ELLA ES MI ESPOSA

MIGUEL

Dejé a Andrea en la casa y conduje hasta el cementerio, caminé hasta la tumba de Vanessa. Tenía rato de no ir.

— Hola Vanessa. Perdón por no venir seguido. Quiero decirte que estoy enamorado de una mujer que es buena con Elizabeth y ella la quiere. Es hora de recoger tus cosas, tus fotos, tus retratos y dejar que descanses en paz. Te agradezco por tus años que me diste, por dejarme una hija que amo. Hoy si creo que puedo decirte adiós. Quería decirte eso.

Me retiré del cementerio. Subí a mi auto y me dirigí a la heladeria.

— Por favor me da dos helados de fresa con chocolate y un helado de vainilla. Lo empaca para llevar.

Llegué a casa. Primero fui al cuarto de Elizabeth y le di el helado de vainilla. Ella me abrazó y me dio un beso en la mejilla.

— Gracias papi.

Me dirigí a mi cuarto. Vi a Andrea que estaba dormida en toalla.

Me arrodillé en el borde de la cama y le di un beso a Andrea. Ella se despertó asustada.

— Te ves bonita. Te traje helado.

Ella se sentó en la cama.

— Comamos entonces.

Puse un poco de helado en sus labios. Y se lo quité con mi lengua. La empecé a besar. Quité su toalla. Quedó desnuda. Puse helados en sus senos y se lo quité, ella no se resistía a nada, soltaba suaves sonido de gusto. Hice el amor con Andrea.

— Te amo Andrea. No sé si mis años que llevo de más hacen que vea la vida un poco diferente pero mañana te voy a presentar en la empresa como mi esposa. Creo que debí hacerlo desde el inicio.

— No lo hagas.

— Si lo haré. No quiero que nadie te falte el respeto ni que nadie te compare.

—Pero no sabes si el abogado pudo detener el proceso.

— Si pudo. Tú eres mi esposa legalmente y la mujer que tiene enamorado mi corazón.

— Pero es muy pronto.

Besé su mejilla.

—No te preocupes mi amor.

Esa noche Andrea estuvo inquieta. La abracé, acaricié su cabello hasta que se durmió.

En la mañana llegamos a la empresa en el mismo auto. Al bajar ella de mi auto todos nos miraron de una forma curiosa y empezaron a murmurar.

— Quiero que reunas a todos en el comedor de la empresa de inmediato, tengo un anuncio que dar— le dije a Clara.

Andrea se había adelantado a la oficina. Estaba nerviosa.

— Andrea es hora de ir.

— No quiero. Tengo miedo. Van a criticarme.

Le tomé la mano y empecé a caminar hacia el comedor.

Todos murmuraban.

— Buenos días a todos y todas

Quiero dar un anuncio importante a ustedes mis colaboradores, mis empleados, esto para evitar chismes y malos entendidos. Hace meses tomé la decisión de casarme de nuevo. Les presento a Andrea, ella es mi esposa. El día de ayer recibió malos tratos por algunas de sus compañeras. Compañeras que hasta el día de hoy trabajan para mí. Si antes no les dije es porque es mi vida personal y ella quería estar en un perfil bajo pero dado a la incidencia prefiero abordarlo. Ella merece el mismo respeto que me dan. Dicho esto, ustedes pueden regresar a sus labores.

Todos quedaron el ojo cuadrado.

— Ahora si. Nos regresamos a la oficina mi querida esposa.

Andrea estaba sin palabras.

Llegamos a la oficina. Llamé a recursos humanos y le dije que despidieran a mi secretaria y a la recepcionista.

—No había necesidad que las despidieras. Con un llamado de atención bastaba.

— No basta. No quiero bullying en mi empresa. Sea quien sea el respeto debe permanecer y si ellas no respetan a sus compañeros de trabajo, no las quiero trabajando para mí.

— Gracias por todo.

— Hoy dejé la orden en la casa que retiren todo de Vanessa. Es hora de vivir nuestra matrimonio sin fantasmas.

— Espero no se enoje Eliza conmigo.

— No se va a molestar porque ya había hablado con ella. Tengo un tema dando vuelta en mi cabeza.

— Dime.

— Al inicio tú me querías para que fuese tu donante de esperma porque no necesitabas un hombre para ser madre. Te pregunto, ¿Continúa ese deseo?

— Quiero ser madre pero me da miedo perder otro bebé. Así que ese deseo permanecerá solo en mi corazón.

— Eso quiere decir que te estás cuidando.

— Si.

— Y si yo te pido que no te cuides.

— Miguel. No quiero vivir de nuevo este sentimiento de perdida.

— Está bien—Me acerqué y la abracé— En estos momentos siento que eres mi vida entera.

— Siempre has sido así, eres un hombre muy dulce. Hace que mi corazón se derrita y también haces que mi cuerpo desee estar contigo.

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