Soy Andrea, una mujer ordinaria que trabaja en el área financiera de la empresa Cerato-Mondragón, tengo 25 años y recién divorciada.
Recordar mi vida con Dylan Reyes me da cierta tristeza, él era hombre que al inicio de la relación era amoroso y muy atento, fue mi primer amor.
Me casé con él muy enamorada cuando tenía tan solo 19 años y cursaba mi cuarto año de mi carrera universitaria. Dylan era 6 años mayor, tenía 25 años y trabajaba de oficinista en un call center.
Al año de casada él dio un giro de 180 grados, cambió su manera de tratarme, me ofendía todo el tiempo, me celaba con todos mis compañeros de clases y hasta con hombres que no conocía.
Terminar mi quinto año en la universidad fue una tortura. Recuerdo que una vez le escribió a mi profesor tutor reclamando el hecho de mandarme mensaje.
Mi vida con Dylan me iba opacando. No se si por el hecho de él ser mayor ejercía cierta mando sobre mi. Tanto malos tratos que me daba que hacía que la intimidad entre ambos fuera la peor experiencia. Ya no lo deseaba.
A mis 21 años tomé el valor y le pedí el divorcio, ya no quería vivir ese infierno y lo único que gané fueron golpes en mi cara, en mi vientre y en mi piernas.
Lo que más me dolió fueron sus palabras. " Eres una maldita zorra, quieres dejarme por qué tienes a otro" " Tú no vales nada, si no fuera por mí ni siquiera hubieses terminado la carrera"
Esa noche para que no olvidará quien era el que mandaba, me violó una y otra vez, mi cara estaba llena de sangre y mi cuerpo a punto de colapsar. Dejé de sentir dolor hasta que me desmayé.
A la mañana siguiente como si no pasó nada, se despidió de mi y se fue a su trabajo, dejándome encerrada en la casa sin celular.
Sentía miedo. Sentí asco de él. Vivía un infierno con tan solo 21 años, con la persona que juró amarme. Viví esto hasta los 23 años cuando decidí ponerle fin a esta relación.
Hui de la casa después de pegarle con un jarrón en la cabeza. Esa noche él llegó con una mujer prepago a la casa. Después que le reclamé me dio una paliza y en medio de sus maltratos, tomé un jarrón que estaba cerca y se lo estrellé en la frente. Salí corriendo de la casa sin saber si estaba vivo o muerto. Salí sin nada, sin ropa sin documentos. Necesitaba empezar a poner mi vida como una prioridad y tal ves mi poca experiencia, mi joven edad y mi miedo me llevó a aguantar tanto.
Me refugié en una estación de policía y le conté todo. Una patrulla se movilizó hasta la casa y lo llevó detenido. Una policía me trajo ropa y mis documentos.
Él hizo una llamada a un abogado y como si nada hubiese pasado salió bajo fianza.
Me quedé con una amiga, Violeta, varios meses hasta que empecé a trabajar en la compañía Cerato-Mondragón.
Poco a poco ese mundo oscuro, incierto y sin esperanza daba señales de vida.
Tres meses después de haber empezado a trabajar, me fui a alquilar un pequeño departamento que estaba cerca a la empresa.
Toda esta experiencia me ha hecho olvidarme que el amor existe. No quiero ni por cerca volver a vivir algo parecido.
Han pasado dos años y el divorcio por fin salió. Oficialmente soy una mujer de 25 años libre. Llevo una vida pacífica, tengo un trabajo y un lugar donde estar. No dependo de un hombre para ser feliz.
En mi trabajo casi todas mis compañeras de trabajo, por no decir todas, le atrae el CEO, el señor Miguel Cerato, es un hombre muy llamativo, casado y 10 años mayor que yo.
Lo he visto un par de veces nadamas.
Salí a tomar con mi amiga Violeta, quería festejar que por fin la vida era justa conmigo. Entramos a una discoteca a bailar un poco aprovechando que era viernes y no teníamos trabajo al día siguiente.
No sé si el destino o una simple casualidad hizo que me encontrará con Dylan en ese mismo lugar.
— Esto es lo que tanto querías, ser una mujerzuela regalada.
Tomé la mano de Violeta y la jalé a la puerta.
— Vámonos violeta, no quiero estar en el mismo espacio que ese hombre.
Dylan me siguió.
— Aunque estemos divorciados, tú siempre serás mia. Pronto vendrás a mi suplicando que te perdone.
— Estás re loco.
Violeta y yo subimos al primer taxi que se detuvo.
— Tu ex necesita ayuda psicológica. Es un enfermo. Debería ver su partida de nacimiento y ver que no es un niño, es un hombre de 31 años.
— No tiene remedio. Yo a su lado jamás voy a regresar. Recordar todo lo que viví con él hace que mi corazón se ponga chiquito.
— Tal ves en un futuro te enamoras de alguien que realmente te ame.
— No lo creo. Además no quiero saber de hombres.
Llegué a mi departamento. Puse llave y tranqué la puerta con un sillón. Tenía miedo que por esa puerta entrara Dylan. Esto era todos los días.
Tomaba pastilla para poder dormir. El mismo miedo no me dejaba descansar. Cada dia me levantaba como si mi cuerpo y mi cerebro no habían descansado ni un poquito.
Me levanté después que la alarma sonó. Me di un baño y me alisté para ir a mi trabajo.
Mi oficina estaba en la planta de abajo. Así que no me relacionaba con los altos ejecutivos de la empresa, cumplía con mi trabajo lo mejor que podía.
Una tarde vi como el señor Miguel salió de prisa de la empresa, no se si vi mal, pero iba llorando. Es raro ver a un hombre llorar más si ese hombre tiene un imperio, un apellido o millones de dólares a su disposición. Me quedó ese sentimiento de querer saber que le pasaba.
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Updated 31 Episodes
Comments
Hanna
que no eres viernes y no iba a trabajar el día siguiente??
2024-12-30
0
Hanna
te perdonar qué?? malparido, infeliz.
2024-12-30
0
Marta Bedetti
claro claro.es así...
2023-10-14
3