bajé mi vista. No podía decirle que ya me había dicho esto antes y que estaba a punto de tomar una decisión.

— Dime algo Andrea. No te quedes callada. Qué piensas de esto.

— Pienso que lo más importante para ti es Elizabeth.

Miguel se acercó, me tomó las manos.

— Tú también eres importante para mí— Besó mi frente.

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