Una familia

La luz.

Aquella que nos hace capaces de ver nuestro alrededor y que es lo contrario a toda sombra, el concepto de la verdad manifestada en el espacio. Una revelación.

Ascender a luz era conectarse al corazón de cientos, a la vida de miles y a los recuerdos de millones. Al estar aquí no podía sentir nada, pero al mismo tiempo, lo percibía todo.

Sea lo que sea esto, era cálido, tan acogedor que el deseo de quedarme abrazaba mi corazón con ternura. Pero a pesar de ello, sabía que todo lo que aquí se hallaba no eran más que sentimientos ajenos y experiencias antiguas.

Miré pues, el rastro que deja el pasado y el interminable presente, buscando a alguien que haya descubierto la forma de salir de aquí, pero, no encontré nada, o más bien, no existía manera, pues no había ningún sitio del que irse.

«No lo entiendo.»

Aquellos que tenían la capacidad de volver tras morir, lo describían como despertar de dos sueños: un sueño irreal, y uno real. Salían de un mundo falso para despertar en otro que era verdadero, solo para después enterarse de que más allá estaba la auténtica realidad.

«¿Qué significa eso?»

Posiblemente, nada, pues no hay nada más al respecto.

«Aún hay una duda en mí.»

Pensé mucho, tanto y tan profundamente, que entre el infinito que viajaba en la eternidad de los recuerdos, vi mi propio cuerpo sobre un lugar que no era esta ciudad. Era yo, sí, pero un yo muy joven, tan solo era un bebé.

«¿Qué es esto?»

La habitación en la que me encontraba la reconocí al instante, pues se trataba del viejo cuarto de mi padre. Era un recuerdo borroso, como el agua de un lago al que se le arroja una roca.

Me miré a mí mismo a través de ojos ajenos, ojos que no eran felices y que estaban insatisfechos, mismos que estuvieron durante horas detrás de un monitor siguiendo un sueño, hasta estropear el aparato.

Esta persona llegó al sistema, despertando en un bosque de metal, sitio que aunque le aterró, su mente fue lo suficientemente ágil e inteligente como para adaptarse y sobrevivir.

Estos recuerdos eran de alguien que entabló una estrecha relación con los Afines, mismos que la adoptaron y acogieron como su hija, cosa que aceptó como si fuese su verdadera familia.

Familia que la envió a la ciudad en algún momento, estuvo aquí arriba, entre la tormenta y los responsables de la misma. Alguien que fue capaz de entenderla y someterla a sus deseos, hasta hacerse con una fortuna envidiable.

Su reflejo, el aspecto que tenía esta persona era uno que jamás creí ver con tanto detalle. Sus cabellos pálidos y mirada helada, eran los mismos que estaban plasmados en mis pensamientos, estos recuerdos que finalizaban en este mismo lugar, hace mucho tiempo, eran de mi madre.

Cerré los ojos para evitar la luz y separarme de ella.

Sentí mareos al salir del resplandor, miré el suelo dar cientos de vueltas antes de quedarse quieto. El piso del coliseo se manchó con mis pequeñas lágrimas, unas que no pude contener tras lo que había visto.

Mi corazón estaba roto en pedazos.

—Mamá está aquí —susurré—. Ella siempre estuvo en esta ciudad.

Sollocé.

—No me abandonó, acabó en este lugar. No fue su culpa nada de lo que ocurrió —mi voz se quebró—. Tengo que encontrarla.

[...]

La oscura capucha y la máscara que la acompañaba, ocultaron la pena en mi rostro.

Llegué a la sala de espera nuevamente, ubicando a Noche entre la multitud. Miré con sorpresa que estaba sumamente interesada en la conversación que mantenía con un usuario.

La persona con la que hablaba ni siquiera parecía humano, sino un monstruo humanoide que tenía que encorvarse para estar a la altura de la chica. Era una criatura cuya piel parecía un gel transparente con la capacidad de expandirse y endurecerse, y que, grotescamente, dejaba ver todos sus órganos internos.

«¿Esos son cuatro pulmones?»

Al acercarme, la chica me vio furiosa y de inmediato preguntó que dónde me había metido las últimas horas, cosa que evité responder.

—Está bien, Sp, tampoco me interesa qué haces con tu vida —dijo ella—. Sino que el evento iniciará dentro de poco.

—Ujum —asentí—. ¿Quién es tu amigo? —Levanté la cabeza para ver los ojos de la criatura, tres perlas amarillentas que estaban suspendidas en su gelatinoso interior.

Leí su ID.

«X3N0.»

—Es Xeno, trabaja asesinando malwares e infectados desde que perdió a un preciado amigo debido a una de esas aberraciones. Lo conocí hace poco y nos llevamos bien.

—Un placer —saludó la cosa. Su voz parecía de otro mundo, cosa que no pude describir de mejor pues, al analizarlo, noté que esa ni siquiera era humano.

Sentí un escalofrío ante su descripción.

«¿No es una persona...?»

No, no lo era. Provenía de un lugar llamado Abab, más allá del mundo que yo conocía. Miré impresionado que por sus características biológicas era totalmente inmune al daño físico.

—En fin —habló Noche—, mi distraído compañero de aquí se llama Spiral, trabaja para mí y es el último miembro de mi equipo.

—Entonces será un gusto enfrentarme a ambos. Nos veremos luego, agradables humanos, que gane el mejor. —Y con esas palabras, tomó una postura recta antes de irse. Medía aproximadamente tres metros.

—Esa cosa es aterradora —opiné.

—No es lo más extraño que he visto en este lugar —respondió mientras recargaba su pistola, la munición era como una pequeña esfera de energía púrpura.

—¿Qué tipo de munición o energía usan tus armas? —arqueé la ceja—. Creí que podías cargarlas con tu propio elemento interior.

—¿Qué? —Guardó la pistola— No, no. No tengo idea de cómo manipular la energía interna, no es lo mío. Cargo mi arma y cuchillo con algo de la misma naturaleza, pero no es por controlar el electroplasma. Se les llaman núcleos elementales, si haces uno con naturaliquo y se lo instalas a tu arma o cuerpo, tendrás las propiedades de dicho elemento.

—N-no lo sabía.

—Pues ahora sí.

—¿Pero de dónde sacas material para construir un núcleo de esa naturaleza?

—He matado a muchos humanos, Sp. —Ella no sonaba orgullosa de ello—. Los suficientes como crear núcleos de electroplasma cuando algunos soltaban dicho material. Es un elemento que le causa mucho daño a la materia orgánica.

—Entiendo.

«Eres siniestra, Noche.»

El suelo tembló cuando el gigante de Titán se acercó a nosotros, tenía encima un montón de regalos de las tiendas de recuerdos.

—Grandulón, ¿qué haces con ese montón de porquería? —preguntó la pelinegra.

—Son obsequios para los de la base, a algunos les gustaría visitar el coliseo, pero no han tenido la oportunidad, así que les llevaré algo.

Titán era muy extraño a veces, me recordaba a un abuelo. La chica le reclamó el haberse gastado el dinero en tonterías, según ella, pero él le dijo que eran sus ahorros y haría con ellos lo que quisiera, después, guardó todo lo que compró en un compartimento que tenía su robusta armadura en el estómago.

—Cuanto has crecido, Noche. Cuando eras más pequeña enloquecías al saber que te traía un obsequio —rio.

—¡Ya cállate Titán, eso jamás pasó!

—Claro que sí, sino, no tuvieras aún contigo esa vieja pistola de mano que te regalé hace muchos años.

—La uso porque es cómoda y ligera, estoy acostumbrada a usarla —contestó avergonzada.

—Debes estar celosa de que ya no te he obsequiado nada más desde que creciste —rio otra vez—. Todavía eres una niña en el fondo.

—¡Cállate, bocón! —Ella intentaba cubrirle la boca, pero no había manera.

Su extraña discusión paró cuando escucharon mi risa. No pude evitarlo, su actuar me tomó por sorpresa. La máscara se retrajo, mostrando mi triste rostro, que había sido vencido por la alegría de hace un momento.

—Gracias —dije—. Titán, Noche, si no fuera por ustedes dos ya estaría muerto, les debo la vida. —Los miré a ambos—. A pesar de todo, han sido como una familia para mí.

—Lo somos, hijo. No tenemos que compartir un lazo sanguíneo para cuidarnos los unos a los otros, y si es lo que nuestro corazón creé correcto, que así sea.

—Lo que dijo Titán es cierto, Sp. Pero ya basta de sentimentalismo y recuerdos del pasado. Esta cosa ya va a dar inicio.

—Sí —asentí—. Tienes razón.

—Ganemos esto juntos y vayamos a celebrar —agregó ella y levantó su puño esperando que lo choque con el mío—. ¿Sí?

—Sí. —Y nuestros nudillos se juntaron.

>El evento está a punto de comenzar.

«Llegó el momento.»

>3.

>2.

>1.

[...]

>La plataforma circular a la que descenderás será el campo de batalla, serás descalificado si caes por los bordes o si alguien te arroja. El objetivo es recolectar la mayor cantidad de orbes posible, si asesinas o descalificas a un usuario, los orbes en su posesión pasarán a pertenecerte a ti y tu equipo. Acabado el tiempo o eliminados los demás participantes, se decidirá un ganador.

>El premio de esta ronda es una Bomba de Nekrones.

>Emperador les desea la mayor de las suertes a todos. Que triunfen los mejores.

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Si es que lo sabía. Mi intuición no falla.

2023-03-08

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