Define humanidad, sin hablar de maldad

—"Hey" —oí decir a lo lejos, casi como un susurro.

Miraba el techo de la habitación, cada de uno de sus detalles, incluso el polvo que se desprendía y caía silenciosamente.

—¡Sp! —entonó Noche con gran fuerza. Me tomó por sorpresa y la miré de inmediato, ella había despertado de su largo descanso.

>VTL: Estable.

—Parece que ya estás mejor —analicé.

—¿Qué haces aquí? —dijo con algo de pesadez—. ¿Cuánto tiempo llevas conmigo en esta habitación?

—No lo sé, un par de horas creo. Tampoco le des mucha importancia, no quiero vagar por la base como si fuese mi casa, no conozco a nadie. De igual forma no tengo otro lugar en el que estar.

—Lo entiendo —me observó profundamente con sus perlas oscuras—. Tuve que gritar para llamar tu atención.

—Discúlpame —suspiré—. Cuando llega el silencio no puedo evitar sumergirme en un espiral de pensamientos.

—¿Es por lo que ocurrió en el alcantarillado?

—No, no es sobre eso —ella mostró sorpresa a la par que decepción—. Pienso en mi padre, en cómo estará o qué pensará. Ni siquiera sé cuánto tiempo llevo en esta maldita ciudad —desvié mi triste mirada—. Me siento tan mal por ello, la idea de que él crea que lo abandoné, me haría igual que mi madre ante sus ojos —apreté los puños y sentí una lágrima caer sobre ellos.

—Lo lamento, Sp... —sus labios se abrieron un momento, pero guardó el resto de sus palabras.

—Es irrelevante —froté mi rostro—. Supongo que, querías escuchar una respuesta distinta.

—No, no, yo solo, yo... —no encontró respuesta.

—¿Tú estás bien, Noche? —miré aquellos fríos ojos—. No pude agradecerte por ayudarme. Desde que pasó aquello en las profundidades, es como si algo en ti se hubiera muerto.

—Supongo que quiero aparentar ser más fuerte de lo que soy realmente, pero nada dura para siempre y en algún momento recuerdo lo pequeña que soy en comparación con todas las demás cosas. Me recuerdan que soy un cristal que cae entre rocas.

—Entonces sí esperabas una respuesta distinta.

—Solo estoy algo sensible por lo ocurrido.

—Claro que he tenido en mente aquello también, es solo que, este lugar es muy confuso y no lo entiendo, tanto que cuando salgo de mi pensar y veo el alrededor, el mundo me abruma hasta el punto de sentir que no estoy despierto. En el fondo quisiera que todo esto sea un mal sueño —fruncí el ceño—. No debería estar aquí, no encajo en este sitio, la verdad siento que no pertenezco a ningún lugar.

—... —de nuevo no encontró qué decir—. Lamentablemente, este sitio es tan real como tú y yo.

—Sí —entrelacé los dedos—. Noche, no creo que seas pequeña en este mundo, quiero decir, jamás pensé que un humano pudiese hacer las cosas que he visto aquí. Pero mucho menos imaginaría que alguien con tus características tuviese la fuerza para derribar a una bestia de como la que vimos.

—No todo se trata de fuerza, Sp. Behemoth cayó porque localicé su nódulo cibernético cuando me dio la espalda. Cualquiera con esa información y la suficiente habilidad, podría haberlo derrotado.

—¿Qué es eso? —incliné la cabeza.

—Es por así decirlo, un cerebro artificial que se recomienda instalar cuando tienes un componente mecánico. Allí se concentran todos los procesos que producen el movimiento y funcionamiento de lo que tengas instalado.

—Creo que lo entiendo. Por eso, al destruirlo, los componentes dejan de funcionar.

—Sí, justo así.

—¿Yo tengo uno? —toqué mi cara.

—No vi necesario instalarte un nódulo cibernético, pues solo tienes dos implantes en tus ojos, no en una extremidad o algo que sea peligroso para ti si perdieras el control de ello.

—Entonces tú... —miré hacia sus piernas.

La chica se quitó las sábanas que la cubrían y dejó ver sus piernas artificiales. Se conectaban a su cintura y casi pasaba desapercibido que no eran parte de su cuerpo.

—Si me infectara por un malware común, estaría en problemas junto a todos los que me rodeen, por ello tengo un pequeño nódulo aquí —señaló dispositivo incrustado en su ombligo, se asemejaba un piercing.

—Es diminuto.

—No hace falta uno muy grande si tienes componentes pequeños, en mi caso solo son mis dos piernas, y el traje que uso se trata de una prenda. Si yo fuese como el jefe, sería necesario uno muchísimo más grande, como el que Behemoth tenía oculto entre sus omóplatos.

—¿Pero no es contraproducente llevar algo así?

—Peor sería perder por completo el control de tus partes mecánicas, y que te vuelvas un peligro para ti y tu alrededor. Tener uno hace que tú o alguien más pueda detenerte.

—Pero si Behemoth tenía un nódulo, ¿por qué igualmente perdió el control?

—Pues te mencioné el caso de un malware común, si descubres que estás infectado puedes frenarlo destruyendo el nódulo y reemplazando las partes infectadas. Pero, aunque también es posible hacer eso con un malware poco común o muy agresivo, lo más probable es que te infecte tan rápido que acabes en el estado de Behemoth.

Ella dijo aquellas últimas palabras con pena. Se sentó al otro lado de la cama y lo que antes era una holgada camiseta negra cubriendo su torso, se transformó en su ajustado traje.

—¿No te agrada este tema, no es así? —ella asintió.

—Sp, los malware son la mayor abominación creada por nuestra gente. El sistema nos dio un mundo totalmente distinto en que crecer, y siguiendo nuestra malvada naturaleza terminamos convirtiéndolo en otro tártaro. Parece que los humanos en el fondo solo estamos hechos para causar daño.

—Si es así, ¿los malware no nacen aquí?, ¿no como los monstruos? —ella suspiró.

—No, en algún momento alguien comenzó a producirlos, por eso no tienen ID o estadísticas. Son una malvada plaga que nos corrompe y despoja de nosotros mismos con el tiempo, transformándonos en seres vacíos que, según se dice, no es su intención herir a los demás, sino sacarnos a la fuerza aquello que perdieron.

«Solo quieren volver a ser humanos...»

Sentí un escalofrío.

—Sp, mejor seguimos con esto en otra ocasión —asentí—. Oye, necesito los materiales que fuimos a buscar.

—S-sí —me quedé pensando un momento—. ¿Dónde se supone que están guardados?

—En tu inventario.

—Ah, claro —me encorvé—. ¿Y cómo veo mi inventario?

—¿Finges ser tonto o realmente tienes mal la cabeza?

—No seas así conmigo, posiblemente tú tampoco lo sabías en un inicio.

—Escúchame, así como con tus habilidades, deberías poder activarlo solo con pensarlo o sentirlo, es como si tuvieras un músculo intangible —trató de explicar—. Cierra los ojos, piensa en una bolsa, mochila o lo que se te haga más fácil, podrás acceder a la ventana del inventario. No es complicado.

Tal y como dijo la pelinegra, imaginé que metía los dedos en un saco, sentí como si de mi cerebro se hubiese proyectado algo y, al abrir los ojos, frente a mí había información como la que mostraba mi ojo al ver a otras personas.

>ID\, stats\, habilidades personales\, habilidades con arma\, sub-habilidades\, habilidades pasivas\, habilidad especial.

Vi.

Y bajo todo aquello, había quince slots o casillas que mostraban mis objetos.

>Pecunias X50\, Contenedor de Proto-Naturaliquo\, Guja de Vinculación (Equipada)\, Férreocostra X5.

Sobre mi palma se generó el último objeto, a pesar de ser cinco de esas cosas, en mi mano había un único ítem que parecía almacenar las demás.

«Wow.»

Una ventana de intercambio se abrió y le di los objetos a la chica.

—Gracias, es complicado recolectar materiales en el sistema, pero poco a poco nos acercamos a lo que necesita Titán —comentó, pero yo estaba distraído mirando el inventario—. Fuiste útil, Sp, te lo agradezco.

Mostró enojo al no recibir respuesta.

—Idiota —golpeó mi brazo—. Estoy hablando contigo.

—Lo-lo lamento, es solo que tengo una cosa conmigo desde que llegué, no sabía que la traía encima, o dentro de mi cerebro, o lo que sea el inventario.

—¿Qué cosa?

Sobre mis palmas levitó aquello que robaba mi atención, era un pequeño contenedor de acero negro, en el centro se podía apreciar algo a través de un cristal, era una extraña y espesa sustancia verdosa.

La fugaz imagen de aquel hombre destrozado en el hotel, me dio náuseas, era imposible no relacionar el objeto con él.

—¡Sp! —exclamó ella con emoción—. ¿De dónde sacaste eso?

—Supongo que debería llamarlo drop o loot de una persona, ¿no? —expresé confundido—. Lo soltó alguien, ¿es valioso?

—¿Te lo dio un usuario?

—Pues, era de un hombre que vi cuando desperté en la ciudad, le dispararon y esto cayó sobre mí junto a —cubrí mi boca—, junto a partes de él.

—Imaginé que tu primer día aquí fue un desastre, cuando te vi por primera vez parecías un monstruo.

«Qué lugar tan horrible.»

—Pero respondiendo a tu pregunta —continuó—, sí, es valioso, o mejor dicho, es poco común. Se fabrica recolectando gotas de naturaliquo, un material que se encuentra en los bosques de metal.

—Supongo que lo valioso nace de lo tardío que debe ser fabricarlo.

—Exactamente. Su farmeo o recolección es lento, y el índice para un proceso exitoso de amalgamación de dos contenedores de naturaliquo puro, es bajo. Así que sí, en tus manos tienes un químico poco usual.

—De todas formas soy ajeno al mundo de la química, realmente no sé qué puedo hacer con esto.

Ella mostró una agradable sonrisa.

«¿Qué tiene de especial?»

—Ven, te mostraré un trabajo que guardaba para después —se puso de pie—. Es momento de que veas algo.

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