El dios hueco, la abundancia de los siervos

La niña, aparentemente emocionada, corría por los pasillos de la habitación que se me asignó. Era una enorme esfera en las alturas que estaba repleta de raíces y polvo. Las fuertes enredaderas de acero sostenían un incontable número de tablillas metálicas con inscripciones en ellas.

Miré con sorpresa que la pequeña podía correr incluso por las paredes y el techo, como si la gravedad no tuviera efecto en ella. Incrédulo y confundido, la imité, y asombrado con cada paso que daba, noté que yo también era capaz de caminar por los muros.

«Es tan extraño este pueblo.»

Me pregunté por qué se me había asignado este sitio. Era aterrador estar aquí, tenía una constante sensación de miedo y precaución, como si algo malo fuese a ocurrir.

«Noche, espero que no te haya pasado nada.»

—Sen —llamé a la niña—. Aún no me has dicho qué hago en este lugar.

—El dios del bosque te concedió el honor de cuidar las tablillas.

—¿Qué son?

—Son estos objetos con escritos, las hicieron Afines y usuarios ancestrales, no las tenemos todas obviamente, pues habrán hecho millones.

—¿A qué te refieres con ancestrales?

—¿Crees que este lugar es joven? —Me miró como si fuera tonto—. El sistema tiene una edad terrestre de más de cien millones de años.

—¿Cómo sabes eso? —Sorprendido, alcé las cejas—. ¿Tu dios te lo dijo?

—Nuestro dios —corrigió—. Y no, lo sé porque lo leí en este lugar. No es necesario que leas las tablillas por completo, pero sí es importante que las mantengas limpias y en orden.

—¿Disculpa? —Me acerqué a ella—. No puedo quedarme a hacer eso, me tomaría semanas.

—Tu tiempo le pertenece a este lugar. No tiene importancia cuánto te tome.

—No, no lo entiendes. No estoy aquí para limpiar y orde... —cerré la boca, pues los orbes mágicos de la niña me rodearon.

—Los responsables de traer a un nuevo familiar se deben encargar de ellos hasta que se adapten, así que lo harás. —Sus orbes se acercaron más, estaba inmóvil.

—No puedo quedarme, Sen. —Mis palabras, aunque firmes, de nada sirvieron. La niña por momentos me miraba con los ojos perdidos, ojos que en ocasiones parecían la imagen que muestra una pantalla averiada.

«¿Qué le pasa?»

—Haremos un juego. —Alejó un poco las esferas llameantes—. Mis orbes de polvoignis se quedarán contigo, te quemarán vivo si intentas huir.

—¿Qué clase de juego es ese? —Sudé.

—Uno en el que si no cumples con tu trabajo, morirás. No voy a decepcionar al dios del bosque. —Y con esas palabras, ella se esfumó rápidamente, escondiéndose entre las tablillas.

Podía escuchar su risa juguetona, como si fuese gracioso lo que hacía. Quizás pensó que la había perdido de vista, pero era difícil que eso ocurriera si tenías un ojo como el mío.

Siendo un juego o no, los insoportables orbes de fuego no dejaban de seguir mis movimientos, sobretodo si me acercaba a la salida. Esas cosas realmente querían hacerme daño.

Sentí el sudor bajando por mi espalda.

«¿Cómo voy a salir de aquí?»

Atrapado por el momento, cedí al mandamiento e intentando comprender lo que sea que debía hacer, comencé mi trabajo.

[...]

Las tablillas estaban llenas de polvo, como si nadie las hubiera cuidado en un largo tiempo. En ellas había todo tipo de relatos e información extraña, algunas hablaban de criaturas que pude identificar, eran dinosaurios.

Otras, explicaban a los Afines, decían que todos los seres vivos del sistema eran copias de una u otra forma, solo que algunas estaban incompletas. Aquellas que intentaban copiar a los humanos jamás lograban alcanzar lo que éramos.

«¿Por qué querrían copiarnos?»

Suspiré.

«Humanos que quieren ser Afines, Afines que quieren ser humanos.»

«¿Por qué?»

No encontré repuesta a mis dudas. Únicamente entendí que el sistema era realmente antiguo y que de un momento a otro apareció. Su localización o naturaleza era desconocida, incluso para los que estuvieron por primera vez aquí, pero estaban seguros algo.

«Este lugar, no es real, sin embargo, es nuestra realidad.»

No entendí qué significaba.

Leí más.

«Este tal dios del bosque, solo quiere imitar al líder de una tribu, desea tener un clan como los que existieron en la tierra»

«¿Para qué?»

«Hubo tribus aquí, sino, de qué otro lugar pudieron aprender algo así. Replican todo, incluso este sitio es como si fuera una copia de un entorno apto para la vida, eso explica lo que nace aquí, pero no revela qué es este lugar o cómo salir de él.»

Me dolió la cabeza, pero continué.

«Y esos tatuajes que tienen todos, son enlaces, pero, ¿qué es un enlace?»

Tomé un respiro.

En ocasiones durante mi lectura me encontraba a Sen oculta entre las cosas, hacía un ruido fuerte para asustarme y se iba corriendo, oía sus carcajadas hasta que se escondía otra vez.

[...]

La capacidad de procesamiento acelerado era útil a la hora de aprender, cómo dijo Titán. Podía recibir grandes cantidades de información que con mis ojos normales me hubiera tomado el quíntuple de tiempo.

Ante mí, los símbolos de las tablillas se unían a una velocidad vertiginosa, otorgándome un sin fin de conocimientos.

—¡Bu! —gritó la niña y rio. Esta vez sí me había tomado por sorpresa.

—Deja de molestarme, intento hacer esto rápido.

—Parece que se te da bien organizar cosas.

—No es como que tenga otra opción.

«Debería reducir el ritmo, podrían sospechar.»

Y lo hice.

Aun así, di mi mayor esfuerzo por darle sentido a los escritos que estaban desorganizados.

«Así que, ¿estos supuestos dioses son réplicas de creencias humanas?»

Rasqué mi cabeza.

«O mejor dicho, algunos Afines intentan ser como los dioses de algunas creencias. Idiotas, cómo esperan copiar algo así.»

El sistema era confuso, por momentos llegué a pensar que todo lo que había experimentado solo era una mentira. Sin embargo, yo estaba consciente en este momento, todo el tiempo lo había estado.

«¿O no?»

Leí mucho, tanto que perdí la noción del tiempo en la inmensidad de la extraña biblioteca. Había escritos que hablaban de criaturas totalmente desconocidas para mí, o de lugares que ni la mente más ingenua creería que son reales. El sistema, sea lo que fuese, iba más allá que mi propio mundo.

Vi referencias a otros supuestos dioses, algunos que cayeron ante la mano de sus seguidores y otros que se habían perdido en el tiempo. Ubiqué incluso a aquel que alababan los paladines.

«Al menos algunos Afines han aprendido sobre la bondad y el cuidar de los demás.»

Suspiré.

Mi mente se había sumergido entre los escritos, por segundos me separaba de la persona que era y me hacía uno con los textos. Textos que me enseñaron sobre la energía de mi propio ser, textos que explicaban cómo manifestar aquello que guarda nuestro interior de mil formas distintas.

Mi alma se extravió entre las explicaciones, en los relatos de los que portaban luz sobre la palma de sus manos.

>Has subido de nivel. Tus estadísticas no aumentaron, pero has desbloqueado la habilidad Sol Naciente.

Aquel mensaje me sacó de mis pensamientos. Parpadeé volviendo a mí mismo, preguntándome cuánto tiempo había estado en este lugar.

Una vez más, encontré a Sen, pero no dejé que me asustara, la sujeté antes de que hiciera algo más.

—Ya basta —dije, pero ella carcajeó. Sus ojos volvieron a la normalidad en ese instante, sentí sus suaves manos tomar mi rostro y mirarme profundamente.

—Me he divertido hoy.

—Sí, noté que es gracioso para ti.

—Me recuerda a cuando estaba en casa, jugaba mucho con mis hermanas.

—Sen, solo eres una niña, ¿por qué estás en este lugar? —la miré con pena—. ¿Te han herido aquí o tú has dañado a alguien?

—No puedo recordarlo. —respondió débil, su actuar había dejado de ser artificial.

«Hazle un análisis.»

>S3NT3NC3D:

Su debuff de deshumanización grave ha disminuido mucho.

«Muéstrame información sobre ese debuff.»

>Tiene relación directa con alteraciones causadas por Afines o elementos con una estrecha conexión con el sistema.

Su principal efecto es la perdida de algunas características psicológicas de la especie humana.

>La niña se hace una con el sistema.

«¿El dios del bosque hace esto?»

—Tienes que ayudarme —susurró ella, tan débilmente que casi no pude escucharla.

Me quedé paralizado por sus palabras, pero antes de poder pensar en algo para ayudarle, sus ojos se encendieron en una luz magenta.

Una onda de energía la sacó de entre mis brazos y ella comenzó a levitar nuevamente.

—Es hora del descanso. El dios del bosque llama a todos sus ciervos —dijo cual alarma.

«No está bien lo que ocurre aquí.»

[...]

En el centro de la aldea había una gigantesca hoguera, sus llamas color magenta eran como los orbes que seguían a la niña, pues eran el mismo elemento. Al alrededor del fuego estaba sentada toda la tribu, formando una C.

En el espacio vacío se encontraba de pie el dios del bosque, con su espada en frente clavada en el suelo. La hoja era más brillante que el fuego, y las alabanzas de los ciervos tenían la misma furia que las llamas.

Mantuve un perfil bajo, oculto entre la multitud. Aun así, fue difícil esconder el miedo que sentía ante las cosas que veía, cosas que encajaban con aquello que Noche me había dicho.

Personas que habían sido cazadas como animales eran sostenidas cual trofeos. Ellos habían sido juzgados al igual que yo, pero su destino sería unirse al bosque y al dios del mismo.

«¿Por qué?»

Si algo tenían en común aquellas desafortunadas almas, era la presencia de componentes mecánicos instalados en sus cuerpos.

«¿Acaso yo no estoy en su lugar porque el aspecto holográfico ocultó mi ojo?»

Mis manos temblaron.

«Pero, ¿por qué eso sería motivo para sentenciar a alguien?»

Las llamas rugieron junto a los gritos de agonía de los prisioneros cuando fueron arrojados a la hoguera. Cerré los ojos aterrado, sus gritos eran lo más desagradable que había escuchado en este sitio.

Al detenerse el canto de dolor, miré con pavor que ellos se habían transformado en ítems, como si fuesen materiales que habían sido procesados.

Ellos ahora eran una sustancia viscosa y palpitante llamada Biocybernetic según mi análisis, un tétrico material que fue absorbido por el fantasma de hojalata.

«Qué horror.»

La criatura gimió y aulló a la par que se envolvió en energía como la que ardía en la fogata, misma energía que cual relámpagos le fue repartida a sus ciervos, incluyéndome.

En ese instante mis miedos, preocupaciones y todo aquello que me perturbaba, se desvaneció. No sentí nada más que vacío, un enorme e interminable agujero en mi existir.

>Estás sufriendo los efectos de la deshumanización leve.

No pude soportarlo más, sentí mi cabeza tocar los límites de la existencia y posteriormente cerré los ojos, cayendo al suelo.

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Comments

Me encanta esta novela. No solo posee una trama exquisitamente atractiva, sino que fluye con facilidad la historia y la narración es muy atrayente sin caer en la monotonía. Sin dudas una de las mejores obras que he leído en Noveltoon (para no decir que la mejor) y de las cuales valen la pena leer teniendo en cuenta el bajo nivel cultural de la mayoría de autores de la app; y, a pesar de que a veces se pueden encontrar faltas de ortografía (generalmente cambios de letras o palabras repetidas), la forma de escritura posee una gramática bastante buena con utilización de palabras diversas.

Me gustan los personajes, el mundo en el cuál transcurre todo y las explicaciones que se da en cada capítulo. Cada vez que leo esta novela me quedo embobado y entusiasmado por ver qué pasará en el próximo capítulo; incluso llego a inspirarme para escribir mi propia novela con simplemente leer un poco de esta.

Gracias, autor/a, por ser una excepción de las novelas más populares (y a mi parecer de mayor repelús) de Noveltoon.

2023-03-03

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