CONFUSIÓN

ANDREA

Es increíble cómo el cerebro y el corazón entran en disputa. Mi corazón dice que me quede y luche por esta familia que es hermosa pero el cerebro no se si es realista o aguafiestas pero me dice que le diga la verdad a Miguel y me marche de esta casa.

— Miguel. No se cómo empezar— sonreí.

— Solo dilo.

— Ayer vino don Erasmo a verte pero antes de venir me llamó y me citó en una cafetería. Yo accedí y fui. Él me pidió o mejor dicho me amenazó con quitarte a Elizabeth si yo no me alejo de ti. La verdad me siento confundida en cuanto a que hacer pero por lo menos ahora sabes esto.

— Mmm. Me lo dices un día después. Ahora yo te pregunto ¿Qué vas a hacer?

— Que voy a hacer, no lo sé. Lo único que tengo en mente es que no quiero que separen a Elizabeth de tu lado. No voy a negar que está situación me pone un poco nerviosa.

— ¿Qué quieres que yo haga?

— Que estés con tu hija, ella es tu prioridad.

No se si fue mi impresión pero sentí la voz de Miguel al final un poco fría y su mirada penetrante y sus ceño fruncido me indicaba que se había molestado con mi indecisión. Ya que él siempre mostraba seguridad y cuando avanzaba lo hacía con pasó firme.

Bajé mi rostro.

—Miguel, ¿Estás molesto conmigo?

— No. No lo estoy pero no bajes tu cara ni tu mirada. Solo te voy a decir algo y espero lo reflexiones. Si has decidido irte por qué te sientes presionada por esta situación, quiero que lo pienses bien, no quiero que estés jugando con el amor que Eliza siente por ti, ella solo es una niña. Si te vas esta vez y aunque me duela decirte esto, no regreses. Si con este conflicto lo primero que haces es huir eso significa que no estás destinada para ser parte de nuestras vidas.

Sentía esas palabras como un cuchillo en mi corazón. Su palabras era todo lo que no quería escuchar. Guardé silencio. Miguel salió del cuarto.

Don Erasmo me daba hasta el día de mañana. Soy una cobarde pero creo que tal ves no estoy destinada para formar parte de esta familia. Quiero mucho a Miguel y a Elizabeth pero no quiero que ellos sean separados por mi culpa.

Redacté mi carta de renuncia. Salí para la empresa. Llegué a la oficina de Miguel. Entré. Extendí mi mano a su escritorio y puse la carta. El miró el sobre y dirigió su mirada a mis ojos. Yo estaba con mis ojos humedecidos.

— ¿Qué es esto Andrea?

— Mi renuncia.

— ¿Tú renuncia?

— Si.

Miguel llevó su mano a su frente.

— No me digas que piensas en irte.

— Es que creo que es lo correcto.

— Estas cayendo en el chantaje de él. ¿no ves?

— Mira Miguel, creo que he vivido cosas muy fuerte en mi pasado que siento que ahora no merezco esto.

— Me molesta que no quieras cambiar esa mentalidad de mujer débil. Si bien, tal ves en tu pasado viviste algo feo y fuerte pero es hora de vivir tu presente. Y si en ese presente no estoy o no quieres que esté entonces voy a aceptar está renuncia. Asi que te pido que tomes una decisión ya.

— Miguel yo te quiero y puedo atreverme a decir que estoy enamorada de ti pero por qué te amo es que no puedo permitir que te alejen de tu hija.

— Te estoy pidiendo que te sacrifiques. No, verdad. Elizabeth nunca la van a alejar de mi lado, soy su padre y lucharé por ella.

Me fui a sentar en el sofá y puse mis manos en mi cara. No aguanté las lágrimas.

— No sabes cómo me siento. Don Erasmo me amenaza con quitarte a Elizabeth y tú — no podía hablar.

Miguel se levantó de su silla y se fue a poner de frente. Se arrodilló para quedar a mi misma altura.

— Yo también te amo Andrea, no te imaginas cómo has cambiado mi vida pero quiero una mujer segura a mi lado. Esta es la última vez que te pregunto, ¿Te quedarás a mi lado?

— Miguel.

— ¿Si o no? La respuesta es sencilla.

Miguel se puso de pie y se dirigió a su escritorio. Me levanté y lo abracé por detrás. Lo apreté fuerte que dolían mis brazos

— Voy a permanecer a tu lado. Te amo. Perdoname por dudar.

Miguel se dio la media vuelta. Tomó mis mejillas con sus manos, acercó sus labios a los míos y me besó. Sus manos se posaron en mi espalda baja.

— Perdona por presionarte pero si no lo hacía tú no te ibas a decidir— me abrazó— así que toma tu carta.

Me separé de él y me dirigí a la puerta. Le puse seguro.

— Así nadie va a entrar— me comí a besos sus labios.

— Que contraste de emociones. Ahora me estás provocando a que te haga el amor en mi oficina.

— Si.

Hicimos el amor frenéticamente, en todas las posiciones posibles. Mis piernas temblaban, el sudor recorría mi frente.

— Ahora si podré trabajar tranquilo. Sabes que tienes unos glúteos que me fascinan.

Sonreí.

Empezó a lamer mis pechos. Empezamos de nuevo. Tuvimos sexo dos veces más. No se si mis gemidos se escuchaban en toda la empresa.

El extendió el sofá y lo puso como que si fuese una cama. Nos acostamos un ratito.

Más populares

Comments

Liliana Barros

Liliana Barros

Tiene razón Miguel. Si ella no está dispuesta a luchar a su lado, no merece estar ahí. Por más que sea joven, necesita decidir y afrontar lo que viene.

2024-12-23

0

San Aguirre

San Aguirre

Miguel tiene la boca llena de razón.

2024-03-02

4

Marta Bedetti

Marta Bedetti

qué forma de superar miedos...

2023-10-14

3

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play