Aquellos perdidos en sí mismos

Como un vehículo arrastrando piezas de acero por el asfalto, el metal del suelo hizo un largo y espantoso chirrido, pues los dos grandes apéndices o tentáculos que salían de la espalda del monstruo arañaban el piso cuando este avanzaba.

Aquello frente a la debilitada chica no podía ser humano, eso era un demonio de acero y ácido, un leviatán de ojos ciegos que secretaban toxinas. Tenía cuatro brazos, un tronco ancho, robusto, y grandes piernas mecanizadas que, en lugar patas, sostenían dos orugas o ruedas de tanque.

Oí su pesada y bestial respiración, como si tratara de ubicarnos entre las sombras a través del olfato.

¡Huuuooooaaank!~

Rugió y ante mi ojo apareció información sobre él.

>B3H3M0TH:

VTL: Estable, pero corrompido por un agente extraño. Ha perdido la consciencia y su cuerpo se mueve involuntariamente en una búsqueda desesperada por su extraviada humanidad.

PDR: Deficiente, tiene fugaz y daños por todo el cuerpo, no podrá gastar energía en habilidades.

NVL: 39.

Tembló la tierra cuando el animal golpeó el suelo y su cabeza giró hacia nuestra dirección.

Mi corazón dio un salto y la guja se formó en mi mano como un rayo.

—Esto se pondrá peligroso, Sp, mantente lejos —ordenó Noche con una firmeza que jamás había escuchado. Inmediatamente, sentí una onda de choque golpearme por la desmedida velocidad con la que la chica corrió hacia la bestia.

>La habilidad Impulso fué utilizada.

El radiante púrpura del cuchillo de la chica se encontró con la feroz danza de los tentáculos enemigos. Una lluvia de chispazos iluminó el entorno, el filo de la hoja negra impactaba contra los pesados y brutos apéndices del animal.

Noche se movía a una velocidad vertiginosa, aun con mi ojo mejorado, la perdía de vista en los instantes en que parecía teletransportarse entre relámpagos espectrales, apareciendo en otro lugar para conectarle una ráfaga de disparos a la criatura. Ella era inteligente al mantenerse pegada a las paredes o sobre la bestia, pues evitaba el debuff de velocidad al no tocar el agua.

Podía oír el desenfrenado gasto de munición, al punto que parecía estar a mitad de una guerra. La bruta criatura entre su torpeza lograba realizar movimientos tan veloces e inesperados en ocasiones, que incluso a la ágil chica le llegó a costar seguirle el ritmo, deduje que era porque los efectos negativos activos no le permitían desempeñarse con normalidad.

¡Huuuuoooooaaaank!~

Gritó el animal con rudeza, la onda sónica conectó por completo con la pelinegra, tirándola al agua y eliminando su ventaja de velocidad.

Se me tensaron los músculos al verla ahí. Era aterrador.

«Levántate, qué estás haciendo.»

El demonio inmediatamente alzó sus grandes tentáculos e intentó aplastar a la chica, pero ella con dificultad lo esquivó, conectándole otra ráfaga de balas.

La oí maldecir la situación.

—«Soy un idiota» —pensé—. «Pero no puedo dejarte ahí, no cuando has sido la única persona que me ayudó.»

Maldije mi pensar y la estupidez que planeé.

«Soy el más tonto del mundo.»

Con la fuerza que había ganado sostuve la guja cual jabalina, y con la potencia de un cañón lancé el arma hacia el enorme torso de la bestia, ensartando la hoja entre sus grandes costillas.

>Has hecho un daño total de 1.

El monstruo se detuvo al instante y olfateó hacia mi dirección. Noche se alejó de la criatura al ver esa oportunidad.

¡Huuoooaank!~

Rugió Behemoth y el sonido retumbó en mi cabeza. La guja volvió a mí y con las manos temblorosas la sujeté.

Cru-croo-cri-crinf~

Oí las ruedas ganar potencia a la par que la bestia se aproximó a gran velocidad.

Apreté la mandíbula.

Tener a esa cosa en frente era como observar un edificio desde el primer piso, su sombra era tan amplia que me cubrió por completo.

>Habilidad pasiva Procesamiento Acelerado está en su cúspide actual.

Con la sobrehumana precisión de mi ojo vi sus torpes movimientos y logré predecir el feroz ataqué.

Salté.

Sentí el suelo quebrarse cuando aquellos puños rompieron el piso como si fuesen un disparo de cañón. Me separé completamente de mis pensamientos y acciones, sentía el cuerpo dar su mayor esfuerzo para sobrevivir. Pero yo era una hormiga en comparación con esa cosa, cuando lo vi alzar los tentáculos para dejarlos caer sobre mí, aun habiendo predicho su acción, esta vez no iba a tener la misma suerte para evadirlo.

Me imaginé aplastado como puré, pero en ese instante vi el fugaz destello oscuro que teletransportó a la pelinegra hacia mí, conectándome una patada que me lanzó hasta el fondo de la habitación, salvándome.

Miré con pavor que el golpe que debía haberme matado, lo recibió por completo una de las piernas de Noche, rompiéndola en pedazos. Pero mayor fue mi sorpresa al notar que dicha extremidad no era orgánica, sino un componente mecánico.

La oí gritar, aunque aquello fuera ajeno a su cuerpo natural, pero ella no fue consumida por el miedo en el que yo me sumergía estando en su situación. Noche se levantó con un gran salto en el cual evadió los ataques enemigos, empuñó su cuchillo encendido en energía y —la sub-habilidad Acecho Letal fue activada—. Cual centella, ella realizó un corte tan feroz como devastador entre los omóplatos de la bestia, derribándola con ese único ataque.

«¿Qué se supone que es Noche?, ¿cómo pudo hacer eso?»

El monstruo cayó como una roca, salpicando aguas negras por todas partes, mientras que la chica perdió el equilibrio a penas tocó el suelo.

Adolorido, me acerqué a ella y la ayudé a levantarse, nuestra vitalidad se había igualado según mi análisis, ambos estábamos debilitados.

Miré con vergüenza su pierna destrozada, después de todo estaba así por mi culpa. Ella se apoyó sobre mis hombros y soltó un largo suspiro.

—Creo que... Tal vez... —No sabía qué decirle.

—Salgamos de aquí —su semblante se oscureció y su voz escupió tristeza—. Ya es suficiente por hoy.

Asentí.

[...]

Pasé una toalla por mi rostro para secar el agua restante después de haberme duchado, vi con curiosidad lo que estaba junto a mi ojo izquierdo artificial, aquello que ocultaba el parche que usaba. Dentro de lo que antes guardaba mi ojo derecho se encontraba una bola negra de acero, parecía un dispositivo, pero no sabía cómo utilizarlo.

«Qué extraño.»

Era espantoso ver eso dentro de mi cuerpo, tuve que colocarme nuevamente el parche, junto a otro de los extraños atuendo que ahora usaba.

La puerta del baño se abrió automáticamente cuando me puse frente a ella, mostrándome los pasillos de la base. Algo apurado recorrí las instalaciones hasta llegar a uno de los cuartos médicos del sitio.

—«Analízala» —dije en mi mente cuando vi a la pelinegra recostada sobre la cama, tan débil que tenía los ojos cerrados. Titán —quien estaba junto a ella—, parecía estar tratando sus heridas. A pesar de ser tan grande como el coloso que habíamos enfrentado, él era cuidadoso e increíblemente precioso para no lastimar a nadie con su robusto cuerpo de brazos anchos.

>N1GHT:

VTL: Su vitalidad está estabilizándose. El efecto de intoxicación ha desaparecido, su sangre se está purificando gracias a un agente desintoxicante que le fue suministrado recientemente.

La nueva pierna que se le instaló podrá funcionar tan bien como la anterior.

—No debieron quedarse tanto tiempo allí abajo —dijo Titán con pesadez. Me miró con aquellas perlas plateadas de pupilas rectangulares que tenía, ojos que resaltaban de entre su oscura armadura que lo asemejaba a una tortuga-sapo.

—Ella no quería alargar nuestra estadía ahí, pero...

—No había forma de saber que un alterado corrupto estaría allí... —terminó él y la miró con tristeza.

—¿Qué son esas cosas? —pregunté—. ¿También podrías acabar en ese estado de corrupción?

—Todos los que tenemos un componente mecánico podemos sufrir los efectos de un malware. Claro que, los que son como yo, cubiertos hasta arriba de metal —me miró—, nos llevamos la peor parte.

—Perdón si mi pregunta te ofende, pero, ¿cómo es que terminan con un cuerpo como el tuyo?

—Es complicado, chico —suspiró con tristeza a través del metal—. Terminé en el sistema por malas juntas, o eso recuerdo. Es irónico, pero escapar de un mundo donde había drogas hasta en las paredes no me sirvió de nada, pues llegué aquí a ser adicto a otra cosa. La sensación de fuerza y poder, este maldito lugar... —dijo con ira—. Esto te consume tarde o temprano, y luego ya no lo puedes despegar de ti.

Lo miré con pena.

—Lo lamento.

—No hay nada que lamentar, cada uno de nosotros decide el averno al que estará condenado —arropó a la pelinegra—. Sin embargo, ahí no se detiene la vida. El cambio está en hacer de ese mal, tu fuerza de una u otra manera. No puedo escapar de lo que soy, pero puedo ser mejor que esto.

Se puso de pie y colocó su gran mano sobre mi cabeza antes de irse.

—Cuida de ella mientras no estoy. Debo encargarme de los demás enfermos —concluyó.

Oí la puerta cerrarse.

«Para tener una coraza tan dura, estás roto por dentro, ¿no es así?»

Suspiré.

Me senté a un lado de la cama y observé con detenimiento a la chica.

«¿Cómo te habrá encontrado él?»

Miré el techo.

«Para ser tan ruda, parece que de alguna forma llegas al corazón de las personas, pues no veo otra razón para cuiden de ti de esa manera. Aunque quizás, solo sean acciones orquestadas por un amor que desconozco.»

—...

«Tal vez parte de ese cariño lo tenía papá a su manera.»

Exhalé melancólico.

—«¿Cómo estarás, viejo?» —pensé—. «Maldigo el instante en que comencé a anhelar lo irrelevante.»

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