El motivo por el que estoy aquí

Me encontraba en un cuarto pequeño en comparación con los otros de la base, un sitio que no escapaba de los tonos oscuros de la ciudad, pero que, dentro de la monotonía, tenía un estilo distinto. Noche se había encargado de darle su toque especial.

—Linda habitación —miré con detenimiento el lugar repleto de armas de fuego, como si fuese una armería. Además de todos los componentes mecánicos desordenados y desperdigados por ahí, algunos en muy malas condiciones.

De entre las cosas, llamó mi atención una manta que parecía cubrir un vehículo, pero la pelinegra no me dejó preguntar por él, pues comenzó a explicar algo sobre la máquina que íbamos a utilizar.

Sin complicar su vocabulario me expuso brevemente sobre su preciado aparato alquímico y todo lo que podía hacer con él, que en resumen, dijo que era uno de los múltiples objetos que se empleaban para fabricar o procesar algunos materiales del sistema.

Esa cosa era como ver una extraña cafetera, al parecer era necesario un combustible, un soluble o material especial, y un contenedor con un solvente que principalmente era naturaliquo de concentración baja.

«Analízalo.»

Miré el contenedor que estaba al final del aparato.

>Contenedor de naturaliquo\, a base de gotas de dicho material. Concentración elemental: 25%

—¿A qué se refiere la concentración elemental? —pregunté.

—A pesar de que ese frasco contiene naturaliquo al igual que tu ítem, simplemente fue fabricado con gotas de concentración elemental baja. Significa que su efecto corrosivo y tóxico no es tan alto.

—¿Puede variar algo así?

—Por supuesto, analiza con tu ojo el techo y luego el suelo, verás que serán del mismo material, pero de proporción elemental distinta. Creo que lo entenderás de esa forma.

Tal y como ella sugirió, lo hice.

>Techo de aleametal\, a base de lingotes del mismo material.

Dureza: 30%

>Durabilidad: Necesita mantenimiento.

Leí, y al ver la información del suelo, su dureza era de 10%.

—Deberías poder observar una estadística llamada dureza, pues es la concentración elemental de aleametal que se usó para construirlo. Generalmente, se usa un suelo débil, pero las paredes y el techo deben resistir más, por seguridad. Claro que, resulta caro tener aleametal de mayor calidad o resistencia.

—Es sorprendente, Noche, y bastante confuso al mismo tiempo. No me equivoqué al pensar que aquí todo estaba hecho de la misma cosa.

Ella asintió.

—Bien, Sp, ¿podrías darme el contenedor de tu inventario?

—Claro, prefiero que lo tengas tú a recordar su origen cada vez que lo vea.

>Intercambio realizado.

Ella colocó como solvente naturaliquo con una concentración alta, mientras que el soluble sería el contenedor de proto-naturaliquo. El combustible para el proceso sería un material radiante llamado polvoignis.

Inmediatamente, inició el lento proceso de amalgamación o fusión.

—Tomará tiempo, pero verás que valdrá la pena, Sp —ella sonrió.

—Si tú lo dices —me encogí de hombros—. ¿Es tuyo? —señalé la manta que cubría el vehículo.

—¿Humm? —levantó ambas cejas—. Ah, sí, sí.

—Las calles están repletas de personas, ¿cómo puedes conducir aquí?

—Hay rutas especiales dedicadas a los vehículos que puedes comprar o fabricar en esta ciudad. Se accede a ellas teniendo uno, es solo que no lo volví a usar porque algo falla en el motor. Lamentablemente, la mecánica automotriz no es mi campo.

—¿El motor...? —pensé un momento—. ¿Me dejarías verlo?

—Claro, solo quítale la manta de encima.

Y lo hice. Una nube de polvo me cubrió momentáneamente.

Me tambaleé por la sorpresa al ver el auto, era muy bonito, parecía un deportivo de los años 2000, solo que, increíblemente modificado. Su carrocería oscura se fundió con el negro de mi ojo, y su moderna a la par que colorida pintura, le daba un aspecto en armonía con las vibras que transmitía la ciudad.

«Wow.»

Al tocar el capó, este se abrió como un par de puertas, mostrándome sus sofisticados componentes. Por mi cabeza solo pasó la gran velocidad que podría alcanzar una máquina así, jamás había tenido algo como esto en frente.

—Tampoco soy mecánico, Noche, pero trabajé por mucho tiempo con motores y artefactos similares antes de llegar aquí. Enciéndelo, le echaré un vistazo.

—Es todo tuyo.

[...]

El perfecto y refinado sonido del motor fue una dulce melodía para mis oídos, era un elegante canto sobre su capacidad, un agudo ruido que rugía sin miedo a demostrar cuán potentes eran los vehículos de esta ciudad.

—Nada mal, Sp —sonrió—. Parece que no eres tan tonto como creí.

—Tu motor solo tenía una lubricación inadecuada debido a una pequeña fuga de aceite. Era un problema usual donde trabajaba, creo que a cualquiera le puede suceder.

—Gracias. Me ahorraste un gasto, no seas modesto.

>El proceso de amalgamación ha culminado.

Al leer ese mensaje miré hacia el aparato alquímico, se formó un ítem nuevo. El proto-naturaliquo había pasado a ser un contenedor de sintétioliquo según mi análisis, ahora era una sustancia rosa en lugar de verde.

—Su color cambió —dije.

—No solo eso, también su efecto lo hizo —sostuvo el elíxir en sus manos—. El naturaliquo comúnmente es utilizado como núcleo elemental, para hacer municiones o armas con su efecto, pero, en la alquimia tiene una función distinta, se utiliza para revertir las características de otros materiales.

—No entiendo —rasqué mi cabeza.

—Quiero decir, tanto el naturaliquo como el proto-naturaliquo son sustancias corrosivas y muy dañinas, sobretodo el segundo. Entonces, ¿qué pasa si inviertes ese efecto?

—¿Se crea una cura?

—Una muy buena para nuestra gente.

Guardé mis manos en los bolsillos. Ella parecía satisfecha con aquel objeto.

«¿Realmente es tan importante?»

—Ven, Sp, tienes que ver esto —dijo sin soltar su preciado tesoro. La seguí hasta llegar a una gran habitación de la base, posiblemente la más amplia. Observé fugazmente a todas las personas que estaban ahí, todo tipo de gente con vestuarios extraños y componentes mecánicos instalados.

El sitio parecía un salón de reuniones, pues había música, cajas llenas de objetos y materiales, además de gente que si no estaba hablando y bailando, se estaban peleando amistosamente para ver quién era más fuerte. Había alrededor de 20 individuos además de nosotros, sin contar a Titán, quien estaba apartado junto a otros aparentemente sacando unas cuentas.

Noche se detuvo frente a un niño que estaba jugando con una navaja. No pude evitar notar que su mano era de metal.

«¿Incluso hay niños aquí...?»

La pelinegra retiró la manga que cubría la mano artificial del infante, pude ver que donde esta conectaba con la muñeca del chico había una infección, pues el área se había tornado de un tono verde oscuro, y se expandía por el resto de la extremidad como un vil tatuaje de aspecto eléctrico.

—¿Ha empeorado el dolor? —preguntó ella tocándole la piel con cuidado, el niño solo asintió.

«Analízalo.»

>VTL: Contaminado por un agente infeccioso desconocido. La mayor parte de su cuerpo está bien\, pero ha perdido la capacidad de enviar señales eléctricas del cerebro hasta su brazo.

El virus parece estar compuesto por proto-naturaliquo.

Su infección se expande lentamente, si no se trata pronto, con el tiempo dejará de responder el resto de su cuerpo.

>Probabilidad actual de supervivencia: Ninguna. Su organismo no puede detener la enfermedad por su cuenta.

Fruncí el ceño.

«¿Qué se supone que tiene?»

—¿Noche...?

—Lo que estás viendo son los efectos de un malware común, Sp.

—¿Usarás en él el sintétioliquo? —ella me miró y mostró que entre sus manos sostenía un inyector en el que había colocado el elíxir.

—Sentirás que te picará una pequeña hormiga —le dijo al infante y de inmediato le inyectó la sustancia. El niño chilló.

>VTL: Estabilizándose rápidamente...

—Sp, personas como Dados son el vergonzoso reflejo de las cosas que podemos llegar ser. Se le apodó la infecciosa junto a su compañero porque había rumores de ellos relacionados al tráfico de proto-naturaliquo con fines negativos, eran sobre crear malwares como estos. Quiero que sepas que, aunque esta ciudad es un desastre, podemos utilizar el mal a nuestro favor, todo es cuestión de lo que motive a tu corazón y el uso que le des a lo que tengas en las manos.

—¿Por qué...? —suspiré—. ¿Por qué alguien haría algo como los malware?

—No tengo idea, pero nosotros y los Paladines, junto a parte de los Centinelas, somos lo único que se interpone entre enfermedades como esta y la muerte de cientos de personas con componentes instalados —contestó—. ¿Qué crees que pasará si una de estas cosas resulta ser muy contagiosa?

—Sería una masacre.

Asintió ella.

—Pienso que si podemos hacer algo bueno por los demás, es nuestro deber cumplir con ello —me miró—. Dijiste que no perteneces aquí y que sientes que no encajas, pero nadie lo hace, ninguno de nosotros nació acá. Sin embargo, ahora es el lugar en donde vives, y aquí puedes ser más que un espiral de malas emociones.

Exhalé lentamente.

—Sp, cuando nos vimos por segunda vez te dije que sería honesta contigo, lo seré otra vez —dijo con seriedad—. No saldrás del sistema, nadie escapa de este sitio. Pero, puedes ayudarme, ayudarnos a todos a que sea un lugar mejor.

Bajé la cabeza.

>La vitalidad del niño se ha estabilizado\, se recuperó por completo.

El chico sonrió y movió su brazo con ánimo para después abrazar a la pelinegra. Su sonrisa, al menos por un pequeño instante, me hizo sentir más fuerte y capaz de lo que nunca había sido, fui feliz en ese momento y las palabras de la chica resonaron en mi cabeza.

«Tal vez, yo pueda ser la razón por la que los demás sonrían. El motivo por el que estoy aquí.»

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