Lucas.

Sara corrió lo más rápido que le permitieron sus piernas por las calles empedradas del pueblo, pero antes de darse cuenta, era perseguida por 3 perros, pues a diferencia de la ciudad, en el pueblo los canes estaban al aire libre, y para colmo Sara les tenía mucha fobia.

Sara sintió un disparo de adrenalina, haciéndola correr tan rápido como una gacela, llegando con tiempo de sobra a la entrada de la escuela, mientras que los estudiantes que se habían topado con ella no paraban de reír, pues la escena había sido realmente cómica.

Al entrar a la escuela se sintió realmente emocionada, pues era la primera vez que convivía con personas de su edad, pues su padre rara vez la dejaba salir, y siempre aprendió en casa con tutores particulares.

El instituto de preparatoria era más grande de lo que imaginaba, sin duda fomentaba el deporte, pues había tres canchas, una cancha de futbol, con césped muy verde, otra de basquetbol con hermosas canastas rojas, y una más pequeña para jugar voleibol. Contaba con una gran biblioteca, cualquiera pensaría que estaba llena de libros de matemáticas, geometría o ciencias, pero realmente lo que tenía y por doquier eran novelas románticas, libros de fantasía, y ciencia ficción, el sueño de cada chica amante de la lectura. Había 9 aulas, tres para cada grado, y un pequeño salón de música, con gran variedad de instrumentos. Más aparte por ser secundaria de campo, contaba con un huerto, cabras, y criadero de lombrices, las cuales convertían composta en abono, el cual se vendía realmente bien.

Su salón era realmente amplio, las paredes estaban pintadas de color beige, había filas de mesitas de madera cada una con sus respectivas dos sillas, un pizarrón grande de color blanco, junto al escritorio de la profesora.

La profesora era una mujer muy guapa, tenía piel clara, ojos marrones y cabello a los hombros teñido de rubio.

Una vez ya sentada, uno de los maestros toco la puerta, llevando consigo un joven realmente apuesto.

Se trató de Lucas, un estudiante de otro grupo que por su mal comportamiento había cambiado al nuestro, todas las chicas estaban emocionadas, pues era realmente guapo, era alto y esbelto, con brazos fuertes muy bien formados, piel canela, labios delgados, y profundos cautivadores ojos color ámbar, su cabello rebelde, con hermosas ondas castaño oscuro casi negro, era sin duda todo un galán.

La maestra se quedó pensando un momento, para luego indicarle a Lucas tomar asiento a lado de Ariana, la chica más guapa de la clase, está al escuchar que el chico más sexi de toda la escuela compartiría asiento con ella, no pudo evitar gritar de alegría.

La maestra, al ver su reacción, lo recapacitó un poco, para después comentarle a Lucas que lo mejor sería que se sentara con Sara, ya que como los dos acababan de integrarse, les haría bien llevarse bien.

Al ver esto, Sara se incomodó un poco, pues Ariana la volteo a ver con una mirada fulminadora. La clase acababa de empezar, la materia que sería impartida sería ciencias, por lo que la maestra amablemente les pidió a sus alumnos que sacaran sus libros para comenzar la lección, mientras ella iba a la dirección por el paquete de libros recién llegados de Sara, Lucas abrió su bolso para buscar el libro indicado y al percatarse que no lo tenía, se paró bruscamente y tomo el libro de uno de sus compañeros de atrás, quien ante tal agresión no pudo más que hacerse bolita, pues era bajito y de cuerpo delgado, por lo que no se atrevía a hacerle frente a tan imponente titán.

Lucas sonrió victorioso, mientras las chicas aplaudieron y los chicos se burlaban de aquel que había sido robado, para luego sentarse, en eso Sara se levantó furiosa, tomo el libro que momentos antes Lucas había puesto en su escritorio, para devolvérselo a su respectivo dueño, ante esto las burlas de los chicos tienen nuevo objetivo y este era Lucas, quien después de lo sucedido bajo la mirada con las mejillas encendidas por la vergüenza.

- ¿Quién te crees tú? Para tomar lo que no es tuyo, mientras te burlas de quien consideras más débil, él no tiene la culpa de que seas un irresponsable -le regaño Sara, mirándolo fijamente a los ojos, mientras sentía que aun la sangre le hervía de coraje.

Las chicas la miraron indignadas, pues no creían lo que acababa de suceder, y lo peor era que Lucas se había dejado regañar por ella, mientras que al joven que había rescatado esbozaba una sonrisa de oreja a oreja, pues era la primera vez que lo defenderían.

En eso llego la maestra que no comprendía por qué el alboroto, para después entregarle a Sara su paquete de libros, ella tomó el que necesitaba y lo coloco al centro de la mesa, en la página que se había indicado.

- si tú quieres podemos compartir, no es necesario que robes - le dijo Sara a Lucas mientras le acercaba el libro sutilmente, ya un poco más calmada.

Lucas se limitó a asentir y juntos hicieron la lección.

El tiempo se fue volando y Sara salió como alma que lleva el diablo, puesto que la salida de los niños de la escuela era a las 12:00 pm, y ella salió a la 01:00 de la secundaria, y su abuela le había pedido que regresara lo más pronto posible para que le ayudara a cobrarle a las mamas de los desayunos entregados ese día, pues algunas se escabullían y se le iban sin pagar.

Mientras que Lucas al mirarla correr como un correcaminos no hizo más que reír, pues le pareció realmente graciosa e increíblemente interesante.

Al llegar su abuela estaba furiosa, pues varias mamas se habían vuelto invisibles ante su mirada vigilante y se habían escabullido para irse sin pagar, mientras que sus dos primos asían de las suyas, en lo que sus papás llegaban del trabajo.

La tarde se fue rápidamente y pronto cayó la noche, la brisa era fresca y las flores fragantes, pronto se quedaron solas, puesto que su abuelo aún no llegaba del campo.

- abuela siento mucho lo de esta mañana, la manta no la volveré a quitar - exclamo Sara al recordar la visión que había tenido.

- que bien, por fin aceptaste que eres horrible - exclamo la abuela.

- ¿eso es lo que realmente piensas?- pregunto Sara.

- por supuesto, porque habría de mentir - dijo la abuela.

- es una lástima, porque yo creo que eres hermosa, tu piel canela es realmente bella, tus ojos negros iguales a los de mi madre, los pliegues de tu cara que señalan experiencia, los hilos plateados que conforman tu cabello, son tan hermosos que incluso en esta noche, la luna siente envidia - exclamo Sara mirándola fijamente.

Su abuela sorprendida, volteo la mirada, pues no se esperaba tal comentario.

- vamos, es hora de ir a la cama, que mañana te debes levantar temprano si es que quieres ir a la escuela- exclamo la abuela para que Sara la dejara sola.

Pues no quería que mirara lo cristalino de sus lágrimas, pues sus palabras le habían conmovido el alma.

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