ENVIDIA

ANDREA

Llegó el dia lunes y tocaba ir a la oficina.

— Miguel tengo que preguntarte, ¿seguiré de asistente? Me gustaría volver a mi área.

— Volverás a tu área cuando sea el momento. ¿No quieres estar conmigo?

— No es eso pero comprendo. Estaré un poco más contigo.

— Ya es hora de irnos.

— ¿Iremos juntos? ¿Qué dirán tus empleados? No quiero que digan que estoy usurpando un lugar que no me corresponde.

— Okey. ¿Qué quieres hacer? Te escucho.

— Quiero irme por mi cuenta mientras me acostumbro.

— Mmm. Si es lo que deseas, está bien. No quiero que andes en transporte colectivo. ¿Sabes conducir?

— No.

— Entonces tendrás que aprender a conducir. Te voy a comprar un auto para que te transporte en él.

Miguel salió primero para la empresa. Yo tomé un taxi. Es tonto lo que estoy haciendo porque yo misma me estoy quitando el lugar que Miguel quiere darme pero siento que no podré con los comentarios de los trabajadores.

Llegué a la oficina.

— Estoy pensando en hacer público nuestro matrimonio. Quiero mostrar a mi esposa.

— Miguel— sonrió — Todo a su tiempo. ¿Quieres que te sirva un café?

— Si quiero un café pero creo que no hay aquí. Tendrías que ir a buscar con mi secretaria Clara.

Salí de la oficina de Miguel. Me dirigí al escritorio donde estaba la secretaria.

— Buenos días Clara. Me puedes facilitar un tarro de café.

Ella tenía una cara de poco amigos.

— Si claro.

— ¿Tienes algún problema conmigo? No me gusta tu actitud.

— ¿Por qué yo tendría un problema contigo?

— Aquí está el café.

— Gracias.

En lo que doy la vuelta para retirarme, ella me metió el pie. Caí al piso con todo y café.

— Lo hiciste a propósito. Desde la semana pasada estoy viendo esta actitud. No me digas que estás celosa porque tú querías ser la asistente de Miguel.

— Te equivocas ¿Andrea?, No entiendo que hace una de finanzas aqui trabajando como asistente cuando el señor Miguel nunca ha tenido una.

— Espero no vuelva a repetirse esto. Dame otro café y limpia el piso.

— Hazlo tú. Tú lo botaste.

Regresé a la oficina sin café. Tomé mi identificación.

— ¿Dónde vas y mi café?

— Voy a buscar tu café. La señorita Clara no tiene. Así que voy a la cafetería de abajo.

Salí de nuevo. Me dirigí primero al cuarto de baño de damas. Entré pero no pude salir. Por más que intenté abrir la puerta no pude abrirla. No traía el celular para llamar alguien. Golpee la puerta y nada. Pedi ayuda y nada. Asi que me senté en la tasa del inodoro.

Pasé 5 horas metida en el baño hasta que la puerta se abrió.

Estaba Miguel afuera.

— Cuando vi que no regresaste, te llamé a tu celular pero lo has dejado en mi oficina. Bajé a buscarte al cafetín y no te vi. He pasado buscándote todo el día y no me imaginé que estabas aquí encerrada. ¿Cómo se trabó la puerta?

Clara observaba de lejos con una sonrisa en sus labios.

— La puerta la trabaron. No hay otra explicación.

Estaba tan enojada que me dirigí al escritorio de clara.

— Fuiste tú.

— ¿De qué habla señorita Andrea?

— Deja de hacerte la buena. ¿Cuál es tu problema conmigo?

Miguel solo escuchaba.

— Señor Miguel no sé qué le pasa a Andrea su asistente— Clara se levantó y se puso detrás de Miguel.

— ¿Qué haces detrás de Miguel?

— Él es CEO como se te ocurre tutearlo. Tené respeto.

— Basta aqui— gritó Miguel.

— Clara quiero saber por que Andrea dice que fuiste tú quien la encerró en el baño.

— No se que le pasa. Esta loca. Usted sabe que yo no lo haría.

— Miguel tú crees que yo mentiría— lo miré y puse mi mirada en sus ojos.

— Claro que no Andrea.

— Usted dice que yo la encerré.

— Andrea no mentiría. Confío en ella y te pediré que respetes a Andrea. No habrá próxima vez sí le vuelves a decir loca.

—Dejalo ahí Miguel. Tal ves no fue Clara pero si averiguo que fue ella es mejor que se prepare porque no voy a tolerar nada.

Caminé hasta la oficina de Miguel. Miguel caminaba detrás mío.

Estaba tan molesta que tomé mi bolso.

— Me regreso a la casa. De todas formas ya casi termina mi turno.

Miguel se acercó con suavidad y me abrazó.

— Ya no estes molesta— besó mi frente— estar molesta te puede enfermar pero me gustaría saber qué pasó en la mañana cuando fuiste a pedir café a Clara.

— No pasó nada. No te preocupes. Necesitaba este abrazo.

— Si quieres nos vamos y tenemos una cita en una heladería. ¿Te gustan los helados?

Sonreí y le di un beso.

— Acepto. Vamos. Quiero un helado de fresa con chocolate.

Salimos juntos de la oficina. Clara nos quedó viendo con una cara sería, yo pasé con una sonrisa en mis labios y subiendo la ceja.

Clara es una chica de 25 años bastante guapa. Estoy segura que ella está enamorada de Miguel. Si estando casado con Vanessa muchas mujeres de las empresas le tiraban el ojo por lo que es de buen ver y me imagino que el sueño de muchas solteras es que Miguel se fije en ellas.

Creo las miradas de la mayoría de los empleados de la empresa estaban en nosotros. Miguel me veía de reojos.

— No pongas tu entrecejo así. No pierdas la dulzura de tu carácter.

Salimos de la empresa. Miguel fue por su auto al parqueo y yo esperé afuera.

— Si que eres valiente para coquetearle al jefe— dijo la recepcionista.

— Haré como que no escuché nada.

— Eres una zorra. ¿Tú crees que el jefe se fijará en ti? No le llegas ni a los talones a la señora Vanessa Mondragón. Eres una aprovechada arribista.

— Y si el señor Miguel se fija en mi, en que te afecta. Eres otra enamorada de él.

El auto de Miguel se detuvo. Él salió y me abrió la puerta.

— Gracias Miguel.

Él se subió y empezó a conducir.

Empecé a morderme los labios.

— ¿Qué sucede? Te quedarás sin labios.

— Nada.

— No sabes ocultar tus emociones. Tu cara es un espejo.

— Para tus empleadas solo soy una arribista. Creen que te estoy seduciendo. Primero fue tu secretaria que me metió el pie y caí al piso con el café y ahora la recepcionista me dijo zorra— empecé a llorar de enojada— tan poca cosa me veo.

— Te están molestando y hasta ahorita me lo dices. Tomaré cartas en el asunto. No te preocupes y no te mortifiques por eso.

— Yo se que no le llego a Vanessa y se que si ella estuviera viva jamás de los jamases tú te hubieras fijado en mi. Eso ya lo sé porque me tienen que comparar.

— Andrea— Miguel tenía una cara triste.

— Ya no quiero comer helados. Vamos a casa.

— Está bien.

Miguel conducía callado. No dijo nada en todo el camino. Yo pasé viendo a un lado.

Llegamos a la casa.

— Voy a salir un rato.

— Está bien. Me iré a dar una ducha y me iré a acostar un rato— Bajé del auto.

Miguel salió de la mansión. Mientras tanto yo subí a la habitación de Elizabeth pero ella estaba coloreando así que no la molesté.

Me fui a mi cuarto. Me desnudé y entré a la ducha. Salí del baño y me quedé en toalla y me acosté. Me quedé dormida.

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Comments

Marta Bedetti

Marta Bedetti

seguro la va a defender.

2023-10-14

3

Elizabeth Moreno

Elizabeth Moreno

miguel ya debe de dejar ir a vanessay continuar adelante

2023-10-02

1

Melisuga

Melisuga

Todas las comparaciones con las anteriores parejas son incómodas, pero si la ex falleció, es mucho pedir porque todo se idealiza más de lo que ya estaba bien. Probablemente Andrea todavía llore alguna que otra lágrima de sangre por esa causa. Solo espero que tanto a ella como a Miguel le dé la nafta para enfrentarse a todo y a todos, por ellos y por Elizabeth.

2023-04-09

6

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